Querría ilusionarme con el año nuevo
El año pasado, como vengo haciendo desde 2006, escribí un post de nochevieja en el que no quise hacer balance de los doce meses anteriores. Menos ganas todavía tengo ahora y también menos razones. Porque si el 2011 no me fue nada pródigo en sucesos reseñables, este 2012 ha sido aún más tacaño. Trabajar, trabajar y trabajar que (no se equivoquen) no equivale a ganar dinero; lo de ser autónomo en los tiempos que corren no compensa en absoluto. Hace ya mucho, un tipo muy experimentado que actuaba como asesor áulico para la institución en la cual trabajaba, nos dijo al principio de un proyecto de esos de "largo recorrido" que todos teníamos un determinado "capital anímico" disponible para una tarea y que habíamos de saber administrarlo. Porque podía, solía, ocurrir que despilfarrásemos demasiado en las primeras etapas y nos encontráramos con que se nos acabara la ilusión antes de culminar el recorrido. Algo de eso me ha pasado y la culpa no es sólo del tiempo que llevo embarcado en el mismo proyecto (cuatro años y medio), sino sobre todo de la muy agobiante presión a que he estado sometido, en especial durante los últimos dieciocho meses, intensificada por las malas formas con que nos trata nuestro "cliente". Si bien creo que hemos hecho un trabajo más que digno para los estándares habituales en la profesión, se ha ido desvirtuando continuamente a causa de las exigencias impuestas, fruto de la mediocridad y miopía de los políticos. Así que, como ya he dicho, a estas alturas sólo me importa entregar, alcanzar unos mínimos formales y desembarazarme de lo que ya es casi sólo una rémora de la que no obtengo ninguna satisfacción. Lo necesito por mi salud mental, pero también por el bien de la empresa, para que podamos embarcarnos en proyectos diferentes que, además de recargarnos el depósito de la motivación, enderecen la ruinosa dinámica económica en la que estamos inmersos. O sea, que ya se puede imaginar cualquiera cuál es mi mayor deseo para 2013, uno muy concreto que haga verdad lo de año nuevo vida nueva. Y les aseguro que no más allá de febrero ha de cumplirse.
Releyendo mi post de hace un año constato que mis querencias (y las de casi todos) no han sido satisfechas en este muerto 2012. Los capitostes del mundo financiero han seguido campando a sus anchas y así nos ha ido. Al mismo tiempo, perseveran en repetirnos que lo que hacen es lo correcto, que no hay alternativas, en el esfuerzo, no carente de éxito, de que nos convenzamos de que debemos aceptar comulgar con ruedas de molino. Confío y deseo que no nos abandonemos a esa resignación dócil que tanto conviene al sistema. También confío y deseo que no nos despierten del amodorramiento por la violencia, aunque nada me extrañaría pues demasiado están tensando la cuerda. Ojalá que en este próximo año muchos arrimemos el hombro para cambiar las cosas, para decir basta a estas suicidas reglas de juego ... Y que lo veamos.
En fin, como es evidente, no empiezo un nuevo guarismo del calendario con los mejores ánimos. He estado todo el 31 sentado frente al ordenador hasta que K me rescató para preparar la cena. Me comí las uvas sin atragantarme (y eso que las campanadas canarias van más rápidas que las de la Puerta del Sol) para obedecer el requisito supersticioso. Y ahora, temprano en la primera mañana de enero, cumplo con el compromiso autoimpuesto, aunque sea haciendo trampa porque fecho este post ayer. A quienes me leen les deseo, sobre todo, salud (y también a mí, que el pasado año ha sido un poco chungo a tal respecto). También amor, claro, y en cuanto al dinero que llegue el suficiente, pero no más. Feliz 2013 a todas las personas de buena voluntad.
Releyendo mi post de hace un año constato que mis querencias (y las de casi todos) no han sido satisfechas en este muerto 2012. Los capitostes del mundo financiero han seguido campando a sus anchas y así nos ha ido. Al mismo tiempo, perseveran en repetirnos que lo que hacen es lo correcto, que no hay alternativas, en el esfuerzo, no carente de éxito, de que nos convenzamos de que debemos aceptar comulgar con ruedas de molino. Confío y deseo que no nos abandonemos a esa resignación dócil que tanto conviene al sistema. También confío y deseo que no nos despierten del amodorramiento por la violencia, aunque nada me extrañaría pues demasiado están tensando la cuerda. Ojalá que en este próximo año muchos arrimemos el hombro para cambiar las cosas, para decir basta a estas suicidas reglas de juego ... Y que lo veamos.
En fin, como es evidente, no empiezo un nuevo guarismo del calendario con los mejores ánimos. He estado todo el 31 sentado frente al ordenador hasta que K me rescató para preparar la cena. Me comí las uvas sin atragantarme (y eso que las campanadas canarias van más rápidas que las de la Puerta del Sol) para obedecer el requisito supersticioso. Y ahora, temprano en la primera mañana de enero, cumplo con el compromiso autoimpuesto, aunque sea haciendo trampa porque fecho este post ayer. A quienes me leen les deseo, sobre todo, salud (y también a mí, que el pasado año ha sido un poco chungo a tal respecto). También amor, claro, y en cuanto al dinero que llegue el suficiente, pero no más. Feliz 2013 a todas las personas de buena voluntad.
Love minus zero, no limit - Bob Dylan (Bringing It All Home, 1965)
Subo para iniciar la banda sonora del blog en el nuevo año, una de las canciones que más me gustan de Bob Dylan; hay multitud de versiones, pero ésta es la original de 1965 (otros tiempos que nos parecen hoy tan lejanos).