Sexo, mentiras y messenger (y IV)
En el post anterior omití intencionadamente algunos datos, a fin de que quien leyera las conversaciones recibiese las mismas impresiones que inicialmente tuvo Sandra. Casi todos los que han comentado han dado por supuesto que Lola es la chica. No es así; Lola es Alex, ese personaje insolente, vanidoso y gallito. Bajo la personalidad de un chico, Lola ha mantenido contactos con diversas chicas; con dos de ellas (la que sale en el post anterior y Alma) estos contactos se han mantenido durante periodos muy largos (más de dos años con ambas simultáneamente).
El personaje de Alex, que se va desvelando a lo largo de tantísimas horas de conversación, es de una coherencia caracterológica asombrosa, teniendo en cuenta que lo ha ido construyendo una niña entre los catorce y los diecisiete años. Las notas más significativas de su personalidad son bastante opuestas a las que Lola muestra de sí misma. Es muy borde y Lola, hasta hace poco, no lo ha sido. Es tremendamente machista, en la faceta “protector de las débiles mujeres”. Es duro e independiente; alardea de no necesitar de la afectividad de las chicas a las que “enamora” y, por supuesto, de tener un éxito absoluto con todas las que quiere. Al mismo tiempo, tiene una vena de Quijote, caballero andante que, por muchas golferías que haga (ante lo requerido que está por tantas pibitas), guarda una especie de fidelidad noble a su novia y a su queridísima prima. Lola, en cambio, es muy insegura y se pone nerviosísima ante cualquier acontecimiento futuro, por nimio que sea.
Este “alter ego” psicológico comparte muchos aspectos de la realidad de Lola, a modo de Jeckyll y Hyde. Supongo que eso era lo que más le convenía para no cometer errores mientras representaba su papel masculino. Así, Alex vive en la misma ciudad que Lola, su historia familiar es prácticamente la misma, las cosas que hace son las propias de su entorno, etc. Los aspectos que no pueden ser cubiertos recurriendo a la Lola real encuentran solución en un chico a quien ésta conoce; de tal forma que Alex se inspira en el novio de una amiga de Lola. Son las fotos de este chico las que envía compulsivamente a todos sus contactos; incluso ha llegado a grabarle con el móvil pequeños clips y retazos de su voz que posteriormente ha pasado a través del messenger.
También la mayoría de personas a las que se refiere Alex en sus conversaciones son reales, amigas suyas o del chaval cuya imagen suplanta. A este respecto hay que resaltar dos: Laura, “la novia” e Isa, “la prima”. Laura es su mejor amiga desde la infancia, prácticamente desde el hospital en el que ambas nacieron casi a la vez. Es una chica muy guapa que puede que sea la única a la que Lola le haya confiado algunos de los aspectos ocultos de su intimidad; tenemos algunos indicios en este sentido, pero para nada estamos seguros. Ya puestos a elucubrar, Sandra ha pensado si, a lo mejor, Lola ha estado (¿o sigue estando?) realmente enamorada de Laura, aunque ésta no es lesbiana. La prima Isa es la propia Lola, a la que Alex siempre ensalza como una piba estupenda y, al mismo tiempo, presenta como objeto de deseo de todos los tíos, pero inalcanzable (el propio Alex se encarga de protegerla). A propósito, en la conversación del post anterior, el tal Manu era también la propia Lola que, engañando a la chiquita enamorada, lo hacía aparecer para escenificar los personajes de la prima virginal y deseada y el primo caballeroso y protector frente al salido repugnante.
Naturalmente, sobre las referencias reales que le sirven para no perder la continuidad narrativa, Lola va enriqueciendo su personaje con mentirijillas sobre su vida, las más de ellas exageraciones infantiles destinadas a impresionar a sus contactos (tiene jacuzzi en casa, una moto, disfruta de libertad casi absoluta y medios económicos para hacer casi cuanto quiere, etc). Todas estas “mentiras decorativas” resultan muy infantiles, pero visto desde una óptica adulta. Lo cierto es que “encajan” bien en la imagen que uno se va haciendo del personaje, dándole consistencia y verosimilitud.
Y, desde luego, el personaje resulta absolutamente creíble para las chicas con las que contacta. Todavía no tenemos claro cómo las contacta; todo indica que a través de chats públicos en los que se intercambian (imaginamos) las respectivas cuentas para agregarse mutuamente al msn. Sea como sea, el caso es que, bajo la personalidad de Alex, Lola mantiene conversaciones con muchas chicas más o menos de su edad. La táctica siempre es similar: va intimando con ellas y haciéndose “colega”, pero jugando intencionadamente con una ambigüedad afectiva, de modo que es fácil pasar de la “amistad” al “enamoramiento”. La combinación algo caótica de “chico sensible y caballeroso” y “fanfarrón machista y borde” le da resultados espléndidos, ya que consigue que varias se le queden colgadas.
Lo que no está claro es hasta qué punto Lola se implica afectivamente con esas chicas. En algunos casos pareciera que para ella se trata de un juego retorcido que acaba cuando ve que la chica se ha enamorado de Alex, como si el interés desapareciera una vez conseguido el reto. Sin embargo, en otros, el larguísimo periodo de relación que mantiene con algunas insinúa que en Lola se ha creado una dependencia afectiva respecto a esas chicas, por supuesto desde presupuestos falsos y radicalmente distintos de los de la otra. Ahora bien, a contrario sensu, llama la atención que las dos chicas con las que Lola ha mantenido más largas relaciones virtuales (la que aparece en el post anterior y Alma) hayan sido contemporáneas durante casi año y medio; y en esa sincronía ambas estaban enamoradas de Alex y éste les “correspondía” a ambas (¿también Lola?).
Otra cuestión sorprendente es la extrema habilidad que ha desplegado Lola para mantener estas ficciones durante periodos tan largos. Es inagotable el catálogo de argucias al que ha recurrido para evitar quedar en evidencia; no sólo para no conocerse físicamente (relativamente fácil de justificar dada la lejanía), sino para no hablar por teléfono, no poner la cam ni el micro en el ordenador, explicar las incongruencias en las que inevitablemente a veces incurría, etc. A este respecto, Lola tiene claro que la mejor defensa es un buen ataque, lo que se traduce en exigir siempre honestidad a sus interlocutoras y acusarlas duramente de mentirosas a la más mínima sospecha, indignándose en cambio cada vez que se pone en duda su sinceridad. El éxito logrado sólo se entiende desde un dominio mental muy grande sobre sus interlocutoras, a las que manipula y hace afectivamente dependientes. Estas habilidades psicológicas son, desde luego, preocupantes; máxime en una adolescente de tan corta edad.
Sólo Alma la descubrió. Eso ocurrió cuando, habiendo quedado para verse en Madrid en un viaje de Lola las pasadas navidades, Alex no se presentó a la cita. La prima de Alex (la propia Lola sin tapujos) llamó a Alma para contarle una historia rocambolesca que explicara la ausencia de su “primo”. Sin embargo, esta vez no coló completamente y la chica destapó el pastel. Por lo que sabemos fue un golpe terrible para ella, pero también para Lola. Fue por esa época (principios de este año) cuando hubo de confesarle a su madre que había mantenido una relación de amor bellísima a través de internet con un chico maravilloso llamado Alex pero que se había acabado, aunque ella sabía que un amor tan grande no podía acabar. Sandra, que para entonces ya tenía indicios de las tormentas interiores de su hija, la creyó; el sufrimiento de su hija era demasiado expresivo para no ser verídico.
Puede que lo fuera; pero también durante ese periodo de tormentas seguía con actividad por el messenger, manteniendo contactos más esporádicos, muchos de índole sexual, tanto con tías como con tíos, tanto con personalidad masculina como femenina. Y también puede que, aun sintiendo como sentía, permitiera ver a su madre esos sentimientos (adecuadamente disfrazados) a fin de tranquilizar los temores de ésta. Todo lo cual nos lleva a preguntarnos hasta qué punto las emociones y la inteligencia de Lola están bien conectadas entre sí, hasta qué punto coexisten en su cerebro pasión desbordada y frialdad calculadora. A este respecto, según Alma, cuando Lola dialogaba con ella como Alex, se creía realmente que era Alex (leyendo las conversaciones esto no resulta ningún disparate).
Tras la ruptura vino la reconciliación. Alma había llegado a tal grado de dependencia afectiva respecto a Alex (y puede que viceversa) que no podía prescindir de esa persona de la que se había enamorado, aunque fuera una chica. Así, durante los últimos seis meses han vivido una nueva relación que, al menos para Alma (según le ha dicho a Sandra), es una montaña rusa de emociones que la tienen confundida. Quiere a Lola, dice estar enamorada, se ha abierto totalmente a ella, quiere que vivan juntas; pero, al mismo tiempo, a ella le atraen los chicos y para nada las chicas, aunque reconoce que no sabe si le gustaría hacer el amor con Lola. Por otra parte, está convencida de que a Lola le pasa algo similar. Crea Alma lo que crea, Lola no es sincera con ella y le sigue ocultando muchas cosas.
Hay muchas más historias que se cruzan y que no pueden relatarse aquí. Lo que ha venido viviendo Lola, provocado por ella misma, le ha pasado factura en estos últimos meses en otros aspectos de su vida, lo que todavía añade factores a la complejidad del asunto. Creo, no obstante, que con lo que he escrito cualquiera se puede hacer una idea de que no se trata de un problema fácil, de que hay que andar con pies de plomo y estar lo más seguro posible de varias cosas antes de hacer movimientos que pudieran ser contraproducentes. Sé que la historia, por más que sólo haya aportado algunas pinceladas, tiene su interés narrativo y más todavía psicológico. Pero, aparte de su interés, creo que cualquiera puede entender que es fuente, más que justificada, de preocupación para la madre. Esperemos que tenga la suficiente prudencia e inteligencia (el amor a su hija le sobra) para contribuir a que se abran las mejores salidas para el bien de Lola. Dicho lo cual, pienso que lo mejor es dar por acabada esta serie de posts (que posiblemente serán borrados en un futuro).
El personaje de Alex, que se va desvelando a lo largo de tantísimas horas de conversación, es de una coherencia caracterológica asombrosa, teniendo en cuenta que lo ha ido construyendo una niña entre los catorce y los diecisiete años. Las notas más significativas de su personalidad son bastante opuestas a las que Lola muestra de sí misma. Es muy borde y Lola, hasta hace poco, no lo ha sido. Es tremendamente machista, en la faceta “protector de las débiles mujeres”. Es duro e independiente; alardea de no necesitar de la afectividad de las chicas a las que “enamora” y, por supuesto, de tener un éxito absoluto con todas las que quiere. Al mismo tiempo, tiene una vena de Quijote, caballero andante que, por muchas golferías que haga (ante lo requerido que está por tantas pibitas), guarda una especie de fidelidad noble a su novia y a su queridísima prima. Lola, en cambio, es muy insegura y se pone nerviosísima ante cualquier acontecimiento futuro, por nimio que sea.
Este “alter ego” psicológico comparte muchos aspectos de la realidad de Lola, a modo de Jeckyll y Hyde. Supongo que eso era lo que más le convenía para no cometer errores mientras representaba su papel masculino. Así, Alex vive en la misma ciudad que Lola, su historia familiar es prácticamente la misma, las cosas que hace son las propias de su entorno, etc. Los aspectos que no pueden ser cubiertos recurriendo a la Lola real encuentran solución en un chico a quien ésta conoce; de tal forma que Alex se inspira en el novio de una amiga de Lola. Son las fotos de este chico las que envía compulsivamente a todos sus contactos; incluso ha llegado a grabarle con el móvil pequeños clips y retazos de su voz que posteriormente ha pasado a través del messenger.
También la mayoría de personas a las que se refiere Alex en sus conversaciones son reales, amigas suyas o del chaval cuya imagen suplanta. A este respecto hay que resaltar dos: Laura, “la novia” e Isa, “la prima”. Laura es su mejor amiga desde la infancia, prácticamente desde el hospital en el que ambas nacieron casi a la vez. Es una chica muy guapa que puede que sea la única a la que Lola le haya confiado algunos de los aspectos ocultos de su intimidad; tenemos algunos indicios en este sentido, pero para nada estamos seguros. Ya puestos a elucubrar, Sandra ha pensado si, a lo mejor, Lola ha estado (¿o sigue estando?) realmente enamorada de Laura, aunque ésta no es lesbiana. La prima Isa es la propia Lola, a la que Alex siempre ensalza como una piba estupenda y, al mismo tiempo, presenta como objeto de deseo de todos los tíos, pero inalcanzable (el propio Alex se encarga de protegerla). A propósito, en la conversación del post anterior, el tal Manu era también la propia Lola que, engañando a la chiquita enamorada, lo hacía aparecer para escenificar los personajes de la prima virginal y deseada y el primo caballeroso y protector frente al salido repugnante.
Naturalmente, sobre las referencias reales que le sirven para no perder la continuidad narrativa, Lola va enriqueciendo su personaje con mentirijillas sobre su vida, las más de ellas exageraciones infantiles destinadas a impresionar a sus contactos (tiene jacuzzi en casa, una moto, disfruta de libertad casi absoluta y medios económicos para hacer casi cuanto quiere, etc). Todas estas “mentiras decorativas” resultan muy infantiles, pero visto desde una óptica adulta. Lo cierto es que “encajan” bien en la imagen que uno se va haciendo del personaje, dándole consistencia y verosimilitud.
Y, desde luego, el personaje resulta absolutamente creíble para las chicas con las que contacta. Todavía no tenemos claro cómo las contacta; todo indica que a través de chats públicos en los que se intercambian (imaginamos) las respectivas cuentas para agregarse mutuamente al msn. Sea como sea, el caso es que, bajo la personalidad de Alex, Lola mantiene conversaciones con muchas chicas más o menos de su edad. La táctica siempre es similar: va intimando con ellas y haciéndose “colega”, pero jugando intencionadamente con una ambigüedad afectiva, de modo que es fácil pasar de la “amistad” al “enamoramiento”. La combinación algo caótica de “chico sensible y caballeroso” y “fanfarrón machista y borde” le da resultados espléndidos, ya que consigue que varias se le queden colgadas.
Lo que no está claro es hasta qué punto Lola se implica afectivamente con esas chicas. En algunos casos pareciera que para ella se trata de un juego retorcido que acaba cuando ve que la chica se ha enamorado de Alex, como si el interés desapareciera una vez conseguido el reto. Sin embargo, en otros, el larguísimo periodo de relación que mantiene con algunas insinúa que en Lola se ha creado una dependencia afectiva respecto a esas chicas, por supuesto desde presupuestos falsos y radicalmente distintos de los de la otra. Ahora bien, a contrario sensu, llama la atención que las dos chicas con las que Lola ha mantenido más largas relaciones virtuales (la que aparece en el post anterior y Alma) hayan sido contemporáneas durante casi año y medio; y en esa sincronía ambas estaban enamoradas de Alex y éste les “correspondía” a ambas (¿también Lola?).
Otra cuestión sorprendente es la extrema habilidad que ha desplegado Lola para mantener estas ficciones durante periodos tan largos. Es inagotable el catálogo de argucias al que ha recurrido para evitar quedar en evidencia; no sólo para no conocerse físicamente (relativamente fácil de justificar dada la lejanía), sino para no hablar por teléfono, no poner la cam ni el micro en el ordenador, explicar las incongruencias en las que inevitablemente a veces incurría, etc. A este respecto, Lola tiene claro que la mejor defensa es un buen ataque, lo que se traduce en exigir siempre honestidad a sus interlocutoras y acusarlas duramente de mentirosas a la más mínima sospecha, indignándose en cambio cada vez que se pone en duda su sinceridad. El éxito logrado sólo se entiende desde un dominio mental muy grande sobre sus interlocutoras, a las que manipula y hace afectivamente dependientes. Estas habilidades psicológicas son, desde luego, preocupantes; máxime en una adolescente de tan corta edad.
Sólo Alma la descubrió. Eso ocurrió cuando, habiendo quedado para verse en Madrid en un viaje de Lola las pasadas navidades, Alex no se presentó a la cita. La prima de Alex (la propia Lola sin tapujos) llamó a Alma para contarle una historia rocambolesca que explicara la ausencia de su “primo”. Sin embargo, esta vez no coló completamente y la chica destapó el pastel. Por lo que sabemos fue un golpe terrible para ella, pero también para Lola. Fue por esa época (principios de este año) cuando hubo de confesarle a su madre que había mantenido una relación de amor bellísima a través de internet con un chico maravilloso llamado Alex pero que se había acabado, aunque ella sabía que un amor tan grande no podía acabar. Sandra, que para entonces ya tenía indicios de las tormentas interiores de su hija, la creyó; el sufrimiento de su hija era demasiado expresivo para no ser verídico.
Puede que lo fuera; pero también durante ese periodo de tormentas seguía con actividad por el messenger, manteniendo contactos más esporádicos, muchos de índole sexual, tanto con tías como con tíos, tanto con personalidad masculina como femenina. Y también puede que, aun sintiendo como sentía, permitiera ver a su madre esos sentimientos (adecuadamente disfrazados) a fin de tranquilizar los temores de ésta. Todo lo cual nos lleva a preguntarnos hasta qué punto las emociones y la inteligencia de Lola están bien conectadas entre sí, hasta qué punto coexisten en su cerebro pasión desbordada y frialdad calculadora. A este respecto, según Alma, cuando Lola dialogaba con ella como Alex, se creía realmente que era Alex (leyendo las conversaciones esto no resulta ningún disparate).
Tras la ruptura vino la reconciliación. Alma había llegado a tal grado de dependencia afectiva respecto a Alex (y puede que viceversa) que no podía prescindir de esa persona de la que se había enamorado, aunque fuera una chica. Así, durante los últimos seis meses han vivido una nueva relación que, al menos para Alma (según le ha dicho a Sandra), es una montaña rusa de emociones que la tienen confundida. Quiere a Lola, dice estar enamorada, se ha abierto totalmente a ella, quiere que vivan juntas; pero, al mismo tiempo, a ella le atraen los chicos y para nada las chicas, aunque reconoce que no sabe si le gustaría hacer el amor con Lola. Por otra parte, está convencida de que a Lola le pasa algo similar. Crea Alma lo que crea, Lola no es sincera con ella y le sigue ocultando muchas cosas.
Hay muchas más historias que se cruzan y que no pueden relatarse aquí. Lo que ha venido viviendo Lola, provocado por ella misma, le ha pasado factura en estos últimos meses en otros aspectos de su vida, lo que todavía añade factores a la complejidad del asunto. Creo, no obstante, que con lo que he escrito cualquiera se puede hacer una idea de que no se trata de un problema fácil, de que hay que andar con pies de plomo y estar lo más seguro posible de varias cosas antes de hacer movimientos que pudieran ser contraproducentes. Sé que la historia, por más que sólo haya aportado algunas pinceladas, tiene su interés narrativo y más todavía psicológico. Pero, aparte de su interés, creo que cualquiera puede entender que es fuente, más que justificada, de preocupación para la madre. Esperemos que tenga la suficiente prudencia e inteligencia (el amor a su hija le sobra) para contribuir a que se abran las mejores salidas para el bien de Lola. Dicho lo cual, pienso que lo mejor es dar por acabada esta serie de posts (que posiblemente serán borrados en un futuro).
CATEGORÍA: Todavía no la he decidido
A cuadros me quedado. Supongo que tener el poder de mentir atrae.
ResponderEliminarPasmada estoy. Esto es demasiado complejo como para intentar, siquiera, dar una opinión. Menos aún un consejo.
ResponderEliminarBesos
Una pregunta ¿Y si en vez de ser Lola lesbiana y estar enamorada de la tal Alma, lo que siente es la atracción de la manipulación de esas personas? El control sobre ellas y al saberse descubierta siente la pérdida de ese control y eso es lo que la hace sentir mal. El poder siempre causa dependencia incluso para las personas emocionalmente maduras y cuesta mucho deshacerse de él... cuanto más en una persona tan joven que en cierta medida se ha sentido superior con esas chicas.
ResponderEliminarAunque solo ha sido una intuición al leerte.
Besos de una maia.
menudo problema tiene tu amiga Sandra,
ResponderEliminara mi modo de ver Lola sufre una bipolaridad severa, pero me parece que Wendeling esta en lo cierto, de pronto ella no sea lesbiana, sino que el medio (internet, msn, etc)le facilita la manipulacion de personas a la cual probablemente sea adicta...
en fin, muy confuso todo, pero indudablemente tu amiga debe poner esto en manos de profesionales...
mucha suerte!
No,Eva.Ese comportamiento no es propio de un bipolar.Un bipolar no adopta distintas personalidades.Creo que Lola sí tiene un problema psicológico (o quizá es algo propio de la adolescencia,con sus inseguridades y dudas...).El haber adoptado un rol diferente a su personalidad ,de manera virtual, y el manejar a las personas le da sensación de poder y control,algo de lo que carece habitualmente.Y así se siente segura.
ResponderEliminarNo sabría aconsejar...pero probablemente Sandra debería pedir ayuda a un psicólogo.Para Lola...o para ella misma,para que le ayude a afrontar la situación...
Tremendo...
ResponderEliminarNi una palabra más se me ocurre decir.
Estoy con Wen, creo que lo que le pasa es que al tenertantos miedos en su vida real ha encontrado la forma de manipular a la gente, de no quedarse callada ante nada, de oir lo que quiere oir. Esto siendo chica es más dificil, porque los chicos a esa edad no se van a dejar "chulear" así por una niña, pero una niña tal vez si por un niño (hablo por experiencia propia).
ResponderEliminarCreo ( lo digo con mucho cuidado, porque no soy portadora de la verdad absoluta) que lo que yo haría es enfrentarme a ella. Cuantas más vueltas de Sandra y más la engañe haciendo como que no sabe cosas que sabe, peor. Yo soy partidaria de decir siempre la verdad, duela lo que duela. De todas formas le dolerá, y durante un tiempo se va a sentir dolida con su madre, pero y? es su madre y debe hacer lo mejor para su hija.... que tal dejarla sin internet? "demasiados gastos, hija, no puedo con todo" Se que va a sonar muy , muy feo, pero es necesario que la hunda. Si, luego estará ahí para darle la mano y sacarla a flote, pero como no meta mano ya la cosa se le puede escapar de las manos, y esta niña es muy lista.
Yo la cogería, la sentaría en el sofá, cerraría la puerta con llave (para q no se largue)y le diría que qué narices significa todo lo que está haciendo.
Si Lola dice que su madre se ha metido en sus cosas... que es lo malo??? Una madre siempre vela por sus hijos. Yo tmb lo haría, y más cuando descubres un pastel así. Mi manera de ser, por mis vivencias en el pasado y en el presente, no me dejaría seguir mintiendole a Lola sobre lo que se y lo que me duele el saberlo.
Cuando mi madre me pilló haciendo cosas "malas" estuve dolida con ella 2 meses. Las mentiras que me dijo, la manera de liar las cosas para salir ella impune de todo lo que hacía mal, los cuentos chinos que me explicaba para quedar como la "buena"... todo eso aun no lo he olvidado.
Pero claro, eso es lo que yo pienso.
Un beso.
P.D.= aunque no quieras escribir más post sobre el tema, dinos de vez en cuando como va la cosa.
Me han pedido pasa por aquí y trate de dar mi opinión. Complicado. Desde el punto de vista diagnóstico no podemos hablar de un trastorno de personalidad múltiple, ya que la otra personalidad, la de Lola, no se enfrenta a la anterior. Y ese es uno de los criterios diagnósticos.
ResponderEliminarDesde el punto de vista sexual, no veo desviación alguna. No tengo clara la homosexualidad completa, si acaso una desidentidad sexual. Pero pudiera ser lesbiana. En cualquier caso, eso no sería un problema. Lo sería el no ser capaz de asumirlo. Pero visto lo visto, creo es capaz de asumirlo en caso de ser así.
Parece algo más relacionado con algún indicio premórbido pero a saber de qué.
El caso es que via messenger bien pudiera tratarse de una simple inseguridad en donde apoyarse en otra identidad le ayuda a sentirse más poderosa, controladora y segura de sí misma. Lo importante, bajo mi punto de vista, es lo que hace en su día a día, no vía messenger.
Sin duda requiere intervención urgente, como mínimo para ver si hay diagnóstico real.
No sé si es mayor de edad. Si lo es, poco se puede hacer en este sentido. Si no lo es, se puede obligar al diagnóstico clínico.
Antes de alarmarse, es mejor asegurarse.
Pero no pinta bien, siento ser tan directa.
Un beso a tu amiga, si quiere hablar conmigo, aquí estoy.
Yo opino como Amanda; necesita un diagnostico y lo más rápido posible para realmente ver que la pasa.
ResponderEliminarPor lo demás, no puedo decir nada; es muy complicado para mí.
Sólo espero que las vaya bien.
Se me antoja un problema de dependencia a un "videojuego". Y me explico.
ResponderEliminarTodo el que se haya sentado delante de una consola o de un pc a jugar a un nuevo juego, ha generado un cierto grado de dependencia que le ha llevado a no levantarse durante horas a pesar de los calambres. El objetivo, llegar a la pantalla final. A veces no, porque jugando a los Sims, por ejemplo, no está claro el objetivo final. Sueñas con ello, te obsesionas con ello, buscas excusas para no salir de casa y engancharte todos los ratitos libres que salen al paso... El nivel de dependencia con el juego es directamente proporcional al éxito que tengamos manejándolo.
En la vida a través del mesenger sucede lo mismo en muchas ocasiones. Psicológicamente, a grandes rasgos, hay muy poca diferencia entre cómo se desarrolla un videojuego de manipulación psicológica y una conversación con alguien real que no ves y que no oyes. Sólo la madurez emocional es capaz de establecer una clara línea de separación entre ambos conceptos.
Llegando a este punto, sin ser psicóloga ni nada parecido (sólo un poco filósofa), a falta del resto de la información, veo que a Lola se le ha derrumbado el castillo de naipes, y que está sufriendo por dos motivos: por un lado, ya no puede usar como antes la manipulación (clave de su éxito); y por otro lado, el saberse causante de daño hacia otra persona (ella es capaz de ponerse en la situación de Alma, de hecho ha estado/está tan alicaída por lo que Alma hubiera pensado de ella al descubrirla).
Bueno, ha sido un punto de vista más. Quizá os ayude o quizá no. Desde luego, comparto que Sandra pida consejo a un profesional.
Besos.
Leyendo el blog dolcevita vi el comentario para Amanda sobre este blog.
ResponderEliminarLeyendo la historía he recordado una propia, yo tuve una experiencia muy similar con mi hermana, ella tendría unos 19 20 años por aquel entonces. Ella se creó un personaje con unas caracterías, una profesión y demás que nada tenía que ver con la realidad. Empezé a sospeñar por su compartamiento retraido e individualista que no había tenido antes, así como leyendo las conversaciones guardas cada vez que me surgía la oportunidad y demás...Jamás le dige nada, por vergüenza ajena principalmente. Desconozco hasta que punto llego con la gente que conoció por el chat,sé que se veía por lo menos con algunos.Lo que sí les puedo decir, es que un día sin más lo dejó,(pasaron algunos años), evidentemente tampoco conozco los motivos que le llevaron a esto. Sólo les puedo decir que ahora está felizmente casada, con una vida "normal" y real, y que no queda nada de aquel personaje.
Sé lo duro y desconcertante que puede ser, llegué a pensar que había perdido a mi hermana, que ya nada sería lo mismo, con el agravante que yo sabía que con quién hablaba eran hombres mayores y no sabía hasta que punto la podían manipular. Ella erea "mayor" como para hacer lo que quisiera sin yo poder oponerme. Llegué a creer que tenía un trastorno o algo parecido. Sea como sea, no todo acaba mal, evidentemente no sé como terminará esta historia, pero quería dar un soplo de esperanza. Supongo que este tipo de historias es más común de lo que creemos, aunque nos parezca increible.
Gracias a todos.
ResponderEliminarMiroslav, necesito saber como encontrar esos archivos xml del msn. Al leer esta historia me he puesto muy suceptible por muchas cosas.
ResponderEliminarSolo decirte que eres un gran amigo y que Sandra tiene suerte al tenerte para ayudarla.
Hombre, la verdad esq llegados a este punto, es preocupante como poco.
ResponderEliminarAunque hay poco consuelo para esto, yo tb tuve unos añitos de mucho messenger y foros casi las 24 horas del día. Dejé el colegio, de salir con mis amigas, gastaba muchísimo en movil, quedaba con gente del messenger... pero bueno. Un día pasó y ahora mi messenger está casi desierto y no lo echo de menos.
Le convendría hacer deporte, conocer gente nueva y no tener tiempo para llegar a casa y sentarse en el pc... Así acabó mi dependencia.
Todo pasa.