Estadísticas de nombres y apellidos
Por motivos profesionales consulto con cierta periodicidad las estadísticas de población y, consecuentemente, he de entrar en la web del INE. Hoy, cuando lo he hecho, he descubierto una nueva paridilla que estos chicos del instituto han colocado como explotación estadística del Padrón; se trata de estadísticas y frecuencias de nombres y apellidos. Como ya una vez me dijo Amaranta (no sé si con intención perversa), he de reconocer que me divierten los números, así que no he podido evitar ponerme a jugar un rato con los apelativos con que nos identificamos los españoles.
Los datos tanto de nombres como de apellidos, los aportan en términos relativos (en tantos por mil, en concreto); hubiera preferido las cantidades absolutas. Así, dan una lista de 100 nombres propios de hombre y otros tanto de mujer. Los 100 nombres masculinos cubren el 65% de la población, mientras que los femeninos algo menos, el 60%. Suponiendo una distribución similar entre los nombres de ambos sexos que no están entre los 100 más frecuentes, cabe deducir que hay más variabilidad entre los femeninos.
En cuanto a los nombres más usuales, no hay muchas sorpresas: los cuatro de varones más frecuentes son, por este orden, Antonio, José, Manuel, Francisco y Juan; si bien, si se consideran los nombres compuestos el José se destaca descaradamente del resto y el Juan sube del quinto al tercer puesto. Pero, vamos, entre los primeros puestos del ranking nacional no aparece ninguno “exótico”, de esos que tan de moda pareciera que están en los últimos tiempos. De hecho, los nombres en lenguas no castellanas tienen escasa representación y aparecen bastante abajo (Jordi, Josep, Joan, Marc, Albert y Xavier, en los puestos 56, 69, 70, 79, 97 y 98; Mohamed en el 77; y Aitor en el 95).
Con las chicas ocurre algo similar. Hay tres que se destacan: María, María Carmen y Carmen; como es fácil imaginar, contando los compuestos, la frecuencia del María es apabullante: casi quintuplica al siguiente (Carmen, por supuesto). Un 29% de nuestras compatriotas llevan el María a cuestas, frente a solo el 14% de varones que cuenta con el José. Tampoco encuentro entre los 100 nombre femeninos más frecuentes ninguno “exótico”, pero lo curioso es que, frente a los 8 masculinos no castellanos, en este género no hay ninguno; ¿se deberá a un mayor grado de coincidencia entre los nombres femeninos en castellano y las restantes lenguas del Estado? ¿Chi lo sa?
Para encontrar originalidades hay, obviamente, que salirse de la tabla nacional e irse a las provinciales. Como es de esperar, en las provincias catalanas ya sí aparecen varios nombres en su lengua, así como en las vascas (menos), pero no en las gallegas. Pero, incluso en Cataluña, los nombres castellanos son mayoría; casi en todos los casos el término castellano está situado más arriba que el homónimo vernáculo: es decir hay más Josés que Joseps. Habrá que pensar que todavía pesan más los nacidos en épocas en que no se admitía la inscripción registral salvo en castellano; podría comprobar esta hipótesis porque el INE facilita los nombres por año de nacimiento, pero tampoco es cuestión de hacer una tesis ahora. Por cierto, la excepción al predominio de los nombres castellanos la constituyen Ceuta y Melilla, pero por razones obvias.
Pero busquemos “exóticos”. Pues no, tremenda decepción la mía. Entre los 50 primeros puestos de las 50 provincias no he localizado ninguna Vanessa ni ningún Jonathan (o análogos), ni siquiera en estas islas donde esos nombres no son nada infrecuentes. Así que habrá que suponer que todavía somos un país bastante tradicional en lo que respecta a cómo decidimos llamar a nuestros hijos y quizás esos nombres exóticos nos parecen tan abundantes justamente por ser exóticos (como cuando una embarazada piensa que hay una barbaridad de mujeres embarazadas). No obstante, la distribución de los nombres de los niños de estos últimos años está cambiando y, aunque los “extraños” sigan sin aparecer en los puestos altos, sí es cierto que pasan a los primeros lugares los que, respecto a la media nacional, están bastante más abajo. Entre los nacidos en el 2006, por ejemplo, los más impuestos han sido Alejandro (7.581 críos) y Lucía (9.454 crías); José baja a un miserable trigésimo octavo puesto (apenas 1653 chiquillos), pero María mantiene honrosamente su predominio, aunque sea en segundo puesto (7.702 niñas). Es que somos un país muy mariano.
En todo caso, más que los nombres, lo que me ha resultado entretenido y novedoso es la explotación estadística de los apellidos. Evidentemente, hay más apellidos que nombres, lo que explica que los 100 más frecuentes cubran sólo el 40% de la población, mientras que ese porcentaje en los nombres se situaba en el 60 y 65% para hombres y mujeres respectivamente. Los diez primeros son, por orden, García, González, Fernández, Rodríguez, López, Martínez, Sánchez, Pérez, Martín y Gómez. No sorprende demasiado, ¿verdad? Entre los 100 del INE no hay ninguno “claramente” catalán, vasco o gallego; el predomino castellano es demoledor, desde luego mucho mayor de lo que cabría esperar por la actual distribución demográfica del Estado. ¿Aventuramos una hipótesis sobre el genocidio histórico de los castellanos sobre los linajes periféricos? Un dato: si no me he equivocado al sumar, hay aproximadamente diecisiete millones y medio de españoles que tienen, como primero o segundo (o ambos) alguno de los diez apellidos más frecuentes antes relacionados. Eso quiere decir que, teniendo en cuenta que la población total es de 44,7 millones de personas (a 1 de enero de 2006), más o menos, de cada diez residentes en este país cuatro tiene al menos uno de esos apellidos.
Pero dejando de lado estas explotaciones absurdas (comprendo que la mayoría no tiene esta enfermiza manía mía), lo realmente curioso (y divertido) de la web del INE es que te posibilita escribir un apellido cualquiera (se supone que el propio) y ver cuántos hay en cada una de las 50 provincias, distinguiendo además, si se trata del primero, del segundo. Por supuesto, esta utilidad puede resultar interesante a los que tenemos un apellido “rarito” (yo lo tengo) porque si un García consulta, se va a encontrar con que tiene homónimos en todas las provincias. Bueno, pensándolo bien, también puede dar una pista, incluso en los apellidos frecuentes, acerca de la provincia o área geográfica de origen. Al probarlo me he quedado sorprendido, porque resulta que hay 1.223 personas con mi mismo apellido, bien como paterno, materno o incluso ambos (hay dos “incestuosos”). Dado que los descendientes vivos de mi abuelo paterno sólo somos 15, hay por ahí más de mil doscientos primos lejanos; la verdad, pensaba qué éramos más raros. La distribución geográfica, en cambio, no me ha sorprendido: más del 70% viven en la provincia de Castellón; ya sabía que de ahí venían mis orígenes genealógicos, aunque ninguno de mi familia sea de esa provincia. En fin, que es curioso, animo a que prueben la chorradita que nos aporta el INE. Y colorín colorado, este coñazo de post se ha acabado.
Los datos tanto de nombres como de apellidos, los aportan en términos relativos (en tantos por mil, en concreto); hubiera preferido las cantidades absolutas. Así, dan una lista de 100 nombres propios de hombre y otros tanto de mujer. Los 100 nombres masculinos cubren el 65% de la población, mientras que los femeninos algo menos, el 60%. Suponiendo una distribución similar entre los nombres de ambos sexos que no están entre los 100 más frecuentes, cabe deducir que hay más variabilidad entre los femeninos.
En cuanto a los nombres más usuales, no hay muchas sorpresas: los cuatro de varones más frecuentes son, por este orden, Antonio, José, Manuel, Francisco y Juan; si bien, si se consideran los nombres compuestos el José se destaca descaradamente del resto y el Juan sube del quinto al tercer puesto. Pero, vamos, entre los primeros puestos del ranking nacional no aparece ninguno “exótico”, de esos que tan de moda pareciera que están en los últimos tiempos. De hecho, los nombres en lenguas no castellanas tienen escasa representación y aparecen bastante abajo (Jordi, Josep, Joan, Marc, Albert y Xavier, en los puestos 56, 69, 70, 79, 97 y 98; Mohamed en el 77; y Aitor en el 95).
Con las chicas ocurre algo similar. Hay tres que se destacan: María, María Carmen y Carmen; como es fácil imaginar, contando los compuestos, la frecuencia del María es apabullante: casi quintuplica al siguiente (Carmen, por supuesto). Un 29% de nuestras compatriotas llevan el María a cuestas, frente a solo el 14% de varones que cuenta con el José. Tampoco encuentro entre los 100 nombre femeninos más frecuentes ninguno “exótico”, pero lo curioso es que, frente a los 8 masculinos no castellanos, en este género no hay ninguno; ¿se deberá a un mayor grado de coincidencia entre los nombres femeninos en castellano y las restantes lenguas del Estado? ¿Chi lo sa?
Para encontrar originalidades hay, obviamente, que salirse de la tabla nacional e irse a las provinciales. Como es de esperar, en las provincias catalanas ya sí aparecen varios nombres en su lengua, así como en las vascas (menos), pero no en las gallegas. Pero, incluso en Cataluña, los nombres castellanos son mayoría; casi en todos los casos el término castellano está situado más arriba que el homónimo vernáculo: es decir hay más Josés que Joseps. Habrá que pensar que todavía pesan más los nacidos en épocas en que no se admitía la inscripción registral salvo en castellano; podría comprobar esta hipótesis porque el INE facilita los nombres por año de nacimiento, pero tampoco es cuestión de hacer una tesis ahora. Por cierto, la excepción al predominio de los nombres castellanos la constituyen Ceuta y Melilla, pero por razones obvias.
Pero busquemos “exóticos”. Pues no, tremenda decepción la mía. Entre los 50 primeros puestos de las 50 provincias no he localizado ninguna Vanessa ni ningún Jonathan (o análogos), ni siquiera en estas islas donde esos nombres no son nada infrecuentes. Así que habrá que suponer que todavía somos un país bastante tradicional en lo que respecta a cómo decidimos llamar a nuestros hijos y quizás esos nombres exóticos nos parecen tan abundantes justamente por ser exóticos (como cuando una embarazada piensa que hay una barbaridad de mujeres embarazadas). No obstante, la distribución de los nombres de los niños de estos últimos años está cambiando y, aunque los “extraños” sigan sin aparecer en los puestos altos, sí es cierto que pasan a los primeros lugares los que, respecto a la media nacional, están bastante más abajo. Entre los nacidos en el 2006, por ejemplo, los más impuestos han sido Alejandro (7.581 críos) y Lucía (9.454 crías); José baja a un miserable trigésimo octavo puesto (apenas 1653 chiquillos), pero María mantiene honrosamente su predominio, aunque sea en segundo puesto (7.702 niñas). Es que somos un país muy mariano.
En todo caso, más que los nombres, lo que me ha resultado entretenido y novedoso es la explotación estadística de los apellidos. Evidentemente, hay más apellidos que nombres, lo que explica que los 100 más frecuentes cubran sólo el 40% de la población, mientras que ese porcentaje en los nombres se situaba en el 60 y 65% para hombres y mujeres respectivamente. Los diez primeros son, por orden, García, González, Fernández, Rodríguez, López, Martínez, Sánchez, Pérez, Martín y Gómez. No sorprende demasiado, ¿verdad? Entre los 100 del INE no hay ninguno “claramente” catalán, vasco o gallego; el predomino castellano es demoledor, desde luego mucho mayor de lo que cabría esperar por la actual distribución demográfica del Estado. ¿Aventuramos una hipótesis sobre el genocidio histórico de los castellanos sobre los linajes periféricos? Un dato: si no me he equivocado al sumar, hay aproximadamente diecisiete millones y medio de españoles que tienen, como primero o segundo (o ambos) alguno de los diez apellidos más frecuentes antes relacionados. Eso quiere decir que, teniendo en cuenta que la población total es de 44,7 millones de personas (a 1 de enero de 2006), más o menos, de cada diez residentes en este país cuatro tiene al menos uno de esos apellidos.
Pero dejando de lado estas explotaciones absurdas (comprendo que la mayoría no tiene esta enfermiza manía mía), lo realmente curioso (y divertido) de la web del INE es que te posibilita escribir un apellido cualquiera (se supone que el propio) y ver cuántos hay en cada una de las 50 provincias, distinguiendo además, si se trata del primero, del segundo. Por supuesto, esta utilidad puede resultar interesante a los que tenemos un apellido “rarito” (yo lo tengo) porque si un García consulta, se va a encontrar con que tiene homónimos en todas las provincias. Bueno, pensándolo bien, también puede dar una pista, incluso en los apellidos frecuentes, acerca de la provincia o área geográfica de origen. Al probarlo me he quedado sorprendido, porque resulta que hay 1.223 personas con mi mismo apellido, bien como paterno, materno o incluso ambos (hay dos “incestuosos”). Dado que los descendientes vivos de mi abuelo paterno sólo somos 15, hay por ahí más de mil doscientos primos lejanos; la verdad, pensaba qué éramos más raros. La distribución geográfica, en cambio, no me ha sorprendido: más del 70% viven en la provincia de Castellón; ya sabía que de ahí venían mis orígenes genealógicos, aunque ninguno de mi familia sea de esa provincia. En fin, que es curioso, animo a que prueben la chorradita que nos aporta el INE. Y colorín colorado, este coñazo de post se ha acabado.
CATEGORÍA: Todavía no la he decidido
He de reconocer que yo sería la típica que me tiraría un buen rato jugando. Y sorprendentemente, tu post no me ha quitado las ganas.
ResponderEliminarVoy a ver cuántas tocayas y parientes lejanos tengo por ahí desperdigados.
Un beso
Pues mi primer nombre fué típico en los 70, mi segundo nombre no se ha puesto de moda hasta el 2000. Mi segundo apellido predomina en Asturias y no es muy común , y de mi primer apellido ...tachán!! hay menos de 5 en el territorio nacional. De hecho yo me atrevería a jurar que sólo hay 3 ;))
ResponderEliminarEa ya dejo de jugar y me pongo a trabajar.
Besos
Pues si consultas las listas de mis alumnos del Instituto, el panorama es justo el contrario. Hace ya mucho tiempo que no sé lo que es tener en clase a un José o a un Antonio, y no digamos a una Carmen. Mis alumnas son todas Nayara, Yaiza y cosas así. Lo importante es que haya alguna "y" en el nombre. Los nombres de chico son más "normales", pero nada de Juanes ni de Franciscos. Abundan los Gonzalo, Daniel, Álvaro y ese tipo de nombres.
ResponderEliminarA principios del curso pasado escribí un post sobre eso: http://kotinussa.wordpress.com/2006/10/01/un-nombre-para-toda-la-vida
Y ahora voy a curiosear un poco en la página del INE.
Mi nombre fue el "ganador" en los años 70 en la comunidad de Madrid.
ResponderEliminarLástima que no fuera gracias a mí, yo nací más al norte.
Eso sí, con los años ha ido perdiendo furor... ha bajado muchos puestos.
No pensaba yo que fuéramos tantas...
Curioso, si señó
Yo obviamente soy María del...., pero en mi época todas.
ResponderEliminarEntretenido lo del INE; he estado mirando mi apellido y gana por goleada Tenerife y Canarias - nada que ver conmigo pero...
Y me resulta una muy grata sorpresa que no haya tantas Jennifer, Sorayas, Jonathan, etc.. como yo creía, porque me parece un absoluta y total horterada.
Voy pallá y ahora te cuento (que me da a mí que vamos a ser primos!!!) :p
ResponderEliminarPos va a ser que primos primos... como que no. Mi apellido raro lo comparto con otras 2435 personas (de primero) y con 2495 (de segundo).
ResponderEliminarEso sí, el apellido raro de mi padre sólo lo llevan 720 y 743, respectivamente. Esos son familia fijo!
Interesante en todo caso. He imprimido la página para enseñársela a mi madre, ¿le hará ilusión?
Besotes.
Ya estuve curioseando. Mis apellidos no son de los abundantes, pero tampoco de los raros. Hay 28000 que comparten conmigo el primer apellido, y un poco más de la mitad que llevan como primero mi segundo apellido. Eso sí, están en todas las provincias españolas sin excepción.
ResponderEliminarMis apellidos siguientes son un poco más raros.
Pertenezco al honroso 29% de españolas que llevan el María delante (María Wendeling, mi madre se quedó descansando cuando le puso semejante nombre a una niñita inocente recién nacida)... pero no al 40% de apellidos más comunes.
ResponderEliminarEso si, mis apellidos son normalitos y corrientes (el diminutivo es porque son monosílabos, los dos), por todas partes cuecen habas parenterales (vaya palabro!).
Besos de una maia.
En esta página ya estuve jugueteando hace unos meses.
ResponderEliminarMi primer apellido es catalan y es curioso como está disperso por otras comunidades, la mas lejana, Asturias. Mi segundo apellido es de este grupo que acaba en -ez, como no.
pues yo ni figuro
ResponderEliminarse que tengo un apellido raro y creo que en españa soy la unica...
en fin.. ces´t la vie...
un beso
Pues de mi primer apellido hay poquísimos, lo que más me ha llamado la atención es que donde hay un número considerable, es en Galicia. Pero no suman ni cuatrocientos en toda la península.
ResponderEliminarohhh...
ResponderEliminarGracias por tu visita y por tu comentario...
No te conocia... pero creo que pasaré por aqui mas veces (si no te importa)...
Por cierto mi nombre (heredado de mi madre)se ha puesto de moda hace unos 10 años....(mas o menos)y no sabeis la de veces que me giro.. al grito de mi nombre... ("XXXXX"... veeennnn...y yo corriendo..(O_O)...jajajaja)
Ainsss....
Besitos
Qué divertido! De mi apellido, sólo cuatro personas en España: mi padre, mis dos hermanos y yo. En el mundo, exactamente 18. Mi abuelo se empeñó hace años en buscar ese dato. Y exceptuando cuatro que no sé quién coño son, los otros 14 son mis tías y mis primos.
ResponderEliminarPues eso, que ahora entiendo por qué nadie lo entiende cuando lo pronuncio...
En un momento iré a cotillear yo en mi nombre (que seguro, seguro está entre los más comunes) y mis apellidos (que ya me ofrecen más dudas). El nombre de mi niña mi me molestaré en buscarlo: es tan raro que no aparece en las listas, seguro :)
ResponderEliminarBesos