martes, 16 de octubre de 2007

Incongruencias (yo me entiendo)


Querer y no poder; qué va, para nada.
No poder querer; esa es la verdadera impotencia.

Lo presintió, entre los pálpitos nerviosos del insomnio, como se presiente al deprededador que acecha.

Intuyó entonces que esa era la puerta que en él había elegido la muerte. La muerte era la disolución, voluntad fracasada.

Entretanto ... Rebelarse; ¿hay acaso alternativa?


Y meando hacia otro tiesto (fuera o dentro es lo mismo), sólo llegue a ver el final del tonto programa televisivo "tengo una pregunta para usted". Carod Rovira se queja en dos o tres ocasiones de que le llamen José Luis; mi nombre es Josep Lluis, dice. Una señora, castellana de sesenta y pico, le dice que ella no sabe catalán y que no tiene ningún interés en esa lengua. Carod aprovecha y hace ver que es justamente esa actitud de rechazo la que provoca en los catalanes incomodidad para estar en España. España como proyecto multinacional ha fracasado, dice; por eso no soy nacionalista, soy independentista. Naturalmente, está arrimando el ascua a su sardina; no obstante, hay mucho de verdad en su diagnóstico de las actitudes de muchos no catalanes hacia Cataluña. También la hay en su denuncia de que no se habla del nacionalismo español (implícitamente lo definió como la concepción homogeneizadora del Estado desde el centralismo castellano). Sé que no es toda la verdad, pero me basta para que, como no catalán, me cuestione cuanto participo de ese "rechazo" a lo catalán. Conscientemente no, desde luego; pero es evidente que lo he mamado en mi cultura y de ello me quedan, sobre todo, carencias que debería tener cubiertas. En fin, es triste que casi nadie, fuera del ámbito cultural catalán, tenga interés en la lengua, la historia, la cultura catalanas. No vendría nada mal catalanizar un fisco las tierras de la Corona de Castilla.

Nada que ver con el caso vasco; a ver si recupero aquel ensayo sobre la importancia de los vascos (vizcainos, se les decía de forma genérica) en la conformación del estado castellano durante la Edad Moderna.


Y, por último, vamos a dejar que se disuelva lo que tiene que resbalar e irse, para dejarnos sentir lo que debe sentirse, ¿Vale?



Todas las imágenes son pinturas de Edvard Munch (1863-1944)
CATEGORÍA: Política y Sociedad

17 comentarios:

  1. Hace tiempo yo defendía la implantación de la enseñanza del catalán, vasco y gallego en las escuelas, pero me quedé sola.

    ResponderEliminar
  2. Si queremos sacar las cosas de quicio, tenemos de donde sacar por ambas partes y el señor Carod Rovira el primero. A ver si alguien se da cuenta de que una mujer de setenta y pico, o de sesenta y pico le cuesta mucho pronunciar cualquier nombre que no sea en su lengua. Da igual que destroce un nombre inglés o un nombres francés que un nombre catalán. Normalmente cuando no se habla el idioma y ya tienes cierta edad ( a ver si ahora vamos a olvidar que los idiomas cuanto más pequeño seas mejor los aprendes) no es que no te interese aprender es que a veces el interés no basta para pronunciar determinadas palabras y no creo que haya que ser tan quisquillosos.

    ResponderEliminar
  3. Y en cuanto a lo que dice Bella cobarde, creo que las cosas deben tener un por qué, hacer las cosas simplemente para acallar a los nacionalistas, o a los independentistas es ganas de fastidiar a los estudiantes con cosas que no cumplen una función real. Porque digo yo que un idioma nos sirve para comunicarnos y no tiene mucho sentido que los españoles aprendamos todos dialectos (se ofenda quien se ofenda) dentro del mismo país porque en español nos entendemos todos. Sin embargo es más fructífero que en vez de estudiar, vasco, gallego y catalán se impartiera en las escuelas por ejemplo francés, inglés y alemán, esto sí que ayudaría a nuestros hijos en su vida de adultos. Y no me refiero a los idiomas que dan en las escuelas sino a salir de la escuela con la capacidad de hablar, escribir y entenderse con la gente de estos países.

    ResponderEliminar
  4. Hola!

    En cierta ocasión, le preguntaron al ex-jugador y ex-entrenador del Barcelona, Johan Cruyff, cómo se pronunciaba su apellido. Él respondió: "dilo como quieras", consciente de lo difícil que resulta pronunciarlo. No creo que fuera el caso de aquella señora: había mala baba (afán de imponer su castellanismo a una persona que no lo comparte) y lo confirmó cuando dijo que no le interesaba el catalán. Ese es un gesto de arrogancia, pues, más allá de lo que digan determinados medios de comunicación (que son empresas con ánimo de lucro), lo español se ha definido con las influencias gallegas, vascas y catalano-valencianas. E incluso, andaluzas (aportan la mayoría de los tópicos Spanish) y otras. El mestizaje cultural es más que considerable. Afirmar que lo castellano castizo es lo más puro es una falacia repleta de egocentrismo. Y considerar que el catalán, una lengua que se habla en España (por ende, en el sentido político de la palabra, "española"), reconocida y susceptible de protección por la Constitución Española, no es asunto suyo, dice muy poco de su verdadero interés político. Habiendo personas así, que creen que ser español es ser como ellos son, entonces es normal que mucha otra gente se sienta diferente. Tal vez, deberíamos ver más lo que nos une en lugar de ponernos a berrear e intentar "corregir" aquello que nos diferencia.

    Greetings

    ResponderEliminar
  5. pues yo me fui a dormir...
    ya no estoy para mas politicos
    un beso

    ResponderEliminar
  6. me olvidaba, que bueno el ultimo cuadro...

    ResponderEliminar
  7.   Creo que Jose Luis Carod R. siempre sabrá darle la vuelta a las ideas y sucesos para beneficio propio y siempre sacará la puntilla aquello que pueda para protestar por el centralismo del estado. Aquí en Madrid son escasas las personas que se sienten puramente Madrileñas, todos tenemos algo de Andalucia, de alguna Castilla, Galicia o cualquier otra región con la que nos encanta hermanarnos y compartir celebraciones y cultura. ¿Sucede esto en Cataluña?
      Una gran amistad de un pueblo de Barcelona, asidua tambien a los blogs, me comentaba no hace mucho acerca de cuando era pequeña y lo a gusto que se encontraba en casa de una vecina andaluza, siempre era acogida con los brazos abiertos, no como con otros vecinos catalanes que eran de otra forma más "introvertida". Esta amiga es por supuesto defensora del catalanismo, me parece lógico, pero ella misma alucina con las decisiones enfermizas que se toman en ocasiones, como en una tertulia literaria en la que podía leerse al Quijote siempre y cuando fuera una tradución a cualquier idioma distinto del Castellano.
      Creo que muchos catalanes ya les inculcan desde pequeños el estigma de haber nacido bajo la "opresión del centralismo del estado español" sobre el cual se sienten desde pequeños obligados a luchar sin pararse a reflexionar con más coherencia.
      Si yo fuera presidente, propondría que con cada legislatura se estableciese una nueva sede para el gobierno de turno, que pudieran cambiaran entre Sevilla con Felipe Gonzalez, Avila con Adofo Suarez, Valladoliz o León pongo por caso, con cada presidente. De verdad, que nos dejen descansar de tanto rollos como tienen algunos con Madrid

    ResponderEliminar
  8. Hubo una época que quise aprender catalán, me parecía una lengua hermosa para aprenderla. Me parecía perfecto que los catalanes quisieran llamar Lleida a Lérida y Jordi a quienes, en castellano, llamamos Jorge... hasta que me hartaron con su actitud entre victimista e intolerante. Me he hartado de que pidan respeto para su idioma y no respeten otros. Estoy harta, la verdad, hasta el moño de nacionalismos e independentismos y de todas esas estupideces.

    Besos

    ResponderEliminar
  9. Vamos a ver, que no se ponga nadie nervioso. Ya dije en mi post que sé que Carod no dice toda la verdad y que pretende arrimar el ascua a su sardina; tampoco eso le hace especial: así se comportan todos los políticos. Pero yo lo que me planteaba era la reflexión sobre algo que dijo, por muy parcial que sea: si hay o no, en el resto de España, rechazo a la cultura catalana. Y a eso se contesta mirándose a uno mismo y al entorno cercano, pero no acusando al presunto rechazado de que él es peor que nosotros. Yo no sé si los catalanes sienten rechazo hacia los no catalanes y no me lo puedo preguntar a mí mismo por la sencilla razón de que no soy catalán. Sí puedo, en cambio, interrogarme sobre mis sentimientos (conscientes o no) hacia lo catalán y, una vez identificados, tratar de explicarme las causas que los originan.

    Lo cierto es que algunos comentarios vienen a ratificar lo que ayer (interesadamente, supongo, pero eso es harina de otro costal) dijo Carod: que las “cosas” catalanas producen cierto rechazo a estos comentaristas. Por ejemplo, pegasusx69 llama José Luis a Carod Rovira lo cual, dado el texto de mi post, no puede sino interpretarse como un “sostenella y no enmendalla” muy de cristiano viejo. Y yo me pregunto que qué tanto nos importará llamarle Josep Lluis si así es como él quiere ser llamado, salvo para proclamar que no se reconoce la validez de esa lengua. Y no se me diga que “como estoy hablando en castellano traduzco el nombre”, porque no creo que por la misma regla de tres digamos Jorge Bush o Guillermo Skakespeare.

    Amy, calificar de dialecto al catalán, cuando objetivamente (lingüísticamente) no lo es, no puede sino entenderse como una ofensa. Cosa distinta es que tú o cualquiera prefiera no aprender catalán sino dedicar esas neuronas al francés, el inglés o el alemán (o el chino, recomiendo). Lo triste, a mi modo de ver, es que lo que en realidad se quiera (o nos gustaría o no nos importaría) es que se extinguiese el catalán. Por un lado dices, pues sí, porque así nos entenderíamos todos más fácil (acabemos con Babel); pero la verdad es que nos apetece más que dejen de hablar en catalán a que se extinga el francés o el portugués (eso nos es indiferente; a esos idiomas no les tenemos “manía”). Yo no quiero que desaparezca el castellano porque guardo una relación afectiva con mi lengua, aunque estaría muy bien que todos hablásemos inglés y nos pudiésemos entender. Pues lo triste es que muy pocos fuera de Cataluña tengan un mínimo de afectividad hacia esa lengua que es en parte también nuestra.

    Y acabo diciendo que las estupideces y aberraciones haylas en todas partes (también en Cataluña, faltaría plus). Pero mi post, más que de eso, iba de que los no catalanes pensáramos si sentíamos o no rechazo hacia lo catalán. Mi sensación es que, en un gran número, la respuesta es afirmativa. Cuando alguien siente rechazo, si lo reconoce (lo que no es fácil), lo que hace inmediatamente es justificarlo como reacción defensiva: la culpa es del otro. Mucho más difícil es tratar de desmontar ese sentimiento y ponerse en el lugar del otro, aprender a querer lo que él quiere, a empatizar. Al fin y al cabo, como muy bien dice Reverendo Pohr, “deberíamos ver más lo que nos une en lugar de ponernos a berrear e intentar "corregir" aquello que nos diferencia”.

    ResponderEliminar
  10.   Lo he dicho sin animadversión. ¿No habiamos quedado en que a la gente sana y campechana como Joan Cruif, no les importa como les llamen siempre y cuando sea con respeto y cordialidad? Pues eso, a Carod, que es muy majo, seguro que no le importará.

    ResponderEliminar
  11. ¿Impotencia? ¿Por eso tenía insomnio? No hay alternativa: rebelión! Querer es poder...que no se deprima.

    Besos

    ResponderEliminar
  12. Que incoherencia hay en todo esto. No entiendo los nacionalismos y todo lo que rodea a estos temas. ¿Cuando vamos a aprender a respetarnos, simple y llanamente, o no somos todos españoles? Ufff, no lo consigo entender.
    Saluditos

    ResponderEliminar
  13. Acerca de la intolerancia pongo por ejemplo lo que a mí me ocurrió con el tema del tabaco.

    Yo (no fumadora) compartía despacho con 4 fumadores. Entendía "la necesidad" de fumar del fumador pero aquella sala, en invierno, repleta de humo, durante 8 horas acababa conmigo. Pedí , de la mejor de las formas, que algún cigarrito se lo echaran fuera...y no me mandaron a tomar por el culo pero lo pensaron.

    De forma que yo me compré un calentador y abría la ventana cuando estábamos a cero grados fuera.

    La tolerancia es un camino de doble sentido sino se denomina "aguante" y lo ejerce sólo una parte mientras otra se aprovecha.

    Yo, nacida y criada en madrid, sintiéndo el desapego propio del madrileño, la falta de raices; envidio y valoro las culturas forales de cada pequeño pueblo. Es un deber cuidar y proteger lenguas, danzas o tradiciones, cultura. Lo que no es justo es que algunos nos quieran echar la cultura a la cara como arma arrojadiza y jueguen al victimismo barato para aprovecharse (partidos políticos que fomentan un separatismo sin el cual no comerían).

    En fín, que reconozco que el catalanismo termina por cargarme, más por insistencia general que por certeza. Y por más que cuando llamo a Cataluña antes de seguir hablando en ¿castellano? les diga Bon Día, pero eso es simplemente un gesto de educación.

    ResponderEliminar
  14. Esto... errores gramaticales del comentario anterior... ni "mirallos" ...

    ResponderEliminar
  15. Te aseguro que a mi lo catalán no me produce rechazo, es más yo no podría vivir sin mis donuts, o sin las compresas evax o auxonia....jajajaj. Y creo recordar hace algún tiempo pasaron una lista con una serie de productos catalanes para que no los comprásemos y qué quieres que te diga yo con lo que no puedo son con los nacionalismos, esos que hicieron esas listas y querían que yo me quedase sin donuts por sus ideas políticas. Y esos otros que quieren la independencia porque no entienden muy bien que la cultura de un pueblo es una forma más de relacionarse con los demás y una vía para compartir y comunicar, a ser posible de una forma que todos nos entendamos. Yo no tengo la culpa de que ellos tengan que aprender dos idiomas, el castellano y el catalán, pero ya que lo aprenden que no quieran excluir a los que no hablamos catalán. Porque los que van a vivir a Cataluña es muy normal que aprendan el idioma ya que se integran dentro de esa comunidad pero los que vamos de visita pues qué quieres que te diga, que prefiero perder mi tiempo en aprender chino.

    ResponderEliminar
  16. Primero de todo quisiera agradecer a Amy su ultimo comentario aclaratorio porque con su anterior opinion me había puesto nerviosilla. Suerte que he dejado pasar el tiempo antes de responder y soltar alguna andanada.

    Me he quedado con la frase que dices, Miros, de que es triste que no haya un interés por conocer la lengua, historia y cultura catalanas y ¿crees que por las otras comunidades sí? Me parece que hay el mismo desinterés por cualquier otra zona.

    Es una pena que en un programa de tv, que desconozco su contenido, salga Carod Rovira soltando sus frasecitas lapidarias como si lo que dice fuera apoyado por el 100% de los catalanes. Si hubiesen escogido otros personajes de la escena pública catalana se vería que hay posicionamientos más beligerantes, pero quizás a los promotores de este programa no les interesa mostrar otras caras.

    Cuando he salido de mi comunidad nunca me he sentido rechazada, ni humillada ... por mi origen porque lo básico está en que si tu respetas, te respetan, si tus posicionamientos son abiertos, quitas importancia a generalizaciones que somos todos muy dados a ello, muestras interés y admiración por otras gentes, costumbres.... tienes muchos números de ganarte la confianza y el cariño de gentes de otras tierras.

    Ozú, Miros, cada vez que tocas el tema del nacionalismo el ambiente se pone tenso. Ay! que ver cuanto camino nos queda por recorrer.

    ResponderEliminar
  17. Comparto lo que dices. Siempre me he sentido muy a gusto en Cataluña, me gusta oír hablar catalán, me encantaría hablarlo fluidamente, me parece una lengua preciosa. La actitud de algunos independentistas, en cambio, me resulta desagradable. La siento despectiva para con el resto de España. Y me parece que blanden la amenaza de la ruptura para obtener o conservar privilegios. No creo que haya que darles más importancia de la que tienen, porque es eso lo que buscan. A través de la revendicación identitaria acaban por parecer más de lo que son, frente a si mismos y frente a los demás.

    ResponderEliminar