Por fin legislamos contra la odiosa piratería en internet
Si mediante internet atentas o puedes atentar contra la salvaguarda de los derechos de propiedad intelectual, los órganos competentes podrán adoptar las medidas necesaria para que se interrumpa la prestación (o sea, cortarte el acceso a internet) o para retirar (de la red, se supone) los datos que vulneran el derecho de propiedad. Eso sí, estos órganos supervisores deberán respetar todas las garantías, normas y procedimientos para proteger los derechos individuales, entre ellos a la intimidad. No queda claro si es siempre necesario que el órgano supervisor, para adoptar tal medida, haya de contar con autorización judicial (aunque los periódicos dicen que sí).
La modificación introducida en la Ley de Propiedad Intelectual a través de la disposición final primera de la recientemente aprobada Ley de Economía Sostenible (me despeloto con el título) me genera demasiados interrogantes. ¿Quiénes serán esos órganos supervisores contra la piratería en internet? Pues por lo visto una llamada Sección Segunda (SS) de una flamante Comisión de Propiedad Intelectual (CPI), cuyas funciones y métodos no sabremos hasta el desarrollo reglamentario. Puedo imaginar a los SS-CPI, dotados de sus enormes aparatos, rastreando todo el tráfico de internet con origen en IPs españolas. De forma automatizada detectarán una (cientos de miles) IP colgada de un servidor de rapidshare y comprobarán que hay un flujo continuo de descarga de bytes hacia la misma. El enorme aparato activa un algoritmo mediante el que verifica que esos datos que están bajándose están protegidos por la sacrosanta propiedad intelectual. Pero, ¿cómo puede saberlo? Me estoy bajando una peli que son mogollón de archivos de 100 Mb cada uno. ¿Acaso se va haciendo una copia en el hiper-mega-super disco duro de los SS para luego unirlos todos e identificar -¿cómo?- que se trata de una película protegida? No creo; seguro que hay métodos menos engorrosos que, por cierto, me gustaría que nos detallasen.
En cualquier caso, los SS han de supervisar el tráfico e individualizar cada IP, aunque, en esa primera etapa de vigilancia, todavía sean meras cifras anónimas. ¿Por qué escandalizarnos? Es necesario para la seguridad, aunque sólo sea a este respecto la de la propiedad. Nos parece bueno, tanto como que se implanten sistemas automatizados de escucha de todas las conversaciones telefónicas para detectar posibles palabras que alerten de delitos. Se trata de prevenir, antes que de lamentar. Al fin y al cabo, si no haces nada reprensible tus movimientos en ese tráfico cuasi-infinito de bytes no llamará la atención (salvo, claro está, que tú seas ya objeto de atención, pero no caigamos en paranoias conspiratorias).
Como sea, el gran hordenador (GH) ha detectado un tráfico sospechoso que corresponde a tu IP y ha verificado que esa descarga atenta contra la propiedad intelectual. Por cierto, ¿ha pasado a ser delito en este país el copiarse un archivo sin ánimo de lucro? Supongo que no y que por eso se usa el bonito y ambiguo verbo "atentar". Así que tú, a través de la red, estás atentando y consiguientemente los SS pueden interrumpir tu acceso a la red. Ya puestos, de acuerdo a la Ley, basta que "puedas" atentar para que seas castigado. ¿Y qué pasa cuando han señalado tu IP como presuntamente culpable de un tráfico doloso? Pues que requieren a los operadores (y éstos no pueden negarse) que identifiquen al titular de esa IP. Ya saben tu nombre, muchacho. ¿Te cortarán internet? ¿Por cuánto tiempo? O a lo mejor te mandan una primera carta a tu nombre afeándote tu conducta y haciéndote notar su aliento en tu cogote, antes de sacarte la tarjeta roja. ¡Qué vergüenza! Y más cuando compruebes que los SS saben que te has bajado un video de porno gay.
Pero tranquilos, parece poco creíble que todos los piratas seamos castigados sin internet; hay demasiados. Además, ¿qué hacer con las wifi públicas o los cibercafés? Puestos a dar escarmientos ejemplarizantes, hay que golpear primero a los que más descargan. Para ello, el GH debería crear una inmensa base de datos de modo que asocien a cada IP los megas de descargas que vaya acumulando. Claro que está el problema de las IP variables que podría resolverse obligando a los operadores a que aporten continuamente un único código a cada IP, en tiempo real. Eso tendría la ventaja de que, cuando un código alcanzara una cantidad escandalosa de descargas, sería muy fácil pedir el nombre de ese código. La idea gusta, seguro, a los SS. Porque, aunque no se les corte el servicio a todos, sí queda ahí guardada el historial de navegación de todos los internautas, información que puede resultar muy útil para múltiples finalidades (siempre por el bien y la seguridad pública, claro).
Admito que se me va la olla y tiendo a ver fantasmas. No tenemos de qué preocuparnos. Como dice El País, "con esta modificación legislativa se prepara el terreno para un amplio conjunto de medidas que serán presentadas a mediados de este mes para el control de las descargas de archivos, y que no incluirán en ningún caso la desconexión de los internautas particulares, centrándose en la persecución de las web de enlaces". Así que lo que pretenden los SS es clausurar esas páginas (vagos.es, por ejemplo) que prestan su espacio para que particulares digan la dirección de un servidor al que han subido sus archivos (películas protegidas, por ejemplo) para que quien quiera se los baje. Esas webs atentan contra la propiedad intelectual porque permiten que particulares informen de dónde se pueden conseguir archivos que ellos mismos han colgado. Esas webs no alojan ningún archivo protegido. Y me pregunto si estoy también atentando contra la propiedad intelectual si en este blog se me ocurre dar una url de megaupload en la cual alguien ha alojado una canción, un libro o una peli.
Lo que pasa es que las SS no pueden clausurar los servidores en donde se aloja la gran mayoría de esos archivos que se descargan porque no son españolas. Y poco lograrán clausurando las páginas de enlaces españolas, salvo aumentar el tráfico de las extranjeras (taringa.net, por ejemplo). Además, están los buscadores sobre los servidores de alojamiento y muchas más herramientas de pirateo que yo apenas intuyo. De ahí que los SS saben que han de globalizarse, que el GH debe ser mundial. Nada de paraísos internáuticos locales, no podemos admitirlos porque desmontan el sistema, quiebran la eficacia de la lucha contra la piratería, socavan la seguridad pública.
Sin embargo, me temo, que por ese camino no llegarán a ningún sitio. Joderán, sin duda, y lograrán pírricas victorias. Pero mucho más ingeniosos y rápidos que los SS son los piratas. La lógica represiva de los primeros les obligará necesariamente a forzar cada vez más las cosas hasta límites que, confío, los gobernantes no sean capaces de dar. Al final, el afán de proteger la propiedad intelectual, al irrumpir en otros derechos mucho más sagrados, se volverá contra sus propios defensores. Mucho más inteligente sería que estos señores (y el gobierno también, por supuesto) buscaran otros caminos, asumiendo que los avances tecnológicos (digitalización y transmisión de datos) ha mandado al garete el sistema montado hasta entonces. Pero, como eso no va a ocurrir a corto plazo, estaremos atentos al amplio conjunto de medidas que, según nos anuncian, son inminentes.
CATEGORÍA: Política y Sociedad
Se mezclan dos cosas distintas, aunque interrelacionadas, no sé si interesadamente.
ResponderEliminar1) La propiedad intelectual: yo soy 'propietario intelectual' de este comentario
2) los beneficios que al autor/propietario le puedan o no reportar
Y a eso hay que añadir la tan invocada función social de la cultura y su acceso fácil a todos.
Siempre fui simpatizante de unas normas de convivencia basadas en la anarquía. Lo de Internet me parece (sin entenderlo demasiado), una herramienta revolucionaria, pero también un espacio anárquico, donde las normas y castigos parecen imposibles. Mi reflexión consiste en constatar que para que existiera un régimen de desgobierno medianamente aceptable, los individuos deberían poseer un grado de ecuanimidad y moralidad que me parecen imposibles de adquirir. Porque lo que está pasando con la propiedad intelectual es un robo colectivo de lo más inmoral. Es como si mañana en los huertos dejaran de existir las barreras físicas y la población entera se dedicase a asaltar los tomates y lechugas al grito de: ¡la tierra no le pertenece a nadie! o ¡quitemos a los intermediarios que se lucran abusivamente con las hortalizas! Y por si fuera poco todo el tema de la inmoralidad, luego queda el pequeño problema práctico: ¿De que comerán los creadores? ¿O vamos a dejar eso de la creación a los amateurs (como una actividad secundaria para realizar en tu tiempo libre)?
ResponderEliminarPor seguir con tu símil, Chrysagon, lo que al parecer se pretende con la normativa que castigará las descargas ilegales es, exactamente, ponerle puertas al campo. Es decir, el paradigma de lo imposible, según la tradicional expresión castellana. Se ha planteado, efectivamente, una situación absurda, en la que todo el mundo puede coger gratis lo que no solo antes le costaba dinero, sino que tiene, evidentemente, un dueño que legítimamente aspira a vivir de la venta de lo que ya casi nadie ve necesidad de comprar. Este absurdo, en mi opinión, es consecuencia directa de un absurdo anterior que, por ser menos visible, e ineludible para los consumidores de hace veinte años, no nos parecía tal: los precios arbitrarios y disparatados que tenía la "cultura" para el consumidor final. Ni lo que a un consumidor le cuesta un disco ni lo que le cuesta la copia legal de una película tiene la menor correspondencia real con lo que cuesta producirlos ni con lo que los productores originales, músicos y cineastas, perciben por su creación. La desorbitada diferencia es la igualmente desorbitada ganancia que durante años y años se han metido en el bolsillo distribuidores, discográficas y parásitos del cine y a la que, con la interesada complicidad de los gobernantes y legisladores, se niegan ahora a renunciar. La revolución de Internet amenaza con llevarse por delante, junto con este disparate que por mí bien puede irse a tomar viento, cuanto antes mejor, las razonables expectativas de vivir de su trabajo de los músicos, los intérpretes, los actores, los directores, los guionistas... Los daños colaterales y las víctimas inocentes son una cosa que se da mucho en las revoluciones.
ResponderEliminarY la solución, claro, no puede ser la que pretenden los por definición miopes, y por oportunidad interesados, gobernantes y legisladores. O inventan una forma cómoda de vender a un precio razonable, a través de Internet, claro, lo que ya casi nadie está dispuesto a comprar por otro sitio, o el asunto se irá al carajo. Yo estoy muy dispuesto a pagar un precio lógico por una pieza musical que me interese y me descargue de Internet, renunciando a lo que comprendo que es un robo, aunque ahora lo cometa alegremente, que es bajármela gratis por eMule o por Ares. Pero ya no estoy dispuesto a pagar veinte ni treinta euros por un disco incómodo en que me vienen seis, sabiendo que los intérpretes -la música clásica, por ejemplo, no devenga derechos de autor- verán una pequeñísima parte de lo que pago y el resto servirá para que las multinacionales del dico den dividendos astronómicos y sus ejecutivos sigan cobrando sueldos diez o veinte veces mayores que el mío. Tampoco acepto que la SGAE y sus émulos sigan amontonando millones por los derechos de autor estimados a bulto de obras que nadie controla, en la práctica, quién debe cobrar (¿a quién se le liquida el canon preventivo que pago con cada cacharro que compro, "por si" copio "algo" ilegalmente con él?) y que se quedan para pagar palacetes y contratos blindados de tres vivos que, encima, han comprado medio Congreso para hacer y deshacer a su antojo. Injusticia por injusticia, en este caótico momento opto por la que me beneficia a mí, es decir, la descarga ilegal. Para que renuncie yo a ella, tendrán otros antes que renunciar a la mucho más grande que les beneficia/ba a ellos.
Estoy de acuerdo con lo de que las revoluciones tienen sus efectos colaterales. Que sea imposible poder salvaguardar los legítimos derechos de la propiedad intelectual no sé a dónde nos conducirá. Pero lo que sí tengo claro es la inmoralidad del asunto, y no me vale lo de decir que es muy caro. Precisamente eso dicen los agricultores, que lo que ellos perciben es ridículo en comparación al precio en que sus productos llegan al consumidor. Lo que no saben los agricultores, es el sueldo que gana el empleado de la frutería, el alquiler del local, el transporte, el almacenaje, etc. por todo lo cual el precio se dispara. Fijaros lo que cuesta una botella de agua mineral, en el manantial ni siquiera tiene precio: es gratis. Además, si lo relevante fuera el asunto del precio serían los implicados, en este caso los creadores, los que pondrían el grito en el cielo como lo han hecho los agricultores, ¡pero no!, somos nosotros “los consumidores” los que nos arrogamos la sabiduría de saber lo que debe costar un disco, un libro o una foto ¡que casualidad! Y perdón: ¡que descaro!
ResponderEliminarA mí es que estos señores me recuerdan a aquellos luditas de la Revolución Industrial que destruían telares porque les quitaban el trabajo. No se puede ir contra el progreso tecnológico. En lugar de tanto criminalizarnos deberían buscar alternativas al negocio.
ResponderEliminarBesos
Vuelvo a repetir que e una discusion de este tipo con tantos elementos y actores implicados hay que ser riguroso con las definciones y conceptos: una cosa es la 'propiedad' intelectual, que alude más bien al plagio y al prestigio, pero la palabra "propiedad" es muy fea y, como bien dice Vanbrugh, finalmente la parte dle león de esa propiedad de verdad, la d ela spleas, no es del creador, sino del intermediario.
ResponderEliminarY cuidado con las metáforas, como la de la agricultura y lo alimentos y las puertas al campo, porque lo que hacen los agricultores, peqñuelos míos, no sólo es cultivar tomates por un precio irrisorio, sino mantener el teritorio donde se cultivan esos tomates, crear y sostener ese paisaje que vemos desde la ventanilla del ave o del coche y que nos parece tan bonito. Igualmente, lo que hacen los escasos verdaderos creadores (y no la mayoria de cantamañas y bisbales que van de tal) es crear un paisaje ameno, esencial para la supervivencia, como el otro de la metáfora del campo, que se llama cultura.
Cuando yo sea ministro de la cosa esta de internet (aunque también quiere serlo malherido, pero sólo será mi subsecretario) sus vais a enterar.
No sé teclear sin mirar, aludiendo a propiedad en mi primer párrafo: "la d ela spleas" es: 'la de las pelas', aunque supongo que sabéis traducirme.
ResponderEliminarEn mi anterior comentario admití demasiado deprisa que las descargas de archivos con derechos de autor sean un robo. No lo son. Lo dije en parte por contagio del mantra que difunden a todas horas los parapolicías de la propiedad intelectual -es terrible, acaba surtiendo efecto- y en parte porque mi argumento era otro y me daba lo mismo. Pero para que haya un robo tiene que haber un propietario a quien se despoje de la posesión; y descargándome una música o una película en eMule yo no despojo de nada a nadie. El legítimo dueño sigue disfrutando de la posesión de su creación exactamente igual que antes de mi descarga. Y tampoco puede decirse que le he privado del precio que dejo de pagar, porque yo jamás habría pagado por lo que me descargo gratis. Mal puedo quitarle lo que nunca ha tenido. Me bajo de Internet músicas y películas que en ningún caso compraría. Me niego a admitir que eso tenga el menor parentesco con un robo. ¿Robaba acaso hace quince años cuando grababa para mi uso la película o el disco que me prestaba un amigo? La consigna de que las descargas sean un robo es puro terrorismo intelectual, y del peor, porque el terrorismo de los poderosos siempre es más condenable, por impune y prepotente. Y al final, lo que están protegiendo ni siquiera es la propiedad intelectual: con el pretexto de salvaguardar los derechos de autor y de proteger la cultura lo que de verdad persiguen es el control de Internet, este milagroso espacio de libertad en el que todavía no han conseguido meter su sucia cuchara. Anda y que les den.
ResponderEliminarYa que veo a Vanbrugh tan serio, y puesto que dije en mi comentario anterior lo de “robo colectivo” yo también quiero puntualizar, que aún no quitando nada a la esencia de mi visión de este asunto, llamar robo a hacer una copia pirata me parece un exceso y pido disculpas por si alguien se ha sentido aludido.
ResponderEliminarLansky: Totalmente de acuerdo. Una cosa es ser propietario de algo y otra muy distinta sacar rentabilidad económica de ese algo. En mi opinión, la confusión es descaradamente intencionada.
ResponderEliminarChrysagon: Tú mismo has rectificado la calificación de robo colectivo así que no te la rebato. Preguntas que de qué comerán los creadores. Pues no lo sé, pero seguro que algo se inventarán adaptándose a las condiciones actuales. Siempre ha habido creadores y siempre los seguirá habiendo, porque va con el ser humano la necesidad de expresarse, de escribir, de pintar, etc ... Cosa distinta es la forma de sacar rentabilidad a esa actividad. Y, por cierto, no me parece tan absurdo eso de dejar la creación a los amateurs (piensa en Kafka, Van Gogh, etc). De hecho, visto lo visto, me repatean un poco quienes se consideran artistas profesionales porque, en todo caso, la profesionalidad alude sólo a su dependencia económica respecto a su actividad de creación y para nada a su calidad como creador.
Vanbrugh: No estoy del todo convencido que la principal causa de la piratería sea el alto precio "legal" del producto descargado. Obviamente es un factor importante, pero dudo que por mucho que sea justo el precio de un mp3, pueda competir la venta con la descarga gratuita. Yo lo veo todavía más radicalmente; estoy convencido de que, a la larga, la "cultura" susceptible de digitalizarse circulará libremente (aunque sea ilegalmente) por la red y que eso implica replantearse completamente la rentabilidad de las actividades de "los creadores" descartando basarlas en la venta de esos productos. Para que algo pueda ser vendido tiene que poderse controlar su posesión y ese control de la posesión es lo que entra en crisis con internet de manera generalizada. Puede ser injusto, pero es así y más vale que se actúe en consecuencia.
Chrysagon Tu símil de los agricultores me vale para seguir con mi comentario a Vanbrugh. Piensa que en el modelo internet muchísimos de los costes de la cultura desaparecen o, al menos, no son necesarios. Ciertamente, la elaboración de algunos de esos productos seguirá siendo cara (una película, por ejemplo) por lo que, una de dos, o encuentran la forma de tener ingresos al margen de la posesión del "producto" (que ya es digital desde su origen) o simplemente no se producirán. Yo apuesto a que se dará la primera opción, que, de hecho en el caso del cine español, ya funciona en gran medida. A lo mejor se podría ir a un sistema de "mecenazgo" público y pagar en función de las descargas que ha tenido un "producto".
Nanny: Ay, los luditas; fíjate que hasta me caían simpáticos. A diferencia de los SGAEistas actuales, ellos al menos eran coherentes. Y, en efecto, deberían buscar alternativas de negocio, que las hay, aprovechando las nuevas tecnologías. Lo otro es nadar contracorriente y, antes o después, se ahogarán.
ResponderEliminarLansky Me gusta eso del "paisaje" cultural. Y estoy convencido de que la creación de ese paisaje (esencial para nuestra supervivencia, como bien dices) no está seriamente amenazada. Más bien me atrevería a decir que la confusión interesada entre propiedad intelectual y el aprovechamiento pecuniario de la misma es uno de los factores más relevantes en el afeamiento de ese paisaje (y podríamos exprimir la analogía al urbanismo).
Vanbrugh: Incuestionable tu demostración de que cuando descargas un archivo no robas porque no despojas al propietario de su posesión (que, como la propiedad es intelectual, la posesión se refiere a la obra intelectual, no al soporte a través del cual se distribuye). Más débil (no quiero decir que erróneo) es el argumento de que privas al autor (y a todos los intermediarios) del dinero que dejas de pagar porque nunca lo habrías pagado, ya que te lo descargas gratis. Justamente esa obviedad es lo que desespera a la SGAE: como se puede obtener el producto gratis nadie lo va adquirir sin pagar, luego dejan de ganar dinero. Solución fácil: que no se pudiera bajar gratis, convirtiendo en ilegítimo el que la gente se "preste" los productos por la simple razón de que ese préstamo es ahora masivo gracias a internet. El que tú sólo te bajes de internet música y películas (también puedes bajarte libros, por cierto) que no comprarías en caso de no poder bajártelas, es irrelevante desde el punto de vista general (aunque no lo sea en tu caso individual). Porque, dándole la vuelta a tu afirmación, equivale a decir que no compras películas ni música (aunque no hubiera internet), único supuesto en el que sería absolutamente cierto que tus descargas no están privando a los autores de una ganancia.
De otra parte, totalmente de acuerdo en tu calificación de terrorismo intelectual a la falsedad de que las descargas son un robo. Y también en la laudatoria opinión de que internet es un "milagroso espacio de libertad en el que todavía no han logrado meter la cuchara"; pero lo pretenden con ahínco, no lo dudes.
Chrysagon: Nada hombre, yo al menos no me he dado por aludido.
Da gusto participar en un debate que te abre la mente a nuevas ideas, os lo agradezco a todos, pues después de leer y pensar sobre lo escrito salgo con la impresión de que algo nuevo se está gestando, y no tendrá nada que ver con lo que había antes. Yo estaba equivocado y mantenía una posición anticuada, que ya no comparto. Esta fascinante revolución tecnológica nos está llevando por nuevos paisajes todavía difusos, que debemos observar como espectadores, pero también como actores y defensores de la libertad. He dicho.
ResponderEliminar¡Chapeau! Qué nivelazo de debate, ya quisiera la ministrilla esta de cultura (la asesoré en una peli a petición de mi amiga Belén y ya me pareció algo boba, aunque no todo es culpa suya en este penoso asunto).
ResponderEliminarUna cuestión. Precisamente lo que debería buscar esa comisión ministerial en lugar del camino estúpido (y confío que inviable) de prohibir es “cómo” los creadores van a vivir de su trabajo a partir de ahora (los profesionales, como bien distingue Miroslav); buscar nuevas fórmulas de retribución y si de paso se eliminan intermediarios y chupópteros de la industria cultural, mejor. Hay que echarle imaginación. Quizás, regalando CD en los conciertos junto a la entrada (se paga por entrar en el concierto, por la música en directo, pero te regalan/te cobran el CD al entrar); quizás colgando publicidad en las webs de descargas…yo qué sé, que hagan su trabajo en vez de prohibir, es más difícil pero es lo que tienen que hacer.
Dejo el link al blog de un guionista profesional que ofrece un punto de vista razonable, moderado y realista sobre este asunto. Hay muchas cosas de él que no comparto, pero me parece interesante:
ResponderEliminarhttp://www.fotogramas.es/Blogs/El-guionista-hastiado/y-recoge-tempestades