jueves, 6 de febrero de 2014

Cerebros masculinos y femeninos

Con evidente chacoteo escribí en mi anterior post que "no creo que quepa llegar a conclusiones simplonas sobre las diferencias de los cerebros humanos desde la variable sexual ..." En cierto modo insinuaba que no creía demasiado en las diferencias entre los cerebros de hombres y mujeres, asunto éste que origina una nutridísima pléyade de tópicos y no menor de chistes sexistas. Conste, de entrada, que el que no crea demasiado en las diferencias de los cerebros según el sexo de su portador no significa, ni mucho menos, que crea que no las hay; me explico: ni creo ni dejo de creer, me declaro en este asunto (como en muchos otros) agnóstico: ni creyente ni ateo. En segundo lugar, para dar el justo alcance a mi agnosticismo tendría que matizarlo y, para ello, habríamos de convenir sobre qué tipo de diferencias estamos hablando y a qué se deben, suponiendo que nos convenzamos de que existen.

Lansky comenta que los estudios neurocientíficos sugieren (porque todavía están lejos de demostrar) que las diferencias promedio entre cerebros de un mismo sexo son menores que las diferencias promedio entre cerebros de distinto sexo, indicador estadístico que, de estar suficientemente corroborado, llevaría a concluir que, en efecto, el sexo es un factor relevante en el tipo de cerebro, lo que autorizaría, en definitiva, a hablar con cierto rigor de cerebros masculinos y cerebros femeninos. Aunque algo he leído de neurobiología (y también de este asunto concreto), no tengo datos que me confirmen la rotundidad de esta afirmación; no obstante, no tendría ningún inconveniente en creerlo y en admitir que, más que cerebros, hay actividades cerebrales prototípicamente femeninas y otras masculinas.

 El cerebro, muy por encima de todos los demás órganos de nuestros cuerpos, es de una plasticidad inaudita. Su propia actividad (pensar, sentir, etc) es agente modificador y conformador de su propia biología. Admitiendo provisionalmente que hay una forma de pensar (o de sentir) femenina (o masculina), la cuestión que se me antoja relevante es si ésta es el resultado de que el que piensa (o siente) es el cerebro de una mujer o ese cerebro lo calificamos de femenino porque piensa (o siente ) así. Dicho de otra forma, las presuntas diferencias orgánicas entre los cerebros masculinos y femeninos, ¿vienen de fábrica (genéticas) o se van haciendo durante la vida del correspondiente ser humano?

Hago un paréntesis para referirme al comentario de Vanbrugh al respecto en el que manifiesta su sorpresa de que escandalice la mera sugerencia de que los cerebros masculinos y femeninos puedan ser diferentes. De entrada, no diría yo que muchos se escandalicen de esa posibilidad; más bien, lo que suele molestar son las simplificaciones tópicas en relación a este asunto, pero en fin. En todo caso, el argumento que apunta no me parece demasiado aplicable. Ciertamente las entrepiernas (y todo el aparato reproductor) de hombres y mujeres son distintos porque esas diferencias son justamente las que nos convierten en hombres y mujeres. No deja de ser obvio, pero que seamos una especie sexuada implica justamente que los órganos vinculados a la reproducción sean diferentes en cada sexo, de lo que no se deduce que lo sean los ajenos a la misma. La comparación de Vanbrugh valdría, a mi modo de ver, si en vez de referirse a órganos sexuales lo hiciera a otros cuyas funciones fueran lo más neutras posible en cuanto a la reproducción; no sé, el hígado por ejemplo. Por cierto, según tengo entendido es posible trasplantar hígados entre personas de sexo distinto.

Volviendo a la cuestión que me interesa, tiendo a pensar que los cerebros de los seres humanos no tienen diferencias de partida en función del sexo del individuo (del feto, para ser más exactos) y que esas diferencias, de existir, se van haciendo durante el desarrollo. Advierto que apenas tengo argumentos ni conocimientos para que me incline por esta idea, pero también es verdad que las posibles pruebas que está aportando la neurobiología no la contradicen ya que se hacen sobre cerebros ya formados, sean de hombre o de mujer. Y en este punto hay que traer a colación la odiosa distinción entre sexo, entendido como atributo biológico, y género, entendido como el rol asignado socialmente al correspondiente sexo. Lo que es evidente es que, desde siempre, la distinción sexual biológica ha marcado en el ser humano (y en más especies animales) una diferenciación en la organización de sus vidas y, consiguientemente, en la consolidación de unas formas de pensar diferenciadas en función de sus roles de género, que podrían llegar a generar "cerebros femeninos y masculinos".

Cultura sigue a Natura; es decir, el que se vayan conformando en la historia de los humanos roles diferenciados para cada sexo es una consecuencia coherente de la distinción biológica sexual y, desde luego, muy conveniente para la continuidad de la especie, sobre todo en épocas pasadas. Sí creo, no obstante, que sí debe haber algunas "predisposiciones" genéticas distintas entre los cerebros de los hombres y de las mujeres, específicamente las vinculadas a hacer más efectivas las exigencias reproductivas. Por ejemplo, cuestiones como el mayor apego de las mujeres hacia sus crías parece natural que vengan "de fábrica". Y también admito que es muy probable que esas diferencias previas en el órgano biológico generen por sí solas otras. Es decir que, como se ve, me estoy contradiciendo y reconociendo que la "simple" diferencia sexual puede explicar que los cerebros del recién nacido sean distintos según sea niño o niña.

Aún así, sigo pensando que esas diferencias de los cerebros son de mucho menor grado que las que genera el desarrollo del individuo sometido necesariamente a un entorno social, cuya característica principal a este respecto es (o ha sido históricamente) amplificar las eventuales diferencias biológicas. De hecho, sería interesante saber si las diferencias medias a las que alude Lansky entre cerebros masculinos y femeninos de recién nacidos son mayores que las diferencias medias de los de un mismo sexo. Intuyo (de nuevo sin ningún dato en el que apoyarme) que no, que la varianza de los indicadores que midan los neurobiólogos para los cerebros de un mismo sexo será mayor que la que resulte de comparar los de sexos distintos. O sea, que creo que si nuestros cerebros son significativamente distintos según el sexo es porque los vamos (o nos los van) haciendo distintos.

Me pregunto si esas diferencias que refiere Lansky serían tan relevantes en una sociedad (utopía imposible de imaginar) en que no existieran roles diferenciados por el sexo. Imaginemos un niño al que hacen creer que es niña (o viceversa) y todos creen que es niña (la película Mi querida señorita de Jaime de Armiñán). ¿Tendrá un cerebro femenino o masculino? Han existido casos documentados de este tipo y, aunque no se cuenta con pruebas neurobiológicas de los cerebros de esos individuos, parece que en muchos de ellos los testigos no sólo aseguraban que parecía físicamente del sexo que creían que era sino que también pensaba como tal. Otro supuesto son los transexuales, quienes se sienten del sexo distinto al que les ha tocado en suerte; ¿de qué "sexo" es su cerebro?


Somos, sobre todo, nuestro cerebro, lo que pensamos, sentimos, recordamos. Y este órgano alucinante, al cual distamos de conocer suficientemente, es capaz de modelarse hasta límites ignorados. Las características sexuales son lo bastante importantes para que se traduzcan en diferencias en el cerebro, pero tengo para mí que mucho más lo son los avatares que le van ocurriendo al individuo durante su vida. Como éstos viene fortísimamente condicionados por el modelo ideológico construido socialmente el cual, a su vez, responde en altísimo grado a la distinción sexual, lo más frecuente es que las eventuales diferencias de partida entre sexos se vayan amplificando y, en efecto, la mayoría de la gente tenga cerebros masculinos o femeninos, reforzando el tópico. Pero no estoy nada seguro de que haya de ser necesariamente (biológicamente) así.

En fin, mi conclusión es que no lo tengo nada claro, por más que el tema me interesa y procuro leer lo que encuentro al respecto (Lansky, se agradecerá bibliografía).

 
Gonna change my way of thinking - Bob Dylan (Slow Train Coming, 1979)

8 comentarios:

  1. Vengo de leer tu ameno y cachondísimo post anterior, el de los acertijos viejos. He opinado y respondido, y ahora llego a este que me parece mucho más interesante aunque digas que no estás MUY seguro de lo que opinas. Lo cual, por demás de sabio ya es muy honesto.

    Bien, pues en lo elemental estoy de acuerdo contigo - sin ser tampoco un docto en la materia, (aunque mi ya varias veces mencionado cuñado nurocirujano me asegura que es así: el cerebro masculino y el femenino - o planteado al revés - son IGUALES.

    Es luego, durante el desarrollo de la vida adulta donde las ACTITUDES femeninas y las masculinas cambian de acuerdo con un constructo social,(que afortunadamente está cambiando para mejor de la sociedad en la medida oportuna

    Digo que, ante un scaner infantil los dos cerebros son idénticos. Y si abstraes al individuo fuera de su vida social (el embarazo, la lactancia o la menstruación femenina y los consiguientes cambios hormonales) una chica puede resolver un sudoku o cualqiier problema intelectual tan bien o mejor que un hombre cualquiera.

    En lo que estoy de acuerdo es en que tendrán que pasar siglos hasta que se dejen de hacer chistes con esas diferencias cerbrales - siempre ridiculizando a la mujer -, igual que se contarán siempre chistes de maricones, putas, borrachos, curas, gordos, calvos, cornud@s, etc. etc.

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  2. ¡ Joder ! Cualquiera diría que muchos de los hombres que dudan de la inteligencia diferente/inferior de las mujeres no han tenido una novia o una pareja verdaderamente inteligente... o las han tenido y ni se dieron cuenta.

    Varias de mis parejas han sido mucho más inteligentes que yo, (para lo cual tampoco hace falta ser una lumbrera... pero uno lo compensa con otras características sociales suficientemente apreciables) y precisamente por serlo y por amarme siempre han sido tremendamente indulgentes conmigo, amables y pacientes.

    Miros, tu segunda foto es muy morbosa.

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  3. Nada que objetar a este post, Miros. Lo que ahora se plantea más seriamente ya se venía planteando desde posturas más ideológicas o 'sociales' que científicas: cómo distinguir en un sistema tan plástico como el cognitivo (mente = cerebro y...?) la parte genética de la ambiental, y es casi inviable, porque precisamente la moderna epigenética remacha eso en asuntos más simples que el cerebro: no hay ya determinismo en la genética, el ambiente interfiere en los genes y viceversa (Lamarck estaba errado en el mecanismo general sugerido, pero no totalmente en esas interacciones)

    Esperemos que esas diferencias que parecen existir no se utilicen para justificar agravios comparativos entre los sexos (me resisto a llamarlos géneros, que reservo para lo gramatical), como pasó con el darwinismo social de Spencer que el propio Darwin rehusó validar.

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  4. Este artículo es valioso porque se preocupa de i definiendo términos, empezando por el propio de ‘sexo’ y añade una bibliografía sesgada pero útil:
    http://eprints.ucm.es/1501/1/NEUROPSICOLa.pdf

    También el Gran Steven Pinker, claro:

    http://stevenpinker.com/publications/dating-swearing-sex-and-language-conversation-questions-between-steven-pinker-an


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  5. Por seguir atendiendo tu petición en el último parétesis):

    http://stevenpinker.com/publications/type/book

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  6. Jejeje, hace cierto tiempo inicié un debate que versaba precisamente en eso, las diferencias entre ambos, y personalmente creo que todo es mucho más sencillo... bueno, si lo ven ellas quizá no.
    :)

    (http://superehore.blogspot.com.es/2012/06/women-vs-men.html)

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  7. ¿Y qué si los cerebros masculino y femenino son distintos? ¿Qué se quiere decir con que son distintos, que uno es superior al otro? ¿Es que los cerebros masculinos son iguales por el hecho de ser masculinos? ¡Pues no he visto yo hombres afeminados ni nada, que no era o son homosexuales! ¿O es que los cerebros de las mujeres son también iguales entre sí por el hecho de ser mujeres? Pues lo mismo, también he conocido mujeres con comportamientos muy masculinos que no eran lesbianas.
    A mí es que esta discusión me parece inútil y casi siempre, no es tú caso en esta entrada, teñida de un sexismo más o menos sutil que trata de recalcar la superioridad de un sexo sobre otro. No siempre es el hombre el que plantea estas posibles diferencias. Hay un feminismo que habla de "otra mirada" por parte de la mujer, otra mirada que a algunas mujeres, por cierto, no les impide declarar una guerra y enviar a sus hijos y a los hijos de otras mujeres a morir y a matar en el combate. Véase Margaret Teacher (¿se escribe así?)Lo interesante, a mi juicio, no es si un cerebro es igual o distinto de otro, sino el posible dominio de un sexo sobre otro, basado en estas diferencias o en otras de carácter más claramente físico, como, por ejemplo, la estructura muscular.

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  8. Grillo: Por supuesto, no se discute la mayor o menor inteligencia de los cerebros según el sexo, sino si hay diferencias entre ellos. Yo no me atrevería a asegurar que son idénticos de fábrica, aunque sí creo que son bastante más parecidos de lo que llegan luego a diferenciarse por los condicionantes sociales.

    Lansky: La interrelación entre ambiente y genes me parece algo apasionante. Te agradezco tus referencias, aunque todavía no he tenido tiempo de consultarlas (a Steven Pinker le he leído unas cuantas cosas).

    Sergio DS: La verdad, yo no creo que sea tan sencillo.

    Molón Suave: ¿Y qué? Pues nada. La discusión puede parecerte inútil pero a mí en cambio me interesa. Lo que me aburre es afrontarla desde esos intentos a los que te refieres de recalcar superioridades de un sexo sobre otro que, además de malintencionadas, suelen ser de una simplonería intelectual espantosa.

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