Fin de año
Mi quiosquero habitual, o es un zoquete o un filósofo. El caso es que esta mañana quería comprar yo El País a pesar de ser lunes treinta y uno de diciembre de 2007 (solo lo compro sábados y domingos) para conseguir el documental Invisibles. Llego pues, cojo el periódico y le pido al quiosquero que me dé el DVD. Pero el quiosquero no me entiende y le he de mostrar el periódico para que vea que, debajo de la cabecera, dice clarito "Invisibles, gratis con EL PAÍS. El documental producido por Javier Bardem se entrega hoy". Ya, me contesta, pero vaya usted a saber a qué hoy se refiere, porque mañana también será hoy y ayer era hoy, así que no podemos saber cuándo hay que entregar esa película que usted me dice. Pero, hombre, cuando un diario dice hoy se refiere obviamente a la fecha del mismo; este es el periódico del 31 de diciembre así que ésta es la fecha de hoy y, por tanto, en esta fecha El País entrega gratis el DVD. Ya sé que hoy es treinta y uno de diciembre y que mañana será uno de enero de 2008, y también el uno de enero será hoy, y si no, venga mañana y lo comprueba. Ah, no (se corrige) que mañana no hay periódicos y cierro; bueno, pues entonces venga el miércoles que también será hoy y entonces, a lo mejor, es cuando he de entregarle el video ese. Yo dudo entre carcajearme o desesperarme y, manteniendo la compostura, le pregunto si tiene o no tiene la película. Pues creo que no, me responde, pero es que no hay manera de estar seguro de nada con estos periódicos de Madrid que no dicen las cosas con precisión. Pues vale, me despido, ya vendré el miércoles. Y en otro quiosco dos calles más abajo consigo el periódico y el DVD.
Lo voy leyendo mientras paseo por el parque con mi perra. La concentración cristiana "a favor de la familia": algo menos de 160.000 asistentes según El País, dos millones para los organizadores. Me acuerdo de la web del manifestómetro y apunto mentalmente consultarla al llegar a casa; la estimación de estos chicos varía entre 86.790 y 173.580 asistentes, decantándose por una cifra de la mitad hacia abajo (o sea, en torno a 100.000). Tendría que repetir lo que ya dije en el post que dedique a este asunto; desde luego me maravillo que pueda haber divergencias tan grandes en algo que debiera ser relativamente fácil de objetivar. Por cierto, podríamos también sugerir que se aplicasen a las mediciones de manifestantes las propuestas que hace Crichton para propiciar la objetividad en la ciencia (véase mi post de ayer, domingo 30 de diciembre de 2007). Retomo el hilo: me apetece comentar sobre la familia y los obispos, pero no son estas fechas propicias para ello, así que ...
El artículo que sí me estremece (un poco fuerte el verbo, quizás) es el dedicado a la aparición de un aparato electrónico para leer libros, cuya popularización amenaza con la desaparición del libro tradicional (o, si no tanto, sí al menos la radical disminución demográfica de estos seres de celulosa). Ciertamente, casi todo parecen ventajas y no me cabe ninguna duda de que, al igual que ha ocurrido en el ámbito de la música (y el proceso dista mucho de estar culminado), el Kindle y todos sus demás primos que surgirán (¿o ya han surgido?) significará una revolución en la lectura, la industria editorial, la existencia misma de los libros. Sólo aprecio una desventaja y es la depresión fetichista que para algunos nos va a suponer el nuevo escenario. Pero todo será cuestión de irse acostumbrando al nuevo sistema y sustituir viejos fetiches por otros (o intentar progresar en el desapego budista, siempre recomendable); y, en el peor de los casos, los que percibimos estas desventajas somos cada vez una minoría más ínfima que, además, no es renovable, así que ...
Me interesa el tema del aparatito este y me propongo (el año que viene) investigar sobre el asunto. Creo que las consecuencias pueden ser muy interesantes. Pero tampoco es cuestión de enrollarme ahora y, además, he terminado de ojear el periódico al tiempo que estoy de vuelta en mi casa y pienso que, así a lo tonto, se ha acabado ya esta primera semana de minivacaciones y apenas he hecho el diez por ciento de lo que debía hacer por lo que se queda todo para el año que viene. Y acabaré el 2007 tragándome, por primera vez en mi vida, doce uvas peladas y despepitadas, porque yo lo valgo o porque me estoy volviendo un pijo repugnante y dónde se habrán metido mis principos de antaño. Y ya está bien de sinsentidos, porque en breve habré de ponerme a organizar la cena y no pensaré en ningún propósito de año nuevo vida nueva (salvo los que tengo para la semana que viene) porque es muy deprimente pero, a cambio, estoy dispuesto a iniciar el año adecuadamente borracho (vino y sidra) y colocado (maría); ah, y también procuraré aplicarme un sabio refrán italiano que reza chi scopa in capodanno, scopa tutto l'anno, así que ...
Así que, hasta aquí. Con un fondo de petardos que asustan a mi perra, aprovecho para desearos a todos quienes me leáis un feliz 2008 (pero sin abusar).
PS: He estado buscando algun video en Youtube alusivo al fin de año y que fuera ingenioso y/o divertido, pero no he tenido éxito. Así que opto por subir, como felicitación, las Danzas Polovotsianas, de Borodín, dirigidas por Bernstein, que tuve la suerte de escuchar en el concierto de navidad de Orquesta Sinfónica de Tenerife en el puerto de Santa Cruz. Así que, imagínemonos en las estepas rusas luchando contra los cumanos en el ejército del príncipe Igor. Feliz año, again.
Lo voy leyendo mientras paseo por el parque con mi perra. La concentración cristiana "a favor de la familia": algo menos de 160.000 asistentes según El País, dos millones para los organizadores. Me acuerdo de la web del manifestómetro y apunto mentalmente consultarla al llegar a casa; la estimación de estos chicos varía entre 86.790 y 173.580 asistentes, decantándose por una cifra de la mitad hacia abajo (o sea, en torno a 100.000). Tendría que repetir lo que ya dije en el post que dedique a este asunto; desde luego me maravillo que pueda haber divergencias tan grandes en algo que debiera ser relativamente fácil de objetivar. Por cierto, podríamos también sugerir que se aplicasen a las mediciones de manifestantes las propuestas que hace Crichton para propiciar la objetividad en la ciencia (véase mi post de ayer, domingo 30 de diciembre de 2007). Retomo el hilo: me apetece comentar sobre la familia y los obispos, pero no son estas fechas propicias para ello, así que ...
El artículo que sí me estremece (un poco fuerte el verbo, quizás) es el dedicado a la aparición de un aparato electrónico para leer libros, cuya popularización amenaza con la desaparición del libro tradicional (o, si no tanto, sí al menos la radical disminución demográfica de estos seres de celulosa). Ciertamente, casi todo parecen ventajas y no me cabe ninguna duda de que, al igual que ha ocurrido en el ámbito de la música (y el proceso dista mucho de estar culminado), el Kindle y todos sus demás primos que surgirán (¿o ya han surgido?) significará una revolución en la lectura, la industria editorial, la existencia misma de los libros. Sólo aprecio una desventaja y es la depresión fetichista que para algunos nos va a suponer el nuevo escenario. Pero todo será cuestión de irse acostumbrando al nuevo sistema y sustituir viejos fetiches por otros (o intentar progresar en el desapego budista, siempre recomendable); y, en el peor de los casos, los que percibimos estas desventajas somos cada vez una minoría más ínfima que, además, no es renovable, así que ...
Me interesa el tema del aparatito este y me propongo (el año que viene) investigar sobre el asunto. Creo que las consecuencias pueden ser muy interesantes. Pero tampoco es cuestión de enrollarme ahora y, además, he terminado de ojear el periódico al tiempo que estoy de vuelta en mi casa y pienso que, así a lo tonto, se ha acabado ya esta primera semana de minivacaciones y apenas he hecho el diez por ciento de lo que debía hacer por lo que se queda todo para el año que viene. Y acabaré el 2007 tragándome, por primera vez en mi vida, doce uvas peladas y despepitadas, porque yo lo valgo o porque me estoy volviendo un pijo repugnante y dónde se habrán metido mis principos de antaño. Y ya está bien de sinsentidos, porque en breve habré de ponerme a organizar la cena y no pensaré en ningún propósito de año nuevo vida nueva (salvo los que tengo para la semana que viene) porque es muy deprimente pero, a cambio, estoy dispuesto a iniciar el año adecuadamente borracho (vino y sidra) y colocado (maría); ah, y también procuraré aplicarme un sabio refrán italiano que reza chi scopa in capodanno, scopa tutto l'anno, así que ...
Así que, hasta aquí. Con un fondo de petardos que asustan a mi perra, aprovecho para desearos a todos quienes me leáis un feliz 2008 (pero sin abusar).
PS: He estado buscando algun video en Youtube alusivo al fin de año y que fuera ingenioso y/o divertido, pero no he tenido éxito. Así que opto por subir, como felicitación, las Danzas Polovotsianas, de Borodín, dirigidas por Bernstein, que tuve la suerte de escuchar en el concierto de navidad de Orquesta Sinfónica de Tenerife en el puerto de Santa Cruz. Así que, imagínemonos en las estepas rusas luchando contra los cumanos en el ejército del príncipe Igor. Feliz año, again.
CATEGORÍA: Irrelevantes peripecias cotidianas