Brecha salarial
El Instituto Nacional de Estadística (INE) realiza anualmente, siguiendo la metodología de Eurostat, la Encuesta de estructura salarial, a partir de cuyos resultados se obtiene el indicador “brecha salarial” que se define como la diferencia relativa de la media de salario/hora de hombres y mujeres dentro de la economía en su conjunto. Lo aclaro: se suman todos los salarios de los varones de la muestra y se dividen entre el número de horas trabajadas, y lo mismo se hace con la muestra de mujeres. Según los últimos datos disponibles, que corresponden al año 2013 (publicados el 24 de junio pasado), la ganancia media por hora fue de 15,87 euros para los varones y 13,21 € para las mujeres. Es decir, la brecha salarial en España se sitúa en el 83,24% (porcentaje del ingreso medio de las mujeres del de los varones) o, si se prefiere, las mujeres ganan un 16,76% menos que los hombres.
El lunes, en el patético cara a cara entre los candidatos del PSOE y PP, Pedro Sánchez le imputó a Rajoy que durante esta legislatura se ha producido un incremento de la desigualdad laboral en contra de las mujeres. Una de sus acusaciones fue que hoy las mujeres cobran un 24% menos que los hombres, como consecuencia de la reforma laboral del PP. El dato es cierto pero engañoso: en efecto, la ganancia bruta media anual en 2013 fue de 25.657,17 € para los hombres y de 19.514,58 € para las mujeres (un 24% menos éstas), pero es que las mujeres trabajaron en promedio durante 2013 un 9% menos de horas que los varones. Por tanto, si quería hablar en términos de “brecha salarial” debería haber dicho que la diferencia es del 17 y no del 24%, pero, claro está, como el slogan de ese bloque era que el PP va contra los derechos de la mujer, cuanto más alta fuera la cifra mejor.
Lo cierto es que la llamada brecha salarial ha aumentado en los últimos años; es decir, desde 2008 que son los primeros datos que ofrece el INE, la diferencia entre la ganancia media por hora de los varones y de las mujeres ha ido aumentando cada año, pasando de un 15,87% en 2009 a un 16,76% en 2013. Es verdad, por tanto, que Rajoy no ha conseguido reducir esa brecha, pero igual de cierto es que tampoco se hizo durante el gobierno de Zapatero. Es decir, si nos remitimos a las cifras que esgrimió tendenciosamente Sánchez, más o menos tan mal lo hizo el anterior gobierno socialista como el actual del PP. Por más que aquél aprobara la famosa Ley para la Igualdad efectiva de mujeres y hombres (asunto sobre el que ya escribí en su día), ésta no tuvo ningún efecto real sobre la disminución de la desigualdad salarial entre sexos. En vez de airear las estadísticas demagógicamente (desde la impunidad de interpretarlas como a cada uno se le antoje ante la absoluta falta de rigor imperante), más valdría preguntarse por las causas reales de la situación actual (y de su agravamiento reciente) y sobre los mecanismos disponibles para corregirla. Porque, desde luego, que Pedro Sánchez se “comprometa” a aprobar una ley de igualdad salarial me parece un canto al sol, descaradamente electoralista y falto de la más mínima base.
Y es que, a mi modo de ver, en el asunto de la desigualdad salarial de la mujer hay que distinguir al menos dos aspectos. En primer lugar, la distribución de las categorías laborales entre mujeres y hombres. Sobre esto es difícil sacar conclusiones sólidas con los datos que presenta el INE (las variables ocupación que equivale a la categoría profesional y sector de actividad), porque la encuesta no aporta ni la proporción de mujeres trabajadoras en cada categoría o sector laboral ni el porcentaje de las horas de éstas sobre los respectivos totales. En todo caso, intuyo que la proporción de mujeres disminuye a medida que se asciende en la categoría laboral (menor porcentaje de directoras y gerentes que de trabajadoras no cualificadas en servicios, por irnos a los dos extremos en cuantías retributivas); también cabe que globalmente las mayores proporciones de mujeres se dan en sectores de actividad con ganancias medias en los rangos bajos. Si eso es así, aquí puede haber una fuente de discriminación laboral contra la mujer (si se confirma que hay obstáculos reales e independientes de la voluntad de las mujeres para dificultar su acceso paritario a los mejores puestos de trabajo), pero no cabe hablar propiamente de “brecha salarial”.
En sentido estricto, la “brecha salarial” es la que se denomina “ajustada” y que lo que expresa es la cuantía de la diferencia de los sueldos entre hombres y mujeres para los mismos puestos de trabajo. Esta brecha no se puede calcular a partir de los datos de la encuesta del INE, aunque los que aporta sí parecen indicar que efectivamente existe. Por ejemplo, en todas las categorías laborales (la variable que el INE denomina ocupación) hay una diferencia de ganancias medias absolutas (no lo sabemos por horas) en contra de la mujer. Además, puede comprobarse que, por regla general, esa brecha es mayor, por regla general, cuanto menor es el nivel retributivo de la categoría laboral o del sector de actividad. Pero –insisto– no sabemos con exactitud cuál es su cuantía; obviamente ha de ser menor que el 16,76% que es la diferencia que expresa la “brecha salarial no ajustada”. Aún así, como éste es el indicador que se maneja en las estadísticas europeas, es lícito suponer que hay una correlación entre las dos medidas de la brecha. Así, siendo el promedio europeo el 16,4%, la brecha en España es muy ligeramente superior. De hecho, es sorprendente ver el mapa de este indicador por países de la Unión Europea porque resulta que por encima de nosotros están, entre otros, Austria (23,4%), Alemania (22,4%), Reino Unido (19,1%) y Finlandia (19,4%) y yo habría apostado que cualquiera de ellos es bastante menos “machista” que nosotros y debería tener menores brechas salariales.
El segundo aspecto al que antes me refería de este asunto es si las diferencias de sueldo se producen en idénticos puestos de trabajo. Es decir, que en una misma empresa para un mismo puesto laboral, por término medio un hombre cobra más que una mujer en igualdad de condiciones relevantes (antigüedad en la empresa, nivel de formación, etc). He escuchado, aunque nunca con absoluta precisión, que esto es así y, aunque dada la insistencia he terminado por aceptar su veracidad, he de confesar que me cuesta creerlo. De entrada, en el sector público (sea Administración, empresas públicas, etc) no ocurre. De otra parte, en cualquier empresa privada de tamaño suficiente, dudo mucho que pase, básicamente porque tienen pactados los sueldos en convenios colectivos. Pero es que, sobre todo, se me hace difícil imaginar cómo se llevaría a cabo en la práctica esta discriminación. Pongamos que soy dueño de un bar y necesito un camarero y se presentan un chico y una chica: ¿le ofrezco menos a ésta? ¿acepto las pretensiones de él y no las de ella? Aún admitiendo que pueden existir comportamientos sexistas por parte de los empleadores a este nivel, se me hace muy difícil que sean de tal importancia como para generar diferencias significativas a nivel global del orden del 16%. En todo caso, me gustaría conocer estudios y casos prácticos en que se compruebe que efectivamente, dentro de una misma empresa, haya diferencias de sueldo entre hombres y mujeres para un mismo puesto de trabajo.
Ahora bien, aunque ponga un poco en duda este aspecto concreto de la brecha salarial, estoy convencido de la existencia real de una discriminación laboral en contra de las mujeres. Lo que pasa es que pienso que ésta discriminación (ciertamente machista) ha de “discriminarse” en sus diversas facetas constitutivas y analizar los componentes cuantitativos y cualitativos de cada una de ellas, así como sus causas y posibles mecanismos de corrección. A nada ayuda la burda simplificación de cifras globales (sin matizar) que meten todo en un mismo caso. Desde luego, me parece muy sencillo aprobar una Ley que prohíba que el sueldo de un determinado puesto de trabajo en una empresa no pueda variar según el sexo de quien lo ocupa (la verdad es que yo pensaba que, en las empresas en que eso ocurra, que la afectada podría denunciar el agravio con la actual legislación). Más difícil se me antoja lograr por Ley el acceso igualitario de las mujeres a los puestos de trabajo mejor remunerados.
El segundo aspecto al que antes me refería de este asunto es si las diferencias de sueldo se producen en idénticos puestos de trabajo. Es decir, que en una misma empresa para un mismo puesto laboral, por término medio un hombre cobra más que una mujer en igualdad de condiciones relevantes (antigüedad en la empresa, nivel de formación, etc). He escuchado, aunque nunca con absoluta precisión, que esto es así y, aunque dada la insistencia he terminado por aceptar su veracidad, he de confesar que me cuesta creerlo. De entrada, en el sector público (sea Administración, empresas públicas, etc) no ocurre. De otra parte, en cualquier empresa privada de tamaño suficiente, dudo mucho que pase, básicamente porque tienen pactados los sueldos en convenios colectivos. Pero es que, sobre todo, se me hace difícil imaginar cómo se llevaría a cabo en la práctica esta discriminación. Pongamos que soy dueño de un bar y necesito un camarero y se presentan un chico y una chica: ¿le ofrezco menos a ésta? ¿acepto las pretensiones de él y no las de ella? Aún admitiendo que pueden existir comportamientos sexistas por parte de los empleadores a este nivel, se me hace muy difícil que sean de tal importancia como para generar diferencias significativas a nivel global del orden del 16%. En todo caso, me gustaría conocer estudios y casos prácticos en que se compruebe que efectivamente, dentro de una misma empresa, haya diferencias de sueldo entre hombres y mujeres para un mismo puesto de trabajo.
Ahora bien, aunque ponga un poco en duda este aspecto concreto de la brecha salarial, estoy convencido de la existencia real de una discriminación laboral en contra de las mujeres. Lo que pasa es que pienso que ésta discriminación (ciertamente machista) ha de “discriminarse” en sus diversas facetas constitutivas y analizar los componentes cuantitativos y cualitativos de cada una de ellas, así como sus causas y posibles mecanismos de corrección. A nada ayuda la burda simplificación de cifras globales (sin matizar) que meten todo en un mismo caso. Desde luego, me parece muy sencillo aprobar una Ley que prohíba que el sueldo de un determinado puesto de trabajo en una empresa no pueda variar según el sexo de quien lo ocupa (la verdad es que yo pensaba que, en las empresas en que eso ocurra, que la afectada podría denunciar el agravio con la actual legislación). Más difícil se me antoja lograr por Ley el acceso igualitario de las mujeres a los puestos de trabajo mejor remunerados.
¡Qué buen estadista habrías sido! Porque buena falta hacen los estudios de cifras serios y rigurosos.
ResponderEliminarHabría sido; ya das por hecho que no lo seré, snif, snif. En fin, lo cierto es que tienes razón :)
EliminarLlevas razón, quería decir profesional. Pero hago mal, muchos han contribuido a ciertas ramas del conocimiento que para ellos eran un hobby.
Eliminarcreo entender que hay un efecto de discriminacion en los ascensos. Las señoras tienen puestos de menor jerarquía y paga. Y creo, nuevamente ni idea de cómo probar esto, de que la carrera laboral se frusta en las mujeres con la maternidad y cría de niños pequeños. Digamos, van a boxes mientras los compañeros siguen en carrera.
ResponderEliminarDe hecho, creo que eso explica también lo que pasa en Alemania, donde la sociedad ve mal que la madre no tenga un papel preponderante en la cría temprana.
Creo que una estimacion cercana del efecto podría extraerse de listas de directivos de instituciones públicas y privadas.
Ahora, cómo lograr que no se discrimine contra quienes no estaban allí haciendo lobby es como lograr que se vote a un diputado que no puede hablar en público, o que da mal en los sets de TV. Muy difícil.
Chofer fantasma
En teoría, Chófer, la maternidad (o el apartamiento temporal de la mujer de la vida laboral) no debería influir en la brecha salarial, porque a quienes se compara es a lo que están trabajando. Lo que sí puede explicar es que las mujeres, más motivadas por su vida personal (maternidad incluida) se queden rezagadas en la carrera por acceder a los mejores puestos. Esa discriminación no me ofrece dudas. Pero la que me intriga es la que por aquí se dice mucho de que, en el mismo puesto de trabajo (y, por tanto, en la misma empresa) una mujer cobra por término medio menor sueldo que el hombre.
EliminarLa mayoría de los mejores discípulos del mejor ecólogo español, el catalán Ramón Margalef, son mujeres. Un día le pregunté al sabio por la razón y me contestó que son más trabajadoras, tienen menos ego y no les importa cobrar poco, lo que en un investigador es relevante
ResponderEliminarQue las mujeres son más trabajadoras que los hombres (con lo cual estoy de acuerdo desde mi propia experiencia) debería traducirse en que fueran más requeridas y, por tanto, el "precio" de su hora de trabajo más alto que el del varón. No veo, en cambio, que explique la brecha salarial (más bien, la contradice).
EliminarClaro que, del lado opuesto, si es verdad que se conforman con menores emolumentos, eso sí sería argumento explicativo de la brecha salarial e incluso anularía los efectos contrarios de su mayor productividad. Supongamos que Margalef tuviera un presupuesto para contratar colaboradores, y las chicas se contentaran con un 20% menos de sueldo. Obviamente, optimizaría su equipo contratando ólo chicas. Pero, a lo mejor, no hay chicas suficientes para cubrir todos los puestos que requiere y se ve obligado a contratar a algún varón, pagándole un 20% más. Sería un ejemplo perfecto de la brecha salarial ajustada.
Pero, la verdad, no me parece una situación muy realista.
No debería existir brecha salarial, pero existe, quizás sea una mezcla de lo que dice Chófer Fantasma y Lansky.
ResponderEliminarUn abrazo, :)
Ya; no deberían existir muchas injusticias en este mundo, pero existen. En todo caso, sigo sin explicarme (ni siquiera con las aportaciones de Chófer y Lansky) la brecha salarial ajustada: distintos salarios para mismos puestos de trabajo en una misma empresa.
EliminarLa empresa privada negocia con cada trabajador su sueldo, y ante un mismo puesto, en una entrevista, creo que los hombres hacen más hincapié en tener un sueldo más alto que horarios flexibles por ejemplo, mientras que la mujer puede estudiar otras variables y ponerlas al mismo nivel de importancia que el dinero. Después está que tanto la empresa como el candidato saben lo que pueden llegar a pagar y lo que querrían recibir por ese puesto, respectivamente, y entonces tras estudiar si la actitud del futuro trabajador es lo que buscan y lo que pide entra dentro de lo que pensaban pagar, la empresa decide contratar o no, según lo negociado. Estuve en una empresa que a las mujeres, independientemente de la categoría, administrativas y técnicos, nos "obligaban", argumentando que estaba dentro de nuestros cometidos, limpiar los baños, eso a los hombres, de las mismas categorías, ni siquiera se lo planteaban y además estos, se cachondeaban de ello. Yo nunca limpié porque no estuve de acuerdo, pero otras compañeras sí. A veces las empresas son pequeños latifundios donde el dueño hace lo que le sale de las pelotas, las frases favoritas de ese ex-jefe mío era, "esto son lentejas", aprovechándose que dabas una patada y salían 500 biólogos de debajo de las piedras dispuestos a tener una oportunidad. Afortunadamente desde hace 8 años tengo un jefe excepcional que responde a lo poco que exijo en mi trabajo, respeto, que no se retrasen en el pago de mi salario y poder planificar mis vacaciones, algo tan sencillo, vamos poco más que se cumpla el contrato que has firmado, fue imposible en todos mis trabajos anteriores. Hay un libro que yo regalé a mi jefe que dice cosas obvias pero que no está mal, se llama I love my pyme de Miguel Angel Robles, habla de la motivación, el talento...etc
EliminarBueno, no sé si esto explica un poco más la brecha salarial pero es un ejemplo basado en mi propia experiencia laboral.
Buen finde :)
Vuelta la burra al grano...
ResponderEliminarhttps://storify.com/albinstromber/la-brecha-salarial
allí encontré los datos sobre brecha salarial que buscaba.
Habras visto que algunos usamos los datos como los borrachos los postes de luz: como soporte y no como iluminación.
Y si, ya entendí que te referías a otra discriminación, donde la organización le paga menos a las chicas que a los chicos para igual tarea...pero esa que dices no la he visto. Antes bien: en ciertos puestos se contrata solamente de un sexo: porque los xxx son mas yyy, donde xxx es un género e yyy una estupidez.
chofer again