martes, 19 de octubre de 2010

Pareja ideal

Un cuento de Alejandro Jodorowsky:

Érase una mujer que vivía disfrazada de mujer y un hombre que vivía disfrazado de hombre. Cuando se encontraron, creyeron esa comedia y formaron pareja. El hombre falso y la mujer falsa, haciendo esfuerzos tremendos, alcanzaron una modorra que llamaron felicidad. La mujer y el hombre verdaderos nunca llegaron a conocerse.

Comentarios personales a vuela pluma:

– A veces, con frecuencia, casi siempre, ignoramos que andamos disfrazados.

– Es una suerte no darse cuenta; en esos casos hasta se puede ser feliz sin demasiados esfuerzos. ¿O no?

– Claro que, si te crees el disfraz, ¿lo es?

Gnóthi seautón (Conócete a ti mismo). Si cumpliéramos el mandato de Apolo, nos despojaríamos del disfraz, al menos, en primer lugar, ante nosotros mismos.

– Es probable que la mayoría (en mi caso ha sido y es así) no cuestionemos nuestro disfraz hasta que la vida se empeñe en darnos las necesarias hostias. Y aún así, veo que muchos prefieren seguir llevándolo ...

– Por eso, en general, no estoy seguro de que esos tantos hombre y mujeres disfrazados de lo que les han enseñado que hay que ir disfrazados (o sea, de hombre y de mujer) tengan que hacer "esfuerzos tremendos" para alcanzar nada. En lo que si estoy de acuerdo es que a donde llegan es a la modorra. ¿Convenimos en llamarla felicidad?

– A lo mejor la modorra es ansiolítica. No es mi caso (hipótesis para entender las motivaciones profundas de muchos).

– Desde luego, el miedo juega un papel fundamental. ¿Y si sin el disfraz no soy nada? Pero, probablemente, sólo cuando dejamos de parecer podemos empezar a ser.

– El miedo a uno mismo es, creo, el más poderoso pero, a la vez, del que menos conscientes somos; justamente por eso es tan eficaz impidiendo que nos conozcamos.

– Más visible, hasta para uno mismo, es el miedo a los demás: al qué pensarán de mí, a cómo me valorarán (todos o algunos en especial) ... ¿Necesito de los espejos para ser?

– Lo que es una trampa (eficaz) es el pensamiento de que si nos despojamos del disfraz (hasta de sólo una parte) estamos a merced del otro, expuestos a que nos haga daño.

– Para mí, en cambio, nada hay más apasionante que desnudarme en compañía (nada más ridículo que hacerlo mientras el otro sigue con su disfraz, pero obviamente es casi imposible que esa situación ocurra en la práctica).

– Y lo que me pregunto es: ¿puede haber amor en una relación en la que los dos se aferran a su disfraz? Quizá, para muchos, sí. Para muchos, incluso, es mejor no desnudarse para que no se rompa el amor (¿o se refieren a la pareja?)

– Por eso, puede que el hombre y la mujer (tantísimos hombres y mujeres) que estaban disfrazados de hombre y de mujer, sin llegar nunca a conocerse, hayan sido realmente la pareja ideal. Ergo, la pareja ideal (¿tradicional?) como objetivo puede (suele) ser incompatible con el imperativo ético de la maduración y autoconocimiento personal.

De más está alegar que no me atengo con estas notas a ningún rigor lógico.


Luis Eduardo Aute - No te desnudes todavía (Auterretratos, 2003)

CATEGORÍA: Reflexiones sobre emociones

17 comentarios:

  1. Con que adelantándote a los carnavales, eh pillín? Pues sí, los disfraces son una lata. Todavía reuerdo el día en que se me ocurrió disfrazarme de Abeja Maya y me entraron ganas de hacer pis. Lo que me costó quitarme tantas alas de encima! Este año estoy pensando en disfrazarme de bebé. Por cuestiones prácticas...

    Has elegido un tema muy festivo esta vez! Pues Feliz Carnaval y que tu disfraz te haga irreconocible!

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  2. Conocí a uno que contaba que se cubría con las sábanas, haciendo una especie de danza de los velos. Explicaba que tenía un mal desnudo.

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  3. Muy simplemente mencionar algo de sobra conocido: 'persona' en griego significaba originariamente la máscara con que se cubrían la cara los actores (ayudaba a proyectar la voz además de a 'meterse' en el personaje)

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  4. Zaffe: ¡Cómo me conoces! ¡Qué bien sabes cuánto me gusta el Carnaval!

    Chofer: Todos tendemos a creer que tenemos mal desnudo, pero esa creencia suele deberse a inseguridades adquiridas. De todas maneras, las chichas hay que ir mostrándolas de a poquitos.

    Lansky: Muy pertinente la alusión etimológica. Quizá, entonces, deberíamos "despersonalizarnos" para empezar a ser de verdad. De los griegos hacia los dominios de budismo?

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  5. ¿Cuál es la alternativa de ir "disfrazado": ¿Ir "vestido de uno mismo" o ir desnudo? Si la respuesta es la primera ¿cómo se sabe qué es disfraz y qué no? ¿No es el "traje de uno mismo" cualquiera que uno mismo decida ponerse? Es decir: ¿no es, en realidad, que ningún traje es disfraz, que es lo mismo que decir que todos lo son? Con lo que ya estamos en la segunda respuesta: el único modo de no ir disfrazado es ir desnudo. No hay traje que no sea disfraz, no hay modo de comportarse, apariencia, imagen, que no sean ficticios o impostados; y, por tanto para no fingir tenemos que renunciar a todas ellas. No sé bien cómo se hace eso...

    (Si te empeñas en quitarle a una cebolla su capa exterior, para dejar a la vista la "cebolla verdadera", te acabas quedando sin cebolla).

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  6. Vanbrugh: Probablemente, la respuesta es "ir desnudo" porque, como dices, cualquier traje es un disfraz. Habríamos de acotar definitoriamente qué entendemos por traje y, por tanto, perder la ambigüedad sugerente (y didáctica) de la metáfora. Sin demasiadas pretensiones, te diría que el traje puede ser el conjunto de comportamientos y formas de pensar "aprehendidos" o "inducidos". Y puede que tengas razón y que debajo del traje (de los tantos trajes superpuestos) no nos quede nada.

    Pero, en fin, como comento, no deja de ser una metáfora del loco del Jodorowsky.

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  7. "Ir desnudo" es despojarse de la categoría de persona; o sea, que no. Presiento que Vanbrugh está conmigo, pero en cualquier caso ha tocado la tecla esencial

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  8. "El disfraz" sigue sirviendo para lo mismo que la máscara de los actores griegos, para amplificar nuestra capacidad de relacionarnos con la gente. Quitarse el disfraz en privado está bien hacerlo, en las distancias cortas no se necesita amplificación, pero en público necesitamos un tono de voz más alto o más correcto.

    Pero no entiendo muy bien quién es nadie para asegurar que aquello que ven en los demás es un disfraz. Podemos estar seguros de nuestras ropas, pero es fácil ver en los demás ropas donde sólo hay piel desnuda, porque posiblemente sea nuestra percepción la que los disfrace de aquello que queremos ver.

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  9. Me gusta mucho Jodorowsky, toda su vida y su obra han perseguido la trascendencia, por eso su cuento nos quiere empujar a que dejemos esta vida vulgar y seamos nuestros propios héroes. Digamos que si nuestra meta es hacer este senderito cómodo y bien señalizado, él nos tienta para que emprendamos la gran expedición. Pero no es fácil declararse homosexual en Irán o judío durante El Tercer Reich.

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  10. No es por devolverle el cumplido, pero intuyo que la cuestión va por donde apunta Lansky: la "persona" es siempre una máscara -un disfraz-. Renunciar al disfraz es renunciar a ser persona. Corolario: con mis respetos para Jodorowsky, al que confieso que nunca he leído, el concepto de "disfraz" me parece perfectamente inútil por falta de significado preciso. Artificial y convencional. Es disfraz lo que hemos convenido en considerar así, llamamos disfraz a todos nuestros trajes -apariencias, personalidades- excepto el que hemos decidido considerar "verdadero". Es una decisión arbitraria y subjetiva, y tras ella no hay ninguna distinción real y sustantiva. Sirve, eso sí, para escribir cuentecillos huecos de apariencia profunda. No será este cuento de J. el que me incite a leer otros suyos, no.

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  11. Me irrita a veces la 'picomagia' de A. Jodorvski - ese vendedor de humo. El chileno es tan tan tan polifacético que en algún momento tiene que dar en algún clavo de tantísimos a como apunta.

    Creo que escribí un post dedicado al disfraz y a mi gusto por disfrazarme, que debe haberse notado en las muy distintas fotos mías que he colgado. Me parece un juego fantástico. Es, como bien dice Vanbrugh, (filósofo cartesiano) un asunto muy 'sofisticado', un sofisma; es como volver a lo de el huevo y la gallina.
    Vanbrugh, tío: deléitanos con otro post.

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  12. Si te acabas creyendo el disfraz que llevas puesto, el disfraz deja de serlo y pasa a ser tu yo real.

    Además puedes llevar un disfraz sin saber tan siquiera que lo llevas, quizás te lo pusieron siendo niño.

    ¿Y si no sabes lo que hay bajo el disfraz? Descubrirlo aterrará a más de uno.

    La modorra puede ser felicidad para algunos igual que para otros lo será su contrario.

    Besos

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  13. Nanny Ogg, tus dos primeras afirmaciones me parecen incompatibles entre sí. O sea, que no pueden ser ciertas a la vez. Elige cuál es la buena, porque la consistencia de las dos siguientes se resiente notablemente de la incompatibilidad entre las dos primeras

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  14. los 'roles' se aprenden tanto como están instalados de fábrica Instinto/Aprendizaje: jugar con muñecas si eres niña o con pistolas si varoncito (aunque están los airganbois, madelmanes y demá para que los niños también juguemos con muñecas), pero el que algo sea aprendido no quiere decir que no termine tan 'aprehendido' como lo heredado genéticamente, valga la redundancia.

    Estoy con Grillo, Jodorodsky es un vendedor de humo, aparentemente profundo y leve, pero sólo es inane y con el falso brillo de las lentejuelas. Eso sí, tuvo la suerte de que en España le editara una editorial con mucho 'caché'

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  15. Lansky: pero lo más chistoso es que Jodoysky tiene un hijo que al parecer también ha salido contagiado y va vendiendo humos...

    Pero nos estamos desviando del post de Miroslav, que me parece interesantísimo. ¡Que hacha! el tío.

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  16. Con disfraz somos nuestros personajes,,, desnudos, simplemente personas.
    Un saludo.

    Carlota

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  17. Miros: mientras caminaba esta tarde pensaba en tu curiso en inesperado post y supongo que ese 'conócete a tí mismo' se leía en el oráculo de Delfos como el 'Nosce te ipsum' de Sócrates unque venía de los 7 sabios de Grecia y tal vez por eso lo escribes en griego.

    Por otro lado he creído encontrar cierta semejanza con una brevísima charla de Alicia en el país...:

    - ¿Quién eres tú?
    - Ya no lo sé, señor, he cambiado tantas veces que ya no lo sé.

    Y otra conversación más que no recuerdo de memoria sobre el camino a elegir cuando se está en una encrucijada de identidad personal.

    Supongo que este post va a dar lugar a muchos comentarios. ¡ Óle tú !

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