Philia (introduccion)
Es la "amistad de pareja", el llamado "amor conyugal". La philia trasciende el YO para integrar al otro como sujeto: YO y TÚ, aunque el YO sigue por delante. En philia la benevolencia no es total, porque la amistad es todavía una forma de amarse a sí mismo a través de los amigos. La emoción central no es el placer como deseo acaparador, sino la alegría de los que comparten: la reciprocidad, pasarla bien, estar tranquilos. Philia no requiere de un acople total, basta con que exista cierta complicidad de intereses ... Mientras eros decae y resucita de tanto en tanto, philia se profundiza con los años, si todo va bien. Pero de ninguna manera philia excluye a eros: lo serena pero no lo aniquila. Ambos son indispensables para conformar un vínculo estable. Philia y eros juntos: lujuria simpática y amena, hacer el amor con el/la mejor amigo/a.
Philia, por lo menos en mí, fue creciendo claramente con el tiempo de convivencia con R, especialmente en los diez años centrales (excluyamos los tres primeros y los tres últimos, por motivos distintos). Sin embargo, mirando hacia atrás, dudo ahora que hubiera verdadera philia, quizás era más deseo mío de que fuera philia. Yo siempre he creído (y deseado) ser capaz de compartir de verdad, de alcanzar esa confianza casi perfecta con mi pareja. Esa manera de entender la relación la fui plasmando en los aspectos prácticos, en "organizar" nuestras vidas sobre el supuesto incuestionable de que compartíamos todo, de que nos fiábamos plenamente el uno del otro. Pero ahora no estoy muy seguro de que realmente yo confiara en R, de que yo compartiera realmente con ella ... a lo peor, lo hacía con la R que yo quería que fuese para responder a mis esquemas mentales y volitivos.
Lo cierto es que durante varios años me empeñé, costosa y esforzadamente, en construir una relación basada en compartir, en confianza mutua. Sin duda fui yo, mucho más que ella, quien puso casi todo el empeño en esa tarea. Sin embargo, puede (casi es seguro) que no estuviera queriéndola a ella, a la R real. Que me empeñara (más por torpeza que por mala fe) en que ella encajara en cómo tenía que ser (según yo, claro).
Tras la crisis final, ella me ha dicho que mientras estuvo enamorada de mí, se desvivió por agradarme. Y yo, en cambio, respondía a ese amor (también mal expresado por ella: torpes en nuestra afectividad hemos sido ambos) con pasos absurdos en la "construcción" de mi relación ideal. Tan ideal que era irreal. Y a medida que el amor (sobre todo el de ella) se iba gastando, esa confianza, ese compartir, se fue revelando como poco consistente. Me había esforzado mucho en construir philia, pero me temo que el TÚ que había creado no era el TÚ real, y cuando el TÚ real empezó a dejarse ver (en escenas bastante violentas) quedó en evidencia que no había mucha "amistad conyugal".
Philia, por lo menos en mí, fue creciendo claramente con el tiempo de convivencia con R, especialmente en los diez años centrales (excluyamos los tres primeros y los tres últimos, por motivos distintos). Sin embargo, mirando hacia atrás, dudo ahora que hubiera verdadera philia, quizás era más deseo mío de que fuera philia. Yo siempre he creído (y deseado) ser capaz de compartir de verdad, de alcanzar esa confianza casi perfecta con mi pareja. Esa manera de entender la relación la fui plasmando en los aspectos prácticos, en "organizar" nuestras vidas sobre el supuesto incuestionable de que compartíamos todo, de que nos fiábamos plenamente el uno del otro. Pero ahora no estoy muy seguro de que realmente yo confiara en R, de que yo compartiera realmente con ella ... a lo peor, lo hacía con la R que yo quería que fuese para responder a mis esquemas mentales y volitivos.
Lo cierto es que durante varios años me empeñé, costosa y esforzadamente, en construir una relación basada en compartir, en confianza mutua. Sin duda fui yo, mucho más que ella, quien puso casi todo el empeño en esa tarea. Sin embargo, puede (casi es seguro) que no estuviera queriéndola a ella, a la R real. Que me empeñara (más por torpeza que por mala fe) en que ella encajara en cómo tenía que ser (según yo, claro).
Tras la crisis final, ella me ha dicho que mientras estuvo enamorada de mí, se desvivió por agradarme. Y yo, en cambio, respondía a ese amor (también mal expresado por ella: torpes en nuestra afectividad hemos sido ambos) con pasos absurdos en la "construcción" de mi relación ideal. Tan ideal que era irreal. Y a medida que el amor (sobre todo el de ella) se iba gastando, esa confianza, ese compartir, se fue revelando como poco consistente. Me había esforzado mucho en construir philia, pero me temo que el TÚ que había creado no era el TÚ real, y cuando el TÚ real empezó a dejarse ver (en escenas bastante violentas) quedó en evidencia que no había mucha "amistad conyugal".
Naturalmente, estoy exagerando algo, técnica a la que suelo recurrir para explicar (explicarme) mejor lo ocurrido. En esos 10 años centrales a los que me refería se construyó una philia intensa entre ambos, aunque no fuera lo suficientemente firme. Ciertamente no acerté a basar mi philia en la R real (y viceversa), pero la R a la que amé tampoco era una persona absolutamente distinta de la real. Es decir, hubo philia, aunque no como debiera haberla habido.
El caso es que en los últimos años esa philia empezó a decaer y lo hizo a través de las rendijas que se fueron abriendo entre nuestro compartir tan totalitario. Creo que fue R la que empezó, pero lo más seguro es que lo hizo porque yo la animé alejándome. Así los primeros gestos que noté fueron en dos sentidos: tanto negativos (dejaba de mostrar interés por mis asuntos, sobre todo por los laborales) como positivos (empezaba a tener intereses propios que no quería compartir conmigo). No creo que ninguna de estas dos formas de comportamiento sea mala "per se". Casi diría (ahora) que al contrario, que los cónyuges deben mantener intereses propios, además de los comunes. Pero en nuestro caso, esta "aparición" de los intereses propios de R fue un síntoma de emergencia del TÚ real que no estaba a gusto con la philia que (quizás) YO le había impuesto.
Por otra parte, siguiendo en una línea autocrítica (quizás me esté fustigando demasiado: no se trata de culpar a nadie) tengo la sensación de que la materia que compartíamos había sido impuesta en gran proporción desde mis intereses. Seguramente hay bastante de verdad en que el YO mío pesaba en mí (y consecuentemente en la relación) más que el TÚ de R.
En fin, los tres últimos años fueron los del deterioro hasta la crisis planteada directamente por R (he de reconocer que tuvo más arrestos que yo, en cuanto a atreverse a coger el toro por los cuernos ... incluso aunque la motivación práctica fuera más cutre). En esos últimos años philia se fue degradando, no hay ninguna duda. Para colmo, la forma de romper la relación implicó necesariamente quebrar violenta y repentinamente la presunción de philia que yo sostenía respecto a ella. Fue como abrirme los ojos de golpe.
Aun así, los primeros meses tras la ruptura, noté un exacerbamiento de mi philia hacia R (quizás también de eros, pero en menor medida). De pronto la quería (con el amor conyugal) mucho. Ahora sé que era una reacción normal al abandono y, además, una añoranza del TÚ que no existía, como si me negara a aceptar que la R sobre la que yo había construido mi philia ya no existía. A medida que han ido pasando los meses he ido viendo, cada vez con más claridad, que esta philia es ilusoria y va sustituyéndose por un sentimiento de ternura (hacia quien es depositaria de mis recuerdos, aunque esos recuerdos sean de ilusiones que nunca fueron reales del todo).
Aunque sólo sea añoranza tierna, este sentimiento me ha motivado a tratar de construir una relación de amistad no conyugal con R (no quiero seguir siendo su pareja). Sin embargo, aunque todavía no he renunciado completamente a esa idea, cada vez lo veo más difícil ... y no tanto por mí, sino por los rencores que R sigue alimentando (pero eso es harina para otro costal).
Y lo dejo aquí, que este no es más que un post sobre los apuntes introductorios de Riso a philia. Apunto en todo caso (a modo de recordatorio futuro) que debo reflexionar sobre la relación entre eros y philia y la dirección de los movimientos entre ambos. Va a cuento de una conversación el fin de semana pasado con Esther; y la pregunta sería: ¿se puede llegar a eros desde philia? Ya sé que lo normal es que primero surja el deseo erótico y éste, si se da el caso, evolucione hacia la amistad, la confianza, la intimidad de philia. Pero ¿puede desarrollarse una relación de amistad, de amor philia que, en un punto, pase al deseo erótico? Y esta cuestión se enlaza con la de las "etiquetas" (amigo, amante, pareja), tal como me la explicó Elena. Bueno, son temas para otro momento.
CATEGORÍA: Reflexiones sobre emociones
POST REPUBLICADO PROVENIENTE DE YA.COM
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