sábado, 13 de junio de 2015

La cena está lista

Subo a la buhardilla, la habitación más fría y húmeda, cuyas paredes forramos de tela púrpura, vano esfuerzo que apenas disipó el aire denso y oscuro que la colma. Te he buscado por toda la casa y ahí estás, inmóvil, en silencio. Cruzo inquieto la sala, apago el televisor –puntos en la pantalla y un zumbido sordo–, me siento a tu lado, pongo mis manos a ambos lados de tu cara, te miro a los ojos, tus ojos tan azules y tan lejos. Eh, cariño, ¿qué te pasa? ¿No sabes que te amo muchísimo?

Me aproximo hacia ti, trato de fundir mis ojos en los tuyos y siento una distancia sólida que nos rodea y nos separa. Quiero abrazarte, apretarme a ti, y de pronto tu cara, como si una máscara vaporosa difuminase sus rasgos, se transforma. Por un instante, con el rumor amortiguado del tráfico de la calle como fondo, veo el rostro del mal, y el miedo me paraliza la sangre, me hiela la piel. Asustado, logro moverme, me levanto, me acerco a la ventana.

La luna brilla sobre el jardín, llenándolo de una luz extraña, excesiva me parece. No se oyen ya ruidos de coches, la calle está desierta, el silencio es tan espeso que refulge. Seis hombres envueltos en sudarios blancos surgen desde una esquina, caminan levemente sobre el césped, muy despacio. Al frente de esa fantasmal procesión hay un séptimo vestido con una túnica negra, los brazos hacia el cielo, sosteniendo en alto una cruz que chorrea sangre.


Estoy alucinando, me digo, y sin embargo no he tomado nada; bromas macabras de mi cerebro cansado. Corro las cortinas negando lo que veo. Vuelvo hacia ti, lo único que ansío. Ha sido larga la ausencia, demasiado tiempo sin el cobijo de tus brazos cálidos. Pero estoy aquí, he vuelto. Vamos, cariño, la cena está preparada, ¿no sabes que te amo muchísimo? Y te abrazo.

Nuestros cuerpos se separan lentamente. Mis ojos buscan los tuyos tan azules que ahora son grises. Nuestros brazos se van estirando, manteniendo las manos en los hombros del otro. Tus rasgos son los míos y en tu mirada, que viene de mis ojos, descubro la misma sorpresa. Lentamente comprendemos. Nos cogemos de la mano dispuestos a iniciar el viaje.


PS: Este relato es un descarado plagio de la primera parte de la canción homónima que Tony Banks, Phil Collins, Peter Gabriel, Steve Hackett y Mike Rutherford compusieron en 1972 y grabaron como tema final de Foxtrot. Según contó Gabriel, la escena que se cuenta en este Lover’s Leap está inspirada en una experiencia psíquica que vivió con su primera mujer, Jill, en la casa de los padres de ella. La versión que subo de esta maravillosa pieza, una de las cumbres del llamado rock progresivo y que escuché hasta la saciedad durante la segunda mitad de los setenta, corresponde al concierto de Genesis en 1973 en el Rainbow londinense (recomiendo verlo en Youtube).

3 comentarios:

  1. Me pregunto si Peter Gabriel ha leido los relatos de Algernon Blackwood: la experiencia y las sensaciones que describe, esa especie de suspension de la realidad, son muy parecidas a las que se dan a menudo en la narrativa del escritor britanico.
    Hablando de Gabriel, te gusta su version de "Strawberry Fields Forever"? Hay quien no la soporta, pero a mi me parece una de las mejores versiones que se han grabado de una cancion de los Beatles. (Y, ahora que lo pienso, desde luego mucho mejor que las que anda pepetrando en directo, ehem, "Russian Red"...)

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    1. La verdad, Antonio, es que no había oído hasta hace un momento la versión que citas. He seguido tu costumbre y la he buscado en Youtube y sí, no está nada mal, aunque quizá demasiado fiel a la original. Eso sí, se nota la personalidad vocal de un Gabriel todavía cercano a su rol protagonista en Genesis. Luego he buscado de dónde sale esa canción y compruebo que proviene de una banda sonora, toda ella de versiones de los Beatles; una película del 76 de la cual tampoco tenía noticias. Ya me extrañaba, porque tengo los discos de Gabriel desde que se independizó hasta inicios de los noventa, no porque me gustara demasiado (aunque algunos temas son magníficos), sino por una cierta fidelidad a Genesis. Pero, desde luego, lo mejor fue la época grande del grupo con los cinco. (Mejor no hablar de Phil Collins).

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  2. ¡Qué apropiado! Precisamente voy a echar una partidilla a un juego asimismo inquietante:

    http://closuregame.com/

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