Sugestión
Comentando mi anterior post, me dice Illyakin que ella llama sugestión a todo ese tipo de experiencias (en el “tipo” incluye el Reiki); creo que, como primer paso, habré de acotar a qué se refiere con la palabra sugestión, partiendo de la base de que el significado que le atribuye tiene connotaciones negativas.
Como el DRAE sirve de poco en este caso, rebusco un poquillo y encuentro dos aproximaciones complementarias, ambas en el ámbito de la psicología. De un lado, sugestión sería todo producto mental (pensamiento, sentimiento, volición, sensación, estado anímico) que generamos sin que haya un soporte sensorial directo ni un control racional. De otra parte, también se usa el término sugestión para referirse a la transmisión de tales productos mentales valiéndose (el agente sugestionador) de la limitación o suspensión del control personal del paciente sugestionado.
Es fácil compartir una valoración negativa de esta segunda acepción, ya que suponemos que el sugestionador atenta contra la libertad personal del sugestionado. El ejemplo más claro es la hipnosis; pero valen también todas las técnicas de manipulación mental tan usuales en las sectas (tema al que Illyakin se refiere). Nada que discutir a este respecto; no, al menos, en términos generales. Estoy de acuerdo en que la mente humana es de blandiblup (yo solito nunca habría usado esta palabra), aunque quizás no en que todos la tengamos igual de maleable. Pero también aprovecho para decir que todos somos manipuladores en mayor o menor grado y que, la mayoría de las veces, si no lo somos más no es por respeto a la libertad del otro, sino porque no tenemos esa capacidad. En todo caso, hay grados y la manipulación ha alcanzado desarrollos técnicos abrumadores que hacen que poco tenga que ver con los pobres intentos de sugestión que podemos ensayar la mayoría de los mortales.
Ahora bien, esta acepción de control mental ajeno que se impone sobre nuestra voluntad y libertad de pensamiento vale para la segunda parte de la argumentación de illyakin (las sectas), pero no para la primera (el reiki). Porque, en una sesión de reiki, de haber sugestión es autosugestión. Admitámoslo de momento pero, antes de seguir, dejemos claro que no hay ningún forzamiento de las capacidades racionales individuales, ninguna imposición externa al propio individuo. Me interesa esta precisión para deslindar tajantemente la argumentación respecto a las sectas y similares. Porque es fácil (y sofista) sugerir (verbo con idéntica etimología) parentescos entre la práctica del reiki y los comportamientos (y pensamientos) sectarios. Si tales correlaciones resultaran significativamente relevantes (que no tengo ni idea) no se explicarían por saltos sin justificación lógica entre las dos acepciones usuales del término sugestión. ¿De acuerdo? Conste, Illyakin, que ni siquiera insinúo que tal fuera tu intención (sé que no).
Pienso que Illyakin calificaba de sugestión al reiki (y al resto de experiencias que mete en el mismo cajón) en el sentido de que los productos mentales que hacen acto de presencia durante una sesión (sensaciones físicas y emocionales, sentimientos, pensamientos, estados de animo) no provienen de estímulos sensoriales directos ni de un proceso de pensamiento racional. Respecto a lo último, ya de entrada, le doy la razón. Cuando estás experimentando lo que sea que uno experimente durante una sesión de reiki, no estás pensando racionalmente; es más, lo ideal es que no pienses nada, que “acalles” la mente. En cuanto a lo segundo, no estoy tan seguro. Creo que sí existe una percepción sensorial, concretamente táctil (que puede ser reforzada con estímulos complementarios sobre otros sentidos: el oído, el olfato; la vista, en principio, no). Lo que es impepinable es que uno “toca” a otro, incluso aunque “toque” sin poner directamente en contacto piel con piel y que hay un estímulo táctil.
Bien pues; lo cierto es que hay estímulos sensoriales reales (imposición de manos) y unos “productos mentales” que, aparentemente, surgen como reacción a tales estímulos. Todavía podríamos admitir que hay “sugestión” si negáramos la correlación entre el estímulo sensorial y los productos mentales o, para ser más precisos, que esos estímulos sensoriales reales son algo así como placebos, como pastillitas inocuas que te tomas y que, porque estás sugestionado en tal sentido, producen determinados efectos terapéuticos. Lo que pasa es que esta explicación no encaja con el hecho (en mi caso y en el de muchos más; sin ir más lejos Marguerite) de que la primera vez que, en una sesión de reiki, te aparecen los “productos mentales”, te quedas bastante sorprendido porque para nada te lo esperabas. Y en cuanto a lo de estar predispuesto … Yo, al menos, iba en plan bastante escéptico; lo único que procuré fue relajarme y “darme permiso” para sentir lo que pudiera sentir (porque ni idea de si iba a sentir algo ni de qué tipo).
Así pues, honestamente, me cuesta calificar de sugestiones las sensaciones que recibo durante una sesión de reiki, tanto dándolo como recibiéndolo. Creo, por el contrario, que esas sensaciones son reales y están relacionadas con estímulos concretos, no son “imaginadas” por más que, evidentemente, pertenezcan al ámbito intangible de lo mental. Y digo que creo lo que acabo de expresar no en el sentido de acto de fe, sino de conclusión provisional tras una análisis bastante racional (creo) y con mucho cuestionamiento escéptico de las sensaciones que he vivido (análisis posterior a las sensaciones, nunca durante éstas). Puestos a calificar de sugestión, más aplicable me parece este término a sentimientos tan universalmente aceptados (con placidez embelesada) como el enamoramiento; las sensaciones que se viven durante ese estado mental sí que responden con todos los honores a las definiciones de “sugestión”.
Ahora bien, tengo la impresión a la vista de su último comentario, de que Illyakin puede estar de acuerdo en que sugestión no sea el término más adecuado para referirse a los efectos del Reiki. Dice que “no duda de los hechos” y con tal calificación de “hechos” pareciera que descarta el carácter ilusorio que les correspondería de ser resultado de una sugestión. Es escéptica respecto a las explicaciones que dan quienes practican reiki respecto a por qué pasan las cosas que pasan (yo añadiría, que más que respecto a las explicaciones, que apenas hay, respecto a la “jerga espiritualista” que emplean). Dice Illyakin que supone que la mayoría de esos efectos obedecen a causas físicas, para nada espirituales. Bueno, he de decir que seguramente estoy bastante de acuerdo con este último comentario, si bien creo que el “malestar” de Illyakin se debe más a cuestiones semánticas que a disensos de fondo. Me da la impresión de que a quienes somos predominantemente racionalistas ese tipo de lenguaje nos genera rechazo, casi como reacción refleja.
He llegado a la conclusión de que quizás debiéramos dar menos importancia a la cantinela “espiritualista” y tomarla como lo que es, una manera convencional (algo ñoña a veces) de referirse a cosas que no se pueden precisar muy bien y que mucho menos se es capaz de explicarlas. Porque, realmente quienes practican este “tipo” de actividades no pretenden explicar nada (aunque algunos de ellos hasta se crean erróneamente que explican algo). Una diferencia muy significativa entre las actitudes occidental y oriental es que nosotros siempre queremos (¿necesitamos?) entender el porqué de los acontecimientos, mientras que a los orientales eso no les resulta tan importante. Por supuesto el afán por descubrir los porqués es un motor fantástico para el desarrollo científico, pero hay quien lo lleva a límites improcedentes, hasta el punto de negar lo que no se puede explicar o, en todo caso, no permitirse experimentarlo.
Yo soy materialista; es decir, en principio creo que todo lo que nos afecta, la realidad en su conjunto, tiene una base física, aunque no sepamos muy bien como funcionan muchos fenómenos. Curiosamente, aún sin tener ni idea, a diferencia de lo que le pasa a Illyakin a mí no me parece excesivamente descabellado que haya unas energías en el cuerpo humano, en su entorno; que estas energías se puedan “redistribuir”; que puedan incidir en el propio funcionamiento orgánico. Lo llamo energía siendo consciente de la ambigüedad terminológica y del escaso rigor científico. No sé por qué ocurre lo que ocurre, pero no me parece que sea algo mágico (aunque pueda usar este adjetivo con fines descriptivos). Por ejemplo, no veo ninguna imposibilidad radical, en alterar mediante esas “energías” nuestro funcionamiento orgánico. Pensemos que nuestro cerebro es el que ordena latir al corazón, es el que crea una sensación de felicidad o de tristeza … ¿por qué no se podría, pongamos, “ordenar” a una célula cancerosa que pare su frenética multiplicación?
Pienso, repito, que hay muchas “cosas” que no sabemos cómo (y porqué) funcionan y que, probablemente, algún día seremos capaces de entender. Pero, entre tanto, tampoco me importa demasiado entender por qué ocurre lo que ocurre. Como bien dices, Illyakin, si a mi me vale, pues estupendo. Y lo cierto es que vale (tampoco es que sea ninguna panacea absoluta), independientemente de las “vestiduras” que le pongan de misticismo (acéptalo, si quieres, como la nota ornamental exótica, sin darle mayor importancia, sin que te distraiga de lo verdaderamente relevante). Eso sí, en mi opinión, es necesario un cierto grado de abandono, de “acallar” la mente racional para desarrollar esas capacidades sensoriales que no estamos habituados a usar, que no conocemos demasiado bien (sobre todo los occidentales), pero que tenemos. No se trata de actos de fe o cosas parecidas sino, simplemente, de tener una actitud abierta de “a ver qué pasa”; tiempo hay luego para reflexionar analíticamente sobre las sensaciones experimentadas.
En el blog que he encontrado recientemente y al que me refería en el post anterior se dice que el reiki es una “metodología” y me ha gustado la idea. Porque en el fondo, el reiki como muchas otras prácticas del “tipo” al que te refieres (incluyendo, si me apuras, las técnicas de relajación que citas) son, en primer lugar, herramientas para nuestro propio conocimiento y consiguiente desarrollo personal. Experimentándolas con cierta constancia y método sí creo que “aprendes” por vías distintas a las “racionales”(de momento) y encuentras útiles para ser mejor persona. En fin, perdona el rollo; tampoco quiero que creas que pretendo convencerte de nada. Mi motivación a escribir este post quizás fuera aclarar (supongo que con poco éxito) que, aunque no lo parezca, me considero racionalista y escéptico; pero es que tales cualidades no están reñidas con “experimentar” determinadas cosas (más bien, al contrario).
Como el DRAE sirve de poco en este caso, rebusco un poquillo y encuentro dos aproximaciones complementarias, ambas en el ámbito de la psicología. De un lado, sugestión sería todo producto mental (pensamiento, sentimiento, volición, sensación, estado anímico) que generamos sin que haya un soporte sensorial directo ni un control racional. De otra parte, también se usa el término sugestión para referirse a la transmisión de tales productos mentales valiéndose (el agente sugestionador) de la limitación o suspensión del control personal del paciente sugestionado.
Es fácil compartir una valoración negativa de esta segunda acepción, ya que suponemos que el sugestionador atenta contra la libertad personal del sugestionado. El ejemplo más claro es la hipnosis; pero valen también todas las técnicas de manipulación mental tan usuales en las sectas (tema al que Illyakin se refiere). Nada que discutir a este respecto; no, al menos, en términos generales. Estoy de acuerdo en que la mente humana es de blandiblup (yo solito nunca habría usado esta palabra), aunque quizás no en que todos la tengamos igual de maleable. Pero también aprovecho para decir que todos somos manipuladores en mayor o menor grado y que, la mayoría de las veces, si no lo somos más no es por respeto a la libertad del otro, sino porque no tenemos esa capacidad. En todo caso, hay grados y la manipulación ha alcanzado desarrollos técnicos abrumadores que hacen que poco tenga que ver con los pobres intentos de sugestión que podemos ensayar la mayoría de los mortales.
Ahora bien, esta acepción de control mental ajeno que se impone sobre nuestra voluntad y libertad de pensamiento vale para la segunda parte de la argumentación de illyakin (las sectas), pero no para la primera (el reiki). Porque, en una sesión de reiki, de haber sugestión es autosugestión. Admitámoslo de momento pero, antes de seguir, dejemos claro que no hay ningún forzamiento de las capacidades racionales individuales, ninguna imposición externa al propio individuo. Me interesa esta precisión para deslindar tajantemente la argumentación respecto a las sectas y similares. Porque es fácil (y sofista) sugerir (verbo con idéntica etimología) parentescos entre la práctica del reiki y los comportamientos (y pensamientos) sectarios. Si tales correlaciones resultaran significativamente relevantes (que no tengo ni idea) no se explicarían por saltos sin justificación lógica entre las dos acepciones usuales del término sugestión. ¿De acuerdo? Conste, Illyakin, que ni siquiera insinúo que tal fuera tu intención (sé que no).
Pienso que Illyakin calificaba de sugestión al reiki (y al resto de experiencias que mete en el mismo cajón) en el sentido de que los productos mentales que hacen acto de presencia durante una sesión (sensaciones físicas y emocionales, sentimientos, pensamientos, estados de animo) no provienen de estímulos sensoriales directos ni de un proceso de pensamiento racional. Respecto a lo último, ya de entrada, le doy la razón. Cuando estás experimentando lo que sea que uno experimente durante una sesión de reiki, no estás pensando racionalmente; es más, lo ideal es que no pienses nada, que “acalles” la mente. En cuanto a lo segundo, no estoy tan seguro. Creo que sí existe una percepción sensorial, concretamente táctil (que puede ser reforzada con estímulos complementarios sobre otros sentidos: el oído, el olfato; la vista, en principio, no). Lo que es impepinable es que uno “toca” a otro, incluso aunque “toque” sin poner directamente en contacto piel con piel y que hay un estímulo táctil.
Bien pues; lo cierto es que hay estímulos sensoriales reales (imposición de manos) y unos “productos mentales” que, aparentemente, surgen como reacción a tales estímulos. Todavía podríamos admitir que hay “sugestión” si negáramos la correlación entre el estímulo sensorial y los productos mentales o, para ser más precisos, que esos estímulos sensoriales reales son algo así como placebos, como pastillitas inocuas que te tomas y que, porque estás sugestionado en tal sentido, producen determinados efectos terapéuticos. Lo que pasa es que esta explicación no encaja con el hecho (en mi caso y en el de muchos más; sin ir más lejos Marguerite) de que la primera vez que, en una sesión de reiki, te aparecen los “productos mentales”, te quedas bastante sorprendido porque para nada te lo esperabas. Y en cuanto a lo de estar predispuesto … Yo, al menos, iba en plan bastante escéptico; lo único que procuré fue relajarme y “darme permiso” para sentir lo que pudiera sentir (porque ni idea de si iba a sentir algo ni de qué tipo).
Así pues, honestamente, me cuesta calificar de sugestiones las sensaciones que recibo durante una sesión de reiki, tanto dándolo como recibiéndolo. Creo, por el contrario, que esas sensaciones son reales y están relacionadas con estímulos concretos, no son “imaginadas” por más que, evidentemente, pertenezcan al ámbito intangible de lo mental. Y digo que creo lo que acabo de expresar no en el sentido de acto de fe, sino de conclusión provisional tras una análisis bastante racional (creo) y con mucho cuestionamiento escéptico de las sensaciones que he vivido (análisis posterior a las sensaciones, nunca durante éstas). Puestos a calificar de sugestión, más aplicable me parece este término a sentimientos tan universalmente aceptados (con placidez embelesada) como el enamoramiento; las sensaciones que se viven durante ese estado mental sí que responden con todos los honores a las definiciones de “sugestión”.
Ahora bien, tengo la impresión a la vista de su último comentario, de que Illyakin puede estar de acuerdo en que sugestión no sea el término más adecuado para referirse a los efectos del Reiki. Dice que “no duda de los hechos” y con tal calificación de “hechos” pareciera que descarta el carácter ilusorio que les correspondería de ser resultado de una sugestión. Es escéptica respecto a las explicaciones que dan quienes practican reiki respecto a por qué pasan las cosas que pasan (yo añadiría, que más que respecto a las explicaciones, que apenas hay, respecto a la “jerga espiritualista” que emplean). Dice Illyakin que supone que la mayoría de esos efectos obedecen a causas físicas, para nada espirituales. Bueno, he de decir que seguramente estoy bastante de acuerdo con este último comentario, si bien creo que el “malestar” de Illyakin se debe más a cuestiones semánticas que a disensos de fondo. Me da la impresión de que a quienes somos predominantemente racionalistas ese tipo de lenguaje nos genera rechazo, casi como reacción refleja.
He llegado a la conclusión de que quizás debiéramos dar menos importancia a la cantinela “espiritualista” y tomarla como lo que es, una manera convencional (algo ñoña a veces) de referirse a cosas que no se pueden precisar muy bien y que mucho menos se es capaz de explicarlas. Porque, realmente quienes practican este “tipo” de actividades no pretenden explicar nada (aunque algunos de ellos hasta se crean erróneamente que explican algo). Una diferencia muy significativa entre las actitudes occidental y oriental es que nosotros siempre queremos (¿necesitamos?) entender el porqué de los acontecimientos, mientras que a los orientales eso no les resulta tan importante. Por supuesto el afán por descubrir los porqués es un motor fantástico para el desarrollo científico, pero hay quien lo lleva a límites improcedentes, hasta el punto de negar lo que no se puede explicar o, en todo caso, no permitirse experimentarlo.
Yo soy materialista; es decir, en principio creo que todo lo que nos afecta, la realidad en su conjunto, tiene una base física, aunque no sepamos muy bien como funcionan muchos fenómenos. Curiosamente, aún sin tener ni idea, a diferencia de lo que le pasa a Illyakin a mí no me parece excesivamente descabellado que haya unas energías en el cuerpo humano, en su entorno; que estas energías se puedan “redistribuir”; que puedan incidir en el propio funcionamiento orgánico. Lo llamo energía siendo consciente de la ambigüedad terminológica y del escaso rigor científico. No sé por qué ocurre lo que ocurre, pero no me parece que sea algo mágico (aunque pueda usar este adjetivo con fines descriptivos). Por ejemplo, no veo ninguna imposibilidad radical, en alterar mediante esas “energías” nuestro funcionamiento orgánico. Pensemos que nuestro cerebro es el que ordena latir al corazón, es el que crea una sensación de felicidad o de tristeza … ¿por qué no se podría, pongamos, “ordenar” a una célula cancerosa que pare su frenética multiplicación?
Pienso, repito, que hay muchas “cosas” que no sabemos cómo (y porqué) funcionan y que, probablemente, algún día seremos capaces de entender. Pero, entre tanto, tampoco me importa demasiado entender por qué ocurre lo que ocurre. Como bien dices, Illyakin, si a mi me vale, pues estupendo. Y lo cierto es que vale (tampoco es que sea ninguna panacea absoluta), independientemente de las “vestiduras” que le pongan de misticismo (acéptalo, si quieres, como la nota ornamental exótica, sin darle mayor importancia, sin que te distraiga de lo verdaderamente relevante). Eso sí, en mi opinión, es necesario un cierto grado de abandono, de “acallar” la mente racional para desarrollar esas capacidades sensoriales que no estamos habituados a usar, que no conocemos demasiado bien (sobre todo los occidentales), pero que tenemos. No se trata de actos de fe o cosas parecidas sino, simplemente, de tener una actitud abierta de “a ver qué pasa”; tiempo hay luego para reflexionar analíticamente sobre las sensaciones experimentadas.
En el blog que he encontrado recientemente y al que me refería en el post anterior se dice que el reiki es una “metodología” y me ha gustado la idea. Porque en el fondo, el reiki como muchas otras prácticas del “tipo” al que te refieres (incluyendo, si me apuras, las técnicas de relajación que citas) son, en primer lugar, herramientas para nuestro propio conocimiento y consiguiente desarrollo personal. Experimentándolas con cierta constancia y método sí creo que “aprendes” por vías distintas a las “racionales”(de momento) y encuentras útiles para ser mejor persona. En fin, perdona el rollo; tampoco quiero que creas que pretendo convencerte de nada. Mi motivación a escribir este post quizás fuera aclarar (supongo que con poco éxito) que, aunque no lo parezca, me considero racionalista y escéptico; pero es que tales cualidades no están reñidas con “experimentar” determinadas cosas (más bien, al contrario).
CATEGORÍA: Auras, chakras y demás orientalidades
Anoche, después de que mi niño entrara por fin en el país de los sueños, me tomé un ratito de relax (pensaba yo) leyendo blogs. Debería anotarme por alguna parte algo así como "no entrar en el blog de Miros pasadas las once de la noche, no entrar en el blog de Miros pasadas las once de la noche...", porque tus artículos, siempre interesantes, me requieren un ejercicio de concentración adicional. Pero claro, si encima nada más empezar a leer compruebo que me nombras, el direccionamiento de mi atención está garantizado, así que leí, y leí, e iba pensando "ahora esto lo matizo en el comentario... y eso otro también... y talytal...". Al final de la concienzuda lectura, más de las once y media, tenía tantas cosas que quería comentar que me empezaron a cortocircuitar un par de sinapsis (teniendo en cuenta que sólo me estaban funcionando cinco neuronas, es mucho), y no me sentía con fuerzas. Pero entonces vi una vía de escape: le di al play de tu música twango, me quité las gafas, apagué la luz y me di la sesión de relax que originalmente iba buscando. ¡Qué bien he dormido esta noche!
ResponderEliminarEn fin, todavía no me hallo en disposición de comentar tu post, sobre todo porque antes quiero hacer ese ejercicio de investigación prometido, para tener más datos y no divagar más de lo estrictamente necesario. En cuanto me quite de en medio el trabajo que tengo sobre la mesa para esta mañana, me pongo a ello, y contesto como bien merece tu artículo.
Besotes.
yo había pensado también en las cuestiones "semánticas" y en cómo nos limitamos muchas veces por cómo decimos determinadas cosas...estoy con Miro (y además el lo describe mucho mejor que yo) en que el cómo lo llames, energías o X no es lo importante, lo importante es la evidencia de "aquello que se siente" y el "efecto subsiguiente".
ResponderEliminarMi intención era / es escribir un post pero llego a casa tan cansada que me duelen las pestañas...pena que no se puedan grabar los pensamientos de antes de dormir...
Besos