El silencio del miedo
Hablar siempre en voz baja es algo que, poco a poco, disuelve las palabras y reduce las conversaciones a un intercambio de gestos y miradas. El miedo, como la voz queda, desdibuja los sonidos porque el lado oscuro de las cosas sólo puede expresarse con silencio.
Pero, ¿puede el silencio expresar algo? No se trata del silencio elíptico, claro está, que no es silencio verdadero. Habla del silencio que imponen los lados oscuros a través del miedo, un silencio que oprime, y que se expande acallando y desdibujando los sonidos que lo rondan. Entonces la frase no es exacta, no lo es decir que el lado oscuro sólo puede expresarse con el silencio; el silencio, a lo sumo, avisa de la existencia del lado oscuro de alguna cosa pero no nos informa nada sobre su naturaleza.
El miedo habita en el lado oscuro y lo protege con su ley de silencio. El miedo, sí, desdibuja los sonidos porque el lado oscuro no puede iluminarse con palabras. El silencio nada aclara, salvo constatar el miedo oscuro. El lenguaje, las palabras, es nuestra principal, quizá la única, arma contra el miedo. Nombrar las cosas es desvelar sus caras ocultas, desenmascarar al miedo. Pero no siempre se puede y el lado oscuro impone el silencio del miedo.
¿Acaso no ansiamos todos encontrar las palabras que pronunciadas aclaren los miedos? ¿Acaso no es ésa la tentación suprema de nuestra soberbia? Agotador y largo esfuerzo que sólo obtiene, nos parece, pírricas conquistas. No es, en el fondo, sino la construcción de nuestro lenguaje, la apropiación merecida de las palabras que somos; tarea que requiere valor pero también estudio, aprendizaje. Poco a poco, cacho a cacho, recortamos nuestro yo del miedo para así cada vez más sabernos.
No rendirnos al silencio del miedo, no. Pero tampoco confundir las palabras con las que nos hacemos con el ruido de la cháchara que nada ilumina. Mirar el lado oscuro, los lados oscuros que llevamos dentro, fija e insistentemente, soportando la glacial repulsión del miedo, hasta obligarlos a parir las palabras verdaderas. Parto que es explosión de luz que quiebra en añicos los miedos. Tiene su precio, por supuesto.
Alberto Méndez. Los girasoles ciegos.
Pero, ¿puede el silencio expresar algo? No se trata del silencio elíptico, claro está, que no es silencio verdadero. Habla del silencio que imponen los lados oscuros a través del miedo, un silencio que oprime, y que se expande acallando y desdibujando los sonidos que lo rondan. Entonces la frase no es exacta, no lo es decir que el lado oscuro sólo puede expresarse con el silencio; el silencio, a lo sumo, avisa de la existencia del lado oscuro de alguna cosa pero no nos informa nada sobre su naturaleza.
El miedo habita en el lado oscuro y lo protege con su ley de silencio. El miedo, sí, desdibuja los sonidos porque el lado oscuro no puede iluminarse con palabras. El silencio nada aclara, salvo constatar el miedo oscuro. El lenguaje, las palabras, es nuestra principal, quizá la única, arma contra el miedo. Nombrar las cosas es desvelar sus caras ocultas, desenmascarar al miedo. Pero no siempre se puede y el lado oscuro impone el silencio del miedo.
¿Acaso no ansiamos todos encontrar las palabras que pronunciadas aclaren los miedos? ¿Acaso no es ésa la tentación suprema de nuestra soberbia? Agotador y largo esfuerzo que sólo obtiene, nos parece, pírricas conquistas. No es, en el fondo, sino la construcción de nuestro lenguaje, la apropiación merecida de las palabras que somos; tarea que requiere valor pero también estudio, aprendizaje. Poco a poco, cacho a cacho, recortamos nuestro yo del miedo para así cada vez más sabernos.
No rendirnos al silencio del miedo, no. Pero tampoco confundir las palabras con las que nos hacemos con el ruido de la cháchara que nada ilumina. Mirar el lado oscuro, los lados oscuros que llevamos dentro, fija e insistentemente, soportando la glacial repulsión del miedo, hasta obligarlos a parir las palabras verdaderas. Parto que es explosión de luz que quiebra en añicos los miedos. Tiene su precio, por supuesto.
CATEGORÍA: Reflexiones sobre emociones
Las asociaciones creo que no funcionan muy bien a un nivel general, quiero decir que el miedo explotará en silencio en algunas personas y en otras explotará en palabras sin sentido. Yo siempre he asociado el silencio con el cabreo, cuando estoy callada mala cosa. De todas formas mejor callada que diciendo cosas que no debería.
ResponderEliminarAlgún día tendré que poner palabras a mi lado oscuro. No cuando controle el miedo, sino para superarlo.
ResponderEliminarBesazos.
Desde luego que el silencio puede expresar algo. Si las palabras fueran colores, el silencio seguramente sería el negro.
ResponderEliminarhas mencionado el silencio elíptico, miroslav, como excepción de silenecio que puede expresar algo; puedes ampliarlo a cualquier silencio, dependiendo del contexto: tú me preguntas una cosqa y yo te miro y no contesto, puede ser una respuesta más formidable que la que se formula con palabras. Como en el diálogo de Brecht de primero fuerona por los judíos, pero como yo no era judío, calle, luego vinieron, etc, y calle., etc, etc. Y la mayoría silenciosa, el silencio cómplice y la música del silencio. En fin
ResponderEliminarAhora mismo, lo que me pregunto es más bien: ¿Hay algo que pueda no expresarse con silencio?. Guardar un secreto es silencio; La desgana, la pena o la apatía se pueden expresar en silencio; Hay quién se pone nervioso "por dentro", sin abrir la boca. Mucha gente reprime su alegría y espera a estar sola, cuando nadie ve ni escucha, para expresarla.
ResponderEliminarY, bueno, el miedo también se muestra con silencio (aunque también, como bien dice Amy, se manifiesta hablando incluso en exceso). Yo veo un nexo en común: lo que no se dice puede significar tantas cosas que genera incertidumbre. Y miedo es una forma o manifestación "clásica" de expresión de la incertidumbre dentro de uno mismo. Vivimos dependiendo (si no esclavizados) de las palabras, pruebas tangibles aunque tampoco sean fiables. El lenguaje corporal nos confunde y no siempre entendemos debidamente los gestos.
Así pues, a veces, el miedo es al silencio en si mismo. Otras, a que el silencio esconda un significado que no deseemos. Y, la mayoría de ocasiones, ni lo sabemos ni le otorgamos importancia alguna.
Lo malo es cuando lo que se dice dá mas miedo que lo que se calla.
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