sábado, 26 de enero de 2008

Recursos morales y homenajes

El otro día, durante el ratito que vi el programa 59” en el que salía el ministro Alonso, me enteré de que las víctimas del terrorismo son el gran recurso moral de la democracia. Pretendía el ministro con esta grandilocuente expresión criticar la supuesta apropiación partidista de las víctimas; las víctimas no son del PP, estaría insinuando, sino de todos los demócratas. No hace falta decir que todos participantes en el debate mostraron su absoluta conformidad con esa afirmación.

Pues vale, pero a mí, cuando oigo este tipo de frases, me asalta la incómoda duda de si me he vuelto gilipollas. Estoy llegando a la conclusión de que tengo graves limitaciones en el manejo semántico de las metáforas. La acepción de recurso, entre todas las que aporta el DRAE, que me parece pertinente es la que lo define como “medio de cualquier clase que, en caso de necesidad, sirve para conseguir lo que se pretende”. Supongo que, al parecer del ministro, los demócratas lo que queremos conseguir, a este respecto, es el fin del terrorismo (por cierto, este deseo no creo que sea exclusivo de los demócratas, salvo que entendamos, en otra voltereta demagógica, que no ser demócrata equivale a estar a favor del terrorismo). Pues entonces, uno de los medios (el gran recurso) para lograrlo son las víctimas. Menos mal que hay víctimas, porque si no las hubiéramos careceríamos de este gran recurso.

Alto, que me acabo de descubrir cayendo yo también en el pecado que critico. El ministro no ha dicho que las víctimas sean el gran recurso a secas, sino el gran recurso moral. Dicho de otra forma, hay otros medios para alcanzar el fin del terrorismo que pueden ser más importantes, pero son de otra naturaleza, no son recursos morales. Porque, eso sí, entre los recursos morales, el más grande (eso connota el artículo determinado), lo forman las víctimas. Me pregunto, entonces, qué son los recursos morales. El Diccionario, en este caso, no me ayuda demasiado a entender como califica este adjetivo a ese sustantivo, así que me veo obligado a elucubrar. Imagino pues que calificando a las víctimas de recurso moral se quiere decir que su existencia legitima la pretensión de los demócratas de acabar con el terrorismo, permite que este deseo sea calificable moralmente como bueno.

En fin, qué peligro tienen las metáforas. Ya me resulta llamativo considerar a las víctimas como recurso de nada, pero es que vincular la legitimidad de la lucha democrática antiterrorista a su existencia. ¿Cuántas más víctimas haya, más se engrosará el recurso moral? ¿Las víctimas “etarras” de la guerra sucia (época GAL, pro ejemplo) son, a su vez, recursos morales de los terroristas? No sé, si yo fuera víctima (víctimas de ETA somos todos, dijo alguien en ese programa) no me gustaría mucho que me llamaran recurso moral. Pero mejor no darle muchas vueltas al tema.

Y ya que hablo de víctimas, me enteré ayer de que el Cabildo de Tenerife, la institución que representa el gobierno insular, erigirá un monumento en memoria de los fallecidos por el sida. Parece que la iniciativa no es de la Corporación, sino de una Asociación de afectados (Unapro) que, desde hace años, mantiene una estrecha colaboración con el Instituto de Atención Social y Sociosanitario (IASS). Se pretende que este monumento (todavía no se ha decidido dónde se erigirá) acoja las celebraciones anuales del Memorial Internacional del sida, un acto para propiciar la discusión, reflexión y compromiso de la ciudadanía respecto a esta enfermedad, así como también recordar a los fallecidos. Nada que objetar a que se fomente que sepamos más de esta enfermedad, y también de muchas otras, tan o más terribles que el sida. Lo que me ha llamado la atención (que es además el titular de la noticia en los periódicos) es lo de “rendir homenaje” a quienes han muerto.

Yo pensaba que los homenajes son actos de reconocimiento a alguien por sus méritos; a mi modo de ver, que alguien contraiga una enfermedad no es un mérito, como tampoco lo es que muera a causa de la misma. Al sentimiento que me despierta una persona enferma lo he llamado siempre compasión; lo que hace que la compasión se movilice en actos de ayuda siempre lo he llamado solidaridad. Recordar a los muertos amados es una constante de nuestra especie … Pero parece que estas palabras, las que en castellano significan sentimientos y valores humanos dignísimos, no son ya suficientes. Entonces, sin explicar cuáles son los méritos pertinentes, se cambian a homenaje. Se me ocurre que, en el caso concreto del sida, puede ser una muestra más de la ley del péndulo. En sus inicios, quienes contraían la enfermedad eran unos apestados y el sida el “justo” castigo a sus pecados; además de los terribles dolores físicos y la trágica muerte final, estas personas sufrían la exclusión social. Pero un error antiguo (por más que haya generado tantísimo dolor injusto) no se corrige con un error moderno (por más que sus consecuencias parezcan inocuas).

Se me puede decir que qué más da. A mí sí me da esta distorsión (interesada) del lenguaje que, a lo único que lleva, es a vaciar de sus significados a las palabras, confundiéndolas todas en un puré ambiguo que facilita su uso demagógico, como voces biensonantes para adormecer a los borregos en que quieren convertirnos. Demos pues homenajes vacuos a los fallecidos por sida y por el cáncer, en accidentes de carretera, a los enfermos de alzheimer, etc, etc … Estos son actos que gustan mucho a los políticos (tienen rentabilidad electoral) y no requieren, para subirse al carro, sentir compasión. Por otra parte no cuestan mucho: según dice la web del IASS, a la asociación de afectados de sida se les da una subvención de menos de 10.000 euros anuales; compárese esta cifra, por ejemplo, con la que el Ayuntamiento santacrucero dedica a subvencionar a los grupos participantes en el Carnaval. Hipocresía y más hipocresía. Baste decir, para acabar, que a uno de los actuales políticos del Cabildo tinerfeño le escuche decir hace unos quince años (bien es verdad que en un ambiente de parranda y con bastantes copas encima): esto del sida es trágico, pero no se puede negar que los maricas se lo han buscado.

CATEGORÍA: Política y Sociedad

12 comentarios:

  1. Cuando escucho, o leo, comentarios como este último, sólo se me ocurre pensar que hay una justicia natural no tan ciega, que tal vez, en algún momento de su desgraciada, oscura vida, ese tipejo infame se tragará sus asquerosas palabras entre espasmos de dolor, enfermedad y muerte.

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  2. Si ya normalmente la clase política está plagada de hipocresía, en campaña electoral llega a niveles alarmantes.

    No entiendo tampoco lo del recurso moral y quiero interpretar que el que dictó esa frase tampoco se molestó en hacer un examen de la misma. Como se hace muchas veces, se habla y se dicen cosas más o menos biensonantes sin reparar mucho en su significado.

    Por otro lado, creo que el homenajear de esa forma tan despersonalizada es tremendamente absurdo y sólo contribuye, como dices, a vaciar de valor todo homenaje.

    Un beso

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  3. El ambiente de parranda y unas copas de más, ¿es un atenuante al comentario?

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  4. Supongo que se esfuerzan para hablar de cualquier cosa menos del programa.

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  5. Cacho de pan: Yo no creo que exista ese tipo de justicia natural (o divina). Némesis hace ya tiempo, me temo, que se aburrió de los políticos.

    Raquel: lo importante son las apariencias, aunque el contenido sea humo.

    Anónimo: Identifícate,hombre (o mujer). Y no, el ambiente de parranda y las copas no son atenuantes,como el "bien es verdad" que he poco acertadamente he usado puede inducir a pensar.Esos dos factores explican que el caballero bajara sus defensas y dejara que su lengua dijera lo que en circunstancias normales habría callado. Simplemente quería poner de manifiesto su hipocresía. Aunque a lo mejor ahora ya nopiensa así.

    Amy: no entiendo del todo tu comentario; es que tengo la cabeza un poco pesada.

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  6. Experimento interesante:

    En Google busco "discursos vacíos" "frases huecas" (ambas expresiones a la vez) y ¿qué me sale? El diario de sesiones del Congreso de los Diputados, nada menos.

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  7. Palabras y gestos rimbombantes y vacíos de contenido, todo dentro de lo políticamente correcto. Lástima que a muchos parece gustarles este tipo de discursos.

    Besos

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  8. Que estamos en épocas de elecciones y está claro que ahora se hablará de todo menos del programa de acción política que es lo que nos debería importar y de lo que deberían hablar. Su programa de acción política en materia de sanidad, en materia económica, en materia social, en materia de obras públicas. Es decir en todo aquello donde se van a gastar los presupuestos si es que ganan.

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  9. Ays...me ponen mala la propaganda y los comments pre-electoralistas ...y no me queda ná...

    besitos Miro

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  10. El problema es que no usan metáforas, sino que emplean expresiones literales. Cuando son metáforas se nota, sobre todo porque casi siempre son desproporcionadas o, simplemente, no vienen a cuento. Otro problema paralelo es que no saben ni lo que están diciendo, tan solo les suena bien y creen que están quedando aún mejor ante la plebe.

    Nunca he sentido tanta vergüenza ajena como aquel día en que una joven conocida se metió en política local y pasé de refilón (porque no los aguanto) por un mítin de su partido celebrado en un escenario montado en la vía pública (vamos, que no tenía otra que pasar por allí). En ese momento ella estaba en el púlpito (porque eso es lo que es) lanzado soflamas al más puro estilo Hugo Chávez/peli electoral americana; se le notaban las pocas tablas, y por eso me resultó aún más penoso reconocerle palabras y actitudes que nunca habían salido de su cerebro, sino que venían dictadas. Tuve que tragarme aquella visión cuando metí en la urna el sobre que le daba mi voto a su partido.

    Besotes.

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  11. Probablemente como dice Raquel se trata de una frase dictada por uno de los múltiples "pensadores" que cada "figura política" tiene alrededor.

    Otra posibilidad es que al tener que hablar rápido se haya saltado palabras porque lo que si creo que son las víctimas para los políticos son recursos para el chantaje moral.

    En cuanto a los homenajes, ya se sabe que cuando te mueres eras bueno.

    Eso si, al hilo de la profunda reflexión que escuchaste, a mi me hace gracia (por decir algo) los razonamientos que son bastante comunes sobre que el hecho de que cada vez hay más heterosexuales no drogadictos que pilla sida. Al final siempre parece que te estan diciendo que la enfermeda es tan injusta que, aun y cuando no seas maricón o drogadicto, te puede pillar. Yo no se donde vamos a llegar!

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  12. En el edificio donde el coche de Carrero Blanco saltó por los aires había, no sé si seguirá, una placa diciendo que aquel era el lugar donde el Almirante "rindió su último servicio a la Patria". ¡Caramba! - pensé yo la primera vez que lo leí - yo creí que rendía un servicio quien deliberada y libremente hacía algo beneficioso para alguien.¿Qué pensaría Carrero si supiera que su asesinato es considerado, por sus propios correligionarios, algo beneficioso para la Patria (¿por qué, si no, llamarlo "servicio"?) y que se le agradece como si lo hubiera buscado él libremente? Lo cito como ejemplo de esa necia, extendida e inatacable actitud que habla de las víctimas como si tuvieran algún mérito en serlo y como si los demás obtuviéramos algo bueno de su "sacrificio". Es, lisa y llanamente, una estupidez, pero nunca queda bien hacerlo notar, porque quienes la usan siempre se las arreglan para que poner las cosas en su sitio parezca un ataque a las víctimas. Y no lo es, es simplemente llamar a las cosas por su nombre. Ni las víctimas de ETA ni las del SIDA habrían querido serlo, de haber podido elegir, ni el que lo sean supone ningún mérito por su parte, ni hay motivo alguno para homenajearlas. Combatamos a ETA y al SIDA, compadezcamos a sus víctimas - sin convertirlas en árbitros ni en símbolos de nada; son las menos indicadas para tomar medidas objetivamente eficaces contra el SIDA ni contra ETA - y procuremos no decir gilipolleces, ni jalear y secundar las que dicen los políticos.

    O sea, que no, no eres tú precisamente quien se ha vuelto gilipollas, Miroslav. Aunque me parece que ya lo sabías.

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