La mejor canción del siglo XX
Según estableció la revista Time en su número de diciembre de 1999, que no pasa de ser una opinión. Si uno se pone a curiosear un poco encuentra multitud de listas de las mejores (no sólo canciones). Como los más aficionados a esto de los records son los anglos, prácticamente la totalidad de las mejores canciones son en ese idioma. Si bien es obvio que no hay unanimidad (yo mismo no la consideraría en ese puesto de honor), lo cierto es que este tema aparece en bastantes clasificaciones e incluso en el National Recording Registry que recoge las grabaciones más importantes cultural, histórica o estéticamente en cuanto reflejan la vida en los Estados Unidos.
Me refiero a Strange Fruit, grabada por Billie Holiday para el sello Commodore en 1939. Fue escrita en forma de poema en 1936 por Abel Meeropol, un profesor de instituto del Bronx afiliado al partido comunista americano. Cuenta Meeropol que compuso el poema original tras llevar varios días obsesionado con la foto del linchamiento de dos negros en Marion, Indiana, en 1930. Estos negros, Thomas Shipp y Abram Smith, eran unos adolescentes que, por lo visto, durante un robo, habían matado a un joven blanco que estaba con su novia. Los detuvieron casi inmediatamente, junto con un tercero, James Cameron acusándoles además de violar a la chica (lo cual no era cierto). En pocas horas varios miles de ciudadanos furiosos fueron hasta la cárcel y, sin ninguna oposición por parte de los policías, sacaron a los tres chicos, los apalearon y los colgaron de un árbol en la misma plaza del pueblo. Cameron salvó la vida in extremis porque alguien gritó que no había participado en el crimen; como recuerdo, conservó hasta su muerte (en 2006) las cicatrices de la soga en el cuello.
Meeropol y su mujer musicaron el poema y durante unos meses lo cantaron en varias funciones izquierdistas con fines benéficos (no me sorprendería que la canción hubiera contribuido, por ejemplo, a recaudar fondos para la España republicana). En 1938 se abrió en el Greenwich un local llamado el Cafe Society, en irónica burla a la clase alta neoyorkina. Su propietario, Barney Josephson, quería promover la música negra (mayoritariamente jazz) y sobre todo la integración racial. La afición al jazz en las grandes ciudades era enorme ya desde hacía más de una década, pero en todos los locales se prohibía el acceso a espectadores negros, pese a que eran también negros los artistas más aclamados (quienes, a su vez, también se mantenían segregados). Este ambiente está magníficamente reflejado en la gran película de Coppola sobre el Cotton Club, sin duda el local de este tipo más famoso durante las décadas de los veinte y treinta. Justamente contra ese segregacionismo absurdo se rebeló Josephson con la apertura del Cafe Society, "el lugar equivocado para la gente correcta", como lo definió un periodista de aquellos años.
En ese local neoyorkino, a principios del 39, estaba actuando la joven Billie Holiday, "descubierta" apenas unos años antes por una de las personas que más contribuyó al desarrollo de la música popular americana, John Hammond (quien, un cuarto de siglo después también "descubriría" a Bob Dylan). Se cuenta que Meeropol le dio a leer la canción a Josephson y le pidió que Holiday la interpretara. El dueño del club dudó pues, aunque le emocionó el texto "hasta las lágrimas", tenía miedo de que provocara represalias. Sin embargo, se lo enseñaron a Billie y ésta, con algunas reticencias iniciales (parece que le traía recuerdos dolorosos) se animó a cantarlo, con ese tono rabioso que no ha sido superado en ninguna de las múltiples versiones que tantos otros han hecho de este tema. Poco después, en abril del 39, Holiday quiso grabar la canción en Columbia, pero hasta Hammond se asustó de las consecuencias. Así que, con un permiso especial de la discográfica que la tenía contratada, fue a Commodore y les cantó el tema a cappella dejando al productor tan emocionado que se atrevió a sacar el single (así estaban las cosas por aquellos tiempos). A partir de ahí, la canción se convirtió en un fijo del repertorio de Lady, que solía dejarla para el final de sus actuaciones, negándo bises para que la gente meditase sobre el texto (si bien, hubo no pocos que no cogían el mensaje y pensaban que se trataba de un temilla frívolo y sexi). Strange Fruit se convirtió así en uno de tantos símbolos de la lucha antisegregacionista y por los derechos civiles que alcanzaría su máxima intensidad en los sesenta e influyó decisivamente en el renovado movimiento folk de esa década y en muchos artistas de generaciones posteriores (me viene ahora a la cabeza la magnífica Four Women de Nina Simone, sobre la que ya escribí en este blog).
Pero creo que ya me he enrollado bastante y de lo que se trata es de oír esta canción que escuché por primera vez hace casi treinta años y que la tenía bastante olvidada hasta que ayer, ordenando CDs y pasándolos al disco duro, volvió a golpearme y a traerme viejos recuerdos. Tras el video va mi traducción (para los que quieran leer el texto original, pinchar en la wiki).
Los árboles sureños dan una extraña fruta
Sangre en las hojas y sangre en la raíz
Un cuerpo negro se balancea con la brisa
Extraña fruta colgando de los álamos.
Bucólica escena del galante Sur
Ojos desorbitados y bocas torcidas
Aroma de magnolias dulce y fresco
Y el repentino olor a carne quemada.
He aquí una fruta para que los cuervos la desgarren
Para que la lluvia la acopie, para que el viento la sorba
Para que el sol la pudra, para que un árbol la suelte
He aquí una extraña y amarga cosecha.
CATEGORÍA: Canciones y otras líricas
Me refiero a Strange Fruit, grabada por Billie Holiday para el sello Commodore en 1939. Fue escrita en forma de poema en 1936 por Abel Meeropol, un profesor de instituto del Bronx afiliado al partido comunista americano. Cuenta Meeropol que compuso el poema original tras llevar varios días obsesionado con la foto del linchamiento de dos negros en Marion, Indiana, en 1930. Estos negros, Thomas Shipp y Abram Smith, eran unos adolescentes que, por lo visto, durante un robo, habían matado a un joven blanco que estaba con su novia. Los detuvieron casi inmediatamente, junto con un tercero, James Cameron acusándoles además de violar a la chica (lo cual no era cierto). En pocas horas varios miles de ciudadanos furiosos fueron hasta la cárcel y, sin ninguna oposición por parte de los policías, sacaron a los tres chicos, los apalearon y los colgaron de un árbol en la misma plaza del pueblo. Cameron salvó la vida in extremis porque alguien gritó que no había participado en el crimen; como recuerdo, conservó hasta su muerte (en 2006) las cicatrices de la soga en el cuello.
Meeropol y su mujer musicaron el poema y durante unos meses lo cantaron en varias funciones izquierdistas con fines benéficos (no me sorprendería que la canción hubiera contribuido, por ejemplo, a recaudar fondos para la España republicana). En 1938 se abrió en el Greenwich un local llamado el Cafe Society, en irónica burla a la clase alta neoyorkina. Su propietario, Barney Josephson, quería promover la música negra (mayoritariamente jazz) y sobre todo la integración racial. La afición al jazz en las grandes ciudades era enorme ya desde hacía más de una década, pero en todos los locales se prohibía el acceso a espectadores negros, pese a que eran también negros los artistas más aclamados (quienes, a su vez, también se mantenían segregados). Este ambiente está magníficamente reflejado en la gran película de Coppola sobre el Cotton Club, sin duda el local de este tipo más famoso durante las décadas de los veinte y treinta. Justamente contra ese segregacionismo absurdo se rebeló Josephson con la apertura del Cafe Society, "el lugar equivocado para la gente correcta", como lo definió un periodista de aquellos años.
En ese local neoyorkino, a principios del 39, estaba actuando la joven Billie Holiday, "descubierta" apenas unos años antes por una de las personas que más contribuyó al desarrollo de la música popular americana, John Hammond (quien, un cuarto de siglo después también "descubriría" a Bob Dylan). Se cuenta que Meeropol le dio a leer la canción a Josephson y le pidió que Holiday la interpretara. El dueño del club dudó pues, aunque le emocionó el texto "hasta las lágrimas", tenía miedo de que provocara represalias. Sin embargo, se lo enseñaron a Billie y ésta, con algunas reticencias iniciales (parece que le traía recuerdos dolorosos) se animó a cantarlo, con ese tono rabioso que no ha sido superado en ninguna de las múltiples versiones que tantos otros han hecho de este tema. Poco después, en abril del 39, Holiday quiso grabar la canción en Columbia, pero hasta Hammond se asustó de las consecuencias. Así que, con un permiso especial de la discográfica que la tenía contratada, fue a Commodore y les cantó el tema a cappella dejando al productor tan emocionado que se atrevió a sacar el single (así estaban las cosas por aquellos tiempos). A partir de ahí, la canción se convirtió en un fijo del repertorio de Lady, que solía dejarla para el final de sus actuaciones, negándo bises para que la gente meditase sobre el texto (si bien, hubo no pocos que no cogían el mensaje y pensaban que se trataba de un temilla frívolo y sexi). Strange Fruit se convirtió así en uno de tantos símbolos de la lucha antisegregacionista y por los derechos civiles que alcanzaría su máxima intensidad en los sesenta e influyó decisivamente en el renovado movimiento folk de esa década y en muchos artistas de generaciones posteriores (me viene ahora a la cabeza la magnífica Four Women de Nina Simone, sobre la que ya escribí en este blog).
Pero creo que ya me he enrollado bastante y de lo que se trata es de oír esta canción que escuché por primera vez hace casi treinta años y que la tenía bastante olvidada hasta que ayer, ordenando CDs y pasándolos al disco duro, volvió a golpearme y a traerme viejos recuerdos. Tras el video va mi traducción (para los que quieran leer el texto original, pinchar en la wiki).
Los árboles sureños dan una extraña fruta
Sangre en las hojas y sangre en la raíz
Un cuerpo negro se balancea con la brisa
Extraña fruta colgando de los álamos.
Bucólica escena del galante Sur
Ojos desorbitados y bocas torcidas
Aroma de magnolias dulce y fresco
Y el repentino olor a carne quemada.
He aquí una fruta para que los cuervos la desgarren
Para que la lluvia la acopie, para que el viento la sorba
Para que el sol la pudra, para que un árbol la suelte
He aquí una extraña y amarga cosecha.
CATEGORÍA: Canciones y otras líricas
Impresionante historia.
ResponderEliminarBillie Holliday surgió desde la marginación y cuando ya era famosa alguien escribió una auto-biografía un poco lavada de su historia. Pero surgió una controversia - precisamente por la autoría de "Strange Fruit", me parece - y confrontada en una entrevista dijo de su autobiografía: "Nunca leí ese libro"
En efecto, 'la mejor', la 1ª etc. no tiene demasiado sentido, pero es un gran blues y Billy una de las mejores voces femeninas de todos los tiempos.
ResponderEliminarfelicito al autor de este post!!!
ResponderEliminarmuy bien contado, y tan bien ilustrado, que sólo te puedo decir gracias.
Conocía la historia, la canción, la foto, pero la unión de las tres es perfecta.
La importancia del orden en nuestros anaqueles...
Estimado Miroslav :
ResponderEliminarEl domingo, te mandé una nota diciéndote lo mucho que me gustó tu post sobre Billie Holiday. A parte de ser interesante, destaca por su compaginación inteligente. Tratándose de tan antiguas tomas, hasta la calidad del sonido es sobresaliente. Gracias también por la letra gorda. Es un regalo para mis pobres ojos que lloriquean nada más enciendo la pantalla. Me maravillan la tecnología informática y los que saben usarla. Yo debo ser un desastre, pues dicha nota no aparece en tu blog.
Además, te preguntaba si la persecusión de los Testigos de Jehova por los nazis es un hecho histórico, o sí salío de tu imaginación ( por cierto, buen post también ). Durante los 30 años que viví en Alemania, no pasó ningún día sin que, en los medios de comunicación, apareciera el tema del Tercer Reich. Yo diría que hasta la saciedad. Nunca oí hablar de los Testigos de Jehova y los triángulos morados en este " Zusammenhang ".
Un saludo cordial.
C.C.
Ulschmidta: Efectivamente, hubo quien dijo que la autoría (de la música, nunca de la letra) de la canción era de Billie, pero parece bastante claro que no, que fue del propio Meeropol y su mujer. Conocía la anécdota respecto a su autobiografía: ojalá otros "famosos" que "escriben" en estos tiempos sus biografía tuvieran la misma honestidad.
ResponderEliminarLansky: Totalmente de acuerdo.
Dante: Gracias, ¿qué más puedo decir? Bueno sí, que justamente una de las cosas que me entretiene es relacionar entre sí las historias.
CC: Deduzco que la nota a que te refieres fue un comentario que no apareció en el blog. No desesperes, ya irás cogiendo el tranquillo a esto. Te agradezco tu comentario y espero que sigas viniendo por aquí. En cuanto a la persecución de los testigos de Jehová es, en efecto, absolutamente verídica. Que no oyeras hablar de ella es porque, numéricamente, no fue ni de lejos tan significativa como la de otros grupos masacrados.
Gracias, Miroslov.
ResponderEliminarNo sé si será la mejor canción del siglo XX pero lo que sí sé es que es impresionante. La desconocía por completo y ha sido un lujo conocerla gracias a ti.
ResponderEliminarBesos
Una vez más este Moroslav gusta y sorprende con sus posts.
ResponderEliminarGracias.
Cinco o 6 vuelos semanales a la península, (creo leído), su propio trabajo, la prodigalidad en diferentes blogs, siempre acertada y amena. IMPARABLE.
Cuánto talento anda suelto por acá y por allá, sin show y tal vez sin el debido reconocimiento.
Un muy cordial saludo y sepa usted que soy de sus más fervientes seguidores aunque no siempre le comente en este blog suyo ni en el de otros que frecuento.
GRILLO
no he podido encontrar eo ranking de la revista Time de ese numero. tu lo tienes? me gustaria conocer el resto de los titulos , gracias.
ResponderEliminarventanadecine@gmail.com