sábado, 14 de julio de 2007

Conversaciones teológicas (II)

Dios ama a los hombres y ese Amor se hace Acto, como se narra a lo largo de todo el Antiguo Testamento. Este actuar amoroso de Dios se demuestra dramática y excepcionalmente al encarnarse y entregar su vida humana para, con su muerte, dar nueva vida al hombre, rescatar a la humanidad doliente y extraviada. Cristo en la Cruz es la imagen más tremenda del Amor de Dios.

  • Este es un resumen del párrafo 12 de “Deus Caritas Est”, la primera Encíclica de Benedicto XVI. Puede valernos para empezar. Si te parece, enunciemos las diversas afirmaciones que aquí aparecen. Primera: Dios se hace hombre y ese hombre es Jesús. ¿Estarás de acuerdo en que podemos considerar que esta frase es fundamental en nuestra Fe?
  • Sí, desde luego que es un tema fundamental. De distintas formas, la idea se repite en un montón de oraciones o ritos cristianos. “Creo en Jesucristo, su único hijo, nuestro señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo ...”,“Señor Mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero ...”, “El ángel del Señor anunció a María y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo ..."
  • Ya veo, estás puesta. Y sabrás que en las otras dos grandes religiones del Libro no se da esto. Ni en el judaísmo ni en el islam se cree que Dios se haya nunca hecho hombre. Por tanto, este primer enunciado (Jesús es Dios) puede entenderse como una nota diferencial y específica de la creencia cristiana. Juan Pablo II (Carta Tertio millennio adveniente) lo decía contundentemente: esta verdad es "el punto esencial por el que el cristianismo se diferencia de otras religiones. En el cristianismo no es solamente el hombre quien busca a Dios, sino que es Dios en Persona quien viene al hombre”.
  • Vale, entonces tenemos que contestarnos si creemos que Jesús es Dios, ¿no es así?
  • Espera, no tan rápido. Antes me gustaría desmenuzar un poquillo el significado de ese enunciado, para que podamos estar algo más seguros de que sabemos qué es lo que creemos o dejamos de creer. Pero pospongámoslo un poquillo y, de momento, sigamos enunciando las afirmaciones del párrafo de la encíclica papal.
  • Déjame la segunda a mí. Sería algo así como: “Dios se hizo hombre para salvar a los hombres”.
  • La Redención, sí. Sin duda íntimamente unido a lo anterior y lo que permite la ruptura doctrinal con el judaísmo. Porque el Dios judío, que también es el nuestro, tenía muy presentes a los hombres y actuaba sobre ellos a cada rato. Pero, para los judíos, Dios nunca se plantea hacerse hombre para, sacrificándose por nosotros, redimirnos. No sé casi nada del judaísmo, pero esto me plantea una duda.
  • ¿Que los judíos no consideraban que la humanidad necesitara ser redimida?
  • Por ahí van los tiros, aunque es bastante más complejo. Quedémonos de momento con la idea de que la humanidad necesitaba, para ser perdonada, el sacrificio por ella del propio Dios. Lo que nos enlaza con otro dogma cristiano: el del pecado original.
  • Eso sí me lo sé. Adán y Eva desobedecieron a Dios y, como consecuencia de esa ofensa, la naturaleza humana perdió parte de su dignidad primigenia. Todos nacemos con ese pecado original que nos borra el bautismo. Ya sé que suena a catecismo de niño chico, pero pienso que puede contarse de un modo algo más adulto.
  • Tú misma.
  • Vamos a ver. No creo que Adán y Eva cometiesen ningún pecado original que se trasmitiera a toda la humanidad: En primer lugar, porque no creo que Adán y Eva hayan existido; no soy creacionista y admito la evolución natural. Pero justamente por eso, por ser la especie humana el culmen evolutivo de la Creación divina, estaba falta de algo, esa dignidad primigenia que se simboliza en el Génesis con los dos primeros padres felices y desnudos, a imagen y semejanza de Dios, en el Paraíso.
  • O sea, que entonces no ha habido pecado original. Con esas teorías te habrían quemado por hereje. E, incluso hoy en día, me da que no te las aceptaría casi ningún teólogo.
  • No necesariamente niego el pecado original. Es más, si me apuras, lo admito. Lo admito porque la humanidad tenía que ser culpable de algo gordo para necesitar ser redimida, ya que Jesús vino para redimirnos. Pero es que no veo incompatibilidad esencial entre las evidencias científicas de la evolución y la Biblia, siempre –claro está- que hagamos una lectura simbólica de ésta.
  • Eso de la lectura simbólica ... Sé más de uno que no te la permitiría. Pero, vale, cuéntame tu interpretación simbólica.
  • La evolución es un proceso biológico que se produce en el tiempo, a lo largo de varios millones de años, ¿no es cierto?
  • Sí claro.
  • Ahora bien, Dios es atemporal; para él todo es presente. Es como si existiera en un universo paralelo que no se cruza con el nuestro, pero desde el que es capaz de intervenir. Dios, de otra parte, es amor y el ser humano es la expresión de su amor. Lo crea por amor, a su imagen y semejanza y, por lo tanto pleno de toda dignidad. Pero, atención, lo crea en su universo atemporal.
  • O sea viene a crear a los Adán y Eva bíblicos, antes de que empiece el universo en el que vivimos.
  • No tiene sentido decir antes; los crea en el universo divino, donde no hay tiempo. Y en ese universo el ser humano se rebela contra Dios, comete, efectivamente, el pecado original bíblico.
  • Ya te he pillado. Entonces Dios (aunque no tiene sentido decir entonces) pone en marcha el caldo primigenio en el que confusas reacciones químicas dan origen a la vida para ir evolucionando hasta llegar, en este Universo temporal, al ser humano.
  • Pues sí. Al ser humano hecho a semejanza de Dios, pero incapaz de tener en sí mismo, en tanto producto de la evolución natural, esa dignidad divina que ha perdido por el pecado original cometido en el Universo atemporal.
  • Un poco barroca la teoría. ¿No te parece?
  • No, no me lo parece tanto. Es sólo una hipótesis, llena de puntos débiles, lo sé. Pero me basta para entender el mensaje básico: no hay necesariamente una contradicción esencial entre la creación divina del hombre y la evolución natural; incluso tampoco la hay entre la caída metafísica de la humanidad y la antropología científica.
  • Hay quienes piensan que el cerebro humano tiene neurológicamente la necesidad de Dios. En esta teoría tuya, esa necesidad “natural” podría entenderse como algo que Dios nos ha puesto, que ha ido evolucionando en el ADN a medida que aparecía la conciencia, para que Le busquemos.
  • ¿Como si fuera un recuerdo difuso de lo que éramos antes del pecado original? ¿Un anhelo de recuperar la dignidad divina que tuvimos? Sí, algo así. Tampoco lo he pensado mucho; como te dije, no suelo pararme a reflexionar sobre estas cosas. Me basta con intuir que no hay necesariamente contradicción entre mi Fe y los hechos que ciertamente conocemos mediante el progreso científico.
  • Aunque tus explicaciones se salgan descaradamente del marco de referencia científico. Porque has de reconocer que eso del Universo atemporal no deja de ser un salto en el vacío. En todo caso, aunque tenga un tufillo a trampa dialéctica, dejémoslo estar; ya habrá tiempo de volver sobre tus ideas. Pero, a modo de resumen, vendrías a decir que sí hubo un pecado original y como resultado del mismo, en este universo que conocemos, el hombre resultado de la evolución es una especie doliente y extraviada. Y para salir de ese estado necesitaba ser redimida por el mismo Dios, haciéndose hombre y sacrificándose por nosotros.
  • Pues sí, creo que lo has resumido bastante bien.
  • De acuerdo, entonces, a partir del texto del Papa, podemos enunciar una serie de enunciados concatenados que ambos aceptamos que conforman la expresión de creencias fundamentales de nuestra Fe. Bástenos de momento con enunciarlos; ya habrá tiempo luego para discutirlos e incluso interpretarlos más en detalle, desarrollando, por ejemplo, tus teorías de los universos paralelos.
  • Muy bien; di esos enunciados.
  1. Existe un Ser eterno que llamamos Dios.
  2. Dios ha creado el Universo (en tu teoría, los Universos).
  3. Nuestra especie, el ser humano, ha sido creada a su imagen y semejanza.
  4. El ser humano, a resultas de un pecado primigenio, perdió esa dignidad divina.
  5. El sentido de nuestras vidas es recuperar esa dignidad de modo que podamos volver a ser eternamente como fuimos creados.
  6. La dignidad divina que habíamos perdido con el pecado original, sin embargo, no podía ser recuperada sólo por nuestros medios; requería que, como en la creación, nos volviese a ser concedida por Dios.
  7. Ese algo que nos faltaba para, a través de nuestros medios alcanzar la dignidad divina, sólo nos podía ser concedido a través del sacrificio del propio Dios.
  8. Como Dios siempre se ha preocupado por nosotros y nos ama, decide hacer ese sacrificio en un momento histórico preciso de nuestro Universo.
  9. Ese sacrificio divino se manifiesta en su encarnación, vida entre los hombres, pasión, muerte y resurrección.
  • Vaya, en principio sólo habíamos dicho dos enunciados: “Jesús es Dios hecho hombre” y “Dios se hizo hombre para redimirnos”.
  • En realidad, siguen siendo esos mismos dos, pero algo más desmenuzados. Imagino que estarás de acuerdo en que lo único que he hecho es hacer explícitas creencias que van necesariamente implícitas con las dos primeras. De tal forma que podríamos convenir en que las nueve frases, todas ellas, forman parte del contenido fundamental de la fe cristiana.
  • Sí, creo que podemos convenirlo.
  • Pues mi tesis es que muchos que se consideran cristianos (yo diría que la mayoría) no cree en el fondo de su alma en algunos de estos enunciados, si bien lo que hacen es simplemente no planteárselo.
  • Y esos, para ti, ¿no serían cristianos?
  • Prefiero no pronunciarme. Lo que me parece claro es que tendrían que enunciar, de modo análogo a como lo hemos hecho, sus creencias; es la única forma que conozco de poder comparar unas con otras y convenir en qué es lo que llamamos ser cristiano. Ten en cuenta que, estas dos creencias que hemos considerados fundamentales, no eran universalmente comunes entre los primeros cristianos. El contenido específico de la fe cristiana, te guste o no, ha sido elaborado a lo largo de los siglos por la Iglesia.
  • Sí, la Iglesia ha ido estableciendo los dogmas. Hay muchísimos más que estos dos que hemos considerados fundamentales.
  • Por supuesto; pero ni estos dos lo han sido siempre. Ni que Jesús era Dios, ni que hubiera venido a perdonarnos nada. Y quienes no creían en estos dos enunciados se llamaban a sí mismos cristianos.
  • ¿Estás queriendo decir que se puede ser cristiano sin creer en estos dos dogmas tan básicos?
  • No lo sé. Sin embargo, sí tengo la impresión de que hay muchas personas que se consideran cristianas, siéndoles irrelevantes estos dogmas. Les basta con creer que Jesús fue un hombre excepcionalmente bueno y sabio que nos trajo un mensaje de perfección, dándonos con su propia vida un ejemplo para las nuestras. Eso sí, ese mensaje dado por un hombre expresa, para ellos, el plan de Dios y, por tanto, da sentido práctico a sus creencias trascendentes.
  • Te entiendo. En el fondo no creo que yo misma esté muy lejos de ese planteamiento. Como te dije antes, me basta para ser cristiana con creer en lo que acabas de decir.
  • Lo que pasa es que planteamientos así llevan a una especie de religión laica que muy poco tiene que ver con las iglesias cristianas. De hecho, es lo que está ocurriendo entre tanta gente cuando dicen, como tú, que creen en Cristo pero no en la Iglesia. Aun así, se mantiene la Iglesia (las iglesias), pero este es otro tema.
  • Sí, es otro tema que prefiero no tratar por el momento; no valdría más que para enredarnos. Además, me vas a tener que excusar que he de ir a recoger a los niños.




CATEGORÍA: Creencias y descreencias

4 comentarios:

  1. porque les gusta tanto tratar de explicar lo inexplicable?.
    Dice la palabra que salvo aquel que cree sin ver...todo es cuestion de fe.

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  2. La fe sólo busca que no te preguntes nada ni pongas nada en duda, que vivas "feliz" dando por hecho todo lo que te digan, como un niño que no ha de plantearse qué comer o no, le basta abrir la boca y que le entre la cuchara de la comida preparada por su mami. Si alguna vez algo no te cuadras y se lo comentas a alguien metido en la Iglesia... la respuesta es la fe. Y con esas te tienes que quedar.

    A todo lo demás no opino, no puedo, no quiero opinar, ya conocéis mi condición ateísta.

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  3. En esta conversación hay algo que se me escapa. En la conversación se afirma que los judíos no creen en la redención, que no necesitan del Dios hecho hombre. Pues lo mismo estoy mal informada pero son los profetas judíos los que anuncian la venida de Dios. Son los judíos los que se apasionan con Jesús y lo consideran como tal y de ahí nace nuestra religión. Si bien es verdad que otros consideran que Jesús no es el que ha de venir y siguen esperando su mesías. Según Mareck Halter en su libro El Mesías, Jesús no es el único mesías en el que el pueblo judío creyó, sino que hubo otros que han pasado por la historia (y silenciados afortanadmente para la iglesia católica en su beneficio) como el mismo David Reubeni de quien trata el libro. Este David, que sirvió de modelo a Miguel Angel para hacer su Moisés, levantó ilusiones mesiánicas en el pueblo judío y en la mayoría de los conversos medievales del siglo XVI. El mesías es una figura judía, así que supongo que la redención no es lo que nos separa y diferencia de los judíos sino que nosotros somos la consecuencia de sus creencias.

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  4. Anoche no dije algo con lo que tampoco coincido en esta conversación. En el post I de estas creencias dije que ser creyente no tiene mucho que ver con el comportamiento, con ser bueno o malo y sí mucho que ver con el convencimiento de la existencia de Dios, sin más. Sin embargo ser cristiano define más nuestros actos, nuestro comportamiento, mucho más que los dogmas eclesiásticos. Y lo digo por la pregunta que le hicieron a Jesús sobre este tema cuando le preguntaron que cómo reconocerían los demás que somos seguidores suyo. Ser cristiano es una forma de vivir más que una forma de creer.

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