Día tonto
Aunque debería decir "días tontos" porque llevo una temporadita en que mi índice de productividad está por los suelos. En el curre no produzco apenas y se me van las mañanas (y con frecuencia las tardes) sin avanzar casi nada. Y lo grave es que trabajo hay por un tubo. Conclusión, las tareas pendientes se van acumulando y el toro, algún día, me pillará, por muy experto que me vaya haciendo en escaquearme. No era ese mi estilo para nada, pero todo se pega (menos la belleza).
Excusas hay. El teléfono no para de sonar, reuniones a cada rato, dudas de "mis chicos" que he de atender ... Pero, siendo honesto (aunque lo negaré en un Tribunal), todas esas circunstancias se han dado siempre y, no obstante, antes producía significativamente más. Así que digamos la verdad: estoy desganado.
Y no es que no me apetezca trabajar, o hayan dejado de interesarme las tareas pendientes. ¡Qué va! A cada tema que surge le dedico un buen rato de reflexión, casi hasta fantaseo en el sentido de que dejo volar mis pensamientos, hasta empiezo a redactar mentalmente y organizo lo que hay que hacer, el cómo, quién, etc etc. Pero NO HAGO nada. Así que el tiempo va pasando en ensoñaciones, laborales y no laborales (de estas últimas hay algunos temas que consumen más tiempo neuronal que otros).
Pero, junto a la verdad de mi desgana productiva hay otra también innegable: tengo que obligarme a currar, necesito alcanzar una mínima eficacia productiva o va a haber problemas a corto plazo. Y, de momento, no me conviene tenerlos. En concreto tres asuntos urgentes y no demasiado imposibles de resolver en plazo y de forma suficientemente satisfactoria. Primero, las correcciones que me ha pedido P para la entrega de SU trabajo en un par de semanas; moraleja: tengo que obligarme a no ofrecerme siempre a hacer tareas que no me correspondan, aunque crea (incluso aunque esté seguro) de que las haría mucho mejor que el otro. Segundo: preparar las presentaciones en power point para el Master que empieza la semana que viene; al menos que la documentación que se entregue a los alumnos dé el pego (en cuanto a las charlas, tengo ya bastante experiencia como para salir del paso airosamente). Tercero: Informe sobre la propuesta turística elaborada por JD: habré de hilar muy filo con los argumentos jurídicos porque está claro que quieren montar bronca.
Estos tres temas deben quedar completamente resueltos en los próximos 10 días. Así que he de ponerme manos a la obra y disciplinar mi tiempo. Además, entre medias, la colaboración con JR en su estudio. En fin, y yo que estoy tan desganado ... De todos modos, imagino que es cuestión de ponerse a correr y cuando ya estás en marcha y has cogido el ritmo ni te das cuenta. Obviamente, mientras más tiempo me regodee en mi pereza más perezoso me vuelvo.
Pese a todo, no quiero renunciar a una dosis diaria de pereza "meditativa", porque creo que la necesito y que de ella han de surgir caminos a seguir. He de cambiar tantas cosas ...
Excusas hay. El teléfono no para de sonar, reuniones a cada rato, dudas de "mis chicos" que he de atender ... Pero, siendo honesto (aunque lo negaré en un Tribunal), todas esas circunstancias se han dado siempre y, no obstante, antes producía significativamente más. Así que digamos la verdad: estoy desganado.
Y no es que no me apetezca trabajar, o hayan dejado de interesarme las tareas pendientes. ¡Qué va! A cada tema que surge le dedico un buen rato de reflexión, casi hasta fantaseo en el sentido de que dejo volar mis pensamientos, hasta empiezo a redactar mentalmente y organizo lo que hay que hacer, el cómo, quién, etc etc. Pero NO HAGO nada. Así que el tiempo va pasando en ensoñaciones, laborales y no laborales (de estas últimas hay algunos temas que consumen más tiempo neuronal que otros).
Pero, junto a la verdad de mi desgana productiva hay otra también innegable: tengo que obligarme a currar, necesito alcanzar una mínima eficacia productiva o va a haber problemas a corto plazo. Y, de momento, no me conviene tenerlos. En concreto tres asuntos urgentes y no demasiado imposibles de resolver en plazo y de forma suficientemente satisfactoria. Primero, las correcciones que me ha pedido P para la entrega de SU trabajo en un par de semanas; moraleja: tengo que obligarme a no ofrecerme siempre a hacer tareas que no me correspondan, aunque crea (incluso aunque esté seguro) de que las haría mucho mejor que el otro. Segundo: preparar las presentaciones en power point para el Master que empieza la semana que viene; al menos que la documentación que se entregue a los alumnos dé el pego (en cuanto a las charlas, tengo ya bastante experiencia como para salir del paso airosamente). Tercero: Informe sobre la propuesta turística elaborada por JD: habré de hilar muy filo con los argumentos jurídicos porque está claro que quieren montar bronca.
Estos tres temas deben quedar completamente resueltos en los próximos 10 días. Así que he de ponerme manos a la obra y disciplinar mi tiempo. Además, entre medias, la colaboración con JR en su estudio. En fin, y yo que estoy tan desganado ... De todos modos, imagino que es cuestión de ponerse a correr y cuando ya estás en marcha y has cogido el ritmo ni te das cuenta. Obviamente, mientras más tiempo me regodee en mi pereza más perezoso me vuelvo.
Pese a todo, no quiero renunciar a una dosis diaria de pereza "meditativa", porque creo que la necesito y que de ella han de surgir caminos a seguir. He de cambiar tantas cosas ...
CATEGORÍA: Irrelevantes peripecias cotidianas
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Tonto, me tienes enganchada. Gracias por dejarme entrar en esa parte tan privada de tu vida. ¿Por qué no haces tus artículos públicos? Se engancharía muchísima gente. ¡Eres muy bueno! Besos tontito.
ResponderEliminar(Domingo, 12 Marzo 2006 13:11)