Canciones tristes de amor
Este fin de semana ha sido musical y melancólico. No es ése mi estado de ánimo, pero me ha dado por buscar canciones tristes de amor, de las que cuentan finales de historias, anuncian separaciones, certifican adioses. Por supuesto, descarto las melosas, aunque es inevitable que cualquier búsqueda traiga ejemplos como la oidísima Goodbye to Love, de Los Carpenters (curioso que ayer aclarara que la cantante country del mismo apellido nada tenía que ver con ellos).
Entre la pléyade de canciones que encajan en esta categoría, una de mis favoritas es, sin duda, Babe I'm gonna leave you (cariño, voy a dejarte). La oiría por primera vez en mi adolescencia y desde el primer momento me cautivó. La guitarra acústica inicial de acordes casi hipnóticos mientras Robert Plant llora los repetitivos versos; las interrupciones amenazantes entre las estrofas, anunciando lo que se avecina, y la voz subiendo por la escala de la desesperación, el intercambio de rasgueos y punteos con las súplicas y gritos vocales hasta que ... Hasta que el cantante que anuncia su abandono cae exhausto y la maravillosa guitarra es como una túnica sutil que cae sobre él como mortaja de su fracaso.
Entre la pléyade de canciones que encajan en esta categoría, una de mis favoritas es, sin duda, Babe I'm gonna leave you (cariño, voy a dejarte). La oiría por primera vez en mi adolescencia y desde el primer momento me cautivó. La guitarra acústica inicial de acordes casi hipnóticos mientras Robert Plant llora los repetitivos versos; las interrupciones amenazantes entre las estrofas, anunciando lo que se avecina, y la voz subiendo por la escala de la desesperación, el intercambio de rasgueos y punteos con las súplicas y gritos vocales hasta que ... Hasta que el cantante que anuncia su abandono cae exhausto y la maravillosa guitarra es como una túnica sutil que cae sobre él como mortaja de su fracaso.
Por cierto, me acuerdo ahora de que años después, sería a finales de los ochenta, oí la versión que de esta misma canción hacía Joan Baez. Me sorprendió no haberla escuchado antes (a la Baez, por culpa de Dylan, la "trabajé" bastante durante la universidad) y también que "versionara" a los Zeppelin. Pero enseguida descubrí que estaba equivocado, ya que la grabación de Joan Baez era de 1962 (de su tercer disco: In Concert) y la de los británicos procedía de su álbum de debut que es de 1969. En su momento me picó la curiosidad y así me enteré de que cuando Jimmy Page fue a conocer a Robert Plant a Birmingham porque andaba buscando un vocalista para el nuevo grupo, éste le cantó su propia versión del tema, a partir, efectivamente, del disco de la Baez. Uno par de meses después, en las famosas sesiones de grabación en los estudios Olympic de Londres (sólo fueron 30 horas, sin apenas ensayos), Plant y Page hicieron sobre la marcha sus propios arreglos y salió el maravilloso tema. Y que conste que la versión de Joan Baez tampoco está nada mal.
Y es que tampoco la cantante gringo-mexicana es la compositora del tema, sino Anne Bredon (California, 1931), una estudiante de postgrado de matemáticas en Berkeley a finales de los cincuenta y aficionada , por lo visto, a componer canciones folk. El Babe I'm gonna leave you lo cantó hacia 1960 en un programa de folk de la KPFA, la emisora de la bahía de San Francisco que, durante esa década, sería acusada por los cazabrujas de entonces (el macarthysmo) de estar controlada por los comunistas. El caso es que la canción debió alcanzar cierta popularidad entre los folkys progres que se recorrían los circuitos universitarios musicales y Joan Baez la escuchó en una de esas sesiones (en el Oberlin College, una prestigiosa universidad privada de Ohio), decidiendo incorporarla a su repertorio. Cuando se publicó el disco citado, la canción aparece como Tradicional, con arreglos de la propia Joan Baez. No parece que la omisión se debiera a la mala fe sino a una confusión de la propia discográfica; en cualquier caso, ya en 1964 el error estaba públicamente subsanado.
Las malas lenguas dicen que Page y Plant sabían bien en 1969 que el tema que versionaban tenía una autora viva y, pese a ello, prefirieron decir también que era tradicional, con sus propios arreglos. Hay quienes opinan que tal ha sido una práctica recurrente del grupo británico ya que muchas de sus famosas canciones fueron grabadas como propias o tradicionales sin reconocer al autor de las mismas (véase esta página, aunque me da la impresión de que se exagera; habré de comprobarlo). Lo cierto es que sólo a partir de 1990, el tema de los Zeppelin aparece atribuido a Anne Bredon (imagino que por sentencia judicial) lo que ha permitido que desde entonces la buena señora haya empezado a cobrar los sustanciosos royalties (seguro que más generosos los provenientes de las ventas de Led Zeppelin que de Joan Baez).
¿Y qué es de la compositora de tan desgarrado tema folk-blues-rock? Pues ya no es una veinteañera universitaria, claro, ni tampoco se dedica a la música. Es una señora de 77 tacos que vive en North Fork, una pequeña ciudad del condado californiano de Madera, en el interior del Estado. Ha debido mantenerse toda su vida consecuente con el rollito hippie de los sesenta y en la actualidad se dedica a la artesanía de tapices y joyas. Aporto el enlace a la galería californiana que comercializa sus obras por si a alguien le apetece comprar un objeto producido por la compositora de una de las mejores canciones del siglo pasado (los precios son asequibles).
La letra de Babe I'm gonna leave you es simple: un hombre le repite insistentemente a una mujer que va a tener que dejarla porque algo (una voz interior que a él le sorprende que ella no oiga) le ordena que se mueva, que se eche al camino. Por supuesto, él preferiría quedarse con la mujer y no descarta volver a ella más adelante (parece querer asegurarse la fidelidad de ella durante su ausencia) pero, con gran dolor, no tiene más remedio que obedecer y abandonarla. Es curioso que el tema haya sido compuesto por una mujer; ¿una visión irónica, quizá, sobre este arquetipo del comportamiento masculino?
Pero, además de ésta, hay dos temas de Dylan que siempre incluiría en mi personal colección de canciones de amores que acaban (o de desamor). La primera, cronológicamente hablando, es Don't Think Twice, It's Alright (No lo pienses dos veces, está bien), grabada en 1963 en el album que lo catapultó a la fama (Freewhelin'). Como en la canción de Bredon, también aquí el hombre se pone a caminar (por una carretera oscura y solitaria) pero, en este caso, no se va porque oiga ninguna voz interior, sino porque no puede seguir más con una mujer. Las estrofas son las parrafadas que le larga a la chica que acaba de abandonar, muy duras palabras rematadas siempre con un "pero qué más da, ni te molestes en pensar en ello". Se ha ido sin despedirse; le encantaría que ella hiciera o dijera algo que le permitiera cambiar de idea, pero está tristemente convencido de que eso no ocurrirá. Le recrimina que la amó y que ella le hizo malgastar su precioso tiempo, que él le dio su corazón pero ella quería su alma. Se mezclan en la canción el rencor y el amor; pero predomina el primero. En la época en que la compuso, Bobby salía con Suze Rotolo (la chica con la que pasea por las calles neoyorkinas en la portada de Freewhelin') pero ya había empezado sus coqueteos con Joan Baez. En el famoso festival de Newport de julio del 63, antes de cantar esta canción dijo al público que se refería a una relación que había durado demasiado; la pobre Suze salió del recinto llorando.
En todo caso, me parece una buena recreación de una ruptura desde uno de los puntos de vista. Pero lo que más me impactó desde el principio (desde que era un chaval sin el más remota conocimiento acerca de las relaciones de pareja) fue esa sensación de inevitabilidad de la incomunicación, de imposibilidad de arreglar una crisis cuando ya se ha instalado. No hay más opción que abandonar, no tiene sentido darle vueltas ni, por supuesto, intentarlo. Ese derrotismo no parece muy propio de un chico de veintidós años. De hecho, las letras de canciones posteriores que es fácil vincular a sus problemas matrimoniales, responden a planteamientos muy distintos; quizá esa actitud juvenil no fuera más que una bravata para "hacerse el duro". Sin embargo, cuántas veces uno se da cuenta que no hay nada que hacer, que no merece la pena ni siquiera pensarlo dos veces.
Don't Think Twice, It's Alright es una de las canciones más versionadas de Dylan; en su propia discografía he contado cinco versiones diferentes. Los versionadores, además de muchos, son de los muy ilustres. Los primeros que la grabaron, ambos en el año 63, fueron Joan Baez y Peter, Paul & Mary. A partir de ellos, muchos más, algunos de los cuales aparecen en la inefable wikipedia; citaré sólo las versiones que conozco: Elvis Presley, Johnny Cash, Ramblin' Jack Elliott, Waylon Jennings, Bobby Darin, Chet Atkins (todas éstas bastante country), las más blues-rock de Rory Gallagher, Eric Clapton o Susan Tedeschi, la punky de Mike Ness y la más melódica pop de Vonda Shepard. Quería adjuntar las de Baez y Clapton, para que lograr un estupendo contraste entre el folk acústico y el rock eléctrico, pero el único video que encuentro de la primera en youtube no me termina de convencer; así que, con ustedes, Eric Clapton en el concierto del Madison Square Garden en homenaje a los 30 añitos de carrera de Dylan.
Las malas lenguas dicen que Page y Plant sabían bien en 1969 que el tema que versionaban tenía una autora viva y, pese a ello, prefirieron decir también que era tradicional, con sus propios arreglos. Hay quienes opinan que tal ha sido una práctica recurrente del grupo británico ya que muchas de sus famosas canciones fueron grabadas como propias o tradicionales sin reconocer al autor de las mismas (véase esta página, aunque me da la impresión de que se exagera; habré de comprobarlo). Lo cierto es que sólo a partir de 1990, el tema de los Zeppelin aparece atribuido a Anne Bredon (imagino que por sentencia judicial) lo que ha permitido que desde entonces la buena señora haya empezado a cobrar los sustanciosos royalties (seguro que más generosos los provenientes de las ventas de Led Zeppelin que de Joan Baez).
¿Y qué es de la compositora de tan desgarrado tema folk-blues-rock? Pues ya no es una veinteañera universitaria, claro, ni tampoco se dedica a la música. Es una señora de 77 tacos que vive en North Fork, una pequeña ciudad del condado californiano de Madera, en el interior del Estado. Ha debido mantenerse toda su vida consecuente con el rollito hippie de los sesenta y en la actualidad se dedica a la artesanía de tapices y joyas. Aporto el enlace a la galería californiana que comercializa sus obras por si a alguien le apetece comprar un objeto producido por la compositora de una de las mejores canciones del siglo pasado (los precios son asequibles).
La letra de Babe I'm gonna leave you es simple: un hombre le repite insistentemente a una mujer que va a tener que dejarla porque algo (una voz interior que a él le sorprende que ella no oiga) le ordena que se mueva, que se eche al camino. Por supuesto, él preferiría quedarse con la mujer y no descarta volver a ella más adelante (parece querer asegurarse la fidelidad de ella durante su ausencia) pero, con gran dolor, no tiene más remedio que obedecer y abandonarla. Es curioso que el tema haya sido compuesto por una mujer; ¿una visión irónica, quizá, sobre este arquetipo del comportamiento masculino?
Pero, además de ésta, hay dos temas de Dylan que siempre incluiría en mi personal colección de canciones de amores que acaban (o de desamor). La primera, cronológicamente hablando, es Don't Think Twice, It's Alright (No lo pienses dos veces, está bien), grabada en 1963 en el album que lo catapultó a la fama (Freewhelin'). Como en la canción de Bredon, también aquí el hombre se pone a caminar (por una carretera oscura y solitaria) pero, en este caso, no se va porque oiga ninguna voz interior, sino porque no puede seguir más con una mujer. Las estrofas son las parrafadas que le larga a la chica que acaba de abandonar, muy duras palabras rematadas siempre con un "pero qué más da, ni te molestes en pensar en ello". Se ha ido sin despedirse; le encantaría que ella hiciera o dijera algo que le permitiera cambiar de idea, pero está tristemente convencido de que eso no ocurrirá. Le recrimina que la amó y que ella le hizo malgastar su precioso tiempo, que él le dio su corazón pero ella quería su alma. Se mezclan en la canción el rencor y el amor; pero predomina el primero. En la época en que la compuso, Bobby salía con Suze Rotolo (la chica con la que pasea por las calles neoyorkinas en la portada de Freewhelin') pero ya había empezado sus coqueteos con Joan Baez. En el famoso festival de Newport de julio del 63, antes de cantar esta canción dijo al público que se refería a una relación que había durado demasiado; la pobre Suze salió del recinto llorando.
En todo caso, me parece una buena recreación de una ruptura desde uno de los puntos de vista. Pero lo que más me impactó desde el principio (desde que era un chaval sin el más remota conocimiento acerca de las relaciones de pareja) fue esa sensación de inevitabilidad de la incomunicación, de imposibilidad de arreglar una crisis cuando ya se ha instalado. No hay más opción que abandonar, no tiene sentido darle vueltas ni, por supuesto, intentarlo. Ese derrotismo no parece muy propio de un chico de veintidós años. De hecho, las letras de canciones posteriores que es fácil vincular a sus problemas matrimoniales, responden a planteamientos muy distintos; quizá esa actitud juvenil no fuera más que una bravata para "hacerse el duro". Sin embargo, cuántas veces uno se da cuenta que no hay nada que hacer, que no merece la pena ni siquiera pensarlo dos veces.
Don't Think Twice, It's Alright es una de las canciones más versionadas de Dylan; en su propia discografía he contado cinco versiones diferentes. Los versionadores, además de muchos, son de los muy ilustres. Los primeros que la grabaron, ambos en el año 63, fueron Joan Baez y Peter, Paul & Mary. A partir de ellos, muchos más, algunos de los cuales aparecen en la inefable wikipedia; citaré sólo las versiones que conozco: Elvis Presley, Johnny Cash, Ramblin' Jack Elliott, Waylon Jennings, Bobby Darin, Chet Atkins (todas éstas bastante country), las más blues-rock de Rory Gallagher, Eric Clapton o Susan Tedeschi, la punky de Mike Ness y la más melódica pop de Vonda Shepard. Quería adjuntar las de Baez y Clapton, para que lograr un estupendo contraste entre el folk acústico y el rock eléctrico, pero el único video que encuentro de la primera en youtube no me termina de convencer; así que, con ustedes, Eric Clapton en el concierto del Madison Square Garden en homenaje a los 30 añitos de carrera de Dylan.
La otra canción de Dylan a que me referí antes es It Ain't Me Babe, grabada en 1964 en el cuarto LP (Another Side). Se trata otra vez del discurso de un hombre a una mujer y nuevamente son palabras duras: "vete, no soy yo el que necesitas, yo te decepcionaría; no siento nada por ti y, además, no estoy solo". Uno se imagina a un chulito presuntuoso cebándose sádicamente en una chica enamorada. Pero también puede cambiarse el contexto y oír la voz de un hombre que no quiere entregar su alma, que no quiere una relación "convencional" en la que ha de ser siempre fuerte para protegerla, cerrar su inteligencia y sus emociones a cambio de ese amor, ser sólo un amante para toda la vida, y nada más. Contra ese tipo de relación se rebela el chico, que se nos antoja el mismo, más o menos, que el de la canción anterior. No soy yo, cariño; no soy yo ese que estás buscando.
La versión original sólo está acompañada de guitarra acústica y armónica, pero tiempo después haría versiones electrificadas que, en mi opinión, le confieren a este tema mucha más fuerza (creo que las primeras versiones eléctricas grabadas provienen de la famosa gira Rolling Thunder Revue). También fue Joan Baez la primera en cantar este tema, que ya aparece en su quinto album. No voy a mencionar más cantantes que han hecho sus versiones, porque ya me he alargado demasiado (supongo que he vuelto a superar mi media de longitud); así que pongo la versión de Baez, que no está nada mal, aunque me parece demasiado dulce y femenina para hacer creíble la letra.
La versión original sólo está acompañada de guitarra acústica y armónica, pero tiempo después haría versiones electrificadas que, en mi opinión, le confieren a este tema mucha más fuerza (creo que las primeras versiones eléctricas grabadas provienen de la famosa gira Rolling Thunder Revue). También fue Joan Baez la primera en cantar este tema, que ya aparece en su quinto album. No voy a mencionar más cantantes que han hecho sus versiones, porque ya me he alargado demasiado (supongo que he vuelto a superar mi media de longitud); así que pongo la versión de Baez, que no está nada mal, aunque me parece demasiado dulce y femenina para hacer creíble la letra.
CATEGORÍA: Canciones y otras líricas
Yo es que para las canciones de desamor (en momentos de desamor) soy muy melodramática, y si no me hacen llorar, no me valen.
ResponderEliminarCon decirte que una ocasión me dio por escuchar machaconamente fados...
Un beso.
...¿"demasiado dulce y femenina para hacer creíble la letra"? Eeeeehh, esto no es muy políticamente correcto, ¿eh?
ResponderEliminarYo creo que la versión de Baez (la de "Baez 5"), así como la de "Don't think twice..." (la de "In Concert 2") son realmente fantásticas, de lo mejorcito que ha hecho.
"Babe, I'm gonna..." me gusta, pero me pone bastante más "Silver Dagger" de "Baez 1"... Si vas a hablar de canciones tristes de amor, llenarás millones de blogs, así que tómatelo con calma...
Saludos.
Pues eso de mandarse a mudar sin siquiera despedirse me suena muy familiar a mi ... he pasado por algunas experiencias de ese tipo ...
ResponderEliminarcreo que es muy tipico de los hombres, sobre todo los de este tiempo (no se animan a cortarle a una mujer)
intuyo que por estos dias andas celebrando cumpleanios, me equivoco?
en ese caso, muchas felicidades!
beso,
Raquel: yo, en cambio, procuro no ser melodramático para casi nada. De todos modos, como he dicho en el post, tampoco estoy en ninguna etapa tristona ni nada parecido.
ResponderEliminarZanobbi: Bienvenido por estos lares. Confío en que admitas la incorrección política, que siempre es menos monótona que su opuesta; así que tu comentario me lo tomo como un cumplido. Con la querida Joan siempre he tenido sentimientos ambivalentes y, qué quieres que te diga, me parece un poquillo blanda. Aun así, me gustan sus versiones dylanianas, pero menos que las originales y que otras muy concretas. Conste que sigo manteniendo mi afirmación: la letra de It Ain't Me Babe no es para cantarla con tanta dulzura.
Ah, y en cuanto a las canciones tristes de amor, ni por asomo tengo afanes enciclopedistas. Si sigues visitándome ya comprobarás que soy muy disperso.
Fantomas: Bienvenido también tú; veo que eres un estudiante argentino, vaya! He paseado un ratillo por tu blog y descubro que bastante de la música que te gusta está también entre mi favorita. Gracias por tus propuestas; ya me explicarás cómo es eso de intercambiar enlaces.
Eva: Gracias por tus felicitaciones; has acertado justo en el día, va a ser que eres (sos) un poco brujita. Ah ... y vale con que te lo take it easy, pero tu silencio se alarga y echo de menos saber de ti. Un beso.
Has tocado uno de mis puntos débiles: los hermanos Carpenter. Me encantan, de hecho sigo escuchando sus canciones de vez en cuando y siempre encuentro la voz de Karen Carpenter única. Lástima que la anorexia se la llevara tan joven.
ResponderEliminarUn abrazo