lunes, 18 de mayo de 2009

Soluciones al "acertijo literario"

Todo texto es un acertijo y también (o si se prefiere) contiene múltiples acertijos. El texto cuya primera parte publiqué el pasado 9 de mayo tenía pensado encabezarlo ¿Dónde vas? ¿Dónde has estado? que es justamente el título del relato de Joyce Carol Oates que, con quizá demasiada libertad, he traducido. Pero la verdad es que ese título no me gustaba demasiado —y sigue sin gustarme)— pese a las reminiscencias dylanianas (A Hard Rain's A-Gonna Fall). Entonces se me ocurrió no decir cuál era ese relato y proponer a mis lectores que lo averiguasen. El acertijo podría tener cierta dificultad si no existiera internet, ya que basta con teclear Arnold Friend en Google para enterarse inmediatamente de todo. Sopesé la posibilidad de cambiar los nombres propios, incluso ir más lejos y adaptar la historia a otro contexto, geográfico y temporal. Pero tampoco se trataba de desvirtuar demasiado mi interés inicial que no era otro que traducir(me) el texto de la Oates.

Así que pensé, pues digo que se trata de un acertijo pero no lo enuncio, de forma que el primer acertijo pasa a ser descubrir cuál es el acertijo; y eso hice, titulando el post Acertijo literario, de modo que el adjetivo aportara una pista añadida. Pasaron tres días hasta que alguien aludió en los comentarios al título del post; ¿por qué se titula acertijo literario? preguntó Casiopea. Me decidí a contestar y ya enseguida empezaron a caer las respuestas acertadas. Júbilo fue el primero en mencionar el título, aunque antes Reverendo advertía de otros acertijos (a los que luego me refiero). Luego Strika intuyó certeramente que Bob Dylan jugaba un papel en esta historia y, en un posterior comentario, precisó que la canción del de Minnesota que había inspirado a la Oates era It's All Over Now, Baby Blue. Este era justamente el tercer posible acertijo del post, abundantemente señalizado con cinco versiones de dicha canción que, en la segunda parte, he aumentado con seis más. Seguro que pocos conocían tantas versiones del mismo tema y ninguna cantada por su autor (para completar el exceso, aquí va una más esta del propio Dylan, pero también distinta de la original).


Bob Dylan, Live 1975-The Rolling Thunder Revue

Alguien podría entender (Júbilo, por ejemplo) que el acertijo consistía en descubrir el porqué se me había ocurrido traer este texto al blog y, siendo todavía más enrevesado, si había una intención oculta trayéndolo, si pretendía dar algún mensaje críptico (o no tanto). No, no se me ocurrió en absoluto que mis motivos fueran materia de la adivinanza y mucho menos quería decir nada pasando a mi blog la historia de la quinceañera Connie; no obstante, la jubilosa elucubración me sirve para contar la génesis personal del post. La cosa es que la Oates es una autora de la cual hasta hace poco no sólo no había leído nada sino que desconocía hasta su existencia. Las dos únicas novelas suyas que he leído (A media luz y La hija del sepulturero), me han gustado, sorprendido e interesado en muchos y diversos aspectos. Me sorprendió también que no supiera nada de esta autora, que no es precisamente una jovencita (cumplirá 71 en un mes) y tiene publicada una vastísima obra que toca casi todos los géneros (aclaro que a veces me sorprende que siga sorprendiéndome ante la enormidad de lo que desconozco, pero es así). Empecé pues a indagar sobre esta mujer y comprobé que ha sido poco traducida a nuestro idioma (aunque no tan poco como para excusar mi ignorancia) además de enterarme de curiosidades sobre su vida y obra que avivaron más mi interés. Entre éstas, por ejemplo, que es una apasionada del boxeo, asunto sobre el cual ha escrito abundantemente (si bien Lansky dice que no tiene ni idea, opinión que no puedo cuestionar porque ni he leído nada de la Oates al respecto ni tampoco sobre boxeo sé apenas nada); pero también que la música de Dylan y la propia personalidad del cantante ha sido muy significativa en su vida, lo cual sí me resultaba más relevante. De hecho, fue a través de esta conexión como llegué al relato que me he atrevido a traducir: Where Are You Going, Where Have You Been?

Este relato fue publicado en el número de otoño de 1966 de Epoch, la revista literaria de la universidad de Cornell y se inspiró en un hecho real acaecido en Tucson, Arizona, entre una chica adolescente y un carismático asesino en serie. Joyce Carol Oates admiraba a Dylan desde el 63 (a partir de la publicación de Freewheelin') y de ahí, supongo yo, que le apeteciera dedicarle un relato; y más éste porque, según su propia confesión, mientras lo escribía oía repetidamente la canción It's All Over Now, Baby Blue, cuya melodía le pareció que ambientaba perfectamente la atmósfera de su historia. Yo diría que no sólo la melodía, sino también, en alguna medida, la letra: el "todo se ha acabado ya, chica triste" de la canción enlaza con el hipnótico discurso de Arnold queriendo convencer a Connie de que la etapa de su vida familiar había acabado. En fin, para no darle más vueltas: descubrí este cuento porque, indagando sobre la Oates, descubrí su relación con Dylan y me interesó leer el relato que le había dedicado (además de sugerirme el tema del tercer acertijo).

Yo no domino el inglés y menos en textos con una mínima calidad literaria y suficiente acervo léxico. Pude hacer una primera lectura para pillar el argumento general de la historia pero, sobre todo, para darme cuenta de que había muchas cosas que me perdía. Así que me decidí a traducirlo, tarea para mí bastante trabajosa. A medida que iba leyendo los resultados literales (o lo más literales posibles) me daban ganas de reescribirlo con mis propias palabras, si bien intentando mantener el estilo de la autora. De éste quizá la nota más destacada es ese ritmo machacón, lento, repetitivo, basado en lo prolijo y minucioso de los detalles, que logra ir agobiando al lector, contribuyendo magníficamente a la sensación de ansiedad que se pretende transmitir, a que nos angustiemos empáticamente con lo que le puede suceder a Connie. Naturalmente, no he sido capaz de llegar al nivel de Oates; de hecho, mi "traducción" tiene una longitud apenas poco más de la mitad del original debido a las supresiones y condensaciones. Pero, como ya dije en un comentario, me apetecía darme cuantas libertades quisiera, aunque espero no haber traicionado demasiado el relato. Una última e importante razón para incorporar el cuento al blog fue que, pese a tener más de cuarenta años y haber sido abundantemente recogido en antologías estadounidenses, que yo sepa no está traducido al castellano (consulté el ISBN).

Antes de acabar este ya largo post debería referirme a los verdaderos acertijos que no son otros que los del propio relato de Oates. ¿Quién era Arnold Friend? El diablo, según las más de las interpretaciones críticas. ¿Qué le sucedió a Connie? Pues no se sabe, la autora prefirió dejar el final abierto; pero a mí me da que nada bueno. Pero sobre todos estos misterios, los que sí son propiamente literarios, hay abundantes escritos críticos (eso sí, en inglés).


CATEGORÍA: Literaturas

6 comentarios:

  1. Seré sincero: nunca había oído hablar siquiera de la Oates, menos aún leído nada suyo. Creí tuyo el cuento, escrito en español -eso habla muy bien de tu traducción- hasta que leí en tu comentario que no eras el autor. Metí en Google las primeras palabras: "Se llamaba Connie, tenía quince años", pero no me salio nada. Se me hizo la luz al recordar que había "una aportación tuya, quizás no muy lograda". ¡Lo habías traducido! A juzgar por la ambientación, del inglés. Volví a guglear, esta vez metiendo "Her name was Connie, she was fifteen", y encontré entre los veinte primeros resultados, dos artículos sobre el cuento que, además de reproducirlo, lo desmenuzaban, hablaban de su autora, de su inspiración, de sus posibles interpretaciones, todo. La verdad es que con Internet, un poco de imaginación y otro poco de paciencia la mayoría de los acertijos son bastante fáciles de resolver.

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  2. Connie (es Laura Dern,no?) es la niña mona en la que siempre (muchos varones) nos hemos fijado alguna vez y nos ha castigado con su indiferencia. Tal es su arrogancia y vanidad que se espera que algún día le toque aprender una lección: que es débil como las demás.Y ahí aparece una figura que simbolice la tentación, como es Arnold Friend. Y esa desafiante tentación suele llegar de muchas maneras. Por eso tenía mis dudas sobre si Arnold era un personaje real o no. Nadie sabe tanto e incluso un sabio como Fausto se las tuvo que ver el diablo.

    Ha sido divertido,pero me ha cogido lento.

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  3. Pues yo te agradezco la entrada porque tampoco conocía a Oates y me permitió descubrirla, así como este relato.

    Creo que lo que hiciste no es una traducción propiamente dicha, ya que suprimiste varias cosas y, aunque el concepto de fidelidad está muy gastado, no podríamos decir que el nuevo texto se apega fielmente al original. No leí en su totalidad el original (pero lo haré, ya está en mis marcadores), pero sí leí el último párrafo y por eso sabía que Connie tenía los ojos marrones). :P

    Pero todo esto no desmerita tu trabajo. Al contrario. Creo que el resultado (¿un nuevo relato inspirado en el original?) es muy bueno. Fluye muy bien y se lee como si originalmente hubiera sido escrito en español. :)

    También me llamó la atención la cantidad de textos críticos y de análisis que hay acerca de este relato. Y con respecto a lo que le sucedió a Connie, yo también prefiero no saberlo y creo que por eso el final del cuento es tan bueno.

    Un beso

    P.D. La version interpretada por Gal Costa la descubrí a partir de tu entrada. La compuso Caetano Veloso junto con Péricles Cavalcanti.

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  4. Tu capacidad imaginaiva es desbordante, por eso haces casitas y planes urbanísticos.
    En serio, me quito el sombrero.

    Por cierto, tampoco he leído nada de esta buena mujer. Tanto por leer y descubrir aún...
    Un besazo, Miroslav.

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  5. Muchas gracias por desvelar el acertijo, supongo que a mí me faltaban datos para poder dar con la solución. A lo sumo podía llegar a pensar que Arnold Friend era el diablo, de resto nada de nada.

    Besos

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  6. Pues me parece que llego un poco tarde para descubrir el acertijo, jeje, pero la verdad es que no lo hubiese podido descifrar sin echar mano de San Google. No he leído nada de la Oates, pero sí había leído en algún sitio una buena reseña sobre "La hija del sepulturero".

    A ver si el próximo acertijo tiene pregunta... y llego puntual.

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