sábado, 19 de enero de 2008

Pobre Dorothy

Supongo que casi todos saben quien fue Judy Garland. Sí, Dorothy, la preciosa niña con coletas protagonista de El mago de Oz (1939). Judy (que no se llamaba Judy sino Frances) tenía entonces dieciséis años, pero ya era una veterana en el mundo del espectáculo. Los padres de la pequeña Frances, la menor de tres hermanas, provenían del vodevil de los alegres primeros años del siglo pasado. En el 26, debido según parece a que Frank Gumm, el padre, fue acusado de insinuaciones homosexuales en su teatro, la familia se mudó desde Minnesota a Lancaster, en el sur de California. Una vez allí, todo el afán de Ethel, la mamá, fue colocar a sus niñas en Hollywood. Ya desde Minnesota, las tres niñas (Suzy, Jimmie y Baby) formaban un conjunto llamado las Gumm Sisters. Como ese nombre se prestaba a chacotas, en 1934 pasaron a llamarse las Garland Sisters y Frances eligió llamarse Judy (por una canción de moda). Así creció esa cría, de actuación en actuación (viajes incluidos) buscando (¿ella o su madre?) el salto a la fama.

Con trece años consiguió un contrato con la Metro Goldwyn Mayer (MGM) pero en el estudio no sabían muy bien qué hacer con ella. Gracias a sus dotes como cantante, un par de años después llamó por fin la atención de los ejecutivos que le empezaron a dar papeles lucidos en filmes musicales: Broadway Melody, en 1937, y los primeros con Mickey Rooney (a mí, de pequeño, éste me caía fatal). Poco después le llegaría la gran oportunidad: El Mago de Oz. Gracias al tremendo éxito de esta peli, la Garland pasó a ser una de las estrellas más firmes de la Metro y consolidó una carrera de actriz y cantante. A partir de entonces, Judy empezó su apasionada y voluble vida amorosa. Antes de cumplir los dieciocho se enamoró del compositor David Rose, doce años mayor que ella y que ya estaba casado; se casaron en julio del 41, él con 31 años, ella con 19. Eran los años de la guerra y Hollywood cumplía su obligación patriótica de producir películas que levantaran los ánimos. Sin embargo, la Garland parece que no se sentía cómoda consigo misma y con su vida; lo cierto es que su madre y la gente de los Estudios la mangoneaban a placer y mucho debieron influir en la ruptura del matrimonio en enero del 43. Luego se casaría con Vincente Minnelli (1945-1951) con quien tuvo a la famosísima Liza, con su manager Sid Luft (1952-1964), dos hijos, Lorna y Joey, con el actor Mark Herron (1965-1969), de quien se dijo que era gay, y por quinta y última vez con Mickey Deans (doce años menos que ella), en 1969, tres meses antes de morir en un baño de Londres a causa de una sobredosis de barbitúricos (seconal). Tenía 47 años.

Para quien le interese, las pastillas que ingirió Judy tienen una larga historia en muertes célebres; presuntamente están implicadas, entre otras, en las de Jimi Hendrix y Marilyn Monroe. El secobarbital está indicado para el tratamiento de la epilepsia, de forma temporal el insomnio e incluso para inducir leves anestesias en procedimientos quirúrgicos o terapéuticos poco dolorosos. Durante los sesenta y los setenta estas pastillas alcanzaron bastante popularidad con finalidad recreativa; cito de la imprescincible "Historia de las Drogas" de Escohotado: "... los barbitúricos son fármacos que excitan la extraversión y desinhiben ... Su efecto ostensible es una mezcla de embriaguez y sueño, acompañada del placer que para el acosado por su conciencia tiene el embotamiento, y de la satisfacción obtenida por el tímido cuando accede al más incondicional desparpajo". Por aquellos años, los barbitúricos (y entre ellos, seconal era la estrella) tenían muy buena prensa (se consideraban "medicinas", no "drogas"); sin embargo, su uso masivo había creado una enorme población de adictos y causaba más de mil muertes anuales por "sobredosis accidentales", sólo en Estados Unidos.

No he leído ninguna de las más de dos docenas de biografías de Judy Garland (apenas unos ratos buceando en la red) pero no creo errar mucho si apuesto a que no debió ser demasiado feliz; parece, por el contrario, que vivió frecuentemente atormentada. En demasiadas de sus relaciones, incluyendo a su propia madre, abundaron los enfrentamientos cargados de reproches; sus últimos años fueron la típica cuesta abajo profesional y psicológica de alguien que sufre, que busca su propia destrucción; basta ver la evolución de su apariencia física para darse cuenta del deterioro del cuerpo y del alma.

¿Por qué escribo sobre la Garland? Pues porque estoy leyendo Chronicles, la autobiografía de Bob Dylan (de éste sé bastante más), y en uno de los primeros capítulos cuenta que, recién llegado al Village neoyorkino (en el invierno del 61) frecuentaba el Gaslight (116 MacDougal Street), un local abarrotado de gente que bebía y escuchaba a cantantes folk. Allí había una máquina de discos (me imagino la típica gramola americana), la mayoría de ellos de jazz. En un par de ocasiones echó una moneda y puso The Man That Got Away, cantada por Judy Garland. Y dice Bobby: "Ese tema siempre me producía un efecto curioso, aunque nada muy espectacular ni brutal. Simplemente era bonito escucharlo. Judy Garland había nacido en Grand Rapids, Minnesota, ciudad situada a unos treinta kilómetros de donde venía yo. Escuchar a Judy se me figuraba como escuchar a la vecina. Era muy anterior a mi época y, como dice la canción de Elton John, "me habría gustado conocerte, pero no era más que un crío". Harold Arlen era el compositor de The Man That Got Away y de la cósmica Somewhere over the Rainbow, que también cantaba Judy Garland. En los temas de Harold yo detectaba toques de blues rural y flok. Había un vínculo emocional y no podía dejar de notarlo".

Me llamó la atención este párrafo y me provocó investigar un poquillo. La verdad que el estilo musical de Judy Garland (o las canciones de Harold Arlen) no me pegan demasiado con Dylan y mucho menos con lo que por esos tiempos hacía. Hay que tener en cuenta que en el párrafo anterior ha sido escrito por un hombre de sesenta y pico tacos rememorando lo que hacía un chaval de diecinueve recién llegado a la "capital del mundo" desde el paleto Medio Oeste. ¿No será que el Dylan experimentado está reinventándose al crío que fue, dándole una madurez y profundidad de juicio sobre música, literatura, objetivos vitales que, a mí por lo menos, me resulta poco verosímil? Vaya usted a saber.

Para acabar, comentaré que las dos canciones que cita Dylan son seguramente las más populares tanto de Judy Garland como de su compositor, Harold Arlen. Es curioso que ambas fueran escritas para ser cantadas por ella en sendas películas (Wizard of Oz y A Star is Born). En esta última, de 1954, una Judy Garland de 32 años alcanza su mayor altura como actriz. Fue, efectivamente, nominada al Oscar y todos los críticos la daban por segura ganadora. No fue así, sin embargo (se lo llevó Grace Kelly, futura princesa de Mónaco), lo que motivó un famoso telegrama de Groucho Marx a Judy en el que le decía que el fallo del Jurado había sido un enorme y descarado robo. Por cierto (y ya sí que acabo) Over the Rainbow (la "cósmica" canción –Dylan dixit– del Mago de Oz) es la primera de una lista de las 100 mejores canciones del cine americano, según el American Film Institute (The Man That Got Away es la undécima). No estoy muy de acuerdo, en esa lista hay muchas otras canciones para mí son bastante mejores; pero es lo que pasa con las listas. Oigamos la undécima:



CATEGORÍA: Personas y personajes

7 comentarios:

  1. A mi siempre me ha gustado mucho Judy (y tambien su hija, Liza), era una de las estrellas favoritas de mi madre, y recuerdo que ella me hizo ver por primera vez la famosa "El Mago de Oz", pelicula que le encantaba por cierto (y libro que yo adore de nina. Me conmueve Judy cantando "Over the rainbow" y tengo un cd de musica navidena donde ella hace (a mi parecer)una de las mejores interpretaciones de "Have yourself a merry little christmas" una cancion de navidad que a mi me llego siempre mucho y sobre todo en estos ultimos anios ... su voz era muy dulce en mi opinion, gracias por el recuerdo,
    besos ...

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  2. ¿Habéis visto la mirada de Judy en el vídeo? Es brutal, tan triste y desarraigada, creo va que mucho más allá de su interpretación.

    Algunas veces nos empeñamos en creer que nuestra felicidad está allí donde nos lleva el camino marcado por otros, y entonces nos pasamos la vida buscando y buscando, en los lugares equivocados.

    Pobre Frances. Indudablemente tenía una voz preciosa.

    Un beso

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  3. Maravillosa la voz de Judy Garland. Yo adoro esa canción del Mago de Oz, me emociono siempre que la escucho, no puedo evitarlo.

    Besos

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  4. Impresionante la voz y la interpretación de la Garland.
    ¿Se puede ser completamente feliz y cantar así?

    Un beso

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  5. en pie sigue la propuesta de visita guiada.. tu solo avisa con anticipacion.. :P

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  6. Me ha encantado este post; me gustan mucho las biografías, la última que he leído es la de Gary Grant y me ha gustado mucho (te lo recomiendo). Ahora quiero leer la de Katherine Hepburn. Es increíble las vidas tan complejas que hay detrás de la mayoría de estos personajes...bueno en realidad, supongo que mucha gente tiene vidas complejas, es sólo que leemos las de los personajes conocidos/famosos.
    La hija de Judy Garland también es fantástica y como ella dice, será genética lo de su alcoholismo, drogas, hombres, depresiones, etc...
    Fui a un concierto de Eric Clapton hace unos años en Madrid en el Palacio de los Deportes (antes que ardiera) y acabó con "Over the rainbow"...me encantó! (aunque a los puristas de Clapton les pareció un horror).
    Más, escribe más post así, please!!!

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  7. Me gusta mucho tu blog, es minucioso y entretenido, lastima que no tenga todo el dia para leer blogs, coleccionar tesoros en una bolsita de piel india, andar descalza por la playa con mi abuelita de la mano, escribir y escuchar canciones de Judy Garland o dar de comer a los pajaritos. Que lastima que no pueda hacer eso todo el rato en mi vida pero claro, quien se atreve a quejarse, la vida es dura, asi que bastante hago con escribir todo esto y ademas no estoy ciega y puedo leerlo. Un beso.

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