martes, 27 de septiembre de 2016

Sobre los viajes en el tiempo (1)

Con la excusa del post que publiqué hace una semana, Vanbrugh y yo hemos mantenido un largo intercambio de comentarios sobre la posibilidad de viajar en el tiempo que, aparte de entretenerme, ma ha dejado pensando. De modo que voy a intentar aclararme, aunque ello me obligue a ir despacito. ¿Se puede viajar en el tiempo? Primero tratemos de entender qué significa esto, fijémonos detalladamente en el proceso del viaje temporal. Antes de nada, cuando hablamos de viajar suponemos que quien viaja es una (o varias) persona(s). Podríamos hablar del “viaje” de un objeto inanimado, o de una planta o de un animal, pero el verbo viajar parece reservado para los humanos, y así nos ha acostumbrado la ciencia ficción cuando hablas de viajes en el tiempo: quienes viajan son las personas. Personas, además, que son conscientes (en distinto grados) de que viajan en el tiempo; si no, dicho sea de paso, no tendría demasiada gracia o interés literario, por más que sí científicamente. Por tanto, un viajero en el tiempo es un individuo que pasa del presente a otra fecha más o menos separada en el tiempo, sea del pasado o del futuro.

Por muy obvio que sea, conviene advertir que todos viajamos en el tiempo. Estamos continua e ininterrumpidamente pasando de un presente al futuro inmediato, que pasa a ser presente. Naturalmente, ése no es el viaje en el tiempo que nos interesa. Pero en cambio, si desde nuestro presente llegamos a un futuro en menos tiempo que la diferencia entre las dos fechas, ya sí podríamos hablar de viaje en el tiempo. Aquí viene a cuento la magnitud que introdujo Vanbrugh en sus comentarios, que podríamos llamar velocidad de desplazamiento temporal y que se expresa en unidades de tiempo entre unidades de tiempo (la velocidad, como todos sabemos, corresponde a unidades de longitud entre unidades de tiempo). Ahora bien, para que esta magnitud tenga sentido hay que dividir dos magnitudes distintas de tiempo que, para entendernos, voy a llamar el tiempo interno y el tiempo externo. Ambas se expresan en segundos (o minutos, horas, etc) pero la primera mide la duración de un suceso para quien lo vive mientras que la segunda para el resto del universo.

Supongamos que yo tengo un máquina del tiempo, me meto en ella, programo la fecha a la que quiero viajar (pongamos en el futuro, por ejemplo mañana a esta misma hora, para no ser muy ambicioso) y aprieto el botón que da inicio al viaje. Vibra el cacharro, veo lucecitas de colores, siento vértigos y náuseas y, al cabo de un rato, apenas un minuto, estoy en el mismo lugar pero veinticuatro horas después, como compruebo inmediatamente por la fecha y hora que muestra mi móvil y que está recibiendo del satélite. He viajado en el tiempo (hacia el futuro) a la velocidad de 24 horas (de tiempo exterior)/minuto (de tiempo interior). El tiempo mío se ha “dilatado” para ser 1.440 veces más “lento” que el exterior. De acuerdo a la relatividad de Einstein, esto es posible a velocidades cercanas a la de la luz. No es objeto de este post explicar cómo nuestra máquina del tiempo puede ponernos a esas velocidades tan brutales y que salgamos indemnes en el futuro; nos creeremos que la tecnología ha resuelto esa dificultad trivial.

Antes de seguir hay que concretar cómo medimos el tiempo interno. Tenemos que adoptar algún método fiable, que no dependa solo de nuestra percepción subjetiva. Téngase en cuenta que una patología cerebral en la percepción del tiempo puede hacer que un individuo crea haber viajado en el tiempo cuando lo único que le ha ocurrido es que crea que ha pasado un ratito y en realidad han sido horas. También la ingesta de ciertas drogas distorsiona la percepción del tiempo. O –otro ejemplo– si uno cae en coma y despierta diez años después con la sensación de que ha pasado un segundo desde su último recuerdo. De hecho, en mi modesto viaje a mañana, es muy probable que, antes de creer que he viajado en el tiempo, pensaría que he tenido un desvanecimiento de veinticuatro horas.

Aceptando que la medida del tiempo es la de los cambios en los objetos (seres) que existen en el espacio-tiempo, para medir el tiempo interno habríamos de medir los cambios de estados orgánicos propios. Por ejemplo, nos conectamos un pulsómetro que nos dice cuantas veces ha latido nuestro corazón durante el viaje y dividiéndolo por nuestro ritmo cardíaco habitual (suponiendo que no se altera durante el viaje) sabemos la duración de éste en unidades de tiempo interno. O nos enchufamos un medidor de la actividad cerebral (ni idea de si existe y de si ésta es regular) y tres cuartos de lo mismo. O un sensor extremadamente preciso que es capaz de medir lo que ha crecido un cabello testigo; en el viaje descrito al futuro cercano ese pelo se habría alargado en 300 nanómetros y, por tanto, sabría que había transcurrido un minuto de mi tiempo interno.

Viajar al futuro plantea bastantes menos complicaciones que hacerlo al pasado. En primer lugar, es teóricamente posible según la Física, al menos en el marco de la teoría de la relatividad. Viajar al pasado, en cambio, plantea mayores complejidades para la física teórica. Pero no se trata ahora de discutir de física (entre otras cosas porque no estoy ni remotamente capacitado para hacerlo), sino en elucubrar sobre el grado de consistencia lógica que supone moverse en el tiempo, ya sea con una velocidad de desplazamiento temporal mayor que la de la corriente del tiempo exterior (1 s/s) o con una negativa (viajes al pasado). Para discutir en esos términos es necesario primero establecer cómo concebimos el tiempo que, en el caso de los viajes de la ciencia ficción, suele ser unidimensional, una línea si queremos “representarlo” geométricamente. Bajo esa concepción, yo creo –en principio, pero pretendo justamente cuestionármelo– que todos los viajes, tanto al pasado como al futuro, son inconsistentes desde la lógica. Pero también intuyo que esas inconsistencias son mucho mayores para los viajes al pasado que al futuro.

  
Road to forever - Don Felder (Road to Forever, 2012)

29 comentarios:

  1. Me alegra ver que has aceptado esa magnitud, la velocidad de desplazamiento temporal (medida en unidades de tiempo objetivo/unidades de tiempo subjetivo), que parecías encontrar superflua hace dos posts. Debo precisar que aunque fui yo quien la introdujo en el debate, no soy desde luego quien la ha inventado. Por precisar más, la magnitud "velocidad" no corresponde necesaria ni únicamente a unidades de longitud divididas por unidades de tiempo: estas unidades corresponden solo a la velocidad de un fenómeno específico, el desplazamiento en el espacio. Pero se puede hablar de la "velocidad" a la que se produce cualquier otro fenómeno, y las unidades de esta velocidad serán siempre las propias de ese fenómeno divididas por las del tiempo durante el que se produce. (Se puede hablar, por ejemplo, de la velocidad a la que se expande un cuerpo sólido, medida en m3/s). Por eso es no solamente legítimo, sino yo diría que ineludible, introducir esta magnitud para hablar de desplazamientos en el tiempo: la cantidad de unidades de tiempo que se adelantan o se atrasan por cada unidad de tiempo empleado en este desplazamiento.

    En cuanto a la medición del tiempo subjetivo, que es la unidad respecto de la que debe medirse esta traslación en el tiempo: como no tenemos el menor indicio de cómo se desarrollaría este hipotético viaje en el tiempo, nada nos impide suponer que el viajero viaja acompañado de un reloj, que mide su propio tiempo, diferente del general a lo largo del cual se desplaza. Así lo hacen, sin ir más lejos, todos los ejemplos ilustrativos de la teoría de la relatividad que yo he leído, que para explicar cómo el tiempo se dilata para objetos que se muevan a velocidades cecanas a la de la luz, introducen siempre un reloj viajero, cuya medición del tiempo se compara luego con la de los relojes no viajeros, para medir esta dilatación. Incluso aunque en un hipotético viaje no fuera posible hacer viajar a un reloj junto con el viajero, se trataría solo de una dificultad técnica, que no nos impide seguir hablando del tiempo subjetivo, que es el que habría marcado ese reloj, de haber podido viajar. (Hacer viajar en el tiempo a un reloj no parece de momento mucho menos posible que hacer que se mueva a velocidades cercanas a la de la luz). En resumen, la existencia de ese "tiempo subjetivo" como concepto significativo y útil no depende de que en la práctica podamos o no medirlo con precisión.

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    1. Sí, me ha convencido, especialmente para explicar(me) lo que pretendo; tal vez, en el contexto que tú la introdujiste no me pareció tan pertinente, pero bueno. En todo caso, tienes razón en que la velocidad puede expresar más fenómenos que el desplazamiento en el espacio. Ahora, lo que ha de quedar claro es que se comparan dos tiempos distintos, aunque se expresen en las mismas unidades. Eso es lo que me llamó a error y me obligó a pensar.

      De otra parte, por supuesto que cabe admitir que el viajero lleve un reloj que le mida el tiempo subjetivo o interior. Mis ejemplos los he puesto para divertirme; considero que sería muy útil un medidor del crecimiento del pelo (lo digo yo que estoy bastante calvo). En todo caso, coincido contigo en que "la existencia de ese "tiempo subjetivo" como concepto significativo y útil no depende de que en la práctica podamos o no medirlo con precisión"; lo que pasa es que conviene que el viajero tenga un testimonio "objetivo" del tiempo interior que ha durado su viaje porque, si no, es probable que crea que ha estado inconsciente ese lapso.

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  2. No te preocupes, Joaquin, no nos aguas ninguna fiesta. Como ya te dijo en su día Miroslav, tanto él como yo sabemos muy bien que no es posible viajar en el tiempo, y sospechamos que se trata de una imposibilidad absoluta, y no meramente técnica. Viajar con la imaginación, o más bien imaginar cómo sería un viaje, es precisamente lo que hacemos. Yo, además, aún no he descartado del todo la posibilidad de hacerme lama tibetano.

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  3. Me parece muy interesante el debate. Sólo veo un problema que por otra parte ya se ha se ha señalado: el asunto de el viaje en el tiempo no se resuelve con la lógica (que en este caso sería esencialmente paradójica), sino como la física espacio-temporal einsteniana, la nueva cosmología y la mecánica cuántica. Lo de la relatividad ya lo ha señalado Vanbrugh, pero además interviene la cuántica y la cosmológica. La cuántica porque nos señala que un objeto (electrón) puede estar en dos sitios a la vez, lo cual altera el tiempo, por el principio de Simultaneidad, y que una acción en un lugar, sin transmisión, puede afectar a otro lugar y a un objeto similar distante. En cuanto a la cosmología hay que referirse a la teoría de los multiversos y los agujeros de gusano, que nos permitirían pasar de un universo a otro, y por ende, de un tiempo a otro y alterar el discurrir de ese tiempo atrás o adelante, pero sólo en el universo de destino, no en el de origen. En resumen: sí se puede viajar en el tiempo, pero cambiando de universo y no se pude alterar la flecha del tiempo, es decir, el cronológico.

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    1. Todo se andará, Lansky, todo se andará. En todo caso, como te adelantes e introduces el tema de los múltipels universos, te comento que ya salió en nuestra discusión (con Vanbrugh en el post anterior que menciono en éste) y que, en principio y desde mi ignorancia, es la hipótesis que a mí más me convence para que puedan admitirse los viajes en el tiempo. Pero, de momento, me ajusto a la concepción unidimensional y única del tiempo. Vayamos poco a poco.

      Y, por cierto, "lo de la relatividad" no lo ha señalado Vanbrugh; está en el cuerpo del post.

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  4. Ah, se me olvidaba. Según la física cuántica más estricta, todas las posibilidades pueden existir, y de hecho existen... mientras nadie mire

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    1. Te digo lo mismo que a Joaquín, el problema que apuntas no es problema, o no lo es nuestro. La física espacio-temporal, la mecánica cuática... todas esas cosas tan técnicas e interesantes nos dirán cómo se viaja en el tiempo, o cómo no. Pero Miroslav y yo no estamos ocupándonos de ese pequeño detalle, lo damos por resuelto -o por no resuelto, a nuestros fines da igual que pueda o no hacerse-. Hablamos sólo de los aspectos lógicos -o contrarios a la lógica- del viaje. Amparándonos, por ejemplo, en esa conclusión tan útil de la física cuántica a que alude tu último comentario.

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    2. La lógica, insisto yo, no opera en este asunto. Lee mejor lo que he escrito

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    3. Me cito: "el asunto de el viaje en el tiempo no se resuelve con la lógica (que en este caso sería esencialmente paradójica),"

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    4. Una cosa es que "no se resuelva" con la lógica -dejemos en suspeso, de momento, a qué llamamos "resolver" este asunto, con el que personalmente deseo hacer cualquier cosa menos resolverlo- y otra que la lógica no opere en él.

      Esto último es precisamente a lo que nos dedicamos Miroslav y yo desde hace unos cuantos posts: a hablar de si la lógica opera o no en este asunto, de cómo lo hace en caso afirmativo y de por qué no lo hace en el negativo. Despachar la cuestión afirmando sin más que "no opera" es como decir que no hay noticia que escribir sobre la boda porque, finalmente, no se celebró.

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    5. – La lógica, insisto yo, no opera en este asunto.

      Una afirmación así se me antoja hueca, básicamente porque con ese "operar" puedes estar diciendo cualquier cosa. Y para remachar no te dignas explicar lo que quieres decir sino que olímpicamente sentencias – Pues no operas.

      Entiendo que no tengas tiempo que perder explicando nada. Aún así, te aclaro (por si te interesara) que lo que hemos estado discutiendo (públicamente) Vanbrugh y yo es justamente si viajar en el tiempo re consistente o no en términos lógicos. Esa discusión no solo es posible y relevante, sino que la han mantenido multitud de filósofos (y físicos) desde hace mucho tiempo. De hecho, tú mismo admites implícitamente que el asunto se puede analizar desde la lógica al decir que "en este caso sería esencialmente paradójica", lo que, por cierto, comparto.

      Cuestión distinta es que con la lógica se resuelva el asunto del viaje del tiempo, suponiendo que haya algo que resolver o que yo entienda (que no) qué quieres decir con resolver. Esto también te lo ha dicho ya Vanbrugh sin que su respuesta te haya merecido la mínima atención.

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  5. O no tienes hija, el agujero te lleva a otro universo parecido pero distinto

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  6. Si te voy a ser sincero, Joaquín, a mí esas cosas que dices de los agujeros de gusano me parecen más bien ventajas.

    He mirado la lotería del Niño y sé en qué número caerá. No te lo digo porque me consta que no te serviría de nada: también he visto que no habrá acertantes.

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  7. No lo dice (o lo ha introducido) Joaquín, sino yo, lo que me confirma que no has leído mis comentarios o lo has hecho a piñón fijo

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  8. Mira, Lansky, leo perfectamente todo, hasta tus comentarios, y me entero de lo que dicen a la perfección, en ocasiones mejor incluso que quien los escribe. Ya sé que fuiste tú el primero en hablar de los agujeros de gusano, no temas por tu copy right, pero yo estaba calificando de ventajas, específicamente, esas consecuencias sobre hijas jubiladas y sobre nietos a cuyo parto no se asiste de que hablaba Joaquín, no tú ¿vale?
    Cuando sientes que se te está haciendo menos caso del que crees merecer, te pones un poco pesadito.

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  9. Una cosa graciosísima de los viajes en el tiempo es que no pocas veces el viajero aparece exactamente en el mismo "sitio". En el caso de H. G. Wells se justificaba porque el creador de la máquina del tiempo se sometía a una fuerza que lo "pegaba" al suelo, pero en el caso de los túneles o agujeros de gusano no tiene ningún sentido, porque la Tierra se mueve continuamente, y también el Sol, y la Galaxia; y un viajero en el tiempo ha de viajar también de manera que siga el curso de la superficie terrestre si no quiere aparecer quizás en el vacío sideral, por ejemplo. Sería un rollo de viaje por el tiempo, sin importar que fuera al pasado o al futuro o en cualquier otra pretendida dimensión temporal.

    Otras veces, sin embargo, el viajero aparece justo donde ocurre lo interesante. "Vamos al Renacimiento" y llegan a Italia sin más. Uno quizás entendería que el supuesto agujero de gusano apareciera en cualquier punto de la superficie terrestre, pero por lo visto son inteligentes y te llevan donde quieres, cual ampliación del AVE.

    Fuera de eso, la verdad es que como dice un tipo que he conocido por Twitter, los físicos que se meten en estos líos de viajes por el espacio-tiempo tienen algo de teólogos, quitando que la relatividad se ha tenido en cuenta para el GPS.

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    1. Hombre, Ozanu, teniendo en cuenta que esos viajes en el tiempo a los que te refieres son relatos literarios, imaginados por un autor que entre otras intenciones pretende entretener a sus lectores, no es demasiado sorprendente que los destinos sean "interesantes".

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    2. No sólo entretener a sus lectores sino, so pretexto del viaje temporal, generar distopias que vienen a decir que el ser humano no tiene enmienda.

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    3. También, Lansky, también ... Pero estaba contestando al comentario de Ozanu sobre el hecho de que el viajero aparezca justo donde ocurren cosas interesantes.

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    4. O que Fry de Futurama es su propio abuelo... Y tatarabuelo, y es padre de su padre, y... Mejor dejarlo ahí. :P

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  10. Para los viajes astrales (o no tanto) de nuestras juventudes (en mi caso hablo de la década de los setenta) yo prefería a Pink Floyd y otros "psicodélicos" ingleses antes que a Tangerine Dream. No obstante, bastantes años después, he recuperado la audición de esta banda a la que en su día no hice mucho caso.

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  11. Interpretas absolutamente mal mis propósitos. No siento que me hagas de menos, aparte de que me da igual ¿Vale?

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  12. Con permiso y al hilo de...:

    http://www.lansky-al-habla.com/2016/09/viajar-por-el-tiempo-sin-perder-el.html

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    1. Por el momento me apetece seguir "perdiendo el tiempo".

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    2. No iba contigo ni con este post intereseante, en todo caso, aparte de relajarte, puedes consultar si quieres seguir perdiendo el tiempo, un viejo post mío defendiendo el hecho de 'perder el tiempo'

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    3. Y tampoco espero tu visita, simplemente este post me ha sugerido escribir el mío. A mi tambien ha dejado de apetecerme pasar por aquí (sin emoticonos como el tuyo en mi penúltimo post.-)

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    4. Pues no pasa nada, a lo mejor te viene bien no pasar por aquí por una temporada. Lo importante es ser feliz, hombre.

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  13. ¡Me han entrado ganas de ver todos los Regreso al Futuro!

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