viernes, 27 de enero de 2012

Eisenhower en Madrid

Veinte años después del final de la guerra civil, la tarde del 21 de diciembre de 1959, aterriza en la base americana de Torrejón el Boeing 707 de la presidencia de Estados Unidos, penúltima etapa de una gira de 19 días por once países de Eisenhower. En el aeródromo madrileño le recibe Franco, henchido de gozo y agradecimiento por el espaldarazo internacional que significa esa visita. Se monta un cortejo con los jefes de Estado en un coche descubierto a través de las calles de la capital, adornadas con 60.000 banderas, 20.000 retratos de ambos y arcos florales e iluminadas con más de un millón de bombillas. Al yanqui y su séquito lo alojan en el palacio de La Moncloa y por la noche cena de gala en el de Oriente. El leit motiv recurrente en los discursos (por parte española, sobre todo) es el empeño compartido en la lucha contra el diabólico comunismo, causa común que coloca al régimen franquista entre los "defensores de la libertad". Al día siguiente, muy tempranito, conversación oficial entre ambos mandatorios y sus asesores en el palacio de El Pardo. Nada muy concreto, tono cordial pero no demasiado, vaguedades sobre la situación internacional, autoalabanzas de Franco a su propia política con la intención, algo patética, de lograr un más decidido apoyo norteamericano y ausencia de compromisos por parte de Eisenhower; incluso hubo un leve desencuentro al tocar el tema del maltrato que recibían en España los protestantes. Luego, traslado a Torrejón y despedida a Mr. Marshall. En ese momento se toma la foto más famosa de la visita presidencial.

¿Quién es el militar que sale en segundo plano entre Eisenhower y Franco? La solución a esta adivinanza es muy fácil, así que no hace falta que la diga. Pero mucho más interesante es indagar en la vida de ese tipo, uno de los personajes que más influyeron en la marcha de los acontecimientos que jalonaron la historia del mundo durante la segunda mitad del siglo pasado, entre ellos los que vivió este país para pasar del régimen anterior al que ahora "disfrutamos" (o sea, la oficialmente llamada Transición).







8 comentarios:

  1. Vernos Walters, claro.

    Yo era un niño, pero ya entonces comprendí que Franco e Ike se podían entender gremial o corporativamente, por ser ambos militares; luego entendí que también compartían su anticomunismo y responsabilidades (p.ej.- la de Eiseonhower de convertir la paz en guerra fría)

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  2. ¿Sabes algo de Vanbrugh?, me estraña su desaparición d emi blog los dos últimos posts, incluído el que le dedico

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  3. Yo era un bebé de cuatro meses, pero me temo que si hubiera tenido tu edad en aquel entonces difícilmente habría entendido nada; imagino que ni siquiera me habría importado eso de que viniera el presidente de los americanos.

    No, no sé nada de Vanbrugh. Vanbrugh, si nos oyes, da señales de vida.

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  4. Osea que ¿ tu próximo post será sobre Vernon Walters ?

    Del 59, recuerdo la guerra de Argelia o lo que los políticos llamaban "les évènements d' Algérie". Había que rezar por los soldados caídos, que subieran al cielo, lo que a mí me llenaba de terror : los imaginaba cayéndome encima desde el cielo.

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  5. No, C.C, mi próximo post ya ha sido, y no sobre Vernon Walters. Pero a lo mejor vuelve a aparecer este maquiavélico (y malvado) personaje en este blog.

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