domingo, 10 de octubre de 2010

Las tetas de la bibliotecaria

Hace un par de días, de subida a mi casa desde el centro, entré en la Biblioteca Pública a ver si encontraba algunos de los libros cuya consulta sigo teniendo pendiente a causa de mis aficiones microhistóricas. No tuve la suerte que deseaba pero aún así opté por sacar el Franco de Ricardo de la Cierva y, cargado con el tocho, me acerqué hasta el mostrador. Allí, sentada ante un ordenador, estaba la bibliotecaria cuyas rotundas y hermosas tetas motivan este post.

Reconoceré de entrada que me atraen especialmente los senos femeninos, lo cual desde luego no me singulariza sino que, al contrario, me recuerda cuan sometido estoy a mi biología, un antídoto más ante las tentaciones de vanidad presuntuosa que a veces pueden asaltarnos a todos. Podría extenderme en la descripción de las tetas que me gustan pues casi cuarenta años son experiencia estudiosa suficiente para llegar a algunas conclusiones siquiera provisionales u orientativas; pero enredarme por esos barrizales me desviaría demasiado de la anécdota que quiero contar y de las dudas que la siguieron. Así que diré sólo que se trataba de una cuarentona, de melena rubia muy rizada, con gafitas rojas absolutamente fashion. No era muy guapa, más bien tiraba a feilla, pero desde luego gozaba de una más que saludable autoestima y quizá de vocación exhibicionista. Vestía una camisa ajustada algunas tallas inferior a la que le correspondía, especialmente en los pechos, así que los tres botones superiores, como mínimo, estaban sueltos mostrando dos apretados y esféricos melones en casi toda su plenitud (digamos que hasta los pezones que funcionaban como topes de la abertura de la camisa). Tetas bastante grandes y muy bonitas, casi con toda seguridad resultado de un aumento quirúrgico. Naturalmente, no son las de las mujeres que ilustran este post (actrices del género porno big boobs), pero el "cuanto" se veía andaba por ahí, no vayan a creer. Así que creo que es comprensible que me quedara ligeramente impactado por su presencia y que, mientras me tomaba nota del libro (sentada ante un mostrador y yo de pie ante ella) me obligara a no recrear en exceso mis miradas por esas turgencias tan vistosas.

Hasta aquí la anécdota, desde luego nada extraordinaria. Pero me quedaba la curiosidad de saber por qué y con qué expectativas esa mujer se vestía de tal guisa para ir a trabajar, máxime no pareciendo una biblioteca el escenario más adecuado para ese atuendo (o quizá sí, que enseguida me vienen fantasías morbosas). La duda concreta, que planteé al día siguiente a las dos mujeres que trabajan conmigo, era si la bibliotecaria querría que los hombres (o también las mujeres) la miraran, si deseaba que se fijaran morosamente en sus tetas. Mis dos compañeras me aseguraron que no (no en principio), que simplemente ella estaría contentísima con sus tetas y se sentiría bien "viéndose" guapa. Pero es que no sólo eso, añadió una de ellas, sino que lo más probable es que le moleste que la miren. No dijo (pero casi se podía adivinar) que la mera presunción de que ella enseñaba las tetas porque le gustaba que se las mirasen (aunque no fuese el único motivo) reflejaba una mentalidad machista, la de quienes tienden a justificar las agresiones a las mujeres con la desafortunada frase de "es que algunas se lo van buscando". Por supuesto que no soy de ese tipo (y espero que mis compañeras lo sepan), pero no por ello me convencieron sus afirmaciones. Que cada mujer (y hombre) se vista como quiera, desde luego, y que eso en absoluto valga en lo más mínimo para justificar cualquier comportamiento agresivo; pero no me creo que la bibliotecaria, eligiendo ese atuendo para ir a trabajar, no pretenda atraer las miradas y, por tanto, que lo desee (al menos, que lo desee más que el no atraerlas, o incluso como efecto colateral de otros deseos más específicos a los que puede responder la elección de ese escote, y aquí cada uno puede elucubrar a su gusto).

Ayer, mientras almorzábamos, le planteé la misma duda a K, quien, pese a su condición femenina, coincidía conmigo en que la bibliotecaria, vistiéndose así, quería llamar la atención hacia sus tetas, que se las mirasen. Una mujer sabe perfectamente los efectos que va a causar según cómo se ponga, me dijo K. Entonces, le contesté, yo no tendría que haber disimulado mis miradas, debería haber disfrutado más relajada y espaciadamente de la visión de esas tetas tan bonitas. Incluso, podría habérselas piropeado, ¿o no? Las cosas no funcionan así, claro. Convengamos (K y yo, al menos) en que a la bibliotecaria le gusta que le miren sus grandes y preciosos senos, pero ese deseo no puede ser expuesto explícitamente y, en caso de serlo (piropo), la mujer rechazaría el comentario o, lo que es lo mismo, negaría su propia voluntad exhibicionista. Ciertamente, pese a su belleza, las tetas son todavía objeto pecaminoso proclive a fingimientos hipócritas. Yo podía haberle dicho a esa bibliotecaria que sus gafas eran muy bonitas y probablemente habría recibido una sonrisa, pero no habría ocurrido lo mismo si le hubiese manifestado mi admiración por sus magníficos atributos frontales agradeciéndole que me dejara verlos tan nítidamente. ¿O me equivoco y lo que hago es excusar mi timidez silenciosa? Mira que si se hubiese sentido halagada por un piropo elegante ...

CATEGORÍA: Irrelevantes peripecias cotidianas

10 comentarios:

  1. Big boobs no! Booble gum! Vaya cabeza la tuya... En qué estarías pensando...!

    Besotes, big booble gum! O bazooka para los entendidos. Que era un chicle cuadrado color rosa chicle y que tenías que comértelo de dos veces de lo big que era. Y hacía unas boobles...!

    Lo dicho, un beso

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  2. Como poseedora de una talla de sostén superior a la que me correspondería por mi altura y contextura, te puedo decir que un escote profundo atrae las miradas de hombres y mujeres como si fuera un imán. Por lo menos esa es mi experiencia al respecto. Ves como todo el mundo te clava la mirada en las tetas y luego la aparta por un tema de educación (bueno, casi todos lo hacen :)).

    Por otro lado ,a mí como mujer (y sé que no soy la única), también se me hace difícil no mirar unas tetas en exhibición. Como te imaginarás, no es un tema sexual. Es que son muy llamativas...

    Por lo tanto, dudo que la bibliotecaria no fuera conciente del efecto que produce. Eso sí, no creo que le guste que algún hombre se lo haga notar.

    Un beso

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  3. Mi comentario a este post podría ser tan extenso como otro post en sí mismo - aunque tal vez no expresado con tanta sutileza ni utilizando el vocabulario de porcelana y cristal que tu empleas. (Siempre es un gusto leerte aunque el tema pueda resultarme muy ajeno.)

    Como excedo bastante a esa cuarentena (de años, de edad, creo entender) ya no me 'afecta' la vanidad presuntuosa ni necesito antídotos con los que justificar o camuflar mi masculinidad. Tal vez ahí no te he entendido del todo bien. Por otro lado aún me sigue apretando 'el aguijón de la carne', me tienta la biología del ser humano y me atraen muchísimo los senos femeninos por su belleza plástica y porque es la parte de su erotismo íntimo a la que más nos acercamos con la vista en la vida diaria. Con la edad, lejos de perder el 'gusto' se enriquece. Se acumulan la experiencia práctica vivida con la teórica observada o estudiada.

    Particularmente siempre me han gustado los senos más bien pequeños. Estos que aparecen en tus fotografías se me antojan ubres ordinarias y agresivas. Vamos, que grandes o medianas, exhibirlas hasta tal punto entra muy bien en el título genérico de tu blog: Un concierto desconcertante (el de tu bibliotecaria tetona y siliconada.)

    1.-Consideré siempre y tacho aún de salvajes e ignorantes a los que agreden físicamente (o meten mano) a una mujer por lo mucho que enseñe de su anatomía y – más grave y delictivo - lo justifican después diciendo que 'lo iba buscando' y que lo merecía. A la cárcel con esos.

    2.- Bibliotecaria, empleada de hogar o jefa de un laboratorio químico, las mujeres que enseñan casi al borde de la areola sus operadas o naturales grandes tetas con escotes como los de estas fotografías están dando lugar a que el prójimo las mire atentamente e incluso las piropee - con salero o con un punto de picardía. Para mi, eso tiene algo (bastante) de alegre y legítimo exhibicionismo, por más que digan que lo hacen para gustarse a sí mismas, (que también pudiera ser.)

    Sería cuestión de consultar con las otras mujeres de tu entorno o de estos blogs qué opinan de los chorbos playeros o de piscina que lucen enorme bultaco bajo un apretado tanga atigrado. ¿Además de hortera y merdellón es un poquejo exhibicionista? ¿Podría cualquier lanzada hacerle un comentario de loa o de guasa al pasar por su vera?

    Si a la bibliotecaria tetona le disgustase que los hombres (o mujeres) le mirasen tales y tantos atributos yo pensaría una de dos: que miente o que es idiota, (o ambas cosas...)

    Definitivamente no eres machista; (ni creo serlo yo.)

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  4. Ay, las tetas... Debe de ser difícil acostumbrarse a andar por el mundo precedida de ese par de prominencias seductoras. No me extraña que las mujeres no acaben de saber si quieren que se las miremos o si no... ni si quieren que se sepa que quieren que se las miremos o no... Interviniendo en el proceso una cosa tan complicada como la psique humana, yo me atendría a los hechos, puros datos objetivos. Si las va enseñando, es que quiere que se las miren. Si cuando se las miran tuerce el gesto, es que quiere que se las miren, pero no quiere que se note que quiere que se las miren. Como planteamiento de entrada, matizable a posteriori con todos los datos específicos de cada caso, me parece útil.

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  5. Vaya, Miroslav Pancetta, se ha pasado usted a la nómina de bloguero con fotillos cachondonas, como Reig, Malherido, y su fiel lacayo Lansky, que quiso demostrar que ser gruñón es sólo parte de su personalidad, y que él es también jovial y divertido--aparte, algo haría pensando en el culo de la argentina esa que puso en su blog.

    Interesante evolución, sin duda. Debe usted pensar que sus prolijos artículos divulgativos no atraen demasiada atención--y está en lo cierto-- y de ahí las fotos de tetas

    "La letra, con teta entra", como dijo el gran Von Krippenhöler. A ver si así este blog despega, que es algo que merece.

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  6. Zafferano: Pues serían boobles, y bigs sí que eran; supongo que en eso coincides. Y no te puedo confirmar si las de la bibliotecaria eran masticables, pero en lo que te equivocas es en que fueran color rosa chicle.

    Alicia: No te mojas, tramposa. Ya sé que un escote y unas tetas grandes atraen las miradas; la pregunta es: ¿te gusta que las atraigan?

    Grillo: Interesante tu pregunta sobre los chorbos playeros. No estaría de más que la plantearas. Pero dudo que obtengas respuestas sinceras.

    Vanbrugh: Amén, maestro. Tiu planteamiento (sea de entrada o de salida) me parece absolutamente congruente y altamente verosímil.

    Príncipe López: Llevaban tiempo ustedes sin pasar por aquí. Qué pena que no puedan contener la gracieta ofensiva aunque sea mínima (lo de cambiarme el apellido en este caso). En todo caso, vamos mejorando. Porque –acierta usted– las fotillos cachondas tienen por objeto aumentar las visitas a este blog, ya que mis prolijos artículos divulgativos, efectivamente, no atraen demasiada atención. De todas maneras, tampoco renuncio a seguir soltando mis rollos que, no voy a engañarle, me divierten. Le agradezco sus buenos deseos de que este blog despegue y le animo a que lea algunos de mis prolijos artículos, incluso aunque carezcan de fotillos cachondas. No obstante, de resultarle demasiado áridos, puedo pasarle por correo privado la url de otro blog que mantengo de una temática descaradamente pornográfica, en el cual libero mis reprimidos instintos.

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  7. Hay una teoría evolutiva muy interesante, sugerente, aunque no por eso tiene por qué ser cierta. Ello es que dado que la cópula por detrás 'a tergo' (o del perrito) común en todos los mamíferos menos entre los humanos y en parte los bonobos, permitía contemplar las nalgas o culo y la posición 'habitual' frontal nos priva de la visión de esos culos, se desarrollan esas tetas como un culito delantero. No se puede saber si es cierto, lo que si es verdad es que para amamantar no se precisan esas preciosas prominencias globulares (más o menos), sino que bastan con lacias ubres, y además que sólo tienene las hembras humanas, luego deben y de hecho tienen una función 'sicaliptica' en varones y hembras lesbis.

    A mi, en general, no me gustan muy grandes, pero lo que me entusiasma y me asombra es que no haya dos pares iguales a otro par y ni siquiera entre miembros del mismo par...increible y maravilloso

    Supongo que lo de hablar mirando a los ojos es una norma de educación para no hacerlo mirándolas a las tetas, pero mi norma es que si muestran miro y si no, no. (o lo hago con estrábico disimulo)

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  8. ... Y de ahí viene, Lansky, eso que suele decirse mirando a la cara de las chicas tan reguapas: "qué ojos más bonitos tienes para comerte el coño".

    Miroslav: con tu permiso planteo lo de los macarras playeros de paquetón y tanga ajustado. Esos están pagados por el fabricante de los Jes Extender y los infelices deben tener las ingles esocías. Y veo que hay quorum con las tetonas de escote exagerado: quieren que se las miremos. Dile de mi parte a la bibliotecaria que tanto peso en la delantera provoca lordósis y cifósis en la columna, muy dolorosas y de difícil tratamiento.

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  9. Ah, por cierto, no me atraen ninguna de las tres tetonas que has colgado. No tanto por tetonas, que también, como por vulgares, a mi modesto entender, claro.

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  10. Lansky: Conocía la teoría que cuentas (de hecho creo que a través tuyo). En cuanto a las tetonas que he colgado, son evidentemente vulgares, pero a veces la atracción (¿el morbo?) tiene mucho que ver con la vulgaridad, la procacidad. Pero, en todo caso, no están ahí para provocar erecciones, sino como ilustración aproximada (algo caricaturizada, lo reconozco) de la bibliotecaria real.

    Grillo: Le comentaría tu recado a la bibliotecaria cuando la vuelva a ver si no fuera porque mi timidez me lo impedirá (pero me gustaría, no creas). En cuanto a tu debate sobre el paquetón, aunque tarde, ya he dejado mi modesta opinión en tu blog.

    Príncipe López: Ayer me llegó al correo el texto de un comentario que hizo a este post y que, inexplicablemente, no aparece publicado, pese a que, me crea o no, no he activado ningún mecanismo de bloqueo ni efectuado ninguna censura (no tendría ningún inconveniente en admitirlo si lo hubiera hecho). Voy a transcribirlo a continuación, suprimiendo, eso sí, las alusiones que usted hace a otro bloguero, pues considero que no proceden en este espacio (espro que no le moleste):

    Amigo Miroslav, no se enfade usted por un pequeño juego de palabras con su nombre, que sólo pretendía llamar la atención sobre su evolución hacia un bloguero más "carnal". Ya sabe usted que nosotros somos bondadosos, y efectuamos una importante labor educativa en la blogosfera.

    ....

    No nos suponga usted maldad, Miroslav. Los hechos hablan más que las palabras.

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