jueves, 11 de diciembre de 2008

Respeto / Juzgar y condenar

Recientemente he acabado el segundo tomo de las memorias de Elias Canetti (La antorcha al oído). De unos cuanto párrafos subrayados traigo dos a este post.


Allí ... aprendí a tratar de forma íntima con un ser pensante, trato que suponía no sólo escuchar cada palabra, sino también intentar comprenderla y evidenciar dicha comprensión replicando con exactitud y sin ningún tipo de distorsión. La primera prueba de respeto hacia los seres humanos consiste en no pasar por alto sus palabras.

Cuán de acuerdo estoy con estas afirmaciones y cuán poco vigentes me parecen. Respetar al otro sería, antes que cualquier otra cosa, esforzarse en atenderle y entenderle. Requiere, por tanto, de nuestra voluntad: tenemos que querer entenderle. Esa voluntad específica escasea; es poco frecuente que de verdad queramos entender a nuestros interlocutores, entre otros motivos, porque supone un esfuerzo y, también, porque puede afectarnos.

Llamamos respeto, en cambio, a una actitud de educada corrección diplomática que garantiza el fluir armónico de las conversaciones, siempre superficiales, siempre cómodas. Paradójicamente, intentar profundizar en la comprensión del otro, ahondar en sus pensamientos buscando que la comunicación sea algo más que la cháchara habitual, suele entenderse como falta de respeto.

Hasta haber leído las palabras de Canetti no se me habría ocurrido decir que uno de mis mayores anhelos es encontrar personas que me respeten; también, desde luego, profundizar en el ejercicio del respeto al otro. Y tampoco ahora lo diría, porque pocos entienden que el respeto, en primer lugar, es eso.


... cuando por fin me confesé que jamás, ni una sola vez, la había oído hablar bien de nadie ... me entró una súbita animosidad hacia ella y (abandoné) sus discursos burlones ... Aprendí asimismo algo que ... podía parecer más importante: lo deplorable que, como fin en sí mismo, era la manía de juzgarlo y condenarlo todo.

Refiere en este párrafo cómo, gracias al descubrimiento de Isaak Babel en Berlín, empieza el Elías de veintitres años a independizarse de Karl Kraus, cuya influencia le había absorbido durante los cuatro anteriores años en Viena. Sin duda, personajes como Kraus, crítico terrible y omnímodo, son necesarios; pero también es necesario superarlos, abandonarlos.

Sin embargo, es muy grande la tentación de la crítica permanente, de la iconoclastia por definición. Desarrollamos una capacidad tan aguda de darnos cuenta de los defectos de todo lo que nos rodea (y de todos quienes nos rodean) que, me temo, anulamos la no menos (si no más) importante habilidad de disfrutar con tantísimas maravillas que todos los días se nos cruzan.

Resultado: poco contribuimos a nuestra felicidad, que para mí es el primer imperativo ético, y poco contribuimos a la de los demás (que viene enlazada con la nuestra). Así que, esforzarse en mirar lo bueno y aprovecharme de ello; ese sería (también) un propósito de año nuevo.


Too many times I don't tell you / Too many things get in the way / And even though sometimes I hurt you / Still you show me in every way
Till the rivers all run dry / Till the sun falls from the sky / Till life on earth is through / I'll be needing you

CATEGORÍA
: Reflexiones sobre emociones

6 comentarios:

  1. Tu en cambio, amigo miroslav, cuentas no sólo con mi respeto sino con mi simpatía. Y a eso voy, creo que ambos, respeto y simpatía, son conceptos colindantes pero distintos y me da la impresión de que a veces te refieres al respeto en su sentido profundo y no superficial, más bien como simpatía en cuanto inclinación afectiva. Por otra parte, los buenos modales, la cortesía y otras "virtudes" superficiales tienen su merito, que yo de intrasigente (redundancia) joven no valoraba porque las interpretaba, en parte correctamente, como sutitutos de los buenos sentimientos, pero la verdad es que hacen más agradable y fácil la vida con los demás.

    Canetti: dime de que alardeas...no hay más que leer el inmsericorde, despiadado y probablemente injusto retrato que hace de su amante, la novelista inglesa Iris Murdoch. Era un pájaro de cuenta con tanto talento como mala leche disfrazada de abuelete simpático y con bigote. Me gustaron sus memorias que ahora andas leyendo tú, pero, te pregunto ahora que andas en ellas, ¿no te da la impresión de que miente como un bellaco?

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  2. Es preciosa.
    La canción.
    La letra.

    bss

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  3. Lansky: Gracias, amigo Lansky, por tu respeto y simpatía; ¿necesito decir que son recíprocas? En cuanto a Canetti y tu pregunta final, me has dejado pensando. Ateniéndome a la literalidad de tu pregunta diré que no, no me da la impresión de que mienta como un bellaco. Cierto que poco sé de su vida aparte de lo que él cuenta (ignoraba su relación la Murdoch quien, por cierto, es una de mis autoras pendientes desde hace mucho); pero tampoco en lo que he leído (los dos primeros de los tres tomos) hay demasiado terreno para mentir (sobre sí mismo). En todo caso, lo que me ha hecho pensar es en la "mentira" implícita de las autobiografías. Quizá lo que me pasa es que la tengo tan asumida que deja de parecerme relevante y, simplemente, ni me planteo tu pregunta.

    Marguerite: Sí, es preciosa. Todo ese disco es precioso, una extraña joya que hicieron Pete Townshend (el líder de los Who) y Ronnie Lane (de los Faces) en 1977. Ronnie murió en el 97, pero el viejo Pete sigue dando guerra.

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  4. Disfrutar de lo bueno de cada día, seguir emoocionándonos y dejar vivir, respetar es aceptar al otro, ponernos en su lugar, dejar vivir a cada cual su vida y ser capaces de ayudar sin que sea como nosotros quisieramos sino como lo necesitan o nos lo piden. Hay gente que deja de vivir sus vidas para convertirse en depredadores de las de los demás. Si, si hubiera respeto... todo sería mejoor pero mucha gente se quedaría sin saber que hacer con su vida. Disfruto de la gente que es como es y sin ser iguales ni parecidos y aún sin enteder los motivos, los aceptan. Si estamos en unas edades en las que y amuchas cosas pierden importancia y merece la pena seguir ilusionandonos por tantas cosas que merecen la pena y no perder el tiempo en lo que no nos dejará huella...

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  5. Estoy muy de acuerdo contigo, Miroslav: respetar a alguien es tomárselo en serio, lo que a veces nos lleva a tratarlo de forma poco "respetuosa", en el sentido superficial en el que asimilamos "respeto" a "observancia de las buenas maneras". (Y estoy también de acuerdo con Lansky en que las "buenas maneras" son un lubricante útil y necesario de la convivencia y de la vida social, pero no hay que confundirlas con el respeto).
    Si cuando no estoy de acuerdo con un post tuyo me limito a pasar, estoy siendo menos respetuoso contigo que si te escribo un comentario diciéndotelo y explicándote por qué. Por ejemplo.

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  6. Cada día soporto menos a la gente que todo lo critica. Cada día soporto menos esas miradas negativas y oscuras. Prefiero esforzarme en buscar lo positivo, en mirar lo bueno, puede que muchos lo consideren ingenuo; yo lo considero sano: para mi salud mental y para la felicidad ajena.

    Besos

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