miércoles, 8 de marzo de 2006

Vivencias dialogadas

Encuentro ahora este escrito viejo (será del 97, más o menos). A partir de una lista de vivencias escritas por un participante en una de las BBS de los inicios de Internet, me permití yo escribir las mías. A cada frase de él (la primera) otra mía, evocada por la suya.

Yo he visto caer fulminado a mi profesor de ciencias naturales, decir: "ay", y sentarse en la silla ya muerto.
Yo he sostenido la mano de la madre de mi mujer en coma y entendí su mensaje sin palabras.

Yo me he emborrachado de moscatel a los trece años.
Yo pasé tres días borracho en las fiestas de la vendimia de un pueblo peruano y en el moscatel se ahogaron demasiadas piezas de ese puzzle de tiempo.

Yo he sabido que después de la siguiente curva aparecería el mar, y apareció.
Yo he visto el mar en el medio de un continente, aunque me dijeron que no lo era.

Yo nací muerto y me bautizaron a toda prisa en un lavabo de un hospital que se llamaba "La Milagrosa".
Yo no quise salir del vientre cálido de mi madre, pero me obligaron a fuerza de navajas.

Yo he cabalgado en un caballo junto al coche de mi padre, con la cabeza apoyada en el cristal de la ventanilla.
Yo he obedecido a mi padre cuando me dijo que saliera del coche medio colgando sobre un precipicio en un camino de tierra en los montes guipuzcoanos y, treinta años después, he ordenado lo mismo a mi hijo asustado, en una trocha de la Caldera de Taburiente, en La Palma.

Yo he tenido un amigo que se sabía de memoria todas las canciones de Simon&Garfunkel y murió a los dieciseis años por culpa de una enfermedad que no se conocía bien.
Yo he tenido un amigo a quien le descubrí a Dylan y su cuerpo, nunca recuperado, fué diseminado en los Andes tras estrellarse un avión.

Yo he viajado en un tren nocturno camino de una ciudad desconocida donde iba a vivir durante muchos años.
Yo, una vez, me subí a un tren que iba a Lisboa sin saber por qué lo hacía y esa noche me enamoré de una chica morena de pelo corto.

Yo he sido feliz haciendo guardias nocturnas en el campo, cuando fui soldado (he visto mariposas nocturnas de cuerpo de terciopelo negro grandes como pájaros).
Yo me reído hacia dentro mientras un militar me entregaba, con un inútil despectivo, los resultados de mi examen médico previo a la mili.

Yo he prometido amor eterno a los quince años, en verano, junto a farolas rodeadas de nubes de mosquitos, a chicas que jamás he vuelto a ver.
Yo he pensado que no podría vivir sin esa mujer que me abandonaba y a veces pienso que acerté porque ese yo ha muerto.

Yo he visitado la tumba de Machado en Colliure y me he sentado sobre la lápida, y pese a la gris tristeza de las imágenes de columnas de refugiados dejando atrás su vida, sonreí para la foto.
Yo también he visitado la tumba de Machado y lloré sin lágrimas por lo que me toca; esa noche hacíamos el amor en Carcassonne sin recordarlo.

Yo he llevado pasamontañas en invierno, cuando me despedía de mi madre en la esquina de la calle, camino del colegio.
Yo he maldecido a mis padres por hacernos ir caminando al colegio en las mañanas sin sol del invierno.

Yo he simulado suicidarme con un botellín de cerveza para impresionar a una chica que no se sintió lo suficientemente impresionada.
Yo he fingido que lloraba en sueños para enternecer a una chica que dormía conmigo sin ya quererme y sólo conseguí la prórroga de esa noche.

Yo he salido a mear de una tienda en el pirineo cuando salía el sol tras las montañas, y mi orina humeaba sobre la hierba.
Yo he sido despertado por un cabrito que mordisqueaba la hierba junto a mis pies.

Yo he nadado tan lejos de la playa que casi no pude volver, y mientras la marea tiraba de mis pies el mundo era pequeño, como las sombrillas en la costa.
Yo me he quedado dormido unos instantes eternos flotando en el mar y, al despertarme, la costa se había borrado pero luego apareció.

Yo he aparcado en el arcén para mirar el pleistoceno bajo el cielo a mis pies.
Yo he querido parar en una carretera de la Serra de Moutecinho en el crepúsculo, pero las brumas brujas de esas montañas me embargaron de ansiedad y maravilla hasta llegar a Sanabria.

Yo he visto a una mujer llorando sentada en el asfalto junto a su coche con las ruedas hacia el cielo.
Yo he visto el coche en que viajaba volcado y en llamas mientras la chica que conducía seguía dentro.

Yo he querido llorar y no he podido.
Yo también (¡cuantas veces!) , pero otras he podido llorar, sin haberlo querido.

Yo me he reído mientras algo se rompía en mis pulmones.
Yo he deseado quebrar a puñetazos en mi estómago la bola esponjosa de angustia.

Yo he repartido puros vestido de gala en un restaurante.
Yo hice cuestión de principios no vestir somoking en la boda de mi hermana y mis principios quedaron ridículos de negro.

Yo he tenido en brazos a un ser humano sin estrenar, todavía empapado del líquido original.
Yo he sentido un dolor oscuro y maternal cuando una ecografía nos descubrió que los que hubieran sido dos hijos míos eran sólo embriones muertos.

Yo he querido ser Robinson Crusoe.
Yo he querido (y sigo queriendo) dejar de ser yo para poder serlo.

Yo he mirado desde muy cerca cómo la isla de colacao se hundía poco a poco en el tazón de leche.
Yo he intentado escrutar como se disuelven los pensamientos en el sueño, pero siempre me quedo dormido.

Yo he mentido con absoluta naturalidad.
Yo me he creído mis mentiras.

Yo he creído que sería capaz de todo.
Yo he creído que tenía que hacer creer a los demás que era capaz de todo.

Yo me he rendido, y después me he arrepentido de haberme rendido.
Yo he descubierto que me había rendido cuando había pasado demasiado tiempo.

Yo me he sentido al borde del final, y al asomarme he visto que todavía había más.
Yo he sabido en varias ocasiones que era el final; luego me he sorprendido como un niño ante un regalo.

Yo he creído que si apretaba los puños al dormirme descansaría más porque me lo dijeron una vez.
Yo he dormido durante 25 años sobre el lado derecho porque me dijeron que así no tendría pesadillas.

Yo me he sentido un actor en la sala de espera de un hospital.
Yo he corrido por los pasillos de un hospital perseguido por un guardia de seguridad fuera de horas de visita.

Yo he creído que podría volar al abrir los portones de los muelles de un almacén.
Yo he soñado que mis piernas volaban pero, como el resto del cuerpo quería seguir en la cama, tuve que descoserlas para que se fuetan solas.

Yo me he bebido una botella de whisky de un tirón.
Yo he bebido, a medias con un amigo, una botella de whisky camino de una fiesta y, al llegar, comimos hierba del parterre para disimular el aliento.

Yo me he asomado a la ventana de mi casa y no he sabido dónde estaba.
Yo, un verano en Perugia, me somé a la ventana y vi a mi abuelo que había muerto.

Yo me he reído de mi sombra.
Yo nunca he podido entender los mudos reproches que mi sombra profiere.

Yo me he perdido en un bosque de la comarca de La Garrotxa, en Gerona.
Yo en la Garrotxa he visto un pájaro que sabía de volcanes.

Yo he escrito quince poemas seguidos, con la calidad que puede suponerse.
Yo he ansiado escribir una novela y la he ahogado en palabrería.

Yo he nadado desnudo en la piscina de un colegio de Pamplona, por la noche.
Yo he intentado hacer el amor en una piscina sin lograrlo.

Yo he asistido al funeral de una niña pequeña, hija de unos amigos a quienes nunca hemos vuelto a ver.
Yo he dado el pésame a la madre de una chica a quien dejé conducir mi coche para que muriera a los veinte años.

Yo he sido atracado a las seis de la tarde en un paseo céntrico.
Yo he sido atracado en el metro de Madrid con palabras de amenaza y tuve miedo.

Yo he sentido temporalmente que estaba controlando mi vida.
Yo he aprendido que no controlo mi vida, pero me empeño en negarlo.

Yo he vivido cosas que nunca recordaré, pero todo se perderá como lágrimas en la lluvia...
Y yo ....


CATEGORÍA: Recuerdos
POST REPUBLICADO PROVENIENTE DE YA.COM

2 comentarios:

  1. "Yo he visto cosas que vosotros no creeriais. Atacar naves en llamas más allá de Orion. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de las puertas de Tanhauser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir".
    Nexus 6 en Blade Runner

    topmonster Miércoles, 6 Septiembre 2006 18:54 (topmonster@hotmail.com)

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  2. Efectivamente, la inspiración del autor de los versos en rojo es Blade Runner (peliculón, sin duda), lo que hace patente con la cita literal de la última línea. Mi inspiración fueron los propios versos rojos; así que soy deudor en segundo grado de Ridley Scott (o más bien de los guionistas).

    Miércoles, 6 Septiembre 2006 19:42 (mieskahn@hotmail.com)

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