miércoles, 22 de septiembre de 2010

Un hombre tangencial

En bastantes de los libros que he consultado –y son muchos– sobre los días iniciales del "glorioso alzamiento" se cita la escena del encuentro del inglés Pollard con Luís Gabarda esa mañana del 16 de julio en la clínica chicharrera de la calle Viera y Clavijo. Pero no se dice apenas nada más: no se nos informa de quién era este médico militar, ni de sus orígenes, ni de la relación que tenía con los conspiradores ni por qué había sido elegido como enlace. Tampoco he encontrado ninguna noticia directa sobre este personaje en cualquier otro momento de su vida. He rastreado exhaustivamente la red y también he repasado en dos bibliotecas públicas un buen número de libros que hablan de diversos aspectos de Tenerife durante los años treinta y cuarenta; me queda todavía dedicar algo de tiempo a los periódicos de la época, a ver si salta la liebre. Los escasos datos (a veces ni siquiera dignos de llamarse así) que he conseguido han sido siempre en textos que hablaban de cualquier otro tema y en los que, como de pasada, se mencionaba su nombre; pero una cita y nada más: suficiente para constatar su existencia pero, a la vez, aumentar el misterio sobre su retrato (por supuesto, no he logrado ninguna fotografía). Por eso lo califico de hombre tangencial, alguien sobre el que pareciera que nadie haya querido hablar, aunque por ahí andaba, sin ser precisamente un desconocido. Señalaré en este post las escasas informaciones que hasta el momento he podido reunir sobre el personaje.

El dato más antiguo cronológicamente sitúa a Luís Gabarda Sitjar como uno de los asistentes al XIV Congreso Internacional de Medicina que se celebró entre el 23 y el 30 de abril de 1903 en Madrid. En las Actas publicadas en 1904 por el doctor Ángel Fernández-Caro, secretario general de dicho Congreso, aparece en la página 52 el nombre de nuestro personaje entre los participantes "por el cuerpo de alumnos internos de la Facultad Médica de Valencia". Si, por otra parte, recurro al dato más tardío del que dispongo, las cosas parecen cuadrar cronológicamente. El 5 de junio Francisco Franco firma un Decreto por el que se dispone el cese de don Luís Gabarda Sitjar en el cargo de Jefe de Sanidad Militar del Cuerpo de Ejército y de los Servicios de Sanidad Militar de la Primera Región Militar y el paso a la situación de reserva por haber cumplido ese mismo día la edad reglamentaria. No estoy seguro de cuál sería en el 50 tal edad reglamentaria, pero si eran los 65 años, nuestro protagonista habría nacido en 1885 y en los días del Congreso madrileño tendría casi 18 años, lo cual –repito– cuadra.

Me atrevo a suponer que si estudiaba medicina en Valencia es porque sería valenciano, lo cual avala (en términos de probabilidad que no de certeza) su apellido. Basta consultar la utilidad del INE para comprobar que el 82% de los 1292 Gabardas censados en la actualidad en toda España (de primer o segundo apellido) residen en Valencia. No ocurre lo mismo con el Sitjar que es muy mayoritariamente balear y, en menor proporción, catalán. Supondré asimismo que en la primera década del XX tuvo que licenciarse como médico y luego ingresar en la Academia de Sanidad Militar, en los años en que estaría en la calle Rosales. Es casi seguro que sus prácticas de especialización (en Higiene y Laboratorio, que eran los dos diplomas que existían por entonces) las hiciera en el Hospital Militar Central de Carabanchel. Siempre en el marco de las presunciones, me imagino que hacia 1910 el doctor Gabarda sería un joven teniente de unos veinticinco años.

A mediados de los años veinte, rondando la cuarentena, hay noticias del doctor Gabarda residiendo en Tenerife. Según escriben Alfonso Morales y Morales y Francisco Toledo Trujillo en su Resumen Histórico de la Real Academia de Medicina (de Tenerife), a la sesión pública y solemne celebrada el 21 de diciembre de 1926 para la recepción de dos nuevos académicos asistió el ya académico doctor Gabarda. Además, consta como miembro del Consejo de Redacción de la revista La Medicina Canaria, que se publicó entre 1923 y 1931. Así que nuestro hombre llevaba por lo menos una década destinado en Tenerife antes de su única y breve escena registrada en la Historia de España. Pero, ¿dónde estuvo y qué hizo durante esos quince años clave e la vida de cualquier hombre, entre (aproximadamente) los veinticinco y los cuarenta? ¿Se casaría y se trasladaría a esta isla con familia? En principio, es lo más probable, pero no tengo ningún dato mínimamente consistente al respecto, aunque sí algunas sospechas que en otro momento, una vez que cumpla un par de verificaciones, expondré.

Esos años en los que no he encontrado ninguna referencia al doctor Gabarda corresponden, más o menos, a la Guerra de Marruecos. Quizá Gabarda fuera destinado a África y, ya puestos a elucubrar, quizá allí conociera a Franco quien, por cierto, era algunos años menor. Imaginemos por ejemplo la llegada de Franco a Tenerife en marzo del 1936, y que tras el hostil recibimiento que le hicieron manifestantes de izquierdas en el mismo puerto, fuera recibido en la Capitanía General, entre otros, por su viejo amigo (?) de Marruecos. A lo mejor que existiera confianza de antiguo entre ambos militares podría explicar que Gabarda fuera designado para su breve papel en la trama. Pero, por supuesto, nada me da pie a estas presunciones, por más que el porqué de la elección de Gabarda es una de las varias incógnitas que me gustarían despejar. En todo caso, lo que parece claro es que para cuando Franco fue destinado (exiliado) por el gobierno como capitán general de Canarias, Gabarda llevaba ya mucho tiempo instalado en Tenerife y, casi con toda seguridad, bien y acomodadamente integrado en la sociedad santacrucera. Así, aparte de sus funciones cotidianas propias de su cargo de médico militar, ya he comentado que era miembro de la Real Academia de Medicina y del consejo redactor de una prestigiosa revista profesional, uno de los profesores de la Escuela de Enfermería (así aparece en el libro La Cruz Roja en Canarias: 125 años de labor humanitaria (1874-1999), de Javier Lahuerta García) y trabajaba en una clínica privada, la Costa en la avenida Viera y Clavijo (en el anterior post describí mis insuficientes intentos de localización). Añado a este respecto que he encontrado una nota del periódico El Día de su seccion "Decíamos ayer ..." en la que se anuncia que el médico director, Don Luís Gabarda Sitjar, de la clínica Costa ha reanudado su consulta de Cirugía (operaciones) y enfermedades de la mujer. Si bien la fecha vista en internet me parece que ha de ser errónea (1961), el texto del anuncio parece indicar que la clínica era su propio negocio. Y de paso, me confirma que era cirujano y me sorprende con esa segunda y eufemística especialidad.

Después de la breve entrevista con Pollard del 16 de julio, Gabarda siguió en Tenerife y, efectivamente, he encontrado referencias suyas como firmante de reconocimientos y certificados médicos de prisioneros durante los primeros meses inmediatamente posteriores al inicio de la Guerra Civil (que en Canarias no fue tal). Gracias al interesantísimo (y estremecedor) blog de Pedro Medina Sanabria, constato que en 1936 Gabarda ostentaba el grado de Teniente Coronel del cuerpo de Sanidad Militar. En una breve crónica de una velada de autobombo del Casino de Tenerife, El Día del 1 de diciembre de 2002, señala que el secretario de la institución recordó antiguos presidentes, citando entre ellos, a Luis Gabarda Sitjar, allá por los años 1939-40. Obviamente, alcanzar ese cargo implica un notable reconocimiento por la "buena sociedad" chicharrera.

El 26 de junio de 1946 Gabarda, junto con unos cuantos capitostes más, es recibido en el Palacio de El Pardo por Su Excelencia el Jefe del Estado y Generalísimo de los Ejércitos, según informa La Vanguardia del día siguiente. Gracias a ese suelto nos enteramos de que nuestro hombre, que según mis cálculos andaría por los 61 años, era inspector médico (que creo que equivalía a general de brigada) y, lo que es más importante, Jefe de Sanidad de la Primera Región Militar: o sea que debería residir en Madrid. ¿Cuándo dejó Tenerife? No lo sé pues no he encontrado el nombramiento para el cargo madrileño. Pero a lo mejor volvió a la Isla después de jubilado (como ya he dicho, el 5 de junio del 50) pues encuentro en un blog del norte de Tenerife la biografía de un practicante villero (de La Orotava) en la que se afirma que simultaneó sus estudios, en los primeros años 50, con las prácticas en calidad de meritorio en el Hospital Nuestra Señora de los Desamparados, del que era Director Don Luis Gabarda. Extraña un poco que a esa edad (rozando los setenta) volviera el médico militar a Canarias, pero puede que así fuera, que sintiera la Isla como su hogar y que quisiera seguir profesionalmente activo en ella (incluso recuperando su consulta en la misteriosa clínica Costa). Quizá hasta murió aquí, en una fecha que no he podido averiguar.

Y ya no tengo más datos ... de momento. Porque he hablado con algunos amigos y resulta que el apellido Gabarda les trae viejos aunque imprecisos recuerdos. Gracias a ellos y a un par de iniciativas propias, tengo confianza en que averiguaré bastantes más cosas de este hombre que sólo parece asomarse tangencialmente. Además, me guardo algunas sospechas que de verificarse tendrían su gracia. Pero he de esperar y la paciencia no es mi fuerte. Aparquemos pues por un rato al doctor Gabarda Sitjar e iluminemos la más novelesca figura de Hugh Pollard, el inglés que fue a verlo a su clínica chicharrera.

CATEGORÍA: Personas y personajes

4 comentarios:

  1. ¿Te suenan nombres como Federico García Barba, José Fariña o Edgar González?

    Sigo tus escritos con buena mezcla de sorpresa, curiosidad y siempre unterés.

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  2. Gracias, Miroslav. Una pena que no pueda ayudarte.Creo que todos los que te leemos, tenemos esta sensación de impotencia.

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  3. Luis Gabarda Sitjar, General de Sanidad Fallecido el 31/08/1958, casado con Paula Díaz Díaz, hijos: Luis, Pilar, Isabel, Dolores e Hilario.

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  4. yo si tengo fotos y cartas si te interesasn ponte en contacto conmigo 626 33 50 32

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