Telarañas
La telaraña, dice el Diccionario, además de la tela que forma la araña segregando un hilo muy tenue, es cosa sutil de poca entidad, sustancia o subsistencia y también sensación de nubosidad delante de los ojos, por defecto de vista.
En los últimos treinta meses, más o menos, he escrito mucho, casi todos los días. El viernes, un amigo que conoce este blog, me preguntaba que de dónde sacaba el tiempo. Es tiempo de ocio, le contesté; el modo que tengo de relajarme un rato (a veces el rato se hace largo y le come horas al sueño) al final del día. A cambio, he dejado casi de ver televisión, pero me da que no pierdo demasiado.
Hoy pensaba que lo que hago con mis escritos es tejer telarañas, desenvolver mi red y enredarme en cuantas descubro, como una araña que quisiera cazar no sé qué cosas. En inglés, telaraña es spider web, o sea red, término más preciso en su descripción. Y sí, con lo que escribo hago una red y, además, lo cuelgo en la Red, la cual, por otra parte, es muy frecuentemente una inagotable fuente para mi abastecimiento.
Pero también mis textos son entidades sutiles, de poca sustancia (y no sé si también de poca subsistencia). K me decía el otro día que inicio muchos temas que interrumpo con falsas promesas de continuación. Soy disperso, es verdad. Pero me gusta imaginar que, anudado un filamento, giro vertiginoso por mi espiral para prolongar la red en otra región. Al fin y al cabo, como en las telarañas, todos los nodos se interconectan.
Y, sin embargo, no niego que desearía ser capaz de desarrollar cualquiera de los múltiples asuntos que me han ido interesando durante estos años. Pero eso exige dedicación y disciplina. Además, habría entonces de sustraerme a las gozosas tentaciones de la diversidad y no estoy ya en edad de rechazar placeres. No obstante, quizá algún día decida concentrarme (¿en cuál de todos mis intereses?), pero seguro que no será en este blog: sería incompatible con su naturaleza sutil de telaraña.
Escribo también como ejercicio terapéutico; de hecho, por tal razón inicié este blog, aunque luego me haya ido enganchando por el simple gusto de hacerlo. Así, ésta es mi forma de "mirar las telarañas" (o las musarañas) y también de intentar despejar esa visión borrosa a que alude el diccionario. Escribo desde el desconcierto (y sobre lo que me desconcierta), tratando de construir mis propias telarañas frente a tantas de mi entorno que no dejan de darme esa sensación de nubosidad confusa.
Mis propias telarañas han ido naciendo, en muchas ocasiones, de ensayos titubeantes para explicarme lo que no entiendo; también en muchos casos, como intentos personales de armar nuevas estructuras desde las previamente derruidas. Y, nuevamente como las telarañas, endebles y transitorias, enredadas e imprecisas. Pero, ¿acaso no es así la vida?
En suma, que Telarañas sería también un buen título para los textos que conforman este blog.
En los últimos treinta meses, más o menos, he escrito mucho, casi todos los días. El viernes, un amigo que conoce este blog, me preguntaba que de dónde sacaba el tiempo. Es tiempo de ocio, le contesté; el modo que tengo de relajarme un rato (a veces el rato se hace largo y le come horas al sueño) al final del día. A cambio, he dejado casi de ver televisión, pero me da que no pierdo demasiado.
Hoy pensaba que lo que hago con mis escritos es tejer telarañas, desenvolver mi red y enredarme en cuantas descubro, como una araña que quisiera cazar no sé qué cosas. En inglés, telaraña es spider web, o sea red, término más preciso en su descripción. Y sí, con lo que escribo hago una red y, además, lo cuelgo en la Red, la cual, por otra parte, es muy frecuentemente una inagotable fuente para mi abastecimiento.
Pero también mis textos son entidades sutiles, de poca sustancia (y no sé si también de poca subsistencia). K me decía el otro día que inicio muchos temas que interrumpo con falsas promesas de continuación. Soy disperso, es verdad. Pero me gusta imaginar que, anudado un filamento, giro vertiginoso por mi espiral para prolongar la red en otra región. Al fin y al cabo, como en las telarañas, todos los nodos se interconectan.
Y, sin embargo, no niego que desearía ser capaz de desarrollar cualquiera de los múltiples asuntos que me han ido interesando durante estos años. Pero eso exige dedicación y disciplina. Además, habría entonces de sustraerme a las gozosas tentaciones de la diversidad y no estoy ya en edad de rechazar placeres. No obstante, quizá algún día decida concentrarme (¿en cuál de todos mis intereses?), pero seguro que no será en este blog: sería incompatible con su naturaleza sutil de telaraña.
Escribo también como ejercicio terapéutico; de hecho, por tal razón inicié este blog, aunque luego me haya ido enganchando por el simple gusto de hacerlo. Así, ésta es mi forma de "mirar las telarañas" (o las musarañas) y también de intentar despejar esa visión borrosa a que alude el diccionario. Escribo desde el desconcierto (y sobre lo que me desconcierta), tratando de construir mis propias telarañas frente a tantas de mi entorno que no dejan de darme esa sensación de nubosidad confusa.
Mis propias telarañas han ido naciendo, en muchas ocasiones, de ensayos titubeantes para explicarme lo que no entiendo; también en muchos casos, como intentos personales de armar nuevas estructuras desde las previamente derruidas. Y, nuevamente como las telarañas, endebles y transitorias, enredadas e imprecisas. Pero, ¿acaso no es así la vida?
En suma, que Telarañas sería también un buen título para los textos que conforman este blog.
CATEGORÍA: Blogs e Internet
Mi única pega es que detrás de la telaraña está siempre la arañita en cuestión. Y yo me pongo histérica ante esos insignificantes bichos.
ResponderEliminarPrefiero lo de conciertos y desconciertos. El "bicho" que imagino que hay detrás me resulta infinitamente más interesante.
Sé que me ha quedado una especie de piropo cutre, pero la intención no era esa.
Un beso.
Conciertos y desconciertos, bien podría llamarse Telarañas, aunque las "víctimas" nos dejamos atrapar de manera voluntaria.
ResponderEliminarUn beso
Yo también creo que es buen nombre (aunque mentiría sino digo que el comentario de Raquel, tan realista ella, me ha hecho pensar en esos bichillos asquerosos) porque al fin y al cabo las telarañas se fabrican conectando puntos...
ResponderEliminarComo diciendo....
Pues siguiendo con el simil de Raquel y como muy bien ha señalado Elvira, cachis somos como insectos en tus manos, que diga, en tus redes, cachis, cachis.
ResponderEliminarsi os habéis fijado las arañas también saben descender tipo spiderman. saludos arañosos.
ResponderEliminarTus textos están muy lejos de ser de poca sustancia. Al contrario, son ricos con un alto nivel argumentativo.
ResponderEliminarTratas de temas diversos. Es lo que más me gusta y de los posts más literarios posees una gran fluidez expresiva por describir y narrar historias que enganchan al lector.
Es verdad que dejas temas colgando, como dice K, pero es tu blog, haces lo que te apetece y los que entramos lo hacemos libremente. Si nos gusta nos quedamos y si no, un simple clic y nos lleva a otra telaraña.
No dudes de que los demás blogeros tenemos esos sentimientos encontrados que tan bien, y también, expresas aquí. Casi podría firmar cada una de tus frases como mia propia.
ResponderEliminarPor favor, no dejes de tejer cuantas telarañas te venga en gana para que te sigamos leyendo.
Me encanta una frase de una canción de Manolo García (Del bosque de tu alegría). Dice "aprendí a tolerar la presencia necesaria de las arañas". Yo también lo he hecho. Han sido mis compañeras de viaje desde que salí de casa de mis padres, donde no había. Algo he ganado. En mi casa nunca hay mosquitos.
ResponderEliminarA lo que voy: nada es porque sí, todo tiene un fin.
No creo que el objetivo de tu tejer incansable de relatos haya sido nunca el de atrapar lectores. Me parece que, en general, sueles escribir, ante todo, para ti mismo. Otra cosa es que tu mente sea brillante y que tu cultura y tus puntos de vista atraigan a los bichitos que pululamos por la red.
Un beso!
Me encanta una frase de una canción de Manolo García (Del bosque de tu alegría). Dice "aprendí a tolerar la presencia necesaria de las arañas". Yo también lo he hecho. Han sido mis compañeras de viaje desde que salí de casa de mis padres, donde no había. Algo he ganado. En mi casa nunca hay mosquitos.
ResponderEliminarA lo que voy: nada es porque sí, todo tiene un fin.
No creo que el objetivo de tu tejer incansable de relatos haya sido nunca el de atrapar lectores. Me parece que, en general, sueles escribir, ante todo, para ti mismo. Otra cosa es que tu mente sea brillante y que tu cultura y tus puntos de vista atraigan a los bichitos que pululamos por la red.
Un beso!
No eres tú naadie buscando patrocinios.
ResponderEliminarPara empezar la tela de araña está construida de seda ultrarresistente a base de proteinas de alta calidad que exigen un considerable gasto energético, por lo que no es raro ver arañas consumiendo su propia red para recuperar energía y volverla a tejer de nuevo (se deterioran, pierden adherencias). Como ves, todo un mundo de sugerentes metáforas.
Pues sí que sería un buen nombre para este blog ese de "Telarañas", apropiado y sugerente. Y aquí estamos todos atrapados en tus redes y, lo que es peor, disfrutando de ellas; saltando de un tema al otro al son que tú decidas y resignándonos a quedarnos con las ganas de seguir algunas sendas que tú inicias :)
ResponderEliminarBesos
Hay blog que se escriben para que los lean, hay blog que nace para uno mismo y se quedan para uno mismo, los hay como el tuyo que quizás nació para tí y se ha hecho un poco de todos los que pasamos por aquí. Enganchas en tus relatos y nos trasmites. Vas dejando parte de ti, una telaraza o quizás un puzzle al que vas poniendo piezas y nos permites adivinar ciertas imágenes sin llegar a terminarlo nunca.
ResponderEliminarGracias por compartirte.
Y a mí que ya sabes que me nubla la emotividad, me ha encantado la imagen de la araña desplegando telas para cazar "no sé qué cosas" , lo que llegue o traiga el viento.
ResponderEliminarCosas buenas, espero.
Un beso Miro
A mí lo que me gusta de venir a verte es que encuentro siempre que escribes sobre temas que te han despertado la curiosidad y transmites esa curiosidad al que te lee. Creo que por eso permanecemos algunos pegados a tu seda.
ResponderEliminarBesazos.