viernes, 4 de marzo de 2016

Dylan en romance (2)

Sigo aún en Milán porque en el anterior post me olvidé de citar otra de las primeras traducciones italianas del repertorio de Dylan. Es también obra de Mogol, pero esta vez no se la pasó a Luigi Tenco sino a un toscano llamado Aldo Caponi, que estaba siendo promocionado por el Clan Celentano, después de cambiarle el nombre a Don Backy. Durante casi tres años (entre el 62 y el 65) el chaval saca unos cuantos sencillos en la discográfica de Adriano y sus amigos y participa en diversos concursos, a los que tan aficionados son los italianos. Sus primeros éxitos los debe a sus intervenciones en el primer y segundo Cantagiro (1962 y 63) un concurso que, imitando la vuelta ciclista a Italia, se celebraba mediante etapas itinerantes. En 1965 ya tiene material para grabar un LP con el original título de L'amore. De los doce temas, nada menos que siete son covers de canciones norteamericanas más o menos rockeras (de Elvis, Chuck Berry, Randy Newman). Entre ellas aparece el Mr. Tambourine man, que había sido publicada sólo unos pocos meses antes. La versión es, musicalmente, bastante fiel a la original, aunque un poco "blandita", un poco al estilo de lo que hacían por la misma época The Byrds. Y en cuanto a la letra, sin ser una traducción literal, mantiene el sentido del texto dylaniano y encaja bastante bien con la melodía. No es para tirar cohetes, pero aprueba sin problemas. Que yo sepa, Backy, que sigue en activo a sus setenta y seis años, no ha vuelto a interpretar canciones de Dylan y, si no fuera por esta temprana grabación, es probable que ni hubiera sabido de su existencia.

 
Mister Tamburino - Don Backley (L''amore, 1965)

Y vamos ya a Roma para encontrar un personaje extravagante, Tito Schipa Jr. El junior obedece a que su padre se llamaba igual y era un divo de la ópera, el mejor tenor lírico ligero (tenore di grazia) del siglo pasado, según dicen los que saben, porque yo de ópera no entiendo nada. Tito el joven fue hijo de la segunda mujer de Tito el grande, y nació –en Lisboa en 1946– cuando éste rondaba la sesentena, pero aún mantenía una activa vida profesional, actuando de ciudad en ciudad. Por eso, durante su infancia vivió entre Los Ángeles y París, para finalmente, hacia los diez años, instalarse en Roma. El padre moriría cuando el chico tenía diecinueve años, demasiado pronto, pero parece que la ausencia definitiva no resultó singularmente dramática para el hijo, sobradamente habituado a las ausencias intermitentes; como Tito Schipa Jr. cuenta en su web, que su padre se marchase o volviese era para él indiferente. Pero sin duda ser hiho del gran Schipa tenía consecuencias, y desde muy joven Tito supo que su destino estaba en la música, en el teatro, en el mundo del espectáculo. Estudia piano y canto, historia de la música ... Con veinte años, se convierte en asistente de dirección de Lina Wertmuller en dos películas musicales protagonizadas por una jovencita pero ya famosa Rita Pavone. Es 1966, le apasiona Verdi, empieza a dar sus primeros pasos profesionales, presenta las veladas vespertinas en el Piper, un famoso club romano que será el trampolín para muchos nombres del pop italiano, y un día, de casualidad, escucha una canción de Dylan (no he logrado descubrir qué tema en concreto). Caída del caballo camino de Damasco, le cambia la vida.

Así que inmediatamente le surge la necesidad de conjugar su amor por la ópera con el reciente deslumbramiento dylaniano y se dedica intensamente a componer Then an Alley, que se considera la primera ópera rock. Hay otras candidatas a ese título, tales como The Story of Simon Simopath (1967), del grupo británico Nirvana (no confundir con el de Kurt Cobain), o S.F.Sorrow (1968) de los también ingleses The Pretty Things (y que influyó en la composición de la famosa Tommy de Pete Townshend, un año después). Pero lo cierto es que, a diferencia de esas otras precursoras que se quedaron en sendos discos, la que compuso Schipa fue llevada a los escenarios. La obra, escrita en inglés, se estructuraba enlazando dieciocho canciones de Dylan e intercalando arias y diálogos, para contar una historia de jóvenes descolocados, rebeldes ante el sistema (el libreto puede leerse en la página de Schipa Jr). El 17 de mayo del 67 se estrenó en el Piper, con Penny Brown, una norteamericana instalada en Roma, Giuliano Ferrara, entonces comunista que siguió una larga y tortuosa carrera política que le ha llevado a ser ministro con Berlusconi y uno de los más firmes neoconservadores italianos, y el propio Tito entre otros. El espectáculo tuvo bastante éxito, tanto que se enteran los representantes de Bob Dylan quienes se ocupan de que se paralice el espectáculo. Ello no fue sino un acicate para Tito, que se puso a escribir otra ópera rock, ésta ya totalmente original, pariendo en 1970 Orfeo 9, que sería convertida en película tres años después. Pero ésta, aunque muy interesante, es otra historia.

 
Amore via zero / Illimitato - Tito Schipa Jr. (Dylaniato, 1987)

Bueno, dirá alguien, menudo rollo el tuyo, ¿no se supone que estabas hablando sobre las versiones en italiano del repertorio de Dylan? Pues sí, y ciertamente el primer experimento operístico de Tito se basó en canciones de Dylan pero tomándolas directamente de sus discos, sin reinterpretarlas ni mucho menos traducirlas. Pero, aún así, me parecía interesante dejar constancia del antecedente porque, años después, Schipa Jr volvería a Dylan y esta vez sí se pondría a trabajar sobre los textos y las músicas desde un enfoque marcadamente personal. El resultado es un álbum publicado en 1988 –Dylaniato– con ocho canciones del maestro que, a mi modo de ver (o mejor, de escuchar) no son meras “versiones”, sino interpretaciones francamente originales e interesantes (algunas incluso se tarda en identificarlas). He de confesar que este disco me gusta mucho; subo al post dos de sus canciones, ambas de amor: el Amore via zero / Illimitato (Love minus zero / No limit) y el Ti voglio (I want you), pero podría haber elegido cualquiera de las otras seis (la versión del hilarante y surrealista Bob Dylan's 115th dream es alucinante, pero dura demasiado). Que yo sepa, es el primer disco italiano dedicado a Dylan, aunque a la fecha en la que se publica ya hubiera un buen número de versiones dispersas de otros intérpretes. 

 
Ti voglio - Tito Schipa Jr. (Dylaniato, 1987)

El Piper Club en el cual empezó su carrera profesional Tito Schipa fue inaugurado en 1965 al rebufo de las vanguardias musicales y artísticas estadounidenses (pop art, Waehol) y enseguida se convirtió en un referente de la generación joven y sirvió para consagrar a unos cuantos artistas icónicos de la música ligera italiana. Estaba (y sigue estando) en Via Tagliamento, frente al estrambótico quartiere Coppedè, unas pocas manzanas que fueron promovidas y construidas en las dos primeras décadas del siglo pasado bajo la dirección del arquitecto que le da nombre (visita recomendable cuando se va a Roma, aunque no esté en la zona más turística). Pero ahora, debemos caminar unos cinco kilómetros en dirección suroeste, dejar a nuestra derecha Villa Borghese, detenernos un momento en la Fontana di Trevi, pasar por el Panteón de Agripa, cruzar el Tíber por el Ponte Sisto y, ya en el Trastevere, enseguida llegaríamos a otro local mítico, el Folkstudio, que estuvo situado primero en via Garibaldi aunque posteriormente pasó por distintas ubicaciones hasta cerrar en 1998. En su primera época, cuando todavía era el estudio del pintor y músico norteamericano Harold Bradley al que invitaba a jóvenes inquietos e interesados en la llamada contracultura de los sesenta, estuvo nada menos que Bob Dylan, por entonces un desconocido (pero esa historia, que conocí a través de un “casi-testigo” y en el propio local, ya la contaré en otro momento). Para lo que ahora nos interesa, hemos de irnos a finales de los sesenta y primeros setenta, cuando en el club dirigido entonces por Giancarlo Cesaroni se juntaban unos veinteañeros llamados Antonello Venditti, Francesco De Gregori, Giorgio Lo Cascio, Ernesto Bassignano, Edoardo De Angelis, Renzo Zenobi, Stefano Rosso, Luigi Grechi, Grazia Di Michele, Rino Gaetano … Nombres que cualquiera a quien interese la “música de autor” italiana les resultan sobradamente conocidos. Allí escuchaban música popular de diversos orígenes (por ejemplo, a los grupos de la nueva canción chilena), con un espíritu de compromiso social, casi revolucionario; pero también estos chicos empezaban a actuar, a coger seguridad en el escenario, presentando sus propias composiciones.

 
Via della Povertà - Fabrizio De Andrè (Canzoni, 1974)

En el 69, tres de los nombrados –Venditti, De Gregori y Lo Cascio– forman un grupo al que llaman, sin mucha originalidad, “Los jóvenes del Folkstudio”. Tocaban los domingos , desde primeras horas de la tarde hasta bien avanzada la noche. Francesco De Gregori, que se convertiría en uno de los más grandes de los cantautores italianos (y uno de mis preferidos) al principio no tenía temas propios e interpretaba canciones de Bob Dylan, Leonard Cohen y el que era su ídolo entre los italianos, el genovés Fabrizio De André. Pasan los años y Fabrizio conoce a Francesco en el Folkstudio, cuando el romano acababa de publicar su primer álbum en solitario (Alice non lo sa). La cosa es que le propone trabajar juntos y como adelanto, en el disco Canzoni de De André, publicado en 1984, aparece Via Della Povertà, versión italiana traducida por ambos del Desolation Row de Dylan. A Francesco De Gregori se lo conoce como el “Dylan italiano” y, desde luego, él ha reconocido muchas veces que es un enamorado del cantautor de Minnesota y que el estilo de éste, tanto compositivo como en su forma de tocar, le ha influido notablemente. Supongo que Bob y Francesco se conocerán; a lo mejor en alguno de los conciertos de Dylan en Italia, que empezaron tardíamente, en 1984, en la misma gira que lo trajo por primera vez a España, con Carlos Santana de telonero. Pero aparte del tema ya citado, tan sólo conozco otra canción de Dylan italianizada e interpretada por De Gregori, y es el If you see her, say hello que, bajo el nombre Non dirle che non è così aparece en la soundtrack de Masked and Anonymous, la interesante peli de 2003 en cuyo guión participó el propio Dylan (quien también tiene uno de los papeles protagonistas). ¿Fue idea del propio Bob que Francesco aportara un tema a la banda sonora? ¿Lo escribió el italiano expresamente para la ocasión?

 
Non dirle che non è così - Francesco De Gregori (Masked and Anonymous, 2003)

Así que pese a su rendida admiración por Dylan, De Gregori casi no había grabado versiones de canciones de su ídolo en italiano, pero esta abstención que imagino entre respetuosa y miedosa se quebró en octubre del año pasado, cuando el cantautor romano publica su De Gregori canta Bob Dylan - Amore e furto, con once canciones del maestro, todas en italiano. Pero de ese disco y de alguna canción más hablaré en el siguiente post de la serie, en el que pretendo acabar con el "Dylan italiano".

4 comentarios:

  1. Yo supe de la existencia del guaperas Don Backy porque es uno de los protagonistas de "Semáforo rojo" (en italiano "Cane arrabbiati"), una de las películas más flojas del otrora grande Mario Bava. Curiosamente, en la película interpreta a un personaje chulesco, violento y decididamente desagradable.
    Hablando del hombre de la pandereta, "Bandera bianca", una de las mejores canciones de Franco Battiato, empieza con los siguientes versos: "Mr. Tamburino non ho voglia di scherzare rimettiamoci la maglia i tempi stanno per cambiare".

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    1. Ese Mr. Tamburino es obviamente Bob Dylan, a quien invoca un poco como ángel protector. Por cierto, en la siguiente canción de ese álbum (probablemente el mejor de Battiato), cucurrucucú, hay también alusiones canciones de Dylan (concretamente a Like a Rolling Stone y Just like a Woman).

      En cuanto a Backy, si te he de ser sincero, no lo conocía hasta escribir este post y descubrir que también él había versionado a Dylan. Tampoco he visto "cani arrabiati", aunque en la wiki la ponen bien.

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  2. Hay buenas y malas traducciones, en cualquier caso, pero tratándose de poesía y canciones, además del significado más correcto debemos tener en cuenta la musicalidad. Pondré un ejemplo de la famosa ‘Like a Rolling Stone’. El término "rolling stone", aunque literalmente significa "canto rodado", en el contexto de esta canción, hace más referencia a una persona que es una "bala perdida", o un "caso perdido". Un desastre de persona, alguien que fue por el mal camino, la oveja negra, digamos.

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    1. Tienes toda la razón. La verdad es que mi inglés es bastante insuficiente para saber qué significados pueden atribuirle los gringos al término. Lo que sé es que rolling stone, tanto en la canción de Dylan como en el nombre de la banda de Jagger y de la famosa can-ción musical, proviene del tema homónimo de Muddy Waters, en el cual sí parece aludir a una “piedra rodante”, al menos en el sentido de “El Rey”, la ranchera de José Alfredo (una piedra del camino me enseñó que mi destino era rodar y rodar).
      Ahora bien, cómo traducir “rolling stone” al español. Coincido en que canto rodado no nos dice nada, y menos cuando la palabra aparece en un estribillo en que le está preguntando a una chica de buena familia caída en desgracia que cómo se siente al estar sin hogar, al ser una completa desconocida, al ser como una “rolling stone”. Tu propuesta de “bala perdida” pega más o menos; en una versión en español han usado la palabra “vagabundo” que quizá sea más acorde con la intención de Dylan. En fin, lo que es cierto es que hay que acertar con el término en el idioma de destino, pero también con la musicalidad de la palabra elegida, sin duda

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