Recuerdos de emociones viejas
Esta mañana he ido a la clínica de Madrid en la que vivimos la primera etapa del cáncer de mama de mi ex: diagnóstico, primera mastectomía, consultas varias al oncólogo, primera tanda de quimio ... Durante el primer semestre de 2004 esta clínica fue casi un segundo domicilio (para mi ex casi un primero). Así que esta mañana me han venido los recuerdos de hace tres años y por algunos instantes, mientras caminaba hacia allí desde la casa de mi hermana, repitiendo el itinerario entonces cotidiano, me he sentido la misma persona de hace tres años.
¿Qué sentía entonces? Muchas cosas mezcladas que, seguramente, no dejé que se desenvolvieran, que pospuse para que no interfirieran con la acción necesaria, tomar las riendas, dar los pasos procedentes. No quería sentir, aunque sentía y mucho. No quería prestar atención a mis sentimientos y mucho menos dejar que afloraran. Pensaba entonces (y todavía lo sigo pensando aunque ahora admito muchas dudas) que lo que había de hacer era mostrarme confiado y optimista, ofrecerle una seguridad en que todo iba a resolverse satisfactoriamente.
Pero sentía y sentía mucho; y ha tenido que pasar toda esa angustiosa etapa, y luego la crisis y ruptura de nuestra pareja, para que yo mismo me reconociera lo mucho que estaba sintiendo, lo mucho que sufrí, me emocioné, me preocupé ... durante esos meses. Esos sentimientos alteraron mi metabolismo cotidiano: acumulé stress, no dormía seguido, adelgacé ... Pero no encontraron vías de escape, de reconocimiento, ni siquiera ante mí mismo. Salvo excepciones puntuales, algunas aunque muy escasas. Ahora me acuerdo de cuando, tras la primera operación, la trajeron de vuelta a la habitación, todavía no del todo despertada de la anestesia, con una sonrisa un poco enajenada, pareciendo algo tan frágil .... Tuve que irme al cuarto de baño para que no me viera llorar, porque noté que me rompía todo por dentro y no fui capaz -esa vez- de evitar que la emoción se exteriorizase.
Más o menos un año después, cuando ella me dijo que no quería seguir conmigo, que "todas las células de su cuerpo me rechazaban", uno de sus reproches fue que se sintió muy sola durante el cáncer, que ella tuvo mucho miedo y no se sintió acompañada por mí. Obviamente, ni siquiera en esos momentos en que buscaba vestirme de enemigo acumulando argumentos para separarse, llegó a acusarme de no haber hecho todo lo que debía en el plano objetivo, de las acciones. Así que está claro que se refería a una soledad emocional, a que yo no había sabido transmitirle mis emociones, no había sabido cobijar las suyas.
Por eso, es bastante probable que lo que yo creía entonces que era lo correcto no lo fuera tanto. Es probable que no supiera transmitirle equilibradamente seguridad y amor. A estas alturas, por supuesto, no me preocupa demasiado ni me crea para nada sentimiento de culpa. He reflexionado mucho sobre esa etapa durante los meses que siguieron a nuestra ruptura y sé que hay muchos más factores. Al final, de todo ello se aprende y -espero- se sale mejor persona. En todo caso, lo cierto es que esta mañana he recuperado emociones de hace tres años.
¿Qué sentía entonces? Muchas cosas mezcladas que, seguramente, no dejé que se desenvolvieran, que pospuse para que no interfirieran con la acción necesaria, tomar las riendas, dar los pasos procedentes. No quería sentir, aunque sentía y mucho. No quería prestar atención a mis sentimientos y mucho menos dejar que afloraran. Pensaba entonces (y todavía lo sigo pensando aunque ahora admito muchas dudas) que lo que había de hacer era mostrarme confiado y optimista, ofrecerle una seguridad en que todo iba a resolverse satisfactoriamente.
Pero sentía y sentía mucho; y ha tenido que pasar toda esa angustiosa etapa, y luego la crisis y ruptura de nuestra pareja, para que yo mismo me reconociera lo mucho que estaba sintiendo, lo mucho que sufrí, me emocioné, me preocupé ... durante esos meses. Esos sentimientos alteraron mi metabolismo cotidiano: acumulé stress, no dormía seguido, adelgacé ... Pero no encontraron vías de escape, de reconocimiento, ni siquiera ante mí mismo. Salvo excepciones puntuales, algunas aunque muy escasas. Ahora me acuerdo de cuando, tras la primera operación, la trajeron de vuelta a la habitación, todavía no del todo despertada de la anestesia, con una sonrisa un poco enajenada, pareciendo algo tan frágil .... Tuve que irme al cuarto de baño para que no me viera llorar, porque noté que me rompía todo por dentro y no fui capaz -esa vez- de evitar que la emoción se exteriorizase.
Más o menos un año después, cuando ella me dijo que no quería seguir conmigo, que "todas las células de su cuerpo me rechazaban", uno de sus reproches fue que se sintió muy sola durante el cáncer, que ella tuvo mucho miedo y no se sintió acompañada por mí. Obviamente, ni siquiera en esos momentos en que buscaba vestirme de enemigo acumulando argumentos para separarse, llegó a acusarme de no haber hecho todo lo que debía en el plano objetivo, de las acciones. Así que está claro que se refería a una soledad emocional, a que yo no había sabido transmitirle mis emociones, no había sabido cobijar las suyas.
Por eso, es bastante probable que lo que yo creía entonces que era lo correcto no lo fuera tanto. Es probable que no supiera transmitirle equilibradamente seguridad y amor. A estas alturas, por supuesto, no me preocupa demasiado ni me crea para nada sentimiento de culpa. He reflexionado mucho sobre esa etapa durante los meses que siguieron a nuestra ruptura y sé que hay muchos más factores. Al final, de todo ello se aprende y -espero- se sale mejor persona. En todo caso, lo cierto es que esta mañana he recuperado emociones de hace tres años.
CATEGORÍA: Recuerdos
¿Cómo actúas en una situación así? Hagas lo que hagas te pueden lanzar reproches, tanto si te pones en una situación alarmista como si haces lo contrario. Creo que es muy difícil dar con el tono adecuado.
ResponderEliminarestoy con koti.. es complicado. la persona que sufre la enfermedad suele esta emocionalmente inestable por la propia enfermedad, es un palo, y a veces mezcla emociones. Es muy fácil meter la pata en este tipo de cosas. PEro lo importante es estar ahi, aunque el resultado no sea positivo para nosotros. EL tiempo pondra las cosas en su sitio si es lo que tiene que pasar...
ResponderEliminarCreo que ser capaz de mantener la calma en una situación así es mucho, no todos lo consiguen. Creo que eres más útil para la persona que lo pasa mal si te ve entero, si no se tiene que preocupar encima de tu equilibrio emocional por lo que a ella le está ocurriendo. El problema es que sólo podemos ver una cara de la moneda, ella tuvo a su lado un hombre entero que le sirvió de apoyo, si hubiera podido verte destrozado a la vez que entero, vivir las dos situaciones es cuando realmente hubiera podido elegir cuál de los dos miroslav hubiera preferido. Sólo tenía una perspectiva y se quejó de esa, nada es completo, todo tiene pros y contras. Yo ante una desgracia actúo igual, me guardo los sentimientos y soy capaz de ayudar, no creo necesario tener que cambiar, es más creo que es de agradecer tener a alguien así a tu lado.
ResponderEliminarSupongo que en esas situaciones ambas personas están tan sumidas en la confusión y en el miedo que, quizás, ninguna sea capaz de transmitir lo que desea y piensa y siente.
ResponderEliminarNo sé, son situaciones muy complicadas y muy delicadas que cada uno vive de distinta manera. Si tú no fuiste capaz de trasmitirle esos sentimientos, parece que ella tampoco fue capaz de pedirte más afecto.
En fin, de todo se aprende y con todo se crece.
Besos
Supongo que en situaciones así, todas las muestras de cariño son insuficientes... Y más cuando las personas que están intentando animar y apoyar, se sienten tan impotentes ante tal enfermedad.
ResponderEliminarPero es lo que tú dices, las rupturas suelen ser por más motivos, y sentirse culpable a día de hoy ya no vale de nada si has sacado la moraleja de la historia.
Muchos besitos y ánimo, que todos tenemos dias tontos.
Lo que está claro es que en estas situaciones tan complejas hacemos lo que podemos, lo que creemos, lo que sabemos, lo que nos parece más razonable...
ResponderEliminarNo hay actitudes correctas o incorrectas si parten del corazón. Si intentamos lo mejor. A veces no sabemos dar, a veces no sabemos pedir.
Pero como bien dices, que todo nos sirva para crecer.
Besos
Miroslav, te he elegido para una cadena. Mira en mi blog.
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