lunes, 23 de noviembre de 2009

Ventajas e inconvenientes del autoestop (Epílogo)

Los cuatro posts anteriores son la traducción (excesivamente libre) de los doce temas que conforman el excelente album Pros and Cons of Hitchhicking, publicado por Roger Waters en 1984. Pese a que me encanta desde siempre Pink Floyd y he escuchado infinidad de veces todos sus discos, poco he seguido las carreras en solitario de sus miembros. De Roger Waters, de quien pide disfrutar en vivo en un maravilloso concierto en el Palau Sant Jordi, conocía un solo disco de rock y no era éste que he descubierto hace unas pocas semanas.

En 1978, Waters se presentó ante sus compañeros de Pink Floyd con las demos de dos posibles albumes para que eligieran el próximo
que había de sacar el grupo. Optaron por los temas que en 1979 serían The Wall, de modo que la otra alternativa quedaría guardada unos años, hasta que los conflictos entre Waters y los restantes pinkfloydianos forzaron al primero a separarse e iniciar su carrera en solitario. Por eso Pros and Cons of Hitchhicking aparecería cinco años después que El Muro, aunque se aprecia fácilmente el parentesco compositivo entre ambas maravillas.

Instrumentalmente, en Pros and Cons no están los restantes Pink Floyd pero eso no hace que se pierda el sonido característico y que, en algunos momentos, hasta parezca mejorado. Yo destacaría el saxofón de David Sanborn (que compite más que dignamente con los fabulosos solos de Dick Parry en Dark Side of the Moon), pero sobre todo la excepcional guitarra de Eric Clapton. No tengo ni idea de cómo "ficharía" Waters a Slow Hand, pero desde luego fue un acierto (cabe suponer que Gilmour se quedaría de piedra viendo quien le sustituía).

Al igual que The Wall, Pros and Cons es un disco de los que se han dado en llamar conceptuales; es decir, que cuenta una historia. La historia consiste en la mezcla de sueños y realidad que vive un hombre de mediana edad en su dormitorio de los suburbios londinenses entre las cuatro y media y cinco y once de la madrugada. El tío fantasea con engañar a su mujer norteamericana con jovencitas autoestopistas, luego con abandonar la ciudad y mudarse toda la familia a la granja familiar de ella, luego con que ésta lo abandona y se convierte él en el autoestopista, para finalmente arrepentirse y despertarse aliviado al ver que su mujer sigue a su lado. La influencia del Ulises de Joyce en los textos es meridiana, tanto en el esquema temporal como en el recurso al famosísimo "flujo de conciencia", así como al empleo de imágenes y alusiones que resultan muchas veces enrevesadas.

Ya he dicho que los posts son una traducción demasiado libre. La razón fundamental de mis libertades es que no soy capaz de traducir las letras; en muchas frases el sentido completo se me oculta y he optado por lanzarme al vacío con mis propias interpretaciones. El segundo motivo viene a ser hacer de la necesidad virtud; como no tenía forma de conseguir una traducción decente pues cuento la historia a mi modo apoyándome en las palabras de Waters las más de las veces pero inventando otras (o suprimiendo las suyas) cuando me ha venido en gana. En todo caso, quien quiera y se atreva, puede conseguir fácilmente las letras en internet. Finalmente, como no podía ser de otra forma, he aprovechado para acompañar cada "capítulo" del tema correspondiente. Disfruten de la música.

CATEGORÍA: Canciones y otras líricas

2 comentarios:

  1. En hora buena por este post... como buena admiradora de Roger Waters que soy te entiendo perfectamente cuando dices que se te oculta el sentido completo de las frases.
    La mente y el ingenio de Roger, no puede traducirse facilmente.
    Una frase de él contiene tantos matices, ironías, controversias, fantasías etc, que es difícil llegar a captar todo el sentido que él a querido darle.
    Es el mi álbum favorito en solitario.

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  2. Tardé en darme cuenta de que estabas traduciendo la letra de una canción, o de varias, más bien, y confieso que no entendía nada de la/s historia/s que nos estabas contando. Hasta el segundo post no se me ocurrió buscar la letra de Roger Waters (mi comprensión del inglés hablado es más bien defectuosa, y si es cantado/gritado, más aún) y solo entonces comprendí que lo que me pareció -y sigue pareciéndome- iluminada incoherencia del texto no era responsabilidad tuya, sino suya. Confieso que, al saberlo, pasó a interesarme mucho menos. Seguir el curso de tus alucinaciones más o menos oníricas puede divertirme, pero el de las de Waters, la verdad, me da un poco lo mismo. Debe de haber centenares de referencias que se me escapan por completo.

    Curioso, en cualquier caso, que a los dos nos haya dado por la traducción musical.

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