martes, 14 de marzo de 2017

Provincetown

El primer asentamiento estable de ingleses en América fue el de Jamestown, en Virginia, que se fundó en 1607, a inicios del siglo XVII. Piénsese que prácticamente la totalidad de las ciudades coloniales españolas y portuguesas habían sido ya fundadas durante el siglo anterior, pero también muchas francesas (en Canadá y las Antillas). Para acabar con el contexto temporal, recordemos que en España estamos en los primeros años del reinado del aún joven Felipe III (tenía 29 años) y en Inglaterra todavía llevaba menos en el trono Jacobo (James) I, el primer Estuardo, el que hacía la unión dinástica con Escocia. Recordemos también que la expedición de tres barcos y algo menos de centenar y medio de personas a bordo fue fletada por la London Company, sociedad por acciones bajo los auspicios del nuevo monarca con la intención, precisamente, de establecer asentamientos coloniales en Norteamérica. Es menos conocido, sin embargo, que cinco años antes, en 1602, uno de los tripulantes y fundadores de Jamestown había intentado crear una primera colonia inglesa en los actuales Estados Unidos, más al Norte, en Cape Cod, Massachusetts. Me refiero a Bartholomew Gosnold, personaje casi legendario, protagonista de los mitos fundacionales de los USA. Gosnold nació en Suffolk y se graduó en Leyes en Cambridge; muy joven todavía, con veinticuatro, se casó con Mary Golding, nieta de Sir Andrew Judd, un próspero comerciante que había sido alcalde de Londres y que le permitiría conectar con los empresarios que por aquellos años ansiaban explotar parte del inmenso Nuevo Mundo. Aunque no hay constancia, se supone que en los últimos años del XV debió adquirir experiencia marinera (se conjetura que sirvió bajo el Conde de Essex en sus viajes a las Azores) porque en 1602, con apenas treinta y un años, se le encarga que intente fundar una colonia en la costa de lo que se llamaría Nueva Inglaterra (un territorio cuyos derechos ostentaba el famoso corsario Sir Walter Raleigh, pero por entonces ya había perdido gran parte del favor de la reina quien, en todo caso, moriría al año siguiente).

Gosnold zarpó desde Falmouth, en Cornualles, a bordo de un pequeño bergantín, el Concord, con 32 personas de las cuales 20 eran colonos que habían de asentarse en una nueva población. Llegó a la costa de Maine y navegó hacia el Sur hasta toparse con Cape Cod. La expedición pasó unas semanas explorando esa curiosa lengua de tierra que se dobla en el océano. Entabló relaciones amistosas con los nativos (los Nauset, una tribu de los algonquinos que rondaban los mil quinientos) y acarreó plantas y distintos productos para llevar a Inglaterra. Finalmente, sin embargo, los que iban a ser colonos decidieron regresar y se frustró el asentamiento. Al año siguiente, a las dos semanas de la muerte de Isabel I, otro joven marino, Martin Pring, recorrió el litoral de Maine, New Hampshire y Cape Cod, pero tampoco llegó a cuajar la fundación de ninguna colonia. Luego, en 1606, se formaría bajo los auspicios del nuevo rey Estuardo la ya citada Virginia Company of London, impulsada por el propio Gosnold y varios financieros de la City, que obtendría los derechos de exploración y colonización entre los paralelos 34 y 41 (es gracioso cómo se concedían derechos sobre tierras lejanas en aquellos siglos), lo que ahora son los estados de Maryland, Virginia y Carolina. Massachusetts, incluyendo Cape Cod, pasaría a la compañía rival que se crearía simultáneamente, la de Plymouth, la que fletó el famoso Mayflower con los puritanos, algunos años después (en 1620). Por cierto, aunque no viene a cuento, ya que estoy refiriéndome a los inicios de la colonización anglo de Norteamérica, conviene citar que el primer intento data de la década de los ochenta del XVI, cuando la reina pelirroja concedió a Raleigh una carta para colonizar el territorio con la obligación de fundar un asentamiento. En 1585, Raleigh organizó una expedición a cargo de Richard Grenville que llegaría a construir un fuerte en la isla Roanoke, frente a la costa de la actual Carolina del Norte. Los escasos colonos que se instalaron desaparecieron misteriosamente (John White, que había sido elegido gobernador de la colonia, viajó a Inglaterra a finales de 1587 para pedir ayuda dada la desesperada situación; a su vuelta, en 1590, encontró el asentamiento completamente desierto y sin ningún rastro de sus habitantes).

Pero volvamos a la pequeña península de Cape Cod que, tras el amago de Gosnold (y previamente de Verrazzano), entra con todos los honores en la Historia al ser el lugar donde el 9 de noviembre de 1620 atracó el Mayflower (supongo que más o menos donde desde 1910 se erige el Pilgrim Monument, en la cara Sur del extremo del Cabo). No era éste el destino que aquellos puritanos tenían previsto, querían ir más al Sur, a Virginia o, al menos, a la desembocadura del Hudson (actual NYC). Pero el mar invernal se lo impidió, de modo que los peregrinos se resignaron a asentarse en esa costa. Lógicamente exploraron primero el Cabo, empezando por lo que hoy es Provincetown, pero un mes después, el 21 de diciembre, decidieron asentarse en la costa de enfrente, fundando Plymouth (en recuerdo del puerto inglés del que habían zarpado), que se convertiría en la capital de la colonia del mismo nombre. El extremo del Cabo, lo que hoy es el territorio municipal de Provincetown, gozó desde los inicios de gran prestigio debido a sus caladeros. Por eso, en 1654 el gobernador de Plymouth lo compró a los Nausets y lo convirtió en una especie de área comunal cuyos beneficios (sobre todo por el arrendamiento de derechos de pesca) aprovechaban a la Colonia. En 1691 la Colonia de Plymouth desaparece al integrarse en la nueva Provincia de la Bahía de Massachusetts, y un año después Cape Cod pasa a denominarse Province Lands; el propio nombre consagraba que toda la península era tierra propiedad de la Provincia cuyo destino principal era el de reserva pesquera. Durante el primer cuarto del XVIII se van consolidando lentamente en esa lengua de tierra los que serán los actuales municipios; finalmente en 1727, la Corte General de la Provincia acepta la petición de los habitantes de conformarse como municipio independiente (hasta entonces dependían del vecino de Truro); sin embargo, no se acepta el nombre de Herrington propuesto por los vecinos sino que se les asigna el de Provincetown, para dejar explícito que la ciudad seguía siendo propiedad de la Provincia.

Hasta la Independencia estadounidense, Provincetown mantuvo muy escasa población (hacia mediados del XVIII se describe al pueblo como de solo dos o tres familias estables, dos o tres vacas y entre seis y diez ovejas). Tras la guerra con los ingleses todo el Cabo está arrasado, pero a partir de entonces comienza una firme recuperación, debida principalmente a que es uno de los puertos principales para la pesca de ballenas y a las industrias derivadas de la misma. La actividad ballenera, desde mediados del XIX, atrajo a Provincetown un importante caudal migratorio portugués, mayoritariamente de Azores y de Cabo Verde; hacia 1890 la mitad de la población de Provincetown era de origen luso, aunque ya para esas fechas la caza de ballenas comenzaba a declinar. Sin embargo, también hacia esos años finales del XIX, la población (y también sus vecinas) empezó a ponerse de moda como residencia (temporal o permanente) de escritores y artistas, muy especialmente pintores. Téngase en cuenta que es la época del auge del impresionismo, de la búsqueda de escenarios abiertos, pletóricos de luz y colorido, requisitos que se cubrían sobradamente en Cape Cod. Seguramente, lo que consolidó definitivamente el carácter artístico de la ciudad fue la fundación en el verano de 1899 de la Escuela de Arte de Cape Cod, por Charles Webster Hawthorne. Hawthorne (1872-1930) fue un notable retratista y pintor de paisajes, pero su mayor fama radica precisamente en haber dirigido esta escuela durante tres décadas y haber formado a una multitud de artistas. Además Hawthorne refleja otra característica de la colonia artística de Provincetown: la vinculación con Nueva York y, en concreto, con el Greenwich Village. Una mayoría significativa de los artistas (no sólo plásticos, sino también cada vez más escritores) que veraneaban en Provincetown y otras localidades de Cape Cod residían durante el resto del año en Manhattan. Ya desde el XIX, el Village se había ganado fama de capital de la cultura bohemia americana y de las distintos movimientos vanguardistas y alternativos. Pues bien, entre muchos de estos villagers intelectuales, que no por bohemios eran pobres (más bien con recursos suficientes), se había ido asentando la tradición de desplazarse en verano a Cape Cod.


Nunca he visitado Provincetown, pero he visto la localidad en fotografías y filmaciones y la he repasado con GoogleEarth. Puedo entender el atractivo de ese entorno para los neoyorkinos, un oasis que invita al ocio lánguido. En 1952, al principio de su relación con Adele Morales (vivían juntos pero aún no se habían casado ni la había presentado a sus padres), Norman Mailer fue con ella a pasar el verano en Provincetown. En realidad, habría que decir que fue Adele la que llevó a Norman, porque era ella quien conocía a los pintores y artistas del Village que iban a pasar la temporada estival a ese rincón de Nueva Inglaterra y era Adele la que se convertía en el centro de atención en las numerosísimas fiestas a las que asistía la pareja. Provincetown significó la prolongación de la vida bohemia de Greenwich en un entorno idílico y sin duda enamoró a Mailer, tanto que volvería con frecuencia con Adele y también en los años posteriores; de hecho, en 1986 adquirió una suntuosa vivienda de madera erigida en 1930, con más de 400 metros cuadrados construidos y situada en primera línea de la costa Sur con unas maravillosas vistas hacia la playa y el mar. Por cierto, me entero de que la casa fue puesta en venta en 2013 y comprada en 2015 al precio de 3,1 millones de dólares por Tatiana Von Furstenberg, una aristócrata de origen europeo que se dedica al cine y que parece que le sobra el dinero).

9 comentarios:

  1. Me resulta una historia conocida: una ciudad antigua, cuna de actividades del sector primario, se recicla como destino vacacional para élites socioeconómicas. Muy bien contada.

    P.D: Debo admitir que me ha llamado la atención el comentario sobre la colonia Roanoke.

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    1. ¿Por qué te ha llamado la atención el comentario sobre Roanoke? A mí me recuerda, en otra latitud y casi cien años después, a Fuerte Navidad el primer y frustrado asentamiento que fundó Colónen su primer viaje en La Española.

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    2. No tanto por su fracaso como sí por la desaparición de sus miembros, sin que se encontrara nada de ellos. En el caso de Fuerte Navidad, queda bastante claro que fue falta de higiene y alcoholismo.

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    3. Los de Fuerte Navidad fueron matados por los indios. Probablemente lo mismo les ocurrió a los colonos ingleses.

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  2. Si mal no recuerdo, en Cape Cod transcurría la magnífica “Tough guys don’t dance” de Mailer. Y en Plymouth creo que fue donde Bob Dylan se fotografió para la portada de “Desire”, una imagen boscosa de acuerdo con algunas de las canciones del disco, pero tomada en realidad en una zona urbana.

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    1. En efecto, Antonio. Cito de la contraportada de la edición española en Compactos de Anagrama: "Esta brillante novela, tenebrosa y de fuerza sorprendente, narra la historia de Tim Madden, escritor fracasado adicto al bourbon, los cigarrillos y las rubias casquivanas y adineradas en el escenario de arbustos y dunas de Provincetown, cargado de la crudeza y melancolía de la población fuera de temporada". El libro lo publicó Mailer en 1984, antes de comprar casa en la localidad pero ciertamente ya era un asiduo visitante y habitante por tremporadas.

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    2. En cuanto a la portada de Desire, desconocía que hubiera sido tomada en Plymouth. Así es, en efecto, como documentan detalladamente en esta página (http://www.popspotsnyc.com/bob_dylan_desire/). La hizo Ken Regan al principio de la "Rolling Thunder Revue" (a finales de octubre de 1975). Cuando la sacaron no fue con la intención de que fuera la portada del siguiente disco, aún lejos de estar concenido.

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  3. Vaya, está bien que te recuerde tantas cosas.

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  4. La caza/pesca de ballenas cubre un nuen trozo de historia, no sólo localizada en Cape Cod, obviamente. Y sí, la palabra "intelectual" tiende a dar repelús, pero en fin, de algún modo hay que llamar a esa gente :)

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