sábado, 21 de julio de 2007

Derecho al honor e injurias a la corona

La noticia la oí ayer en la radio del coche; me sorprendió pero tampoco estaba para prestar mucha atención. Hoy la leo en El País; busco en Internet y compruebo que ha levantado la natural polémica. Ahora sí que me sorprendo: me sorprendo de que estas cosas ocurran en 2007 (en eso coincido con la nota editorial de la web de El Jueves) y me sorprendo de que se den por evidentes afirmaciones que a mí, desde luego, no sólo no me lo parecen, sino todo lo contrario.

Los hechos: En la portada de la revista El Jueves de este miércoles aparece una caricatura de los príncipes Felipe y Leticia realizando el coito en la posición conocida como “del perrito” y él dice: “¿Te das cuenta? Si te quedas preñada … ¡Esto va a ser lo más parecido a trabajar que he hecho en mi vida!” Se trata de un evidente sarcasmo a propósito de la electoralista medida zapateril de pagar 2.500 € por niño que nazca. Ayer viernes, a instancias del fiscal general, Cándido Conde-Pumpido, el juez de la Audiencia Nacional, Juan del Olmo, ordenó el secuestro de la revista por entender que con la publicación de esa portada podía estarse incurriendo en un delito de injurias a la corona.

Los argumentos “jurídicos”: En la portada se presentan los príncipes en “actitud claramente denigrante y objetivamente infamante”, lo cual atenta a la dignidad y al honor de la pareja; estamos pues ante el supuesto de injurias (artículo 490.3 Código Penal). De otra parte, “en todo caso, la imagen y diálogos atribuídos a Sus Altezas, provocan un grave menoscabo del prestigio de la Corona”; y aquí caemos en el supuesto del artículo 491 del Código Penal. Según he ido comprobando en un breve repaso por Internet, la cuestión objeto de debate se centra en la adecuación entre la presunta ofensa a los príncipes y la medida judicial adoptada o, si se prefiere (como plantea El País), la colisión entre los derechos al honor y a la libertad de expresión. Sin embargo, todos parecen estar de acuerdo en que la portada de El Jueves es ofensiva.

¿Dónde está la ofensa? ¿En el texto, en el dibujo o quizás en la simultaneidad de ambas expresiones? No creo equivocarme al pensar que lo que ha ofendido al fiscal y al juez sea, básicamente, el dibujo. Si la portada hubiera caricaturizado a los príncipes sentados formalitos en su saloncito palaciego y puesto en boca de Felipe las mismas frases, apuesto lo que se quiera a que no habría habido reacción judicial (descarto pues que sea el texto, por sí solo, la materia injuriosa). Si, en cambio, hubiese aparecido la misma caricatura pero con un texto totalmente ajeno e inocuo (por ejemplo: “Caray, Leti, cada vez disfruto más de nuestro matrimonio”), es más que probable, visto lo visto, que la reacción de Conde-Pumpido y de Del Olmo habría sido la misma (descarto pues que sea la combinación simultánea de texto e imagen la materia injuriosa).

Pero no hace falta mucha argumentación para convencerse de que es el dibujo por sí solo lo que ha ofendido a quienes velan por el sagrado imperio de la Ley. Basta leer el auto del juez para comprobar que es la caricatura la injuriosa ya que la actitud en que dibuja a los príncipes es claramente denigrante y objetivamente infamante. El adjetivo denigrante no aporta mucho, porque denigrar es sinónimo de injuriar; así que esa primera afirmación de Del Olmo no es más que una tautología: la caricatura es injuriosa porque muestra a los príncipes en una actitud que es claramente injuriosa. Infamante, por su parte, se dice de algo (en este caso la caricatura) que quita la fama, honra y estimación a alguien (en este caso, a los príncipes). En resumen, que el señor juez (y a casi todos) opina que la realización del acto sexual en la postura del perrito es algo denigrante e infamante en sí mismo y, por tanto, representar a alguien haciéndolo equivale a denigrarle e infamarle.

Subyace a mi juicio la concepción de que el acto sexual (o, al menos, el acto sexual en esta postura) es una guarrada que, aunque la cometamos, no debe mostrarse porque nos humilla. En esa misma línea van algunas declaraciones (parece que provenientes de la fiscalía) que consideran que la caricatura “roza lo pornográfico y lo escatológico” y que es una “postura degradante que atenta a la dignidad y al honor”. Bueno, bueno; están que se salen. Cuando dicen pornográfico están asociando la caricatura a tantas imágenes impúdicas cuyo objeto es excitar la libido de quienes las contemplan (¡por favor!); y el término escatológico apunta a que estos señores han relacionado la postura con el sexo anal (fíjense bien, el culo de Leticia está demasiado alto; se trata de un coito vaginal), algo que les debe parecer especialmente asqueroso. No sólo asqueroso, practicar el sexo anal (no su representación) atenta contra la dignidad y el honor (porque quiero creer que el sexo “como debe ser” no supone tan grave atentado).

Me parece evidente que la decisión judicial descansa en una muy discutible concepción del sexo y su relación con valores tales como la dignidad y el honor. Una concepción que, de ningún modo, puede calificarse de objetiva (como hace el auto judicial) sino, por el contrario, es absolutamente subjetiva. Para mí, esta abusiva pretensión de objetividad de Del Olmo (curiosamente no cuestionada en ninguna de las opiniones que he encontrado) deslegitima completamente su argumentación e, incluso, disuelve en nada el supuesto objeto delictivo. Aun así, siendo innegable que la caricatura no es objetivamente infamante, podríamos admitir, a modo de hipótesis, que lo es subjetivamente y que no sólo lo es para el juez y el fiscal, sino también para muchos ciudadanos españoles.

Bajo este planteamiento, el secuestro judicial encontraría base no tanto en que el dibujo sea en sí mismo una ofensa al honor de los príncipes, sino en que muchos lectores de la revista puedan así considerarlo. Obviamente, se debilita bastante la acusación, además de adentrarse en terrenos cenagosos que me hacen recordar, por ejemplo, el caso de las caricaturas danesas de Mahoma. Pero, de cualquier modo, me pregunto si realmente los españoles (o una mayoría suficiente de españoles) habrá pensado que se está menoscabando el prestigio de la corona con esta caricatura o, más bien, estamos ante el típico caso del que se escandaliza desde su propio fariseísmo. Eso sin mencionar que tan diligente voluntad de proteger a los príncipes de la “infamia” no hace sino demostrar que estos señores nos consideran poco menos que retrasados mentales.

En primer lugar, me parece del género tonto que un juez pueda pensar que con esa caricatura su autor esté diciendo realmente que el príncipe y la princesa follan en la posición del perrito. Es más que obvio que, mediante un dibujo provocativo (zafio y de mal gusto, si se quiere), se pretende ridiculizar por contraste una medida gubernamental. No hay, por tanto, imputación real a los príncipes de ningún hecho, ya que el “hecho” (follar a lo perrito) es una mera alegoría instrumental de la intención sarcástica; desaparecida la imputación, desaparece también la materia en que consiste el delito penal de la injuria (no de las injurias a la Corona, sino de cualquier injuria).

Pero respetemos la cerril tozudez del magistrado admitiendo que sí se está imputando al príncipe la comisión de esa acción “pornográfica”. Será injuria, penalmente hablando, si con tal imputación se menoscaba su fama o estimación. Aunque me pregunto si, en ese menoscabo, resulta relevante la veracidad de la imputación. ¿Acaso es injuria si acuso a un prestigioso escritor, siendo verdad, de haber plagiado un texto por más que tal imputación suponga menoscabo de su fama? Yo diría que para que haya injuria tiene que haber falsedad, lo que nos llevaría al surrealista ejercicio de indagar sobre las prácticas sexuales de sus altezas reales.

Olvidemos, sin embargo, la cuestión de la veracidad o falsedad del hecho que Del Olmo piensa que El Jueves “imputa” a los príncipes. La pregunta sería: ¿Que nos digan que la pareja folla a lo perrito menoscaba a nuestros ojos su dignidad? Si la respuesta es afirmativa, necesariamente significa que consideramos que las posturas sexuales que una persona practica están relacionadas con su dignidad. A estas alturas me parece alucinante que se pueda sostener esta idea (aunque hay quienes la sostienen). Es cierto que tanto la dignidad como el honor son términos que se relacionan con la forma de comportarse y van asociados a gravedad, decoro, etc. Pero, hoy en día, aceptamos que ese decoro conductual funciona con reglas muy diferentes entre los entornos privado y público. Quiero creer que la mayoría de los españoles entiende que cualquier comportamiento sexual de una pareja, en la mutua complacencia, es completamente digno o, al menos, poco tiene que ver con la dignidad y el honor.

Ya puestos, me atrevería a opinar que la “imputación” a los príncipes de ese comportamiento sexual no sólo no menoscaba su prestigio, sino que lo aumenta. ¿O es que alguien va a valorar más a los príncipes si piensa que sus coitos son a oscuras, bajo las sábanas y en la postura del misionero? La respuesta es sí: el juez Del Olmo y el fiscal Conde-Pumpido.

En fin, resumiendo y concluyendo. Que opino que El Jueves no ha injuriado a los príncipes porque no les ha imputado nada; que tampoco con esa caricatura menoscaba en absoluto, antes bien al contrario, el honor y la dignidad de la pareja; que el auto judicial es un despropósito desde el sentido común y se va a volver contra sí mismo, ridiculizando la actuación … Pero todas estas opiniones (y algunas más que no digo) no me preocupan apenas; el tema en sí me parece baladí: un montaje desproporcionado a raíz de una publicación a la que, como mucho, se le puede acusar de mal gusto, y que poco tiene que ver, de verdad, con el debate sobre los límites de la libertad de expresión (como erróneamente, a mi juicio, apunta El País). En cambio, sí me resulta relevante lo que subyace en este incidente judicial: la permanencia de una ideología retrógrada, no sólo en lo que se refiere a la sexualidad, sino también en su paternalismo autoritario subyacente. En fin, será que somos unos niños y deben tratarnos como a tales.



CATEGORÍA: Política y Sociedad

6 comentarios:

  1. El titular del Mundo es "Del Olmo eleva a noticia mundial un chiste zafio contra la Corona"....y creo que es exacto; si del Olmo se preocupara de otras cosas, casi nadie se hubiera enterado de este chiste. Me parece bastante rídiculo el "lío" que ha montado. Bajo mi punto de vista la familia real, en el siglo que estamos, no debería tener según que derechos y por tanto si sé puede criticar a un ministro, político, famoso, ellos tendrán que aguantar que también son "conocidos" y que les pagamos entre todos su estilo de vida. Claro que yo soy republicana 100%.

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  2. Pues yo sí creo que esto tiene mucho que ver con la libertad de expresión y con aquellos que todavía hoy, tienen un sentimiento monárquico que roza esos principios mediavales donde el rey era elevado a dios. Así de simple, no se trata de un tema puritano con respecto a cómo entienden algunos la sexualidad. Sino que se trata de los derechos no escritos de la monarquía. De el poder ilimitado de esta familia con respecto a la de cualquier otra familia española. Eso sí estos temas como muchos otros son políticamentes incorrectos y quizás es mucho mejor excusarse en el tono pornográfico de la caricatura para no tratar el tema "real" de una forma "libre". Desde que salió a la luz que los guardaspaldas del príncipe y la princesa desnudaron y metieron en un zulo a un periodista que se atrevió echarles unas fotos mientras hacían unas compras en un centro comercial, a mi no me cabe ninguna duda de que los reyes siguen viviendo por encima de la ley, y es que los reyes no son funcionarios, no forman parte de la administración, ni siquiera del estado de derecho, sino que sus derechos son dinásticos, monárquicos, absolutistas, medievales, cualquier cosa menos creer en esa falacia que nos pretende hacer creer que la monarquía se puede integrar en un estado de derecho y encima democrático. Y como ejemplo pues este botón de tu post.

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  3. Amaranta: decía yo que no tenía este asunto demasiado que ver con la libertad de expresión, no porque no tuviera que ver, sino porque lo que a mí me ha llamado la atención ha sido otra cosa. Pienso que el hecho de que los caricaturizados hayan sido quienes lo han sido no hace más que resaltar el impacto de la reacción (que es lo que pretendían los de El Jueves), evidentemente por la situación anómala de la Corona en el ordenamiento legal general. Sobre eso no tengo nada que decir, básicamente porque es algo muy manido y, para mí, más que claro (muy en la línea de tu comentario y del de Pilar). Lo interesante es la concepción del "honor" que subyace en el auto judicial. Y esa concepción (no discutida en ninguna de las opiniones que he leído) podría haber generado un acto judicial similar (aunque no en base a las injurias a la Corona) si, por ejemplo, los caricaturizados hubiesen sido ZP y su mujer. En todo caso, de eso era de lo que hablo en el post. Y, por cierto, ¿mi post es un ejemplo de la "falacia" de que la monarquía se puede integrar en un sistema de derecho y democrático? Un beso.

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  4. Dicho así me pierdo... ups. El ejemplo del botón no es tu post, sino la situación que se ha creado de la que habla tu post.

    Un cosa, acaso el concepto honor no ha tenido una relación muy íntima con la sexualidad¿¿???. Yo creo que sí que dicha palabra está muy vinculada a las prácticas sexuales de las personas aludidas.

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  5. PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS!!!!!

    Absolutamente genial, hasta la última coma.

    ¿Acaso no sabían todos ustedes (es vox pópuli) que la familia real practica el sexo sólo con fines de procreación y usando un camisón con un agujero por donde pasa el miembro viril? Creo que salía en la peli "El rey pasmado" (que, por cierto, pasmado se ha debido quedar el rey ante este asunto, ahora que lo pienso).

    Justamente cuando leí lo de que lo calificaban de "denigrante" pensé inmediatamente "¿y dónde está la denigración? porque esa posturita me la conozco yo al dedillo...". Ejem. Bueno. No quería hablar de mis intimidades, jejejejejjeje. Será eso todo el jaleo, que las intimidades están para ser íntimas. Solo que no puedes decir a una pandilla de niños de excursión invernal en la sierra y por megafonía que "ni se les ocurra poner la lengua a la barandilla", porque automáticamente tendrás a treinta niños con la lengua pegada a la susodicha y calentándola con soplete para despegarlos a todos (esto es un hecho verídico muy ilustrativo).

    Besotes.

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