Anillos de plata
En 1996 Denny Pattyn, un pastor evangelista de Arizona, fundó el movimiento del Anillo de Plata que, según sus propias palabras, tiene por objeto fomentar la abstinencia sexual hasta el matrimonio. Sus promotores consideran que tienen la misión de motivar, educar y apoyar a los jóvenes para que adopten el estilo de vida de Cristo, manteniéndose vírgenes hasta el matrimonio. Pretenden que la castidad prematrimonial vuelva a ser la norma en vez de la excepción.
La promoción de la castidad se hace mediante la combinación de un mensaje "duro" y otro religioso. El duro consistiría en presentar catastrofistamente el incremento de enfermedades de transmisión sexual y de embarazos adolescentes, ofreciendo la abstinencia como la mejor opción contra los que consideran de los más graves problemas de nuestras sociedades. El mensaje que complementa el anterior muestra la abstinencia sexual no como un déficit, sino como un valor, algo de lo que sentirse orgulloso y que, además, responde a las enseñanzas y virtudes cristianas. De todos modos, la insistencia en los desastres del sexo devalúa, en mi opinión, el mensaje religioso; pero da igual.
Los chavales que pertenecen a este movimiento lucen orgullosos un anillo de plata, que es el símbolo de su decisión de llegar vírgenes al matrimonio. Recomiendan que el niño tenga al menos 12 años y que su padres lo sepan y apoyen su decisión. También el movimiento está abierto a aquellos chicos que ya han tenido actividad sexual (todos cometemos errores y necesitamos que nos den una segunda oportunidad). El anillo no se consigue por las buenas; el chaval tiene que asistir a un show de unas dos horas, pleno de efectos especiales, música, vídeos; al acabar, los aspirantes al anillo pronuncian sus votos de castidad y son premiados con el distintivo (por supuesto, pagan por el acto, por el anillo y por los demás productos que adquieran).
No he encontrado información suficiente para saber en qué consiste exactamente la castidad que preconiza este movimiento; o dicho más precisamente: de qué actos o prácticas han de abstenerse los chicos del anillo. Las cursis canciones del movimiento así como algunas declaraciones que he leído, dejan claro que nada de meter el palito en el agujerito pero ¿a cuantos más actos se aplica la prohibición? ¿Puede un "anillista" besar en la boca, acariciar o ser acariciado? ¿Y masturbarse? Recordando los matices con que nos obsequió Clinton cuando el asunto Lewinsky, no tengo nada claro que la abstinencia esté perfectamente codificada.
El caso es que parece que el movimiento tiene un relativo éxito en Estados Unidos y en países anglosajones. Ha logrado adscribir a sus filas a algunos jóvenes famosos (creo que Britney Spears fue, en su día, una de ellos) y va creando una especie de "estado" de opinión, de revalorización fashion de la castidad que, si bien carecerá de relevancia en cuanto a la reducción significativa de embarazos adolescentes o enfermedades sexuales, sí vale para apuntalar discursos agresivos e interesados de determinados grupos (muchos vinculados a la Iglesia Católica, aunque los del Silver Ring no provengan de sus filas). Así, supongo que muchos de los que ven con simpatía a esta gente, compartirán el deseo de una sociedad puritana (en lo sexual) y que vuelvan a reprobarse los comportamientos de quienes no son castos.
Recientemente, en la gala Video Musical Awards 2008 de la MTV, un humorista británico llamado Russell Brand se dedicó a ridiculizar a Bush, Sarah Palin y a los Jonas Brothers (un grupo por vinculado al movimiento cristiano de la castidad), burlándose de quienes llevaban el anillo de plata. Entonces, Jordin Sparks, la ganadora del Operación Triunfo americano, una chica negra de 18 años, subió al escenario para, enfrentándose al humorista, decir ante las cámaras que "no está mal llevar un anillo de la pureza porque no todos, chicos o chicas, quieren ser unos guarros (sluts)". Por lo visto, la chica se ha convertido en una especie de heroína americana (máxime cuando el "gracioso" era foráneo) que se suma a los efectos de la nueva oleada conservadora personalizada en la aspirante a vicepresidente por los republicanos (el ama de casa que viene a salvarnos, como dice un amigo). Pero lo que quiero resaltar de la breve frase de la Sparks es su inequívoca calificación de quienes no son castos; lo grave no es que se fomente la castidad, sino que ese fomento vaya unido a la descalificación de los otros, los guarros.
En otro orden de cosas, es evidente que la castidad garantiza la inmunidad al embarazo y a las enfermedades de transmisión sexual; sin embargo, apostar desde la política pública por dicha opción no es precisamente el mejor camino, sino el de fomentar la educación sexual. Estados Unidos, con sus graves carencias en educación sexual (en gran medida debidas a los hipócritas planteamientos puritanos), tiene efectivamente unas tasas altísimas de maternidad adolescente (mayores que la India o Ruanda); en cambio, los países con menores índices son justamente los que socialmente tienen actitudes más abiertas a la educación sexual: Holanda, Dinamarca, Suecia y Alemania (en ese orden). La propia Unicef reconoce que los cambios de las políticas públicas (y la valoración social) pasando de recomendar la abstinencia a promover la educación sexual (con las infraestructuras sociosanitarias adecuadas) fueron clave para que en muchos países se lograra una reducción significativa de los embarazos adolescentes. El problema (público) de quienes defienden la abstinencia es que, a la vez, se ven obligados a oponerse a la educación sexual; ¿qué sentido tendría recomendar el uso del condón cuando se insiste en la castidad?
Está también el eterno asunto de la demonización del sexo, una obsesión de todas las iglesias cristianas desde la noche de los tiempos (creo que San Pablo tuvo mucho que ver en esto). Nunca he logrado entender (desde mis primeras experiencias sexuales adolescentes) por qué la castidad es algo tan importante a la que se atribuyen valores morales excelsos. Desde luego, lo de que ese era el "estilo de vida" de Cristo no deja de ser una mera invención. ¿Quién sabe si Jesús tuvo relaciones sexuales y qué opinaba al respecto? En mi opinión (y algo sé del asunto), esta "ética de la castidad", esta pretensión de que se trata de "valores morales", a lo único que conduce es a la infelicidad personal de muchas personas.
En fin, que aceptando que haya quienes promuevan la abstinencia sexual hasta el matrimonio, creo que no estaría mal que hubiese, en igualdad de derechos y de consideración, quienes animasen a experimentar el sexo responsable e intensamente, a conocer el propio cuerpo y el de los otros, aprendiendo a recibir y dar placer. Pienso que un movimiento de estas características (el opuesto al del anillo de plata), desmontando los prejuicios sobre el sexo, contribuiría mucho más a la felicidad de los humanos. Pocas actividades existen (si es que hay alguna) que faciliten más el acceso a estados de felicidad, de alegría, de bienestar físico y espiritual y, lamentablemente, pocas personas son capaces de aprovecharlas tanto como deberían. Y, en vez de aprender a hacerlo, nos ponemos a fomentar la castidad. Pues vale.
La promoción de la castidad se hace mediante la combinación de un mensaje "duro" y otro religioso. El duro consistiría en presentar catastrofistamente el incremento de enfermedades de transmisión sexual y de embarazos adolescentes, ofreciendo la abstinencia como la mejor opción contra los que consideran de los más graves problemas de nuestras sociedades. El mensaje que complementa el anterior muestra la abstinencia sexual no como un déficit, sino como un valor, algo de lo que sentirse orgulloso y que, además, responde a las enseñanzas y virtudes cristianas. De todos modos, la insistencia en los desastres del sexo devalúa, en mi opinión, el mensaje religioso; pero da igual.
Los chavales que pertenecen a este movimiento lucen orgullosos un anillo de plata, que es el símbolo de su decisión de llegar vírgenes al matrimonio. Recomiendan que el niño tenga al menos 12 años y que su padres lo sepan y apoyen su decisión. También el movimiento está abierto a aquellos chicos que ya han tenido actividad sexual (todos cometemos errores y necesitamos que nos den una segunda oportunidad). El anillo no se consigue por las buenas; el chaval tiene que asistir a un show de unas dos horas, pleno de efectos especiales, música, vídeos; al acabar, los aspirantes al anillo pronuncian sus votos de castidad y son premiados con el distintivo (por supuesto, pagan por el acto, por el anillo y por los demás productos que adquieran).
No he encontrado información suficiente para saber en qué consiste exactamente la castidad que preconiza este movimiento; o dicho más precisamente: de qué actos o prácticas han de abstenerse los chicos del anillo. Las cursis canciones del movimiento así como algunas declaraciones que he leído, dejan claro que nada de meter el palito en el agujerito pero ¿a cuantos más actos se aplica la prohibición? ¿Puede un "anillista" besar en la boca, acariciar o ser acariciado? ¿Y masturbarse? Recordando los matices con que nos obsequió Clinton cuando el asunto Lewinsky, no tengo nada claro que la abstinencia esté perfectamente codificada.
El caso es que parece que el movimiento tiene un relativo éxito en Estados Unidos y en países anglosajones. Ha logrado adscribir a sus filas a algunos jóvenes famosos (creo que Britney Spears fue, en su día, una de ellos) y va creando una especie de "estado" de opinión, de revalorización fashion de la castidad que, si bien carecerá de relevancia en cuanto a la reducción significativa de embarazos adolescentes o enfermedades sexuales, sí vale para apuntalar discursos agresivos e interesados de determinados grupos (muchos vinculados a la Iglesia Católica, aunque los del Silver Ring no provengan de sus filas). Así, supongo que muchos de los que ven con simpatía a esta gente, compartirán el deseo de una sociedad puritana (en lo sexual) y que vuelvan a reprobarse los comportamientos de quienes no son castos.
Recientemente, en la gala Video Musical Awards 2008 de la MTV, un humorista británico llamado Russell Brand se dedicó a ridiculizar a Bush, Sarah Palin y a los Jonas Brothers (un grupo por vinculado al movimiento cristiano de la castidad), burlándose de quienes llevaban el anillo de plata. Entonces, Jordin Sparks, la ganadora del Operación Triunfo americano, una chica negra de 18 años, subió al escenario para, enfrentándose al humorista, decir ante las cámaras que "no está mal llevar un anillo de la pureza porque no todos, chicos o chicas, quieren ser unos guarros (sluts)". Por lo visto, la chica se ha convertido en una especie de heroína americana (máxime cuando el "gracioso" era foráneo) que se suma a los efectos de la nueva oleada conservadora personalizada en la aspirante a vicepresidente por los republicanos (el ama de casa que viene a salvarnos, como dice un amigo). Pero lo que quiero resaltar de la breve frase de la Sparks es su inequívoca calificación de quienes no son castos; lo grave no es que se fomente la castidad, sino que ese fomento vaya unido a la descalificación de los otros, los guarros.
En otro orden de cosas, es evidente que la castidad garantiza la inmunidad al embarazo y a las enfermedades de transmisión sexual; sin embargo, apostar desde la política pública por dicha opción no es precisamente el mejor camino, sino el de fomentar la educación sexual. Estados Unidos, con sus graves carencias en educación sexual (en gran medida debidas a los hipócritas planteamientos puritanos), tiene efectivamente unas tasas altísimas de maternidad adolescente (mayores que la India o Ruanda); en cambio, los países con menores índices son justamente los que socialmente tienen actitudes más abiertas a la educación sexual: Holanda, Dinamarca, Suecia y Alemania (en ese orden). La propia Unicef reconoce que los cambios de las políticas públicas (y la valoración social) pasando de recomendar la abstinencia a promover la educación sexual (con las infraestructuras sociosanitarias adecuadas) fueron clave para que en muchos países se lograra una reducción significativa de los embarazos adolescentes. El problema (público) de quienes defienden la abstinencia es que, a la vez, se ven obligados a oponerse a la educación sexual; ¿qué sentido tendría recomendar el uso del condón cuando se insiste en la castidad?
Está también el eterno asunto de la demonización del sexo, una obsesión de todas las iglesias cristianas desde la noche de los tiempos (creo que San Pablo tuvo mucho que ver en esto). Nunca he logrado entender (desde mis primeras experiencias sexuales adolescentes) por qué la castidad es algo tan importante a la que se atribuyen valores morales excelsos. Desde luego, lo de que ese era el "estilo de vida" de Cristo no deja de ser una mera invención. ¿Quién sabe si Jesús tuvo relaciones sexuales y qué opinaba al respecto? En mi opinión (y algo sé del asunto), esta "ética de la castidad", esta pretensión de que se trata de "valores morales", a lo único que conduce es a la infelicidad personal de muchas personas.
En fin, que aceptando que haya quienes promuevan la abstinencia sexual hasta el matrimonio, creo que no estaría mal que hubiese, en igualdad de derechos y de consideración, quienes animasen a experimentar el sexo responsable e intensamente, a conocer el propio cuerpo y el de los otros, aprendiendo a recibir y dar placer. Pienso que un movimiento de estas características (el opuesto al del anillo de plata), desmontando los prejuicios sobre el sexo, contribuiría mucho más a la felicidad de los humanos. Pocas actividades existen (si es que hay alguna) que faciliten más el acceso a estados de felicidad, de alegría, de bienestar físico y espiritual y, lamentablemente, pocas personas son capaces de aprovecharlas tanto como deberían. Y, en vez de aprender a hacerlo, nos ponemos a fomentar la castidad. Pues vale.
PS: Había pensado poner alguna de las cancioncitas de la órbita de los silver rings pero, la verdad, es que las pocas que he oído no me van demasiado (demasiado ñoñas para mis gustos musicales). Así que pongo una de bastante más calidad, del incombustible Celentano, ya por los setenta tacos. Este tema lo descubrí hace unos días gracias a la última novela de Mazzuco, Un Día Perfecto (muy recomendable); uno de sus personajes pretende oir la canción mientras está en su coche.
CATEGORÍA: Sexo, erotismo y etcéteras
La única mujer que he conocido con una intención seria de llegar virgen al matrimonio tenía novio, vivía con él, estaba liada con su jefe y era lo menos recatado del universo.
ResponderEliminarEso sí, según su amante, era una diosa en la cama. Lo hacía todo a las mil maravillas. Todo, menos perder su preciada virginidad.
Y todo esto sin anillito ni ná...
Yo la calificaba como excéntrica loca con una extraña vena religiosa, ahora descubro que simplemente era moderna.
Un beso.
"Pocas actividades existen (si es que hay alguna) que faciliten más el acceso a estados de felicidad, de alegría, de bienestar físico y espiritual y, lamentablemente, pocas personas son capaces de aprovecharlas tanto como deberían".
ResponderEliminarAbsolutamente de acuerdo contigo. Sólo te ha faltado añadir, desde mi punto de vista, que además es barato, algo fundamental en estos tiempos de crisis.
Un beso
En mi opinión, alardear de con quién NO te acuestas es de tan mal gusto, por lo menos, como alardear de con quién sí. Las personas bien educadas mantienen su vida sexual en la esfera privada. No hay ningún buen motivo, tampoco religioso, para dejar de hacerlo así.
ResponderEliminar(Y el de la buena educación me parece un criterio de conducta bastante más respetable que la mayoría de ellos.)
Qué gracia, me pasa como a Raquel. La única chica que he conocido con obsesión por llegar virgen al matrimonio tampoco era nada recatada la mujer. De hecho siempre comentábamos que había averiguado la utilidad de todos y cada uno de los agujeros corporales excepto del de marras.
ResponderEliminarLuego otras jovencitas sosáinas como muá, estábamos a favor de la campaña del preservativo, hablamos del sexo con cierta soltura y .. perdíamos la virginidad a edades maduritas. Ay que joerse
Creo que con el sexo, en general tenemos mucha educación pendiente tanto chicos como grandes. Lo de demonizarlo le ha hecho mucho daño a nuestra vida sexual.
besitos Miro
Suscribo el fondo de tu post, miroslav, así como los comentarios de raquel (yo también conocí un caso parecido) y de vanbrugh.
ResponderEliminarComo bien vienes a decir -o así te he entendido- lo malo no es ser casto o no serlo, como lo malo, creo yo, no es ser suicida o no serlo o (con más dudas por mi parte) abortar o no abortar, sino: 1) imponer tu elección a los demás, y/o 2) proclamarlo a los cuatro vientos como norma de conducta.
Absolutamente de acuerdo con vanbrugh, sobretodo ahora que tengo un hijo preadolescente...Porque la pregunta es la de siempre, como demonios le planteo el temita, cómo enseñarle a ser libre e independiente en una sociedad, que en su caso es la escuela, que reproduce todos esos cliches que pensaba que estaban acabados (y eso que es pública).
ResponderEliminarSupongo que en los EEUU lo tendría peor.
No sé Silvia, es preocupante que te resulte un problema hablar del temita con tu hijo preadolescente. Yo a mi hija le vengo hablando de sexo desde mucho antes de la preadolescencia. Con lo cual ahora que tiene catorce años no sentimos "vergüenza" ninguna de las dos para hacer referencias a ningún tema. Y curiosamente mi hija es muy puritana, siempre me quedo extrañada de su perspectiva del sexo. Pero aunque hubiera sido al contrario y me hubiera encontrado con una chica adolescente más "valiente", la tranquilidad de sentirte esa persona a la que ella acude cuando tiene dudas es impagable. Eso al fin y al cabo es una buena educación sexual, introducir el tema del sexo en nuestras conversaciones, no como un temita a tocar en una determinada etapa de la vida de nuestros hijos, sino como un tema más, que puede salir o no salir al cabo del día. Porque como dice Vanbrugh nuestra sexualidad forma parte de nuestra intimidad, pero el sexo es un tema más en el que hemos de formarnos.
ResponderEliminarYo no estoy tan de acuerdo en que las personas bien educadas deban mantener su vida sexual en la esfera privada. De hecho creo que tanta privacidad con el sexo lo convierte en un tabú y hablar tranquilamente y con más cotidianidad del asunto lo normaliza, tal y como indica Amy.
ResponderEliminarPero claro cuando digo "hablar de sexo" no me refiero a cuántos o cuántas se ha tirado o dejado de tirar alguien.
Me parece muy acertado distinguir entre la castidad como opción personal y la castidad como "política pública". A mí, personalmente, que alguien quiera llegar virgen al matrimonio me interesa tanto como que alguien quiera perder antes la virginidad: es decir, nada. Las opciones personales de cada uno son eso, personales, y no me parecen ni mejores ni peores, siempre y cuando no quieran imponerlas forzosamente a los demás.
ResponderEliminarAhora, cuando la virtud o la moral se esgrimen como instrumentos para regir la social y solucionar los problemas de esta, sí que pueden ser criticados. Así, pretender acabar con el SIDA propugnando la abstinencia y demonizando el uso del preservativo es algo tan descabellado e hipócrita que roza casi lo criminal.
Marguerite, hay mucha diferencia entre considerar tabú un tema, por un lado, y no hablar de él más que cuando, donde y con quien viene a cuento hacerlo, por el otro. Del mismo modo que no considero que el dinero sea un tema tabú, pero no por ello voy contándole al primero que me encuentro a cuánto ascienden mi sueldo o mi patrimonio ni en qué los gasto, tampoco necesito considerar tabú el sexo para no andar proclamando si me he acostado más o menos veces con esta o aquella señora, ni si he dejado de hacerlo. La naturalidad es estupenda, pero ha de ser eso: natural. Y tan poco natural es negarse a hablar jamás de la propia vida sexual, bajo ninguna circunstancia, como hacer bandera pública de ella y presentarte al mundo como alguien que ha decidido no comerse una rosca hasta que se case. Mi primera reacción ante los jovencitos de los clubs de castidad es preguntarles: "¿Y a mí qué coño me importa que tu te acuestes o no con quién te dé la gana?" Más aún: "¿Por qué tengo que aguantar que conviertas esa cuestión en tema de conversación? Machácatela si quieres o córtatela si no, pero no salpiques." Sigo pensando que la buena educación, a la que acabo de faltar flagrantemente con las anteriores ordinarieces, es un criterio de conducta muy aconsejable, que quizás no nos procure la salvación eterna en el otro mundo ni placeres orgiásticos en este, pero sí nos evita con bastante eficacia, en la mayoría de los casos, molestar y ser molestados.
ResponderEliminarYo me pregunto por qué no hay movimientos que preconicen la honestidad, por ejemplo. Pongámosla en mayúsculas: Honestidad. Ojalá fuera, además, contagiosa, lo mas contagiosa posible.
ResponderEliminarMuy buena idea la tuya, Miroslav, al poner esta meditación hoy.
Un abrazo
Totalmente de acuerdo con tu artículo. Lo malo, como bien dices, no es que alguien preconice la castidad, lo malo es que o intenten imponerla o desprecien a quien no desea llevar ese camino.
ResponderEliminarBesos
A mi los anillos de plata son los que personalmente más me gustan, siempre ofrecen un estilo diferente
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