domingo, 24 de noviembre de 2013

Al cruzar el charco resbaló y quedó embarrado

Hace muchos años me contó mi padre un chascarrillo del parlamento español de finales del XIX, durante la regencia de María Cristina (he tratado de confirmarlo, pero tras largo rato de búsqueda no he encontrado nada). Parece que, a propósito de los problemas en las posesiones antillanas, un diputado pronunciaba un ampuloso discurso y, para dejar claro que conocía bien la realidad americana, afirmó muy ufano: "... porque yo, que he cruzado nueve veces el charco ..." Inmediatamente desde algún escaño se escuchó una voz que acotaba: "entonces su señoría sigue aún allí". (No recuerdo el número de veces que ese diputado dijo haber cruzado el Atlántico, salvo que obviamente era impar).

El pasado jueves 21, en una larga entrevista en "Las mañanas de RNE", nuestro ínclito presidente de gobierno emuló a aquel ignoto diputado (imagino que inconscientemente). Para dejarnos claro cuánto prioriza la relación de España con Hispanoamérica, aseguró textualmente: "yo ya he cruzado el charco nueve veces desde que soy presidente del gobierno". Lamentablemente, el periodista de la cadena pública (Alfredo Martínez, creo) no tuvo la misma rapidez de reflejos que aquel congresista de hace más de un siglo. Me pregunto cómo habría reaccionado don Mariano si el entrevistador le hubiese dicho: entonces, señor presidente, usted todavía está en América.

Escuché en directo esa parte de la entrevista (mientras conducía) y este fin de semana la he vuelto a oír para confirmar que no me había engañado, inducido de una injustificada animadversión que reconozco sentir hacia este gobierno. Pero no, decía la tontería tal cual. Ya de paso, terminé de escuchar las palabras del presidente (ciertamente podía dedicar el tiempo a tareas más gratas o provechosas) y comprobé que esta joya que aquí traigo no era ni mucho menos la más refulgente. En la hora escasa que dura la entrevista nos regala varios ejemplos más de estupidez y cinismo, algunos de los cuales merecerían sus correspondientes comentarios (a lo mejor en próximas entradas). Sin embargo, esa misma tarde-noche, en una tertulia también de RNE, escuchaba a algunos intervinientes loando las palabras presidenciales. Sigo asombrándome de que traguemos de modo tan servil con la mediocridad intelectual (y probablemente también ruindad personal) de nuestros dirigentes políticos. Naturalmente –como decía Lansky en un post reciente– los comportamientos de los políticos, incluyendo sus jugosas declaraciones, demuestran el absoluto desprecio que sienten hacia los ciudadanos, la falta de respeto con que nos tratan. Claro que mucha culpa tenemos nosotros cuando nos dejamos tratar como si fuéramos tontos (y, a lo peor, hasta lo somos).

Pero vuelvo a las nueve veces que ha cruzado el charco don Mariano. Si, como parece lógico, se refería al número de visitas que a la fecha ha realizado a Hispanoamérica, resulta que miente, porque desde que es presidente ha ido en seis ocasiones. A saber: en abril de 2012 a México y Colombia, en junio de 2012 a México (de nuevo) y Brasil, en enero de 2013 a Perú y Chile, en mayo de 2013 a la Cumbre de la Alianza del Pacífico en Cali, en septiembre de 2013 a Buenos Aires (para apoyar la candidatura olímpica de Madrid) y en octubre de 2013 a la Cumbre Iberoamericana de Panamá. 6 viajes (12 cruces del charco) para un total de unos cuarenta y pico desde que ocupa el cargo, no parece que sea un potente argumento a favor de la importancia que nuestro gobierno le da a las relaciones con América. Y no es que yo piense que la relevancia de Hispanoamérica en la política exterior española haya de medirse por el número de viajes oficiales, sino que ha sido el propio Rajoy quien esgrime ese dato (mintiendo, as usual).

Como supongo que nuestro presidente preferirá que le tilde de tonto ("tonto es el que dice tonterías", Forrest Gump) antes que de mentiroso, diré que a lo mejor sí ha cruzado el charco nueve veces (entendiendo, claro está, que ir a América y volver es un único cruce de charco) si anotamos los viajes a los Estados Unidos. En realidad, sólo he encontrado dos viajes del presidente a ese país (en mayo de 2012 a Chicago y en septiembre de 2013 a Nueva York), pero quizá haya otro más para sumar nueve visitas al continente americano. Y sin son ocho en vez de nueve, tampoco hay que ser pejigueros, tengamos en cuenta que Rajoy es de letras.

 
Mentira - Manu Chao (Clandestino - Esperando la última ola, 1998)

11 comentarios:

  1. Entiendo tu coleccionismo un tanto compulsivo de estupideces o mentiras proferidas por Rajoy. Pero ojalá que todas sus mentiras o estupideces fueran como esta del cruce del charco...

    (Hablando de joyas parlamentarias, hace poco me contaron este hermoso intercambio dialéctico, no recuerdo de quién ni dónde, ni he podido tampoco comprobarlo en Internet:

    -El problema de su señoría es que la bestia que todos llevamos dentro, sus señoría la lleva por fuera...

    -... No me venga su señoría con indirectas...

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  2. Yo tengo también una intervención parlamentaria, esta en tiempos de la República. No recuerdo el nombre de los protagonistas. Sólo que un diputado había largado un discurso. Este diputado era de Carcabuey (Córdoba) Otro diputado le contestó con otro discurso que terminó así: "Por que usted es, además de carca, buey".
    Esto después de confirmar que, a mi juicio, el señor Rajoy es el presidente más embustero de toda la historia de España.

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  3. Ciertamente, Vanbrugh, esta reciente mentira-tontería es una nimiedad entre la larga colección que acumula. Si ha merecido este post es porque me trajo el recuerdo de la anécdota parlamentaria que en su día me contó mi padre.

    Hay muchísimas anécdotas parlamentarias, las mejores ya bastante añejas; hoy parece haberse perdido el ingenio de que nuestros próceres antes hacían gala. La de Molón me ha recordado una de las Cortes franquistas, en un debate sobre la nueva Ley de Educación. El ministro Solís (seguro que ambos os acordáis de él) protestaba de que se mantuviera el latín en el plan de estudios, diciendo que para qué valía esa lengua muerta. Indignado, otro diputado que era catedrático de clásicas, le soltó lo siguiente en el hemiciclo: pues por lo pronto, señoría, el latín vale para que a usted, que es nacido en Cabra, se le llame egabrense y no de otro modo.

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  4. Dejando aparte el hecho curioso matemático-geográfico de que efectivamente uno puede cruzar el Atlántico un número impar de veces y seguir estando en la Península, a mi juicio lo que me parece más grave de D. Mar y Ano no es que sea el presidente más embustero de toda la historia de España, como bien dice Molón, sino que sea un cobarde. Porque para ser alguien en la escena internacional, lo primero es que te tienen que respetar, y a los cobardes nunca se les respeta.

    En política se asume la mentira, pero la cobardía se paga muy cara.

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  5. Supongo, Números, que el hecho "curioso" de poder cruzar el Atlántico un número impar de veces y seguir estando en la Península no es otro que el de que la Tierra es redonda. Pero me temo que Rajoy (ni el diputado añejo que dijo la boutade por primera vez) no volvió a España sobrevolando el Pacífico.

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  6. Miros Efectivamente esa es una solución. Hay, al menos, otras dos (aunque ninguna sea aplicable a semejantes elementos).

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  7. Todo lo que se diga de Rajoy, de sus mentiras y cobardías, me parece que se queda corto.

    A mí me molesta solo verle y oírle, con el mentón tremendo, teñido, la lengua de trapo y sus 'ocurrencias".

    No puedo, no puedo, es superior a mis fuerzas. Y dentro de sus propias filas ya le están indicándole el camino los aznares, la inepta y 'graciosa' alcaldesa Aguirre, Gallardón, etc.

    Nos tratan como tontos y no lo somos. Tiene que haber un modo de sublevarse que no sea ir acostumbrándonos, quejándonos y haciendo chistes en los medios.

    Me sonrojo a diario - y mira que creo ser un tipo con relativo buen humor.

    ¿Quién recomienda una idea eficaz?

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  8. Números: No me hagas pensar, hombre y di las otras dos soluciones. Supongo que una de ellas no será cruzar el charco en avión o barco y una vez al otro lado subirse hasta fuera de la atmósfera y esperar que la rotación de la tierra te deje bajar de nuevo a España.

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  9. Grillo, entre las reformas urgentes de nuestro sistema electoral -que bloquean sus propios beneficiarios: los dos partidos mayoritarios y alternantes y los nacionalistas-, una sería 'impedir' las mayoríoas absolutas, como la que hoy goza el PP, como las que en el pasado disfrutó el PSOE: son antidemocráticas

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  10. Y la otra solución, Miros, hablo del problema de Números, es atravesar la Tierra por dentro

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  11. La primera y más evidente es que nuestro ínclito diputado hubiese nacido, por ejemplo, en Cuba. De esta forma podría cruzar el Atlántico desde España un número impar de veces y seguir estando en España.

    La otra es que el camino de vuelta siguiese una ruta polar y así evitar cruzar el Atlántico de oeste a este (aunque sí de norte a sur o de sur a norte) y tampoco se cruzaría el Pacífico.

    La de Lansky y la del globo no se me habían ocurrido, pero también son válidas.

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