domingo, 31 de enero de 2016

Criptonacionalista

Me sorprendió un tanto el tono de algunos comentarios a mi post sobre la existencia de España, como si preguntar tal cosa fuera una blasfemia o herejía de mucha mayor enjundia que cuestionar la de Dios. Estoy dispuesto a admitir que pueda ser una pérdida de tiempo, pero no pasa nada por perder el tiempo con ejercicios de este tipo, ya que al menos valen como gimnasia lógica. De hecho, en este blog me he enredado en discusiones tanto o más bizantinas, que fueron acogidas incluso con regocijo. También dos lectores habituales han tildado la pregunta de retórica, lo que implica que creen –pese a que lo he negado expresamente– que haciéndola no pretendo saber la respuesta, sino reforzar un pretendido argumento del que ya dispongo. De hecho, lo que quería era tratar de dilucidar si lo que llamamos España tenía una existencia mínimamente consistente y, en tal caso, qué era. Pues bien, no he recibido mucha ayuda de mis comentaristas. Tan sólo uno de ellos se ha pronunciado claramente en el sentido de que España es, en efecto, el Estado español (sobre cuya existencia nadie dudamos), añadiendo que no sabe si existe otro algo que sea España, pero ni le importa ni cree que convenga hacer esa pregunta. ¿Por qué?

A lo mejor porque piensa que este tipo de preguntas contribuye a fomentar el discurso nacionalista. Imagino que esta prevención se basa en la obviedad de que cualquier España que exista distinta de realidades concretas –sean institucionales (Estado), geográficas (territorio dentro de unas fronteras) o demográficas (conjunto de ciudadanos con ciertas características objetivas) – se convierte en un concepto vaporoso que enlaza con la tradición romántica del nacionalismo, ésa que viene del volksgeist alemán del XIX, y que más o menos visible, subyace en el fondo de tantos conceptos caros a los nacionalistas (por ejemplo, el derecho de los pueblos a la autodeterminación). Entiendo el recelo mas no lo comparto. Más bien diría que preguntar sobre la existencia de España como nación (lo cual implica preguntarse sobre la existencia de las naciones) es bastante probable que debilite el discurso nacionalista. Pero, en fin, por ir al grano: el caso es que el otro comentarista habitual, cerró irritado su serie de comentarios con la declaración de que el asunto no le interesa (sólo había participado por cortesía) y sorprendiéndose de que a mí me interesara porque le parecía un asunto criptonacionalista.

¡¡¡Criptonacionalista!!! Vive Dios que es la primera vez que me espetan tal calificativo. ¿Qué quiere decirme mi comentarista con este extraño término que no aparece en el diccionario? Cripto, como es bien sabido, es prefijo proveniente del griego cuyo significado es "oculto, poco manifiesto, menos ostensible que de ordinario". En nuestro idioma, todas las palabras que empiezan con cripto hacen referencia a la criptografía o arte de escribir con clave secreta o de modo enigmático. Si el sentido aún no queda claro, basta recordar otra palabra que, aunque ya perdida, tuvo frecuente uso en siglos pasados en nuestro país. Me refiero a criptojudío, que era como se denominaba de modo solemne a quienes, pese a estar bautizados y declararse cristianos, en secreto seguía manteniendo la fe judía y profesando sus ritos y costumbres (en forma más popular se les denominaba marranos). Así pues, un criptonacionalista sería aquél que, aparentando rechazar el nacionalismo, es en el fondo un nacionalista. Supongo que los criptonacionalistas escribimos textos que, como el post anterior, de forma velada e insidiosa fomentan el nacionalismo con mayor eficacia por provenir de alguien que oculta su verdadera ideología.


Si no me agrada que me tachen de nacionalista, mucho menos que digan que lo soy en secreto. Vamos, que me viene a decir que soy un nacionalista vergonzoso, que no se atreve a salir del armario. En otros tiempos tamaña insolencia exigiría una reparación y, probablemente, correría sangre. Hoy, por fortuna, nos tomamos más a chacota este tipo de comentarios pues no es cuestión de estar ofendiéndose a cada momento. Lo cierto es que, como ya he dicho , no pienso que mi anterior post tuviera nada de nacionalista y si algo tengo claro es que no soy nada (o casi nada) nacionalista. Así que la lamentable calificación que he recibido la considero completamente errada y, por tanto, no me doy por aludido. Aún así, no puedo sino alegrarme de que ya no estemos en los siglos XV o XVI y de que las consecuencias de que te llamen criptonacionalista no sean las mismas que cuando a uno lo acusaban de criptojudío. No obstante, cuidémonos de los Torquemadas.

9 comentarios:

  1. No había leído la entrada; acabo de leerla y me hace gracia recordar que allá en mi tierra hay quien habla de "o Estado Español" para referirse con desprecio, con irritación o con ira a la opresora España y a su fascista gobierno central: son tan previsibles que hasta resultan entrañables...

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  2. Que a los nacionalistas (periféricos) les guste tanto referirse al "Estado español" creo yo que puede deberse, entre otras cosas, a que "opresión" y "Estado" conjugan bien. De hecho, la mayoría de la población se siente en bastante grado ajena al "Estado español" pero mucho menos si se dice "España" (de ahi, por ejemplo, la especial irritación que ha generado el "España nos roba" de los catalanes). Digamos que "España", aunque no se sepa lo que es, se siente bastante más propia, emocionalmente hablando.

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  3. Bueno, hombre. Ahora entiendo la ¿airada? alusión a "los que tildan de torquemadas y dan por supuesto que se les quiere llevar a la hoquera" que acabo de leer en el blog de Lansky, en una respuesta dirigida a ti que me había dejado bastante perplejo, porque en tu comentario de allí no veía nada que la justificara. Cómo andan los ánimos por la blogosfera, qué sobresaltos se lleva uno ya el lunes de mañanita.

    Yo creía que esa hoguera estaba ya apagada, pero veo que queda un buen rescoldo y que las ascuas están cogiendo aire. Esto es un intento, poco esperanzado pero ineludible, de apagarlas. Espero, al menos, que no sirva para atizarlas,pero probablemente lo espero en vano. Voy con él.

    Una pregunta puede parecerle a uno retórica, como creo haber dicho ya en el post incendiario, sin necesidad de que le parezca retórico, ni mucho menos mentiroso, el que la formula asegurando que no conoce la respuesta. Que el que hace la pregunta diga conocer la respuesta o lo niegue es asunto suyo, si a mí la respuesta sigue pareciéndome evidente, la pregunta sigue pareciéndome retórica, hágala quien la haga y por lo que la haga. En este caso concreto, lo obvio para mí no era la respuesta –no sé, ni me importa, si "además" del estado español existe alguna otra cosa distinta de él a lo que llamar España–; lo obvio para mí era que ese algo que no sé ni me importa si existe es a lo que los nacionalistas llaman nación; y que preguntarse por la existencia de ese algo no es, –a mí, al menos, me parece evidente–, más que plantearse si hay algo sólido y de lo que merezca la pena hablar en el concepto de nación. Más o menos eso es lo que quería decir en mis comentarios al post incendiario, y lo que sigo pensando. Espero que decirlo así, hace dos posts y ahora, no me acarree ser llamado Torquemada, ni provoque que me envíes a tus padrinos.

    Por todo lo cual, el calificativo de criptonacionalista, aunque no fui yo el que se lo adjudicó, me parece bastante adecuado para tu post en cuestión. Me da igual lo que diga el diccionario, el significado del prefijo cripto es bastante diáfano para cualquier hablante culto. (A ti, de hecho, no te ha costado nada interpretarlo, aunque creo que le has añadido matices peyorativos que, en rigor, creo que no tiene). Criptonacionalista es lo que habla de la nación sin llamarla por ese nombre, porque no quiere usar la palabra o porque ignora que es de ella de lo que está hablando. Eso es, exactamente, lo que creo que hacía tu post sobre la existencia de "España": preguntarse por la existencia de la nación española –lo único que, según mi interpretación, puede existir con el nombre España sin ser el estado español–. Y como lo hacía sin que la palabra "nación" asomara en él en ningún momento, omisión francamente llamativa porque era obvio que era por la existencia de la nación "España", y por la de ninguna otra cosa, por lo que se estaba preguntando, yo mismo podría haberlo llamado criptonacionalista si se me hubiera ocurrido la palaba. Y sin ninguna mala intención. No habría sido una acusación, sino una mera descripción, inocua y pacífica, al menos en mi intención –si la hubiera tenido-.

    Porque nadie te está llamando nacionalista, ni con cripto ni sin él, a ti, sino al post. "Este me parece un asunto criptonacionalista", es, exactamente, lo que dijo Lansky. Y se lo llama al post no porque lo considere partidario del nacionalismo, convencido de la existencia de la "nación" y de su importancia, sino, simplemente, porque habla de si existe o no la nación –por eso es nacionalista– y porque lo hace sin utilizar esa palabra, como si quisiera esconder , o como si ignorara, que es de ella de lo que está hablando –por eso es "cripto"–.

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    1. Gracias Vanbrugh por tu misión pacificadora. Tu comentario recoge perfectamente la intención de aquel mío, que no era obviamente peyorativa

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    2. No me apetece demasiado insistir en el tema y menos cuando percibo tus buenas intenciones, Vanbrugh. Aún así, no concuerdo con la pertinencia de calificar de nacionalista cualquier texto que se refiera a la nación, ni tampoco en otras presunciones que haces. En otro momento volveré sobre el asunto (nacionalista o no).

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  4. En Andalucía,España,español,son entendibles por todos y aceptada.Pero en Cataluña nos referimos a "....en este país....",cuando estamos hablando de la autonomía,el resto es España.Si me lo permites,"España nos roba",lo dicen algunos catalanes,como siempre los periódicos de España,se encargan de calentar el ambiente.
    "ben"

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  5. Me desvío del tema un pelín, pero quiero comentar algo que siempre me choca y que se debe probablemente a que los padres de nuetra Constitución se giñaran por temor a las Autonomías y dieron por llamar 'castellano' al español de toda la vida. DRAE: diccionario de la real academia española. ¿Cierto? Yo, por ejemplo, no hablo castellano, sino español con acento andaluz debido a mis años de juventid en Málaga - hasta que vine a Madrid para ingresar en la facultad de Medicina.
    Y supongo que tú, Miros, hablarás español con es dulce acento canario. Español hablan en México, Colombia, Perú, Venezuela, etcétera, etcétera.

    Haga la prueba quien lo desee o lo ponga en duda: que entre en una librería de aquí o de cualquier otro país y pida un diccionario castellano/noruego, por ejemplo. Nada: eso no existe. ¡ Qué zarandajas !

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  6. Ah, pero España ¿no es el sitio ese de los toros, el flamenco, la paella... Olé? Espera, Messi, ¿de dónde es? ¿Y Marc Márquez? Ummmm, ¿Es Ibiza, España? ¡Es donde hacen el Primavera Sound, el Sònar y el festival de Benicàssim! Ahhhhhhh. Y Antonio Banderas es de ahí. Y Penélope Cruz. Y el director aquel exótico, cómo se llama... Y tienen a Dalí y la Sagrada y los San Fermines. Ahhhhhh...

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