Cómo satisfacer a una mujer
Debes también susurrarla, acurrucarla y acurrucarte, coquetearla, alabarla, mimarla, cantarle (salvo que desafines, ay), encantarla, hablarle en silencio, no contrariarla, felicitarla y apoyarla, decirle que la quieres con gestos y palabras, decirle que la quieres con la mirada, ronronear a su lado y acoger sus ronroneos, adorarla sin remilgos, admirarla ...
Por supuesto has de animarla, aplacarla, complacerla, estimularla, consolarla, excitarla, protegerla, entretenerla, intrigarla (pero no demasiado), entenderla (o hacer ver que lo intentas), aceptarla, halagarla, consentirle, echarle en falta, no agobiarla ...
Y pese a ello, también, a veces y sin pasarse, tienes que ordenarle, discutirle, enfadarte, encelarla, racionalizarla, fastidiarla, resistirla, irritarla, encenderla, enervarla, retarla, apretarla, prevalecer, desintoxicarla, ignorarla ...
Claro que, enseguida, habrás de suplicarle perdón, arrastrarte, congraciarte, complacerla, sacrificarte, asistirla, implorarle su amor, ayudarle, entregarte, darle la seguridad de que eres suyo, rebajarte, prometerle enmiendas absolutas, culparte, abandonar todo por ella, jurarle que nada tiene sentido sin ella ...
Y darle de comer en la boca, llevarla a sitios bellos y entretenidos, fascinarla, vestirla, bañarla con jabones aromáticos y esencias florales, hidratarle la piel, humedecerla y secarla, perfumarla, cepillarle el cabello, depilarla, encender velas antes de que llegue, dedicarle las músicas más dulces, comprarle bombones de nuevos sabores, regalarle flores ...
Y no dejes de telefonearla, ni de recordar las fechas sacras, ni de atender lo que dice, aunque sea sin palabras; anticípate a sus deseos y aprende de sus miradas, calma sus ansiedades, valora sus preocupaciones sin osar solucionarlas, aflígete con sus aflicciones y que te alegren sus regocijos, confía en ella y regálale confianza, corresponde sus detalles, haz que se eleve hasta el cielo, engatúsala hasta el sueño, que se sienta respetada ...
En fin, idolátrala y ríndele culto de diosa (de religión estrictamente monoteista, desde luego), renovando siempre los ritos de tu amor; así pues, asómbrala, deslúmbrala, ámala. Lee todos los libros que explican cómo enamorar a una mujer y practica sus consejos como si los hubieras inventado. Y cuando creas que has llegado ... vuelve a empezar y repite todo de nuevo.
Naturalmente, no es necesario renunciar a nuestra orientación heterosexual; si el esfuerzo de satisfacer a la mujer que amamos nos resulta en ciertos momentos agobiante en exceso, uno siempre puede tomarse una cápsula de keledén, este nuevo medicamento tan útil para el stress.
Que te follen - La Cabra Mecánica (Ni Jaulas ni Peceras, 2003)
CATEGORÍA: Sexo, erotismo y etcéteras