lunes, 10 de marzo de 2014

El incidente de la isla Maury (1)

El 21 de junio, hacia las dos de la tarde, Harold Dahl con su hijo de quince años y el perro de la familia (en algunas versiones se dice que había dos tripulantes más) patrullaba como guardacostas las aguas del estrecho de Puget, un profundo entrante del Pacífico frente a las costas del estado de Washington. En un determinado momento alzó la vista y vio seis máquinas de forma parecida a un buñuelo (o a un donut) que se mantenían a unos seiscientos metros sobre ellos. Uno de los ovnis parecía averiado porque descendía abruptamente, mientras los otros le acompañaban rodeándole y manteniéndose a una altura algo por encima. Según Dahl ninguna de las máquinas poseía hélice o cualquier otro medio visible de propulsión y ni siquiera emitían el menor ruido; calculó que tendrían unos 30 metros de diámetro con un orificio central de unos nueve. El guardacostas tomó cuatro fotografías mientras observaba las maniobras aéreas de esos artefactos. De pronto se oyó un golpe sordo y el aparato averiado escupió montones de fragmentos laminados por su abertura central. Eran piezas metálicas incandescentes que al caer al agua levantaban vapor; los del barco trataron de refugiarse de esa singular lluvia, pero uno de los fragmentos cayó sobre el perro matándolo, mientras que otro hirió en el brazo al uchacho. Al poco rato, las aeronaves se alejaron adentrándose en el océano. Estupefacto, Dahl trató de comunicar con su base pero la radio no funcionaba. Recogieron algunas de las piezas caídas –una vez que se habían enfriado– que eran de algún metal liviano y ligeramente iridiscente, lo que atribuyeron a la radiación.

De vuelta en su base de Tacoma, Dahl cuenta el incidente al que según las versiones era su jefe, su empleado o su socio, un tal Fred Crisman, tipo misterioso donde los haya. Este hombre, nacido en 1919 en Tacoma donde pasó su infancia, había cursado la secundaria y unos primeros años de universidad en Oregon, porque su padre regentaba allí un hotel. Con 21 años dejó los estudios y entró a trabajar en la Union Pacific Railroad como guardafrenos (oficio ya desaparecido) hasta que en 1942 se alistó en el ejército. Parece que durante la guerra fue reclutado por la OSS (la oficina antecesora de la CIA) y entrenado como oficial de contacto con la Royal Air Force británica. Cuando regresa a los USA trabaja para el Departamento de Veteranos del Estado de Washington, de Seattle durante 1946 y 1947. En mayo de 1947, apenas dos meses antes del incidente de la Isla Maury, la revista Amazing Stories había publicado una carta de Crisman en la que éste aseguraba haberse enfrentado a los Deros, una raza de extraterrestres malvados que vivían en cavernas subterráneas (*). Esta carta era una entre las de muchos más que testificaban sus experiencias con estos alienígenas a raíz de la publicación, en el número de marzo de esa revista, del relato Recuerdo Lemuria reescrito por el editor Ray Palmer a partir de un manuscrito de Richard Shaver (**). Es decir, que antes del incidente de la isla Maury, no sé si incluso antes de que obtuviera el puesto de supervisor de guardacostas en Tacoma, Crisman ya estaba interesado en esto de los alienígenas, lo cual da pie a sospechar –como desde muy pronto mantuvieron bastantes– que toda la historia del avistamiento era una patraña inventada por él conchabado con Dahl (aunque, si así hubiera sido, para qué involucrar al hijo de éste y dos tripulantes más y, además, para qué recoger unas piezas metálicas extrañas y dar detalles tan fácilmente verificables, como la muerte del perro y la lesión del chico). Pero la biografía de Crisman no acaba en esos días de Tacoma. Se rumoreó que poco después del incidente ingresó en la CIA, que disponía de pasaporte diplomático y que mantenía frecuentes relaciones con cubanos del exilio a partir de la revolución; también que era un agente muy activo en los círculos políticos y movía dinero en las campañas electorales. En todo caso, desde su regreso a Estados Unidos, Crisman había sido objeto de seguimiento por el FBI y, según los registros desclasificados de esta institución, el hombre se dedicó a los más variopintos oficios: trabajó en un programa del gobierno para ayudar a los gitanos, fue asalariado de media docena de empresas que carecían de oficinas, locutor de un espacio radiofónico rabiosamente derechista, psicólogo industrial para la Boeing y obispo de la Iglesia de la Vida Universal (la cual cuenta o ha contado entre sus ministros a multitud de personajes célebres; los cuatro Beatles, por ejemplo). Cuando a finales de los sesenta el fiscal de Nueva Orleans Jim Garrison decidió investigar el asesinato de JFK (insatisfecho con el informe Warren, una burda chapuza) y ordena detener a Clay Shaw bajo la sospecha fundada de que pertenecía a la CIA y había participado en reuniones en Lousiana para preparar el asesinato, salta el nombre de Crisman. Resulta que tenía una estrecha relación con Shaw y que desde 1964 a 1967 (año del asesinato de Kennedy) había viajado a Nueva Orleans nada menos que ochenta y cuatro veces (parece que el motivo de tanto desplazamiento tenía que ver con el tráfico de armas por parte del gobierno; con ese asunto y yendo tanto a Lousiana es inevitable asociarlo con los anticastristas, quienes, a su vez, aparecen involucrados en más de una teoría sobre el magnicidio). Incluso hay quienes piensan que estaba en Dallas esa mañana y que fue uno de los tres vagabundos de la plaza Dealey que la policía arrestó. El rastro de Crisman prácticamente desaparece después del juicio contra Shaw (que fue declarado no culpable el 1 de marzo de 1969); muere el 10 de diciembre de 1975 con solo 56 años.

Pero volvamos a Tacoma y a los seis ovnis. Según contó Dahl, a la mañana siguiente de su avistamiento, a bordo de un Buick del 47, se le presenta un tipo vestido de negro quien le recomienda que por su bien olvide lo que había visto. "Sé más de este asunto de lo que te gustaría conocer", parece que añadió. Se trata, que yo sepa, de la primera referencia a estos personajes misteriosos que se popularizarían en la famosa película de 1991. Habrá que corregir Wikipedia porque en su página española se dice que la primera mención a los me in black data de 1953, cuando ya el fenómeno UFO (u OVNI) estaba en el cénit de su popularidad. Afortunadamente para el marino, este tipo no le disparó con ningún neuralizador para borrarle la memoria. Parece que a Dahl el personaje no le impresionó demasiado en ese momento, al menos no lo suficiente para contarle su historia a Arnold y luego a los dos oficiales de la Army Air Corps que éste consiguió que se acercaran a Tacoma. Sin embargo, cuando se enteró de que ambos habían muerto al estrellarse el avión en el que regresaban a California, le entró el yuyu y desde entonces se mantuvo bastante calladito y apartado de cualquier alharaca pública. Crisman, por el contrario, no fue para nada discreto, tal como ya he referido.

Enseguida Dahl le contó su avistamiento a Crisman y, a partir de ese momento, todos los testimonios parecen coincidir en que fue éste el que llevó la voz cantante en el asunto. Es más que sospechoso que no informaran a las autoridades y más, si como todos los indicios apuntas, ya para entonces Crisman tenía relaciones más o menos estrechas con servicios del gobierno. No cabe argumentar que no lo hiciera justamente por esa vinculación a los servicios secretos norteamericanos –que según varias teorías pretenden mantener ocultos los incidentes con extraterrestres– ya que lo que sí hizo fue escribir a Ray Palmer diciéndole, casi como continuación de su anterior carta, que tenía pruebas de la presencia de alienígenas. Los que conocieron a Crisman siempre lo describen como un fanfarrón a quien le encantaba darse coba y hacerse el misterioso. Por esa época, con sólo 27 años y sin claros oficios o beneficios después de regresar de la guerra, andaría buscando como dar algún pelotazo auto-promocional, y parece que llevaba algunas semanas al menos interesado en el asunto de los extraterrestres, como lo prueba su carta previa a Amazing Stories. Viera realmente Dahl los platillos volantes, se lo inventara y se lo contara o bien la idea surgiera de él, lo cierto es lo que le interesó desde ese momento fue sacar provecho en su beneficio, comportamiento que en absoluto fue el del presunto testigo del incidente.

Me apetece hacer un paréntesis para referirme a Ray Palmer, el editor de la popular revista de ciencia ficción. Uno de los historiadores del género, Bruce Lainer Wright, cuenta que a los siete años fue atropellado por un camión como consecuencia de lo cual se interrumpió su crecimiento (medía apenas ciento veinte centímetros) además de dejarlo jorobado; quizá también a causa de ese accidente se convirtió en un voraz lector de ciencia ficción y con solo diecinueve años funda The Comet, uno de los primeros fanzines del género. En el 38, le ofrecen el puesto de editor de Amazing Stories y Palmer se vuelca en la revista convencido de que ha encontrado su lugar en el mundo; él mismo se dedica a escribir la mayoría de los relatos (bajo diversos seudónimos) e incluso le cabe el honor de haber publicado el primer cuento de Isaac Asimov (Marooned Off Vesta). Sin embargo, pese al empeño que le ponía, lo cierto es que Amazing Stories era probablemente el peor fanzine de los varios que ya existían por entonces y, en general, bastante despreciado por los fanáticos del género. La suerte le dio la cara cuando, a principios de los 40, le llegó una carta de Dick Shaver que proponía revelar la verdad acerca de una raza de monstruos, los Deros, que vivían bajo la tierra y que, como ya he dicho, impactó a una gran proporción de americanos, entre ellos a Crisman. El éxito fue tan abrumador que la revista pasó a distribuir más de 250.000 copias y consiguió que entre 1945 y 1947 (hasta el avistamiento de Arnold) millones de personas estuvieran absolutamente excitadas por la aparición de extraterrestres (y dedicaran largas horas a escudriñar los cielos). De hecho, más de uno comparó el estado de ánimo de los norteamericanos con el vivido en 1938 a raíz de la famosísima transmisión radiofónica de Orson Welles de la adaptación de La Guerra de los Mundos de Wells. También el Shaver Mystery creado por Palmer fue en gran medida responsable de iniciar la teoría de la conspiración a este respecto, defendida enérgicamente por el actor y escritor Tiffany Thayer (1902-1959) quien, a través de la Fortean Society, sostenía que los extraterrestres llevaban ya años visitando y vigilando nuestro planeta y que el gobierno lo sabía pero lo ocultaba a la población (algún día tocaré este asunto). Con tanto éxito no es extraño que, en cuanto Palmer se enteró del avistamiento de Arnold, contactara con él (de hecho, en 1952 se publicó el informe de ese incidente escrito por ambos): ¡ese piloto de Idaho había visto parte de lo que él inventaba en sus historias! El cargo de Palmer en Amazing Stories llegó a su fin en 1949; el motivo, según sus palabras, es que pretendió dedicar un número monográfico a los platillos volantes pero los propietarios de la editorial se lo prohibieron ya que –afirmaba– dos hombres de la Fuerza Aérea los habían presionado en tal sentido. Así que se largó de Chicago a Wisconsin y fundó su propia revista, Fate. Moriría en 1977 a los sesenta y siete.

En fin, he vuelto a enrollarme, el post se me está haciendo demasiado largo y todavía no he terminado de relatar el incidente de la isla Maury. Lo dejaré para la siguiente entrega.

 
Born in a UFO - David Bowie (The Next Day Extra, 2013)

(*) La carta que Crisman escribió a Amazing Stories decía lo siguiente:

Volaba en mi última misión de combate el 26 de mayo cuando me dispararon a la altura de Pathein (Birmania) y tuve que abandonar mi avión. Estuve perdido durante cinco días. Pedí permiso para dejar Kashmere y con el capitán XXX abandonamos Srinagar y fuimos a Rudok para luego, a través del paso de Khese, alcanzar las estribaciones al norte del Karakoram. Encontramos lo que estábamos buscando; sabíamos lo que estábamos buscando.

¡Por el amor del cielo, dejen todo este asunto! Están jugando con dinamita. Mi compañero y yo luchamos con metralletas para salir de una cueva. Tengo dos cicatrices de nueve pulgadas en mi brazo izquierdo de heridas que me hicieron en la cueva mientras estaba a cincuenta pies de un objeto moviente de algún tipo y absolutamente silencioso. Los músculos fueron casi arrancados, ¿cómo? No lo sé. Mi amigo tiene un agujero del tamaño de una moneda de diez centavos en su bicep derecho que le quemaba desde el interior. No sabemos cómo. Pero ambos creemos que conocemos más del misterio Shaver que ningunos otros.

Puede imaginar mi sobresalto cuando lei mi ejemplar de Amazing Stories y vi tantas palabras desparramadas sobre este asunto.

(**) Richard Shaver (1907-1975) fue un escritor que adquirió notable fama a partir de la publicación en la revista Amazing Stories de sus relatos sobre una antigua y malvada raza de mutantes, los Deros, que vivían bajo tierra. Shaver sostenía que sus historias no eran ficción y que él había establecido contacto telepático con estos seres y asistido a una sesión de torturas. Estuvo varios años internado en un hospital psiquiátrico.

18 comentarios:

  1. ¡ Magnífico !

    No me extraña que el sujeto ese estuviera ingresado en un hospital psiquiátrico. Otros tantos de los que cuentas creo que también estaban como chotas, o mejor dicho: hay quienes se empecinan con estas cosas raras y ya no salen de su empeño, quedan tan embobados o hipnotizados como los que ven apariciones marianas y los que se las creen y se forjan grandes montajes piadosos y lucrativos.

    Por fin cuentas de uno que vio descacharrarse un ovni y recogió pedazos de su matarial (liviano) que le jodieron al perro, por cierto. Esos son los materiales a investigar y determinar con el carbono 14 o lo que sea.

    Me gusta, me gusta mucho aunque ni siquiera sea agnóstico en esa materia: es sencillamente que no me creo ninguna de esas zarandajas. ¿Los ovnis solo se han visto recientemente? ¿tenemos noticias de que ocurrieran esos avistamientos en la Edad Media? ¿En tiempos de los faraones? Perece que en la Biblia se mencionan cosas así de raras - aunque también se cuenta que Moisés separó las aguas del mar para que pudieran pasar sus paisanos en romería.

    Me tienes suliveyado, como decía Lola Flores.

    [Un día tal vez haga un post sobre un anuncio que nos pidió la revista Semana para publicar sus memorias y fue todo un disparate magistral. El anuncio era de 20 segundos y ensayando en su casa de María de Molina me decía - Niño, tú te callas: yo soy la faraona y necesito al menos un cuarto de hora para promocionar las memorias que han escrito los de Semana mientras se las contaba aquí de palabra.]

    Y acabo: es fantasioso y único lo de ese que le atropelló un camión y lo dejó jorobado y chiquitín. Que se lo cuenten a un médico, a un cirujano; sus 'carcajodas' se oirían en la India. Por cierto, los que quieran ser respetados por todo el mundo que se vayan a la India y mujan, (de mugir.)

    Eres grande, Miroslav.

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  2. Vas bien, a mi juicio, no te apresures, la narración, tal y como la estás haciendo es fascinante. Claro que yo creo que toda la historia cuenta con la credulidad de los fascinados por el fenómeno OVNO o UFO, que sin ser exactamente una religión, lo es en cierto modo, ya que comparte abundantes características comunes con ellas. Véase: primera condición, hay que creer en todas las “evidencias” (y si dudas de ellas es que no quieres reconocer la verdad revelada), por traídas por los pelos que sean; luego, hay que ser bastante paranoico y volver a creer que las autoridades, que conocen el asunto, por oscuras razones, quieren evitar que se sepa la verdad de estas visitas. Finalmente y con suerte algunos elegidos podrán ver estas apariciones, que en lugar de la Virgen son ‘avistamientos’ y propagar entre los demás creyentes la buena nueva. Y que siga la bola. La necesidad del hombre de tener respuestas, si es posible sin el esfuerzo necesario que exige la honestidad intelectual y ciertos métodos parsimoniosos y hasta tediosos como la ciencia.

    Resumiendo: teorías conspiratorias, paranoia, explicaciones sobre oscuros fenómenos y unos pocos elegidos en el ajo. Sin olvidar que es muy consolador, en cierto modo y para ciertas gentes, que existan estos fenómenos y sus oscuras explicaciones:. Para mí, todo esto entra de ellos en la psicopatología de los fenómenos de masas, como, en otro orden de cosas, las hordas linchadoras o los penitentes.

    Por cierto, me gusta mucho como lo cuentas y que no entres a la calificación de los hechos (ya ves que yo sí, privilegio de lector), aunque si das referencias a posibles intereses y condiciones de los ‘testigos’.

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  3. OVNI, no OVNO (se me ha ido el dedo a la tecla de al ladoO por I)

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  4. Grillo: Según cuenta el escritor que cito, la deformidad de Palmer fue consecuencia de alguna operación fallida en su espalda tras el atropello. Deduzco de tu comentario que no podía ser tal causa y que llevaría el enanismo en sus genes. No lo sé.

    En cuanto a la experiencia de este Dahl, espera a la segunda parte del post para formarte tu opinión sobre su veracidad (que no hará sino confirmar tu escepticismo, te adelanto).

    Lansky: Sí, procuro contar estos "incidentes" evitando juicios de valor, lo que no es fácil porque casi todas las fuentes parten de una toma de postura (creyente o escética) del narrador correspondiente. Yo, como ya he dicho en respuesta a algún comentario, soy bastante agnóstico en este asunto. Sin embargo, no deja de ser interesante y estar lleno de misterios no explicados. Naturalmente, de ese hecho no se deduce nada concluyente, ni a favor ni en contra, de las visitas de extraterrestres inteligentes ni de una conspiración de los gobiernos (en especial del de los USA).

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  5. "ni a favor ni en contra": loable ecuanimidad o equidistancia.

    Por mi parte, creo haberlo dejado claro, pero insisto: se trata de otro caso de búsqueda de sentido, aunque sea de forma tan absurda. Siempre habrá un grupo de locos dispuestos a dotar al mundo de un nuevo significado; entonces se organiza una nueva religión, se resucita una antigua o se lo monta uno con extraterrestres (al fin y al cabo, ¿hay algún extraterrestre literalmente más extraterrestre que Dios o los dioses?) Y luego están los aprovechados, claro. La credulidad siempre es mejor negocio que el escepticismo.

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  6. Enlazando con lo que comenta Lansky, y visto el estado de paranoia en el que los norteamericanos se sumen tan alegremente de vez en cuando, se entiende que en la década de los cincuenta se hicieran películas como la magistral “La invasión de los ladrones de cuerpos”, y es de suponer que en su momento, en los USA, fueron todavía más impactantes de lo que lo son hoy (aunque por esa película, concretamente, no ha pasado el tiempo); o quizá es hoy, con la distancia del tiempo, cuando se aprecia con mayor claridad su lucidez a la hora de reflejar esa paranoia que puede conducir, entre otros desastres, al linchamiento. También es significativo que a la película de Siegel el productor le añadiera un prólogo y un epílogo que cambian el sentido del relato y matizan, o diluyen, su pesimismo.
    (Y es curioso que el guardacostas de Washington se apellidara precisamente Dahl, como el gran Roald Dahl, autor de algunos relatos realmente inquietantes aunque no exactamente de ciencia ficción.)
    Me pregunto si el afán por creer en invasiones extraterrestres, o el gusto por “viajar” a épocas lejanas más duras que la nuestra, como la Edad Media, no oculta en el fondo un intento de evadirse de los horrores de los siglos XX y XXI por medio de otros horrores que pueden ser más reales o más fantasiosos pero igualmente destructivos (ya que de haber en el espacio seres más inteligentes y poderosos que el hombre, de necesitar algo de la tierra les faltaría tiempo para invadirla, colonizarla y/o arrasarla, que no es más que lo que el hombre viene haciendo en su propio mundo desde la noche de los tiempos).

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  7. Parafraseando a Lansky, si la ufología no es religión, sí es una pseudociencia. En uno de los enlaces que puse ayer, Eduardo Robredo Zugasti habla del asunto en los comentarios tal que así:

    "El mito de los platillos volantes está claramente asociado a la secularización, por una parte, entendida como crisis de las religiones históricas, y por otra a la guerra fría. Esto está muy bien explicado en la primera versión de la película “Ultimatum a la tierra”, donde un extraterrestre, el famoso “Klaatu”, asume el punto de vista galáctico para poner término a la lucha de los bloques. En “Cosmos”, Sagan tomaría exactamente el mismo punto de vista en su famoso “punto pálido y azul”.

    Hoy en día, como se insinúa en el post, sólo podrían considerarse verdaderos “creyentes” los llamados conspiranoicos que ocupan un lugar intelectual todavía más marginal (“la bancarrota intelectual del esoterismo”) que los ufólogos clásicos, muchos de los cuales aspiraban a una ufología “científica”. Esta tentativa no prospéro, porque la ufología es claramente una pseudociencia o ciencia patológica, y lo que terminó consolidándose tras el fracaso de la expectativa mesiánica de contacto fue una “ufología hermenéutica”. Esta hermenéutica es la que claramente ponen en práctica muchos “divulgadores” actuales, como Iker Jiménez, sin ir más lejos, que suele citar mucho a Eliade y Jung."

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  8. Lansky: No, no es ecuanimidad "políticamente correcta". Lo único que dije es que no hay pruebas que demuestren que los extraterrestres nos visitan (ni que haya una conspiración gubernamental) pero tampoco pruebas de que no lo hagan. Estamos ante un asunto –como tú mismo apuntabas– cuasi-religioso, en el que cada quien cree o no, como se cree o no en la existencia de un Dios personal eterno y todopoderoso, sin que nadie haya probado ni su existencia ni su inexistencia. Ciertamente, el comportamiento ingenuamente crédulo con dosis de fanatismo y paranoia de los creyentes en estos asuntos hace que uno tienda a posicionarse en el extremo opuesto y declararse "ateo". Pero tampoco eso es propiamente racional.

    En lo que sí estoy de acuerdo contigo es que la mayoría de quienes creen (o debería decir "quieren creer") en los extraterrestres están motivados, aunque sea inconscientemente, por una búsqueda de sentido. No la calificaría de absurda (que equivale a contraria a la lógica) porque nada impediría en buena lógica que sí hubiera extraterrestres que nos visitaran (lo cual no significa que haya bastantes de los incidentes que sí son absurdos). Pero, al fin y al cabo, la "búsqueda de sentido", como la llamas, es una cualidad de la mente humana, que llevó a nuestra especie a creer en Dios. Aunque, que los humanos nos hayamos inventado a Dios (o las visitas de los extraterrestres) no es incompatible con que Dios exista (o los extraterrestres).

    Quiero decir que despreciar el fenómeno (no digo que tú lo hagas) por el hecho de que los que pululan en torno al mismo sean muy poco recomendables ética e intelectualmente equivale a mi juicio a despreciar la teología por el hecho –no menos cierto– de que quienes organizan y controlan las religiones y sus iglesias sean unos deshonestos y aprovechados.

    Antonio: En cuanto a tu pregunta final, la hipótesis con la que te la respondes me parece razonable. Pero vuelvo a insistir en que una cosa es el "afán" de los humanos en creer en extraterrestres (entre los que, como bien dice Lansky, el mayor es Dios) y otra distinta que éstos existan o no (y nos visiten o no). En cambio tu presunción de que de haber en el espacio seres más inteligentes y poderosos que el hombre, de necesitar algo de la tierra les faltaría tiempo para invadirla, colonizarla y/o arrasarla, en la que queda implícito que, como no lo han hecho, no existen, no me vale como argumento ya que no necesariamente, de existir, habrían de comportarse de esa manera.

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  9. Ozanu: La verdad es que no sé muy bien qué es la ufología, pero desde luego no reo que sea ninguna ciencia. Coincido bastante en que la popularización de la creencia en los ovnis tiene mucho que ver (la época histórica lo demuestra) con la crisis de la fe religiosa y con la guerra fría. Pero esa es una explicación sociológica que sólo tangencialmente es relevante para discutir sobre si existen o no los extraterrestres y nos visitan. El asunto de las teorías conspiratorias me parece que es más genérico y que debe discutirse con cuidado. Empecemos por definir que entendemos cada uno por "conspiración". Aunque me gustaría escribir más adelante sobre el asunto, lo que si te digo es que, aunque en principio tiendo a creer que no nos visitan los extraterrestres, si lo creyera me costaría muy poco dar crédito a quienes sostienen que el gobierno americano, por ejemplo, quiere ocultar las pruebas. Es decir, los extraterrestres no nos visitan o dejan de hacerlo porque haya una conspiración; si no nos visitan, es obvio que, al menos en este asunto, no hay ninguna conspiración. La teoría de la conspiración sólo explica porque, dando por supuesto que nos visitan, no lo sabemos con certeza.

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  10. Un matiz o aclaración a tu pregunta de qué es una teoría conspiratoria en tu respuesta a Ozanu. Te pondré primero un ejemplo que no es el de los extraterrestres: la teoría de la ultraderecha sobre la “auténtica” autoría de la masacre del 11 M que ayer conmemorábamos los diez años de los trenes de cercanía de Madrid. Es decir, lo contrario del método de la navaja de Occan, conforme a la cual la explicación más sencilla suele ser la verdadera. Las teorías conspiratorias son justo lo opuesto: las que están dispuestas a negar evidencias o a crear la que no existen, con tal de "probar" especulaciones que nadie más que ellos ven como evidentes. Y sin lo las aceptas es porque eres parte de la conspiración o un memo que no quiere ver la verdad.

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  11. Cuidado, Lansky, porque esas características que atribuyes a las teorías conspiratorias pueden darse la vuelta y ser las propias de las explicaciones aparentemente sencillas. El contraejemplo más obvio al que pones son los atentados del 11S en los cuales las explicaciones "más sencillas" son las que dio el gobierno atribuyéndoselo a Bin Laden. Pero la "navaja de Occam", siendo preferible de entrada, tiene que funcionar como explicación y, en ese caso, es más que obvio que hay demasiados absurdos.

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  12. Tu ejemplo del 11 S no lo entiendo (no no entiendo lo que me quieres decir al mencionarlo) como una forma de rebatir el Principio de la Navaja de Occam que exige, antes que ser sencillo, que sea, precisamente, explicativo.

    Hay páginas serías en la Red, como las que te indica Ozanu, donde con relación a los OVNIS funciona perfectamente la navaja de Occam, por ejemplo, platillos volantes fotografiados que son... nubes con una iluminación concreta peculiar.

    Disculpa que me autocite:

    http://www.lansky-al-habla.com/2014/02/experimentadores.html

    Y al final de ese mi post mentado viene una referencia a uno de esos blogs serios que desmontan avistamientos y ufologías varias:

    http://www.meteorologiaenred.com/fotos-de-nubes-con-forma-de-ovni.html

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  13. Pero es que una teoría de conspiración tremebunda, una pseudociencia y una religión hay pocas diferencias. Quizás la más significativa esté en que la religión suele tener mayor organización y siempre sitúa los hechos que defiende en una época pasada o futura (la época mítica/heroica y los tiempos por venir), por lo que sus adeptos suelen compatibilizar mucho más fácilmente una conducta por lo general racional con unas cuantas creencias inverosímiles. La ufología tiene a su favor que siempre presenta sus hechos en un lugar más o menos inalcanzable, tanto en el sentido físico del espacio exterior (aunque con los telescopios se puede alcanzar a ver, al menos), como en el sentido legal de ciertas organizaciones gubernamentales (que luego no es para tanto, peor bueno...).

    Un buen ejemplo de cómo teorías de conspiración tremebunda y pseudociencias coinciden son las medicinas alternativas (quién sabe de qué): varias de ellas suelen coincidir en culpar a la medicina "oficial" de querer enriquecerse con medicamentos ineficaces, ocultando al público supuestas panaceas con las que te curarías de cualquier cosa o vivirías de puta madre. Una característica común, que habré comprobado en algunas peleas interneteras, es que vienen a hablar de los científicos como si fueran malvados de tebeo que viven en una base secreta, lo que dicho a un químico (mi caso), a un biólogo o a un farmacéutico de conducta más o menos normal da bastante risa.

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  14. Te diré, Miroslav, que aunque he llamado zarandajas a todo esto de la ufología me parece un tema muy interesante, como todos los comentarios de tus lectores. Es fascinante.

    Personalmente ya he dicho que creo que lo que se 'avista' en el espacio es eso que llaman chatarra espacial: trozos desprendidos de tantos cacharros y satélites como se han estado enviado en los últimos años.

    Tan fascinante como la religión, especialmente la católica que es la que mejor conozco. No soy creyente, ni siquiera ateo o agnóstico. No soy nada, carezco del menor sentido transcendental.
    Creo que así como en nombre de la fe se han cometido verdaderas masacres con el resultado de posibles miles o cientos de millones de muertos, estoy seguro también que debe ser mayor el número (no registrado, anónimo) de miles de millones de más personas que han soportado desgracias y terribles sufrimientos debido a su inquebrantable fe. Se han 'salvado', en el sentido de que han soportado sus males e infortunios 'estupendamente'... en pos de ser recompensados en otra vida mejor.

    Personalizo. Recuerdo visitar hace muchos años a una tía mía (hermana de mi padre), que debido a la diabetes le amputaron una pierna, luego la otra y al final los dos brazos. Perdió la visión, se quedó calva y empezó a crecerla barba que el pobre marido le afeitaba malamente. Pinchaba al besarla.
    ¿Qué hacer? Me sentaba un rato a su lado y le contaba cosas. Ella decía con cierto humor resignado: - Dios me ha mandado esto para ponerme a prueba y espero tranquila mi muerte porque Él me tendrá también reservado algo magnífico allá arriba.


    Salía yo de aquella casa pensando que vaya dios cabronazo y vaya el 'milagro' que la fe puede producir en las personas.

    (He vuelto a excederme en longitud con este comentario. Pero me parecía necesario.)

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  15. Lansky: Mi "contraejemplo" venía a cuento de que, en el caso del 11S la explicación oficial (unos árabes terroristas que secuestraron aviones y los estrellaron contra las torres gemelas y el pentágono) es muy sencilla, tanto que deja sin explicar numerosos hechos y además resulta absurda cuando se analiza en detalle. En absoluto pretendía rebatir el principio de la Navaja de Occam, lo cual dejas ahora completamente claro al añadir que antes que sencilla cualquier explicación tiene que justamente explicar todos los hechos. El problema de las teorías conspiratorias, en general, es que montar una conspiración suele ser muy complicado, por lo que, recurriendo al bueno de Occam, si algo se explica sin necesidad de la conspiración pues es más probable que ésta no exista. Pero a veces caemos en el error de generalizar y despreciar a priori cualquier explicación que suene a conspiración, aún cuando no haya otra. Y lo cierto es que conspiraciones (entendidas como actuaciones planificadas en secreto por unos pocos con los medios de acción necesarias) ha habido muchas a lo largo de la historia. Negar a priori una explicación "conspiratoria" por serlo es casi tan irracional (algo menos) como creérsela a priori.

    En cuanto a tu post que citas (y que recuerdo perfectamente porque es reciente) así como la web de meteorología a la que allí remites, son un buen ejemplo de cómo, de forma muy sencilla que encantaría a Occam, se demuestra que determinados avistamientos no son ovnis. Pero estarás de acuerdo conmigo en que de esas muestras no se puede concluir que todos los avistamientos hayan sido "nubes con una iluminación concreta peculiar". Y, por supuesto, tampoco se puede concluir que hayan sido ovnis.

    Ozanu: Hombre, diferencias haylas y bastantes. Lo que supongo que quieres resaltar con tu primera afirmación es que las tres comparten una característica común que es ciertamente muy relevante: todas responden más que a los hechos a la voluntad de quienes las sostienen de creer en ellas. También estoy de acuerdo en que, cuando se quiere creer en algo a toda costa, se tiende a ver una conspiración en las posiciones de quienes no creen lo mismo. El ejemplo de las medicinas alternativas que citas me parece muy bien traído. Pero, a la vez, ello me enlaza con el "Teorema de Thomas" que aparece citada en uno de los posts que enlazabas en tu comentario anterior (muy buenos, por cierto): si las personas definen los hechos como reales, éstos son reales en sus consecuencias. Que, aplicado a la homeopatía, pongamos significaría que si alguien cree que es eficaz, será eficaz (el poder de la autosugestión). Pero, desde luego, mucho más relevante históricamente me parece aplicar el teorema del sociólogo norteamericano a la religión (aunque seas químico y no historiador).

    Grillo: Como ya te dije anteriormente, en esto de los ovnis me considero agnóstico. Pero, por si me estás apretando, recurriré a la "escala de Dawkins" (lee si quieres mi post del 7 de julio de 2007) para asignarme un 6 que, traducido a este tema, significaría: " No estoy absolutamente seguro, pero creo que las posibilidades de que los extraterrestres nos visiten son muy bajas (cercanas al 0%) y, por tanto, a efectos prácticos, vivo en la suposición de que no lo hacen" (por cierto, en ese post también me asignaba un 6 en relación a la existencia de Dios).

    La tremebunda historia de tu tía (que con su comportamiento hace pensar que le correspondería un 1 de la escala de Dawkins) demuestra como tú mismo dices la impresionante fuerza de la fe; o, para volver a lo que le comento a Ozanu, que cuando alguien cree que algo (Dios en este caso) es real, ese algo es real en sus consecuencias (en este caso, confortar a tu tía).

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  16. Miroslav, sólo una precisión más: las teorías conspiratorias y las conspiraciones son cosas distintas, por muy asociadas que nos parezcan que están. Una conspiración, conjura o como la quieras llamar, que ha habido muchas en la historia (Idus de Marzo, Julio César y demás abundantes casos) es una cosa, acción o conjunto de acciones contra otra cosa, persona o conjunto d personas. Probadas y ciertas, con resultados que ahí quedan: como estrellar un avión de pasajeros contra un rascacielos (mira tú: las armas de destrucción masiva sí que existían, esos aviones comerciales lanzados sobre objetivos civiles indefensos). En cambio una teoría conspiratoria es, siguiendo el mismo ejemplo, señalar que es el sionismo internacional el responsable del atentado contra las Torres Gemelas, con la finalidad de desacreditar a los musulmanes y justificar los ataques contra ellos, y la prueba -una entre muchas- es que los trabajadores judíos no acudieron a trabajar ese día porque estaba avisados...pero eso no es cierto , sí acudieron, bueno, eso da lo mismo no dejemos que los hechos puros y duros y hasta crudos estropeen una buena teoría conspiratoria. ¿Multiplico los ejemplos? Ahí va otra: Cuando una sonda enviada a Marte se perdió, la explicación fue inmediata: no se perdió la sonda, sino que sus hallazgos fueron ocultados por los gobiernos...etc. etc. Etc. Lo tengo muy dicho: hay dos formas equivalentes de estupidez, una es la excesiva credulidad, la otra el exacerbado escepticismo (¿Cómo que llegamos a la luna, eso es un montaje de la Nasa, hombre)

    (P.S.- Me encanta cuando un post, tuyo o mío me da igual, genera polémica de la buena...)

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  17. No te estoy apretando Miros. Para nada. Si acaso te planteo lo que puedo para que sigas contando.

    TU POST-ENSAYO me parece excelente y me acicatas, me haces pensar en un tema que antes no consideraba y ahora desde mis escasísimos conocimientos científicos estoy llegando a unas curiosas conclusiones que te plantearé o te haré llegar por otra vía porque aquí te ocuparía mucho espacio.
    Ya me dirás si estoy acertado o me lío de puro ahondar en lo que dices en este post y lo manifestado en los anteriores que me citas.

    Estoy pensando (agárrate) si estáss utilizando un 'pensamiento triangulas' o si es que el pensamiento es necesariamente triangular per sé - y divergente en ocasiones.

    Uff, qué jugoso lío... Y para lo que te voy a contar me abstengo totalmente de buscar NADA en la Wiki; quiero que sea lo que especula un sujeto nada técnico ni centífico ante un supuesto tan interesante.

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  18. Como último comentario, me gustaría aclarar que pienso que al menos la diferencia entre pseudociencia y religión es algo muy occidental. Como dice en el enlace un conocido que entiende de estas cosas, el taoísmo es un conjunto diverso de creencias que a veces reciben el nombre de filosofía, religión o incluso magia. De hecho, dentro del taoísmo, algunos aseguraban que se podía alcanzar la inmortalidad.

    http://asiabudayrollitosprimavera.blogspot.com.es/2011/02/despues-de-la-religion-que-2.html

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